La última oportunidad - Capitulo 9



Capitulo 9

Bella se quedo petrificada en su lugar y miraba a Victoria con cara de sorpresa, ella en cambio sonreía y solo movía su cabeza, Tanya su hermana que aun seguía con ellas en la oficina la miraba complicemente, todo lo que le había dicho acerca de Edward y su asistente era cierto, apenas los vio juntos en aquel pequeño espacio pudo palpar como el aire se cargaba y ninguno podía escapar de la atracción del otro, eran como dos imanes que torpemente trataban de estar separados, pero no podía la fuerza que los acercaba era imposible de resistir. 

Tanya no pudo evitar sonreír al notar como su amigo caía irremediablemente a los pies de aquella jovencita tan hermosa. El gran Edward Cullen que durante toda su vida se había negado a enamorarse y que se encargaba de alejar a cualquier mujer que tratara de hacerlo cambiar de parecer, ella fue una de esas mujeres, pero él con todo tacto y dulzura le explico que el amor no estaba hecho para él, una frase cliché que no quiso creer, mas con el correr de los años comenzó a creer que en el caso de Edward era cierta, nunca vio a alguien tan obstinado en negarse a amar, tal vez aquello se debía a su propia inseguridad y a su madre, que abandono a su primer marido por su padre, ante los ojos de cualquiera aquella era una historia de amor puro, ante Edward era una demostración clara que el amor que las mujeres decían era inconsistente y falso. 

Victoria trataba de decirle con los ojos a tu hermana que no exageraba cuando le hablo de Bella y Edward, lo noto la primera vez que le presento a la tímida muchacha que lo miraba como quien mira el sol por primera vez y él, cuanto hubiese querido grabar el momento, se llevo la mano de ella a sus labios y su rostro fue sublime, pensó en gritarle “En tu cara Cullen, acaba de explotar el amor”, incluso Mill ya lo notaba, pero se mostraba precavida, ella sabía algo que no quería compartir y por esa razón no alimentaba este amor.

Una vez que Bella logro salir de estupor trato de hablar con Victoria, tenia terror de que ella pensara que había pedido a Edward esto porque no se encontraba cómoda con ella o peor aun que estaba hablando mal de ella a sus espaldas.
- Victoria yo… - Levanto su mano en señal de que no siguiera hablando.
- Eres la nueva asistente de Edward – La miro sonriente – Bella respira niña.
- Pero yo no…
- ¿No quieres?
- Si pero no, lo que pasa es que no quiero que pienses que no estoy a gusto a tu lado.
- Eso es, tranquila, ahora volvió mi hermana y ella podrá ayudarme un poco, por supuesto seguiré pidiéndote un par de cosas, además Edward es bastante autosuficiente para necesitarte mucho.
- Entonces ¿por qué desea que sea su asistente?
- Mi dulce Bells ya lo descubrirás – Isabella no pudo evitar enrojecer.
- Vamos Bella, te llevo a tu nuevo lugar de trabajo – Tanya la abrazo por los hombros y la saco de la que era desde hace poco su espacio.

Caminaron en silencio, Tanya encantada de la vida por sentirse parte de una historia de amor entre su querido amigo e Isabella, Bella en cambio rezaba para poder calmar los latidos de su corazón quería estar cerca de él tanto como quería alejarse, ni siquiera noto cuando estuvieron frente a la puerta de Edward A. Cullen.
- Edward aquí he traído a tu nueva asistente sana y salva – Apenas y levanto la mirada de unos papeles y murmuro algo similar a un gracias, Tanya se volteo a Bella y le regalo una sonrisa alentadora luego se marcho de ahí.
- Señor Cullen – Bella estaba frente a su escritorio sin saber qué hacer.
- Dime Edward.
- No lo creo apropiado.
- No me importa, llámame Edward ¿está claro Isabella?
- Bella, si debo llamarlo Edward, le pido que me llame Bella – Odiaba Isabella, le recordaba una vida para la cual no estaba preparada y un compromiso que aun no deseaba asumir, pero sobre todo le recordaba que a Bella le quedaba poco tiempo de libertad antes de transformarse completamente en Isabella.
- Esta bien, Bella – Su nombre en sus labios se le hizo el poema más hermoso. 

Lentamente Edward se levanto de su lugar y camino hacia Bella, estaba tentado de acariciar sus mejillas sonrosadas y volver a besar aquellos labios, estrecharla contra su pecho y aspirar su aroma. Varias imágenes de ella retorciendo de placer en su cama comenzaron a inundarlo, por lo que tuve que pensar en varias cosas desagradables para que la inminente pista de su excitación saliera a la vista.
- Bella ¿Cuál es tu apellido? – Aquella pregunta pareció tensarla, lo miro asustada y no pudo contestarle - ¿Qué sucede? Necesito saber tu apellido para tu contrato.
- ¿Contrato?
- Si, serás mi asistente acaso piensas que pro bono – Le sonrió.
- No, pero…yo solo estaré acá un corto tiempo – más bien cortísimo. Esa afirmación pareció no gustarle en lo absoluto a Edward.
- ¿Cuánto Isabella? – Pensó en corregirlo, pero se contuvo al notar el acero en su voz.
- Solo tres semanas más – Bajo la mirada y se acerco a una de las ventanas de aquella oficina.
- ¿Por qué? – Lo oyó preguntarle muy cerca de ella – Claro, tienes que estudiar ¿verdad? – Su voz sonaba más calmada, por lo que Bella pensó que aquella era la mejor excusa.
- Si, exacto. Tengo que preparar todo antes de que mi vida cambie.
- ¿Dónde estudiaras?
- UCLA – Fue la primera universidad que se le vino a la mente.
- No te gustaría estudiar aquí – y seguir a mi lado, pensó agregar pero se contuvo en el último momento.
- Me gustarían muchas cosas Edward, pero mi vida ya está trazada – Un dejo de melancolía tiño su voz.
- Entonces – Sin poder evitarlo la abrazo – Haremos que estas tres semanas sean dignas de recordar.

Bella no digo nada pues con solo sentir sus brazos rodeándola sentía que tendría recuerdos para una vida entera, que se avecinaba tan vacía sin él. 

Pasaron varias horas llenas de trabajo Edward le encargo contestar un par de correos electrónicos que más bien eran casi cincuenta. La única instrucción que le dio es que fuera lo más diplomática posible al momento de rechazar y desechar a quienes lo enviaban. 

Conversaron durante algunos momentos, Edward no volvió a insistir en el tema de su apellido o sus planes para su vida, cosa que alivio profundamente a Bella, quería vivir el regalo del presente sin estar atada a su pasado ni condenada a su futuro. Estaban en medio de una plática cuando Victoria entro como un torbellino.
- Más te vale que la estés tratando bien Cullen.
- Que tal Victoria – Respondió Edward.
- Esta noche fiesta en mi casa….los quiero a ambos – Miro a Bella – Si me refiero a los dos…es a las nueve – Sin esperar respuesta se marcho al parecer esa era la forma de interactuar que tenían estos amigos.
- Bueno la jefa hablo, vamos a una fiesta Bella – Le sonrió y ella no pudo negarse.


Después de terminado su especial día laboral, Bella estaba un poco cansada, pero ya sabía que no podía no ir a la fiesta de Victoria y Tanya. Edward le prometió que vendría por ella y que solo estarían un rato. 

Al llegar noto que todo estaba en silencio, su compañera no estaba, le había dejado una nota en el refrigerador, ella también había sido invitada, además le señalo que sobre su cama estaba el vestido que usaría y que ni soñara con negarse. Corrió a verlo y quedo sin aliento, era de un suave tomo azulado, sin tirantes y largo, eran tan suave y delicado que no pudo evitar reír de alegría, al ver la hora se paro como un rayo tenía el tiempo en contra para prepararse.


Al oir el sonido del timbre su sonrisa se ensancho más, se miro por última vez al espejo y camino rumbo a la puerta.
Edward no supo que decir al verla, estaba más allá de la belleza parecía una ángel o algo celestial, por un instante se olvido de todo, incluso de hablar, estaba a solo unos pasos, pero necesitaba seguir observándolo para convencerse que era real y estaba ahí.
- Bella –Tomo su mano y se la llevo a sus labios.
- Edward – Se sonrojo por aquel gesto.
- Preparada – Asintió suavemente y le sonrió, Edward no pudo contenerse más y se aseguro que nadie los observara en aquel desolado pasillo, luego capturo los labios de Bella entre los suyos y la beso.


Se dirigieron en un cómodo silencio hasta la casa de Tanya donde se realizaría la fiesta, Edward apreciaba que ella no tratara de llenar esos espacios con platicas frívolas y sin sentido, era diferente a todas las mujeres que habían pasado en su vida, con su dulzura e inocencia tenía una necesidad de protegerla, ayudarla contra los demonios que parecían atormentarla y borrarla la sonrisa. La había observado durante horas mientras trabajaban, algunos momentos parecía feliz otros se sumía en una melancolía que él no lograba comprender y necesitaba con desespero ayudarla.

Bella no dejaba de mirarlo aprovechándose de que Edward estaba pendiente de la carretera y era tan hermoso, mejor que cualquier sueño, agradecía a la vida y a Jane que le permitieran tenerlo tan cerca, guardaría en su mente y su corazón estos momentos para cuando sintiera que perdía las fuerzas recordaría que durante unas semana ella fue feliz junto a él y no existía nada que pudiera compararse a esos momentos.

Llegaron hasta el lugar donde se llevaría a cabo la reunión, Bella estaba sumamente nerviosa, toda su vida había sido criada para momentos como esos, pero ahora sentía que esa responsabilidad la abrumaba, tomo la mano que Edward le ofrecía para bajar y le sonrió, cuando llegaron de inmediato todos buscaron la atención de él quien con una sonrisa de disculpa se alejo de ella. No sin antes prometerle que al menos una pieza de baila seria de ellos.

Lo observo partir y durante algunos segundos se quedo viéndolo y en ese momento la claridad llego a Bella, estaba perdidamente enamorada de Edward Cullen y la euforia, y el temor por aquel descubrimiento la hicieron salir huyendo. No alcanzo a dar ni dos pasos cuando un brazo la detuvo
- ¿Dónde crees que vas?...


Acá un nuevo capi....le hice una pequeña corrección con respecto al adelanto de ayer...espero que les guste

Besos
Lulu XD

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