Capitulo 12
Va nevar…va nevar…va nevar…
Parte 1
Tanya tenía una horrible tradición
navideña, escoger una canción y cantarla hasta que todos termináramos
odiándola, no es que ese fuera su objetivo, pero inevitablemente aquello
terminaba ocurriendo. Habíamos pasado desde el lastimoso color de la nariz de
Rodolfo hasta conocer las aventuras de un pequeño con su tambor, ambas eran de
mi gusto hasta que me vi forzada a oírlas treinta veces…en un solo día.
La elegida de este año era “Va a nevar” y llevaba dos semanas
cantándola ininterrumpidamente, debo agregar, para llenarnos del espíritu de la navidad. Honestamente
en mi caso había llenado todo, menos mi espíritu, no era precisamente el Grinch, pero tampoco era una entusiasta
de está época, en especial este año donde necesitaba encontrar EL regalo
perfecto.
Después de estar más de tres horas
tratando de que alguna idea cruzara mi mente, me di por vencida y decidí que lo
mejor era que bajara a cenar antes que mi hermana o mi madre vinieran por mí.
Baje de dos en dos las escaleras y
luego me fui directo al comedor, solo faltaba mi madre que lo más probable es
que tuviera ladrando las últimas ordenes sobre la cena. Al sentarme en mi lugar
habitual le sonreí brevemente a mi padre.
Hace unos días habíamos tenido una
conversación que resulto ser extrañamente reveladora y que hasta hace apenas
unas semana nunca pensé que tendríamos.
- He decidido ir a Harvard – Entre en la oficina de mi padre sin esperar
ser anunciada, había decidido donde estudiaría y necesitaba contárselo a
alguien, aunque una parte de mi aún no entendía por qué había decidido
decírselo a él.
- Me parece excelente, felicidades hija – Se levanto de su silla hasta
acercarse a donde estaba tomo mi mano y me dio un fuerte abrazo.
- Necesito que me prometas algo – Le dije una vez que dejo de abrazarme.
- Lo que sea.
- Quiero que me prometas que no se lo dirás a nadie – Su mirada ahora
era interrogante – No es que muchas personas estén interesadas, pero no…
- No quieres que tú madre se entere – Termino la frase por mí.
- Ni ella ni nadie, he esperado por mucho tiempo este momento para que
alguien pueda arruinarlo.
- ¿Edward lo sabe? – No entendía la pregunta de mi padre.
- Solo tú lo sabes y el departamento de admisión de Harvard.
- ¿No piensas decírselo?
- ¿A Harvard?
- Isabella ambos sabemos a quien me refiero – Al parecer una pequeña
sonrisa luchaba por aparecer y yo seguía sin entender nada.
- Por qué tendría que decírselo – No sabía muy bien por que Edward apareció
en nuestra conversación, estábamos hablando de mis estudios no de mis
amistades.
- Se ve que son muy buenos amigos.
- Es mi único amigo, pero él tiene sus planes – O al menos eso era lo
que yo suponía – y yo los míos, así que nuestra amistad tiene fecha de
caducidad.
- ¿Él lo sabe?
- No entiendo por qué te preocupa más Edward que yo, aunque realmente no
debería sorprenderme, siempre hay algo más importante que yo en tu vida.
Los ojos de mi padre se abrieron por la sorpresa y luego reflejaron una
profunda tristeza, una parte de mi se sentía muy mal por lo que acababa de
decir, pero solo era una parte muy pequeña.
- Realmente es eso lo que piensas, que todo es más importante para mí
que tú.
- Esta conversación no tiene sentido, ni siquiera se por qué vine hasta
acá.
Estaba por tomar el pomo de la puerta cuando la voz de mi Carlisle me
detuvo.
- Por favor hija quédate.
- ¿Para que? – Le respondí aún de espaldas.
- No lo sé – Me di vuelta y lo mire para comprobar que no me estuviera
tomando el pelo – pero no puedo dejarte marchar así, pensando lo que piensas.
- ¿Qué sentido tiene hacer todo esto ahora? En unos meses me iré y todo
será historia pasada, no tendrás que preocuparte más de mí.
- Pensé que en estas últimas semanas había mejorado nuestra relación.
- Llevas casi dieciocho años ignorándome padre, no esperes que dieciocho
segundos de tú atención hagan que lo olvide todo, además ni siquiera entiendo
por qué lo haces.
- Sabes lo que es darte cuenta que tienes a alguien maravilloso cerca y
nunca lo has apreciado lo suficiente, sabes la culpa que se siente, como te
remuerde la conciencia haber sido un idiota con uno de tus mayores tesoros.
Vi como terminaba su discurso sentándose derrotado, sus hombros estaban
caídos y parecía haber envejecido diez años en los últimos minutos.
. Así que es la culpa lo que te ha hecho cambiar tu actitud hacia mí – Volví
al lugar que minutos antes había usado
- Era apenas un adolescente cuando llegaste a mi vida, no estoy tratando
de justificarme. Cuando te tuve entre mis brazos por primera vez y tu pequeña
mano tomo mi dedo anular, tuve tanto miedo de romperte, de dañarte, de decepcionarte
– Movió su cabeza con pesar – creo que finalmente lo hice todo mal.
Me encogí de hombros sin saber que decir o responder. Realmente no
estaba preparada para lo que estaba ocurriendo.
- El tiempo no puede regresarse, mi madre lo repetía todo el tiempo, pero
una parte de mi guarda la esperanza que al menos me recuerdes con algo de
cariño, eres mi hija Isabella, mi primogénita y te amo – aquellas palabras me
sorprendieron – Solo que nunca supe como acercarme a ti, eras una niña tan
especial y única, tenía tanto miedo de arruinarte, de dañarte, que cometí el
peor de los errores, ignorarte, llenarte de todo lo material que podía.
- Sabes que un abrazo puede ser más significativo que tener el juguete
de moda.
- Cuando lo comprendí era demasiado tarde, ya no me necesitabas.
- Una niña siempre necesita a su padre – No sé muy bien por qué, pero
una lagrima solitaria recorrió mi mejilla – no importa lo fuerte e
independiente que parezca.
- Mi dulce niña – Sin aviso previo me tomo entre sus brazos y me dio un fuerte
abrazo, un abrazo diferente a cualquier otro que hubiese recibido – espero que
algún día me perdones y entiendas lo mucho que te quiero.
- Yo también te quiero papá.
No fueron necesarias más palabras, por qué las dos palabras más
importantes habían sido dichas.
.
Mi madre entró al comedor seguida de
Sue, quien nos sirvió el primer plato para luego marcharse nuevamente a la
cocina.
- Hoy vi a Esme en el mercado –
Aquella simple frase salida de los labios de mi madre despertó mis alarmas, por
qué era muy probable que hiciera algún tipo de comparación entre Edward y yo,
incluso podría compararme con alguna verdura siempre estaría en desventaja.
- Que bien querida – Fue la distraída
respuesta de mi padre, mientras bebía una vaso de agua.
- La invite junto con Edward a cenar
con nosotros en navidad.
Ella sonreía como si acabara de
encontrar la cura de alguna enfermedad, realmente no entendía muy bien por qué
estaba tan feliz por su invitación, eran solo Esme y Edward, no el presidente y
su familia.
- Edward es tu amigo no es así Jane.
- ¿Eh? – Mi hermana la miraba como
si un tercer brazo le hubiese aparecido por arte de magia.
- Ustedes son compañeros, así que
supongo que han de ser amigos.
- Edward es amigo de Bells – Tanya
lo decía mientras se llevaba un trozo de fruta a la boca.
- Eso lo dudo, tú hermana no tiene
amigos ¿no es cierto Isabella?
- Edward es mi amigo – Hice una
pequeña pausa – Más bien mi único amigo.
- Pues entonces es una alegría que
cene con nosotros – Mi padre me regalo una cálida sonrisa, después de nuestra
conversación días atrás nuestra relación había mejorado.
- No veo por qué no puede ser amiga
de Jane también.
Mi madre sonaba molesta como si
acabaran de quitarle algo o peor aún como si acabaran de darme algo a mi en vez
de a ella. No tenia sentido, hasta que recordé sus palabras sobre lo perfecto
que se verían mi hermana y Edward juntos.
- Mamá, Edward y yo somos compañeros
de escuela, pero no amigos – Mi hermana hablo con tal lentitud como si le
estuviera explicando algo a una niña de cinco años y no a una que tenia más de
treinta – Él simplemente es un buen muchacho que solo parece quería tener un
solo amigo y cuando logro conseguirlo, no le importo seguir socializando con
nadie más – Me sonrió con complicidad y yo simplemente no entendía a qué se
refería.
- ¿Un solo amigo? Te refieres a
algún muchacho o muchacha.
- Querida creo que eso no es de
nuestra incumbencia – Mi padre estaba tratando de evitar que mi madre
discutiera los pormenores de la vida privada de Edward.
- Mamá, Edward es feliz con su amiga
y por lo que veo no quiere a nadie más.
- ¿Es su novia?
Jane me miro unos instantes como si
yo tuviera la respuesta a aquella pregunta, pero solo me encogía de hombros,
primero por que no sabía que quien estaba hablando y segundo por qué no sabía a
quien se refería.
- No mamá son solo amigos aun.
- Mientras no tenga novia, todo esta
bien.
- Pero Bells es su novia ¿no es
cierto Bells? – Tanya me sonría como acabara de anunciarme que era la ganadora
de la lotería.
- Es solo mi amigo Tanya.
- Pero él y tú se bes…
- Tanya quieres un trozo de mi fruta
– Jane salió al rescate antes que mi hermana pequeña siguiera hablando.
- Siiiiiiii – Fue su entusiasta
respuesta.
Y aunque no seguimos hablando del
tema, mi madre me miraba como si acabara de arruinarle uno de sus magníficos
planes.
.
.
Estábamos en la cafetería de la
escuela, debido a la intensa nevazón me vi encerrada entre las cuatro paredes
del lugar. Todos estaban entusiasmados por la fiesta de navidad que se haría
unos días antes, aquella fiesta era casi tan importante como la de graduación.
- ¿Por qué no vendrás? – Era la
quinta vez que Edward me preguntaba lo mismo.
- No me interesa.
- Podemos ir juntos, ya sabes como
amigos, un amigo y una amiga que van a un baile a pasar un momento agradable y
bailan un poco – Movió su cabeza al ritmo de una música inexistente – luego te
llevo a tu casa sana y salva.
- Tengo otros planes.
- ¿Qué planes? – Me miro
interrogante mientras se comía mis galletas – acaso me engañas con otro amigo.
- Has descubierto mi plan, iré con
mis otros amigos a otra fiesta tan genial como esta.
- No será tan genial si yo no estoy
en ella – Me toco la punta de la nariz con su dedo y acercó su silla muy cerca
de la mía – No piensas decírmelo.
- No.
- Bueno si cambias de idea, solo
tienes que avisarme – Asentí.
- Edward puedo preguntarte algo.
- Lo que quieras – Estaba
jugueteando con mi pelo, sabía que debía de hablar sobre traspasar los límites
del espacio vital, pero preferí dejarlo para otro momento.
- ¿Qué quieres para navidad?
Sabía perfectamente que debía tratar
de hallar la respuesta por mi misma, pero eso era casi una misión imposible,
llevaba semanas quebrándome, literalmente, la cabeza por encontrar algo
perfecto para él y nada cumplía con mis expectativas, por qué después de lo que
él hizo por mi cumpleaños, todo lo que yo pudiera darle palidecía ante mi copia
autografiada de “Wicked”.
En un principio creí tener una gran
idea, daba sus características más
particulares, quise darle como regalo una colección de películas Disney,
obviamente descartando el hecho que firmara Walt, pero cuando fui a su casa
note que ya las tenía todas en su videoteca y me refiero a todas.
- Bueno que te parece que lucir una
cinta de regalo en la cabeza y en el cuello una tarjeta que diga para Edward de
Bella.
- ¿A que te refieres? Tu regalo de
navidad seria tenerme a mí haciendo el ridículo.
- No, mi regalo de navidad seria
simplemente tenerte a ti.
- Edward estoy hablando en serio.
- Yo también.
.
.
Días antes de navidad decidí ir al
centro comercial de Port Angels con la esperanza que en algún aparador
milagrosamente apareciera el regalo perfecto para Edward, soñar no cuesta nada,
además no decían por ahí que los milagros ocurrían en esta época.
Fui con Tanya quien insistió en
acompañarme, pues su mejor amiga Kitty o Kathy, le dijo que su madre la había
llevado a donde Santa Claus y había podido decirle lo que deseaba para navidad.
Y como mi hermana consideraba que su comportamiento este año había sido el mejor
en años debía también hacerle una visita personal.
Avanzamos unos pasos hasta el centro
del lugar y comenzó a gritar emocionada:
- Bells mira quien está ahí – Tanya
ni siquiera me dio tiempo a mirar cuando jaló de mi brazo y me llevo frente a
la persona que tenia que ver.
- ¿Edward?
- Hola Bella – Mi hermana comenzó de
toser de manera muy extraña – Hola Tanya.
- Hola Edward.
- ¿Qué haces aquí? –Quise agregar ¿y
vestido así? por qué honestamente no podía creer que estuviera vestido de
duende por gusto.
- Es mi nuevo trabajo.
Me sentí culpable al saber que tenía
que trabajar durante la época de navidad, sobre todo por qué, aunque se negara
a reconocerlo, gran parte de su dinero se había ido en mi regalo de cumpleaños,
varios meses atrás. Solo esperaba que le pagaran lo suficiente por llevar
aquellas medias verdes y rojas, y esos zapatos puntiagudos, claro sin contar
que era demasiado alto para el papel de uno de los trabajadores de Santa.
- Ya conociste a Santa ¿Cómo es?
¿Sabes si estoy en su lista? ¿Puedes hablar con él? – Tanya no dejaba de hablar
haciendo miles de preguntas por minuto.
- Bueno…- Se rasco la cabeza.
- Calma Edward sé que él que esta
ahí adentro no es el verdadero, pero supongo que es el verdadero Santa quien
elegí a sus representantes en las distintas ciudades ¿cierto?
- Tanya – Capté la atención de mi
hermana – Primero respira y segundo creo que el trabajo de elegir a los
representantes de Santa es dejado en manos de una empresa que se encarga de
seleccionar a los mejores y a gente como Edward.
- Ey soy el mejor duende que navidad
que Santa puede tener.
- Si eso es así ¿Por qué estas aquí
y no allá? – Le indique la entrada de la casa de la navidad donde habían otros
duendes.
- Por que incluso los duendes como
yo tenemos nuestras necesidades.
- Puedo hablar con Santa – Realmente
mi hermana no soportaba ser excluida de la conversación
- Claro pequeña y usare mis
influencias para que puedas saltarte la fila.
- Eres lo máximo Edward – Se acercó
hasta él y lo abrazo – Te amo – Alargo la “o” para darle más énfasis.
- Al menos una de las hermanas
Cullen lo hace – Sonrió.
- No te preocupes Eddie, estoy
segura que ella también te ama, solo que es más lenta que el resto de las
personas y varios animales – Ambos rieron por aquello, pensé que tal vez era
una broma privada de alguna película Disney, por qué honestamente no entendía
nada.
- Así que tú crees que finalmente lo
entenderá.
-Es navidad, los milagros ocurren,
pero para asegurarte tú que conoces a Santa pídeselo como regalo de navidad.
. Lo haré pequeña, además es el
mejor regalo que alguna vez podré tener.
- Solo quiero hacerte una pequeña
advertencia – Mi hermana lo miro seriamente – si la haces sufrir prometo que te
perseguiré y te hare daño, tal vez me veas solo como una niña, pero tengo mis recursos.
- Tanya ¿De qué hablas?
Ahora si que no comprendía nada, no
sabía a que se refería Edward ni mucho menos mi hermana después de su discurso
salido de “El Padrino”, los miraba tratando de encontrarle significado a sus
palabras, ellos solo sonreían con complicidad.
- Vamos pequeña, ven conmigo –
Edward tomo la mano de mi hermana.
Iba ir tras de ella, pero me dijo
que deseaba hablar con Santa Claus sobre algunos asuntos que no eran de mi
incumbencia. Así que una vez comenzó su “reunión” el duende Edward me hacia
compañía.
- Tu madre nos invito por navidad –
Su voz sonaba temerosa y su vista estaba pegada en la punta de sus extraños
zapatos.
- Lo sé.
- No te molesta ¿verdad?
- Claro que no Edward, me agrada que
al menos por una navidad los invitados de mi madre sean agradables.
- ¿Así que te agrado?
- Me refería a tu tía.
Se acercó todo lo que pudo hacia mí
y me murmuro.
- Así que hablabas de Esme –
acaricio mi mejilla – Nada para tú pobre y buen amigo Edward.
- No, nada – Nuestros rostros
estaban separados por unos escasos centímetros.
- ¿Alguna vez has besado a un
duende?
- ¿Qué?
Elimino la distancia que había entre
nosotros y sus labios estaban por encontrarse con los míos cuando oí la voz de
mi hermana.
- Santa si que es rápido.
Durante unos segundos ninguno de los
dos se movió de su lugar hasta que Edward suspiro sonoramente y beso mi
mejilla.
- Debo volver a trabajar.
- Ok.
- Adiós – dejo un suave beso en mi
frente – Adiós pequeña.
- Adiós Eddie.
Tome la mano de Tanya y me fui
directo al lugar donde sabia encontraría el regalo perfecto para Edward Masen.
Como dice el titulo está es la primera parte….que debo reconocer que me
costó horrores en especial la conversación de Carlisle y Bella, espero no me
haya quedado tan mala!!
La otra parte la subo el domingo, decidí dividir el capitulo por qué o
sino nunca lo iba poder subir pronto….solo les adelanto que tendremos a un
Edward borrachín, dicen por ahí que los borrachos y los niños no mienten!!!
GRACIAS por sus comentarios me hacen infinitamente
feliz.
Besos y que tengan un lindo fin de semana
Lulu XD