Edward miro fijamente a su mujer, intentando
ver si estaba o no bromeando, porque a sus oídos lo que acababa de oír era una
broma de muy mal gusto.
- ¿Qué sucede? – Bella no entendía porque la
miraba con el ceño fruncido.
- Lo que acabas de proponer – Ella asintió para
que continuara – Supongo que no es en serio.
- ¿Por qué no lo sería? - Dejo de lado la taza de té que estaba
bebiendo.
- Entiendes lo que me estás diciendo – Se
volteó en dirección a la chimenea tratando de controlarse – Quieres que
continuemos separados – Continuaba de espaldas – Esto es algún tipo de
venganza, es que acaso no me has perdonado aún.
- ¿De qué estás hablando? Es que acaso no lo
ves – Se acercó hasta donde estaba y lo abrazo desde atrás recargándose en su
espalda – Te amo, pero aún tengo miedo de lo que ella pueda hacer.
Se dio la vuelta para rodearla con sus brazos y
acercarla aún más.
- Pequeña no tienes nada que temer todo se
solucionara en unos días – Dejo un beso en su frente.
- Lo sé, pero no has sido tú quien me ha dicho
que lo que más deseaba esa mujer era vernos separado y casi lo logro – Tomo su
mano y lo llevo hasta el sofá – Creo que si sabe que estamos nuevamente juntos
pueda hacer algo, pero si cree que seguimos separados – Edward estaba por
interrumpirla, pero Bella dejo un dedo sobre sus labios para impedírselo – Estará
menos alerta y su caída serás más dura, además me has dicho que solo serán una
días.
- No sé si pueda hacerlo, no quiero hacerlo,
estos meses sin ti han sido un infierno y no quiero volver a vivirlo.
- Serán apenas unos días, unas cuantas horas y
luego, volveremos a estar juntos.
- Para siempre.
- Para siempre
Sellaron aquella promesa con un apasionado
beso....