Capítulo 24
Hay amores
Inhala….exhala…inspira….suspira.
No dejaba de repetirme aquellas palabras como
si de un mantra se tratara. Sabía que podía hacerlo, no tenía duda alguna que
el paso que estaba dando era el correcto, eso sumado a que lo estaba dando con
la persona que era perfecta para mí.
Trate de regular nuevamente mi respiración y di
unos tímidos pasos, cuando me detuve frente al espejo, estuve a punto de tener
un pequeño ataque de pánico, mis manos temblaron un poco, mas cuando vi el
anillo que descansaba en mi dedo, me reprendí por todo el alboroto que estaba
armando.
Además no era la primera vez que pasaba por
esto en los últimos meses, recordaba como si fuera ayer lo ocurrido después de
la petición de Edward.
- Todavía queda una
sorpresa más.
- ¿Qué? – Lo mire sin
entenderlo muy bien.
- Esto – Me extendió
un sobre.
- ¿Una carta? – Negó
con la cabeza - ¿Un telegrama? – Repitió el gesto - ¿Una invitación?
- Que te parece, amor
mío, si abres el sobre y sales de dudas.
- Creo que es una
buena idea – Cuando lo hice, descubrí que en su interior habían dos boletos de
avión – ¿Ya planeaste la luna de miel?
- Más bien la boda.
- ¿La boda?
- Mira el destino.
- ¿Las Vegas? Acaso
quieres probar eso de “buena suerte en el amor, mala suerte en el juego”
- No, quiero probar si
todas las capillas tienen a Elvis.
Lo mire sin entender
absolutamente nada de lo que me estaba diciendo, que tenía que ver Las Vegas,
las capillas con Elvis como ministro y nuestra próxima boda, hasta que, unos
momentos después, el entendimiento me llego de golpe.
- ¿Quieres que nos
casemos en Las Vegas? – Le susurre sin saber muy bien el por qué, le hablaba
tan bajito, como si de un secreto se tratara.
- Si – Me dio una
resplandeciente sonrisa, que yo no pude compartir.
Debía ser honesta,
jamás imagine que alguna vez llegaría a
casarme, nunca jugué con ponerme la funda de mi almohada imitando un velo o me
quede viendo fotos de vestido en revistas de modas, pero pensar en una boda
estilo Las Vegas, me entristeció y al parecer mi prometido se dio cuenta.
- ¿Qué sucede? – No
había notado que había bajado mi rostro, solo lo hice cuando sentí un dedo de
Edward levantándolo - ¿Acaso te has arrepentido? – Negué con la cabeza, no
confiando en lo que podría decir si hablaba – Háblame, es claro que ninguno de
los dos es bueno adivinando.
- ¿Esto es lo que
quieres? – Le mostré los boletos que aún mantenía en mis manos para que me
entendiera.
- ¿Casarme contigo? Si
¿Ir a Las Vegas para hacerlo? Si ¿Tratar de entender por qué estas triste? Si a
eso también
- ¿Quieres una boda
ahí? No te gustaría compartir este momento con Esme o alguna otra persona.
- Por supuesto y lo
haremos.
- ¿Esme está en Las
Vegas?
- Según se a esta hora
debe estar jugando cartas con su grupo de amigas de Forks.
- No entiendo nada – Gemí
frustrada por que era cierto, mientras más hablábamos, menos entendía.
- Cariño, creo que me
olvide que eres una persona muy especial a la hora de comprender algunas cosas.
- ¿A qué te refieres
con especial Masen? – En vez de darme una respuesta beso la punta de mi nariz,
para luego guiarme hasta el sofá y dejarme sentada en su regazo.
- Quiero que vayamos a
Las Vegas y nos casemos allí, porque no puedo esperar a que te conviertas en mi
mujer, luego por supuesto tendremos nuestra boda de cuentos de hadas, pero
quiero que estemos unido lo más pronto posible.
- ¿Así que estas algo
impaciente?
- ¿impaciente? Bella
llevo más años amándote que teniéndote a mi lado, creo que simplemente no puedo
esperar más.
Aunque sus palabras
estaban cargadas de romanticismos, también podía sentir que estaban cargadas de
temor, por lo que tuve que preguntárselo.
- Edward ¿Crees que
puedo huir?
Tomo mi rostro entre
sus manos y me sonrió.
- No, no lo creo, pero
hay momentos donde todavía me parece un sueño haberte encontrado y tenerte a mi
lado, por lo que te pido que seas mi esposa hoy, mañana y siempre.
- Siempre…..solo tuya.
Luego de preparar un pequeño equipaje, corrimos al aeropuerto para
alcanzar nuestro vuelo, apenas y teníamos tiempo para llegar, pero al parecer
la suerte estaba de nuestro lado, pues en tiempo record logramos estar en “La
guardia”.
Varias horas después aterrizamos en el aeropuerto de “McCarran” en la
ciudad de Las Vegas, al parecer Edward había pensado en todo, porque un chofer
nos esperaba en la puerta de salida para llevarnos al hotel que no era otro que
el “Caesar
Palace”.
Una vez que nos registramos, subimos a nuestra habitación y ya instalados
allí, Edward me señalo que aún estábamos
a tiempo para nuestra boda, con eso en mente le di un suave beso en los labios
y me dirigí al baño para prepararme, había llevado uno de mis vestidos
favoritos y lo usaría para la ceremonia, no era blanco, pero dado lo inusual de
todo esto, era mucho mejor que casarme con mis vaqueros favoritos.
Cuando estuve lista, me di una última mirada
al espejo y sonreía por lo que estaba a punto de pasar. Abrí la puerta y lo vi
de espaldas mirando por el espectacular ventanal de nuestra habitación, no pude
evitar pensar cuánto dinero había gastado para llevar a cabo sus planes, estaba
por decir algo, como que lo ayudaría con la mitad de los gastos o cualquier
otra cosa, pero todas las palabras quedaron atoradas en mi garganta al verlo.
Una parte de mi temió estar viviendo un sueño, porque simplemente parecía
irreal que ese hombre tan bello que me miraba con tanto amor, fuera mío y en
unas pocas horas sería mi marido. Después
de analizar todo lo que estaba pensando me pregunte en qué momento me había convertido
en una chica romántica, parece que era cierto lo que decían que el amor cambia
a la gente.
- No hay palabras que puedan hacer justicia
a tu belleza – Y hay otros que simplemente se mantiene por que ya son unos románticos
empedernidos.
- Que extraño, estaba pensando lo mismo – Le
sonreí mientras lentamente me acercaba a él – Esta usted muy guapo Señor Masen,
creo que logro ver las ventajas de leer tanta revista para señoritas.
- Oh mi amada esta noche usted conocerá todos
y cada uno de los beneficios que aquella lecturas me han proporcionado.
Tomo mi mano, la cual dulcemente se llevó a
sus labios, sellando así su promesa.
Como era de suponer la
ceremonia fue breve, pero no por eso menos emotiva. Un Elvis vestido de
riguroso blanco nos declaró marido y mujer, luego de que ambos diéramos el sí,
el mío fue apenas un susurro, el de Edward fue entrecortado debido a la emoción
que al parecer lo embargaba aquel momento.
- Señora Masen – Beso
nuevamente mis labios.
- Si soy la señora
Masen, tú eres el Señor Cullen.
- Soy el que quieras,
pero soy totalmente tuyo no lo olvides – Esta vez beso mi dedo donde descansaba
nuestro anillo de matrimonio.
Al salir del salón un
grupo de parejas esperaba su turno, unas en bastante mejor estado que otras,
cuando notaron que salíamos, varias decidieron aplaudirnos e incluso uno de los
novios nos ofreció una botella de cerveza en señal de celebración. Edward la
tomo y con un movimiento de cabeza la acepto.
Al llegar nuevamente a
nuestra habitación, me cargo al muy bien llamado en ese momento, “estilo novia”
y cruzo conmigo en sus brazos el lugar, luego me dejo cerca de la cama, en la
cual me senté. Mientras él iba hasta la mesa donde una botella de vino
espumante y dos copas nos esperaban. Me tendió una y la otra la sostuvo muy
cerca para hacer el brindis.
- Gracias por hacerme
el hombre más feliz del mundo – Vi que tomo un pequeño control y la habitación
era inundaba por una canción que de inmediato me lleno de recuerdos “L-O-V-E”
de Nat King Cole.
- ¿Sabes que esa
canción me la cantaron en la escuela para San Valentín? – Le comente a mi
esposo mientras dejaba las copas vacías en la mesa y tomaba mi cintura para
bailar.
- Sí.
- Claro, creo que toda
la escuela vio como aquel coro me cantaba.
- No, no lo sé por
eso.
. ¿Entonces cómo?
Claro te lo conté después – Note como movía la cabeza ligeramente y luego me
sonreía.
- ¿En serio en estos
siete años no sospechaste que alguien pudo haberte la dedicado?
- ¿Quién pudo….- Deje
la pregunta en el aire, porque me parecía tan obvio ahora la respuesta.
- Tardaste siete años
en notarlo, pero creo que ya lo sabes.
- Tú.
.
.
.
Sentí unos golpes en la puerta y desperté de mi
ensoñación. Les había pedido a mis hermanas unos minutos a solas para poder
ordenar mis ideas y también para tranquilizarme, sabia con total certeza que no
era el miedo a unir mi vida a Edward lo que me tenía inquieta, ya llevábamos
varios meses de casados, lo que me asustaba era ser el centro de atención, toda
mi vida había intentado pasar desapercibida y ahora eso estaba poco a poco
cambiando.
Ya había tenido algo de práctica unas semanas
antes cuando finalmente la exposición de Edward Hopper se había inaugurado con un
rotundo éxito. Todas las miradas se concentraron en mí, como la principal curadora
de su obra y la directora dela galería, muchos medios especializados elogiaron
la elección de las piezas que fueron exhibidas y sin lugar a dudas mi mayor
satisfacción fue que “Eleven AM” fuera la pintura principal.
Cuando fui consultada por el motivo de la elección,
yo sonreí explicando que una persona muy especial en mi vida me había enseñado
todo lo que sabía de aquel artista y que esa pieza en particular era el
favorito de ambas. Dedique la exposición a la memoria de mi amada abuela y
teniendo como telón de fondo nuestro cuadro, hice un brindis en honor de Marie
Cullen.
Decir el apellido Cullen ya no era un escándalo,
ni provocaba murmuraciones, como lo fue en
un principio cuando se conoció la historia de mi origen y como el respetado
hombre de negocio Charles Swan había tenido una hija fuera del matrimonio fruto
de una relación con una jovencita de un pequeño pueblo escondido en el mundo.
Los detalles fueron conociéndose poco a poco e
intentamos ignorarlos, pues solo quienes éramos los protagonistas conocíamos la
verdad, pero cuando estos alcanzaron un nivel de locura tal que incluso se puso
en duda la paternidad de mis otras dos hermanas, mi padre decidió que era el
momento de intervenir. Dio una entrevista en televisión donde aclaro todo lo
que considero era necesario decir, para luego declarar lo orgulloso que estaba
con ser parte de mi vida y que lo único que le agradecía a Renee era haberle
dado una hija tan maravillosa como yo.
A pesar del tiempo que había pasado desde
aquello, una parte de mí volvía a sentir la emoción de oír sus palabras y me
sucedía lo mismo al recordar las palabras de Carlisle.
- Tal vez no tengo el
poder para dar una entrevista a nivel nacional, pero el amor y el orgullo que
siento al ser tu padre no se puede explicar con palabras.
Desde aquel día ambos comenzaron a comportarse de
la manera más competitiva posible en cuanto a mí y mi boda se trataba. Primero comenzaron
a disputarse quien la costearía, luego continuaron con el vestido y los demás
preparativos, cuando Charlie le aseguro a Carlisle que podía conseguirse un palacio
y él le respondió que podía perfectamente pagar una recepción de mil invitados
tuve que detenerlos, asegurándoles a ambos que los amaba, pero que no
necesitaba nada más que a mis seres más querido a mi lado ese día, logre poner
punto final a su ridícula disputa.
Ahora ya estábamos aquí, en una sencilla
capilla en las afueras de la ciudad que simplemente era perfecta para mí y mi
prometido, esposo, próximo marido por segunda vez….Edward.
El suave toque de mi padre me volvió nuevamente
a la realidad, al parecer llevaba varios minutos tratando de captar mi
atención.
- ¿Estas lista?
- Si – Carlisle me dedico una sonrisa radiante.
- Estas hermosa.
- Muchas gracias – Me sonroje ante la mirada de
Charlie.
- Queremos darte esto – Carlisle saco de su
bolsillo una caja de terciopelo.
- ¿Qué es?
- Ábrelo.
Así lo hice y en su interior encontré un hermoso
collar con una delicada piedra de color azul colgado de un extremo.
- Era de tu abuela, lo uso el día de su
matrimonio, ha pasado estado durante generaciones en nuestra familia.
- ¿Ella la uso?
- Jamás, mi madre se negó a dársela.
- Esto debes dárselo a Jane o Tanya, yo….-
Intente devolvérselo.
- Eres mi hija, Isabella y como mi hija mayor
te corresponde tener esto.
- Además – Charlie tomo la palabra – Hicimos algunos
cambios y le añadimos un zafiro. Creo que las novias necesitan algo azul, algo
nuevo y algo viejo, bueno además de Carlisle.
- Ni siquiera intentare decir que podrías ser
mi padre.
- Gracias – Me acerque a ambos y los abrace –
Es maravilloso.
Luego de que me ayudaran a quitarme el collar
que había decidido usar y cambiarlo por su regalo, estaba oficialmente lista.
Antes de salir los mire a ambos, habíamos
recorrido un largo camino para llegar a donde ahora estábamos, tal vez no tendría una madre que llorara de
emoción por verme casar con el hombre de mi vida, pero sí tendría a Carlisle y
a Charlie llevándome al altar y a mi abuela, toque el collar y lo supe ella
estaba junto a mí.
- No dejaran que caiga ¿verdad?
- Nunca – Respondieron ambos al mismo tiempo lo
que hizo que estalláramos los tres en risas.
.
.
Mientras caminaba rumbo al altar, no podía
evitar pensar que esta vez todo era distinto a como fue mi primera boda hace
unos meses, aunque lo que se mantenía intacto era lo que sentía por Edward y
verlo esperar por mí en el altar provocaba que mis latidos se aceleraran, ya
había entendido que eso era un efecto que él provocaba en mí y no una
enfermedad cardiaca. Como también aprendí que esa extraña mueca que hacía con
su boca, era una sonrisa torcida y que para muchas, tal vez demasiadas, era
seductora.
Cuando finalmente llegamos a donde estaba
Edward, tanto Charlie como Carlisle besaron mis mejillas y le advirtieron por
última vez que debía cuidarme y protegerme, en caso contrario tendría que
responder ante dos padres que amaban a su hija. Les sonreí y luego toda mi
atención se centró en el hombre que estaba a mi lado.
- Esta hermosa – Me susurro muy suavemente.
- Vista al frente Masen.
Le dio un suave apretón a mi mano que
descansaba junto a la suya e hizo lo que le indique. El sacerdote nos regaló
una sonrisa alentadora y comenzó la ceremonia, hablo de la importancia del paso
que estábamos dando y que nuestros votos no podían tomarse a la ligera, creo
que digo otras cosas más, pero cuando mis ojos se conectaron a los de Edward
todo lo demás se desvaneció a mi alrededor, solo logre recuperar un poco de
conciencia cuando nos hizo la pregunta crucial, si nos aceptábamos como
esposos. Esta vez ambos respondimos con absoluta certeza y firmeza…”Acepto”.
Para cuando le señalo que podía besar a la
novia, sus labios ya estaban unidos a los míos, me agarre con fuerza a la
solapa de su chaqueta, pues estaba segura que en cualquier momento caería producto
de sus besos.
Solo el fuerte sonido de los vítores de los
invitados, hicieron que nos separáramos el tiempo suficiente para sonreír y
caminar hacia nuestra nueva vida, como marido y mujer.
.
.
.
La recepción se llevó a cabo en los jardines de
la iglesia. Jane había hecho un precioso trabajo junto a Alice con la
decoración, todo era en suaves tonos violetas, cuando le pregunte a Edward si
no prefería el magenta, solo se acercó a mí y me beso.
Baile con mis dos padres el vals, Edward lo
hizo con Esme, quien no podía dejar de llorar de felicidad por ver a su sobrino
casándose y sobre todo porque lo hacía conmigo, el amor de su vida, según sus
palabras no mías.
Cuando finalmente pudimos sentarnos unos
minutos en nuestra mesa, luego de oír los discursos, tomarnos las fotografías y
hacer todo lo que se supone debes hacer en una boda. Edward se levantó de su
lugar e hizo sonar su copa para llamar la atención de los invitados. Llevo mi
mano a sus labios, y luego hablo
- Primero que todo quiero agradecerles a todos
por estar aquí junto a nosotros, compartiendo un momento tan especial –Se detuvo un momento
para sonreírme – Recuerdo como si fuera ayer el día que mi padre me conto como
conoció a mi madre y como desde el instante en que la vio la amo, también
recuerdo con esa misma exactitud el día que conocí al amor de mi vida, fue en
mi primer día de clases en una nueva escuela donde en el lugar más lejano del
salón de clases estaba ella, ignorándome por completo – Varios risas se oyeron –
mientras yo me presentaba a todos, lo único que quería era que ella me mirara y
lo hizo, y en ese breve instante en que nuestras miradas se cruzaron supe que
él, no me había mentido, el amor a primera vista era algo real y yo acababa de
encontrarlo y ahora puedo decir que cada
paso, cada momento, cada duda y cada separación valió la pena, porque todos me
llevaron a ti, mi mejor amiga, mi primer amor, mi amada Bella – Alzo su copa en
señal de brindis, que todos respondieron y varios con lágrimas en los ojos
producto de tan bello discurso.
Una vez que todos estuvieron calmados, fue mi
turno de hablar. Tome una respiración antes de hacerlo y luego mire, a un
sorprendido Edward, que no entendía muy bien que estaba sucediendo.
- Creo que no soy tan buena a la hora de
expresar mis sentimientos - Tome sus
mano – pero espero que esta canción logre expresar al menos una parte de todo
lo que me has hecho y me hace sentir cada día – Le hice un indicación al dj´s y
los primeros acordes llenaron el ambiente
Recuerdas las paredes que
construimos?
Bien, cariño… se están viniendo abajo
Sin ni siquiera poner resistencia
Sin ni siquiera hacer ruido alguno
He encontrado la forma de tenerte
Y nunca tuve la menor duda
Que quedándome bajo la luz de tu Halo
Tendría un ángel a mi lado
Bien, cariño… se están viniendo abajo
Sin ni siquiera poner resistencia
Sin ni siquiera hacer ruido alguno
He encontrado la forma de tenerte
Y nunca tuve la menor duda
Que quedándome bajo la luz de tu Halo
Tendría un ángel a mi lado
Su mirada llena de
amor, me hizo comprender que la sorpresa le había gustado, tomo mis manos y nos
llevó nuevamente al centro del salón, sin decir nada más que un sencilla frase.
- Te amo.
Es como si hubiera tenido que esperar
Como si hubiera roto cada regla
Es el riesgo que debo de tomar
Nunca voy a dejarte…
En cualquier dirección a la que mire
siempre estaré rodeada por un abrazo tuyo
Cariño...puedo ver tu Halo.
Sabes que tú eres mi gracia salvadora
Eres todo lo que necesito y más...
está escrito en todo tu rostro
puedo sentir tu Halo
Mis rezos nunca se desvanecerán
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Golpéame como un rayo de sol,
quémame a través de mi oscura noche.
Tu eres el único a quien yo quiero,
yo soy adicta a tu luz…
Prometí que nunca volvería a caer otra vez,
pero esto no lo siento como una caída
no puedo olvidarme de la gravedad
que es la que me empuja hacia la Tierra
Es como si hubiera tenido que esperar
Como si hubiera roto cada regla
Es el riesgo que debo de tomar
Nunca voy a dejarte…
En cualquier dirección a la que mire
siempre estaré rodeada por un abrazo tuyo
Cariño...puedo ver tu Halo.
Sabes que tú eres mi gracia salvadora
Eres todo lo que necesito y mas...
esta escrito en todo tu rostro
puedo sentir tu Halo
Mis rezos nunca se desvanecerán
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
……………….Halo………………
En cualquier dirección a la que mire
siempre estaré rodeada por un abrazo tuyo
Cariño...puedo ver tu Halo.
Sabes que tú eres mi gracia salvadora
Eres todo lo que necesito y más...
está escrito en todo tu rostro
puedo sentir tu Halo
Mis rezos nunca se desvanecerán
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
puedo ver tu Halo, Halo,Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
Puedo sentir tu Halo, Halo, Halo
Una vez que la canción termino, beso mi frente,
enlazo nuevamente nuestras manos, hizo una reverencia a todos nuestros
invitados en señal clara de despedida y me llevó hasta el automóvil que nos
esperaba listo para empezar nuestra nueva vida.
.
.
.
- Desde que te vi entrar en la iglesia no he
podido dejar de pensar en cómo quitarte el vestido.
- Que pensamientos más sacrílegos, Señor Masen.
Su mano se dirigió hasta la parte trasera de mi
vestido, el cual con hábiles movimientos hizo caer hasta transformarlo en una
masa arrugada a mis pies. Dejándome solo con mi sujetador y mis bragas,
escogidas especialmente para la ocasión.
- Sabía que había un maravilloso regalo tras ese
vestido.
- Y es todo para ti, mi amado.
Me acerque hasta la cama y me deje caer con los
brazos extendidos, demostrándole que me sentía totalmente suya. Vi cómo se
quitaba su chaqueta, seguida de su corbata y se desabrochaba el primer botón de
su camisa, para luego acercarse a mí.
- No estamos en igualdad de condiciones. Tu
casi vestido y yo casi desnuda.
- Nadie dijo que sería justo.
Su boca capturo la mía en un sensual beso,
mientras sus manos recorrían mi cuerpo como si intentara memorizarlo, aunque
estaba seguro que lo conocía mejor que yo misma. Mis manos no se quedaron
quietas por mucho tiempo y comencé a desabotonar su camisa hasta que sentí su
piel rozando la mía. Sin palabras le pedí
ayuda para quitársela por completo y lanzarla hacía algún lugar de la
habitación.
Sus labios comenzaron el mismo recorrido que
sus manos habían hecho antes, hasta que se detuvieron en uno de los lugares que
más anhelaban su atención. Suavemente quito mi brassier que se abria por
delante.
- Uno de los inventos más magníficos del hombre
– Susurro muy cerca de mi piel.
Al momento siguiente sentí como acariciaba con
su boca unos de mis pezones, como sus dientes jugueteaba con él, para luego
dejar su aliento cálido en aquel punto, llevándome un paso más cerca de la
locura por las sensaciones que eso me provocaba.
Luego continúo su exploración besando mis costillas,
su incipiente barba raspaba suavemente mi piel y no ayudaba en nada a detener
mi excitación. Cuando su lengua se introdujo en mi ombligo y a continuación
soplo su humedad, lo sorprendí cambiando nuestras posiciones, dejándolo con la
espalda en la cama mientras yo me levantaba sobre él para sacarle sus
pantalones. Una vez que cumplí mi cometido y lo tuve completamente desnudo, le
di un pequeño beso en la parte que más necesitaba en ese momento de su
maravilloso cuerpo.
- Esto no es justo – Exclamo, tocando las
bragas que aún permanecían en mi cuerpo.
- Nadie dijo que sería justo – Le sonreí antes
de besarlo y hacer mi propia exploración con mis labios.
Cuando note lo preparado que estaba para mí, le
sonreí y tal como lo hice yo hacía tan solo unos minutos, me dejo bajo su
cuerpo y antes de que pudiera decir algo más, me penetro y me sentí completa, porque
en aquella unión no solo estaban nuestros cuerpos, sino que también nuestras
almas.
- Te amo….te amo tanto….tanto – Busco con
desesperación mis labios impidiéndome responderle que yo lo amaba de la misma
forma.
Cada embestida era un paso más cerca de
alcanzar el cielo, cada momento en nos uníamos por completo era un paso más
cerca de la gloria, hasta que sentí mis paredes tensarse en torno a su miembro
y la liberación hizo que gritara su nombre, casi al mismo tiempo que el gritaba
el mío.
.
Un año después
Cuando entre a nuestra casa, note que algo no
estaba del todo bien, no sabía con precisión lo que era hasta que fije atención
en el piso y vi como un camino de flores me señalaba los pasos que debía
seguir. Suponía que esto era obra de mi
dulce y muy cursi marido.
Seguí el camino que me guiaba y lo vi de
espaldas en el centro de nuestro jardín, aunque no pudiese ver su rostro casi
podría apostar que estaba perdido en el infinito. Varias lámparas de papel
iluminaban el lugar dándole un toque aún más romántico al entorno.
Me acerque sigilosamente para tratar de
sorprenderlo, pero antes de dar mi último paso él se dio la vuelta para quedar
frente a mí y responder a mi silenciosa pregunta.
- Ya te lo dije una vez, tú eres mi hilo
invisible, no importa si estas a mi lado o no, siempre sabré encontrarte y
sentirte – Tomo mi mano y la llevó a su corazón - ¿Lo recuerdas?
- Si – Si voz sonó más bien como
un murmullo – Te dije ese día que eres el mejor amigo que alguna vez imagine
tener, que no sabía lo que nos deparaba el destino, pero que una parte de mi
vida se había reescrito solo porque tú eres mi amigo.
- Sabes lo mucho que te amo – Unió
nuestras frentes.
- Con el tiempo me he ido
haciendo una idea.
- Ambos sabemos que no se te da
el entender las indirectas.
- No, creo que esa es una materia
en la que he reprobado.
Se separó de mí solo lo
suficiente para alcanzar nuestras copas, me tendió una y la otras se quedó en
sus manos.
- Por nosotros, porque este sea
el primero de muchos, pero muchos años juntos – Llevo su copa hasta sus labios
y bebió su contenido - ¿Qué sucede amor? ¿Por qué no bebes?
Le sonreí tiernamente y tome su
mano.
- Sabes, una vez alguien me dijo
que las mejores cosas de la vida muchas veces llegan sin invitación – Puse su
mano en mi vientre.
- ¿Estas? ¿Tu estas? ¿Estás?
Lo bese en los labios como
respuesta, pues no necesitaba más palabras para decirle que en unos meses
seriamos tres.
FIN
Que les puedo decir, es triste despedirse de una historia a la cual le
tome tanto cariño, esta Bella y este Edward fueron muy especiales para mí, solo
puedo darles de todo corazón las GRACIAS por su infinita paciencia por la
espera por los capítulos, por seguirme desde el principio y darse un tiempo
para leer mi historia. GRACIAS TOTALES por sus palabras y su apoyo. GRACIAS
INFINITAS por sus alertas, favoritos y seguirme en cada locura que crea mi
mente.
Si me preguntan por el epilogo, les cuento que habrá, por que quedaron
algunas cosillas más que contar, en especial de nuestra Renee, pero no sé cuándo,
pues el tiempo en estos días no juega a
mi favor.
Aprovechando el espacio, les cuento que para las que leen “Todo en
familia” (si todavía recuerdo que debo terminar mi fic) que lo retomare muy
pronto y que ya estoy con otras historias rondándome la cabeza!
Ya no las aburro más….solo les reitero las GRACIAS
Besotes
LULU XD