"Dos palabras caracterizaban al lugar privacidad y discreción. Todo puede
cambiar en una semana en especial si estas en el "Cielo"
Capitulo 2
Día 1
Sorpresas
Sorpresas
- Edward Cullen…
Ella no podía creer su mala
suerte, entre todas las probabilidades que existían tenía que ser precisamente
él quien fuera su pareja, aquello le parecía
completamente inconcebible. Casi pensó que eso era una señal de que no era
correcto lo que estaba haciendo. Estar nuevamente junto a Edward Cullen no
podía ser nada bueno.
- Isabella Marie Swan ¿Cuánto
tiempo? – Él sabía perfectamente como odiaba que usaran su nombre completo,
pero también sabía lo hermosa que se veía cuando sonreía.
- No el suficiente Eddie – Su
respuesta fue infantil, pero deseaba molestarlo y que mejor que llamándolo así.
Jessica seguía ahí en medio de
ambos sin decir nada, pero notando como el ambiente estaba un poco más
pesado - Veo que se conocen, bueno solo
me queda desearles una feliz estadía – Se marcho dejándolos solos.
- Wow… me impresiona tú
privilegiada inteligencia para deducir un asunto tan complejo.
- Mi querida Bella, noto un
cierto sarcasmo.
- Isabella, sabes bien que esa es
la única manera en que puedes llamarme.
- Hace un tiempo no te molestaba
que te llamara Bella o incluso amor – Se acerco un poco más a ella.
- Si tienes razón, pero agradezco
cada día que ya no sea así y por favor no invadas mi espacio vital – Estiro su
brazo para mantenerlo alejado.
- Pero si no me equivoco seremos
pareja durante los próximos siete días,
así que será mejor que te acostumbres a que invada tu espacio y te aseguro que
después me rogaras que lo haga.
- Sigue soñando Cullen, ahora
mismo me voy de acá. Ninguna empresa que se considere sería consideraría que tú
puedes ser alguien con quien yo podría
estar – Se dio la vuelta y comenzó a caminar rumbo a la recepción. Él decidió seguirla muy de cerca, no tenía
ninguna intención de separarse de ella.
- Te recuerdo que aquello tú
misma lo consideraste posible durante mucho tiempo, amor mío o tal vez lo que pasa es dudas que después de
estos días puedas volver a separarte de mí – Aquello hizo que dejara de caminar
y volteara a verlo, algo en su mirada hizo que Edward retrocediera unos pasos,
pero no evito que sonriera.
- Eres un maldito engreído Cullen
y para que sepas…me…me quedo, pero una sola cosa mantente alejado de mí.
- Lo dudo somos pareja – Su sonrisa
se ensancho aún más.
- Solo si yo quiero, así que
lárgate y no me molestes.
- No lo hare – Se acerco
lentamente hasta ella y la tomo de la cintura, hizo caso omiso a la tensión de
su cuerpo y la presiono contra el suyo. Acerco sus labios a su oído y le
susurro – Tenemos siete días amore mío
y no pienso desperdiciarlos – Suavemente se separo de ella y se alejo.
Bella necesito unos segundos para
procesar todo lo ocurrido. Acababa de volver a Edward Cullen y no solo eso
sería su “pareja” los próximos días, pues según los serios estudios de la
dichosa empresa, él parecía ser la persona más adecuada para ella, nada más
falso que aquello, bien lo sabía, tal vez en algún momento pudo estar de
acuerdo, pero ahora no habían sucedido demasiadas cosas para seguir creyendo en
eso y sobre todo en Edward.
Ahora su vida era otra, los
fantasmas del pasado habían dejado de perseguirla y su vida estaba rehecha, es
mas estaba por casarse con un hombre maravilloso que la amaba, era feliz, estar
ahí era un error y pensaba remediarlo de inmediato.
- Jessica.
-Srta. Swan ¿desea algo?
- Existe alguna posibilidad que
pueda reservar un vuelo para hoy.
-¿Algún problema con su estadía?
¿Algo la ha molestado? – Su voz estaba teñida de preocupación.
-Todo está bien, pero esto es un
error – Trato de sonreírle para tranquilizarla.
-¿Un error? Como puede ser
posible, por favor cuénteme ¿Qué ha sucedido? Debe existir alguna forma de
remediarlo – Pensó en pedir que expulsaran a Edward Cullen, que lo llevaran al
lugar más alto y de ahí lo lanzaran, y varias otras ideas más, pero se contuvo.
- No es un error suyo, sino más
bien mío. No se preocupe, pero ¿es posible lo del vuelo para hoy?
- Lo siento, pero solo hay vuelos
cada dos días.
- Pero que sucede si deseo salir
de acá de urgencia.
- ¿Acaso es una emergencia?
- Solo era un ejemplo, pero que
sucede en esos casos.
- Se contrata una avioneta que la
lleva a la ciudad más cercana y de ahí es posible que tome un vuelo – Se lo
pensó mejor, estaba agotada del viaje y quería descansar un poco. Además estaba
segura que Edward se sentiría muy feliz de verla huir, no le permitiría que se
volviera a burlarse de ella.
- Sabes no te preocupes. Muchas
Gracias.
- Cualquier cosa que desee no
dude en pedirlo, Srta. Swan
Edward observaba toda la escena
desde un lugar privilegiado, pero lo bastante oculto para que ella no lo viera.
Cuando vio que se iba de ahí, se acerco a Jessica y le pidió que le contara todo
lo sucedido.
- Perfecto, recuérdalo no se
puede ir, inventa todas las excusas necesarias, si crees que no podrás
convencerla solo avísame – Solo asintió –
Envíale un ramo de flores con esta nota.
- Lo que usted desee Sr. Cullen –
Le sonrió coquetamente, a lo que él solo movió la cabeza negando.
Después de un reponedor baño.
Bella recorrió la elegante y cómoda habitación que le había asignado. Estaba
decorada en suaves tonos y con el mobiliario ideal para el lugar. La vista era
simplemente envidiable y ayudaba a relajar a cualquiera. Tan absorta estaba que
no oyó los toques de la puerta hasta que estos se hicieron más insistentes. Se
acerco hasta allá y la abrió.
- Disculpe no lo oí.
- No se preocupe. Srta. Swan
¿cierto? – Asintió – Esto es para usted – Un enorme ramo de calas estaba frente
a ella.
- Que hermosas – Le indico que
las dejara en una mesita, le dio una propina y luego este se marcho. Vio la
nota que estaba entre las flores y de inmediato reconoció la letra, decidió
ignorarla y bajar a comer algo.
Una vez en el restorán noto que
todos estaban junto a alguien, al parecer había retrocedido diez años y nadie
quiera estar junto a ella. Pensó en pedir servicio a la habitación y así evitar
la incomodidad que sentía, estaba por salir del lugar cuando lo vio recargado
en la entrada.
- ¿Ya comiste algo? – Sus
hermosos ojos verdes se clavaron en ella.
- No ¿y tú? – Su respuesta fue
seca no quería caer bajo su embrujo.
- Te estaba esperando… Siempre lo
he hecho – Aquello la sorprendió, pero no dijo nada solo lo observo unos
segundos tratando de buscar algo que demostrara de solo se burlaba. Sin decir
nada camino rumbo a una mesa desocupada, sintiendo unos pasos tras ella. No
termino de sentarse cuando él ya estaba en frente.
- Buenas Tardes, aquí está la
carta – Se la dio a ambos.
- Yo quiero unos mariscos y un
agua mineral.
- ¿Señor? – Miro a Edward.
- Una paella y una copa de vino
tinto.
- Vuelvo en unos minutos – Y se
marcho. Dejándolos sumidos en un
incomodo silencio que se extendió durante varios minutos.
- ¿Cuándo es el gran día?
- Realmente deseas saberlo o solo
quieres hablar de algo – Le sonrío.
- Deseo saberlo, quiero ver cuánto
tiempo tengo para planear el secuestro de la novia.
- Sera pronto, Edward, muy
pronto.
- Cuanta reserva pequeña, acaso
no confías en mí.
- Bien sabes que no y evita
decirme pequeña.
- Cuanto has cambiado, Isabella –
Trato de alcanzar su mano que estaba sobre la mesa, pero Bella la retiro antes
de que lograra su objetivo.
- Hay veces que no queda otro
camino – Su mirada se perdió en algún punto en el horizonte.
- Bella, yo…
- Isabella, no me llames Bella.
- ¿Algún día podre volverte a llamar así?
. Mejor hablemos de otra cosa.
Aun no me dices quien es la pobre mujer que has logrado engañar y hacerle creer
que vale la pena perder su dignidad para casarte contigo.
- Cuanta dulzura cariño, ¿Acaso no se te ocurre quien puede ser?
- Que obvio, solo ella podría
casarse contigo, aunque creo que mi invitación se perdió o no me invitaron – Se
llevo una mano dramáticamente al corazón.
- Un descuido realmente
imperdonable, buscare alguna forma de solucionarlo – Sus platos llegaron en ese
momento. Ambos agradecieron con un asentimiento de cabeza al camarero.
- Honestamente no te preocupes,
creo que para ese día no estaré disponible, pero dile de mi parte que espero
que la vida le de todo lo que se merece.
-Siempre pensé que serías su
madrina.
- Creo que su familia no debe
pensar que sea del todo correcto que ambas nos hubiésemos acostado con el novio
– Una sonora carcajada escapo de los labios de Edward – Aunque pensándolo bien
la mayoría de la población femenina de Washington no podrían asistir.
- Se necesitan invitados cariño y
decidimos hacer la vista gorda ha ese pequeño detalle.
- Me parece una excelente
solución.
- Y tu no planeas invitarme a tu
boda, si mal no recuerdo es mi mejor amigo quien se casa.
- Tal vez el hecho que sea con tu
ex novia nos hizo replantearnos la situación.
-¿Por qué te vas a casar con él
si no lo amas? – Clavo su vista en ella
- Es broma ¿cierto? – Pero su
mirada seria no mostraba rastros de diversión – Eres increíble para arruinar un
buen momento – Se levanto rápidamente y se marcho.
El resto de la tarde la pasaron
separados. Edward ideando un plan para ver a Bella, se dio golpes mentales por
arruinar todo con ella, pero aquella pregunta fue inevitable y honestamente espero
una respuesta distinta a su huida. No pensaba darse por vencido, menos ahora
que la tenía nuevamente cerca.
En tanto Bella estaba encerrada
en su habitación, estaba tan furiosa que apenas llego lanzo las flores lejos y
rompió la tarjeta sin siquiera verla, quería golpear a Edward de la misma forma
que quería golpearse ella misma, por permitir que él la hiciera perder el
control así. Llamo para que la ayudaran con aquel desastre.
- Esto es para usted – tomo entre
sus manos un sobre, lo abrió de inmediato, era una invitación para una cena
esta noche, vio quien la firmaba y bufo – Gracias.
- Cualquier cosa que necesite. No
dude en pedirlo.
Tomo un baño de relajación para
prepararse. Busco entre la ropa que había traído y escogió un elegante vestido
negro de coctel, se calzo unos zapatos de tacón, se maquillo suavemente y salió
de su habitación.
Apenas llego al inicio de la
escalera, vio que Edward la esperaba recargado en el barandal con una flor
entre sus manos y aquella sonrisa torcida tan propia de él.
- Buenas Noches Isabella – Tomo
su mano y la llevo a sus labios.
- Quiero que entiendas una cosa,
esto no lo hago por ti, solo sucede que pague una pequeña fortuna como para
quedarme encerrada en mi habitación.
- No me importan tus motivos,
solo importa que estas aquí conmigo y esta noche eres mía Isabella, solo mía –
Sin esperar una respuesta la acerco a su cuerpo y la beso como si no existiera
un mañana.