Caprichosa - Capitulo 9

 
Ser una rica heredera tiene sus ventajas, tener el mundo a tus pies con solo tronar los dedos, jamás escuchar un no por respuesta y hacer todo lo quieres, pero que sucede cuando alguien planea quebrar tú voluntad y poner tu mundo de cabeza. 

Capitulo 9

Después de estar varias horas junto a Alice de compras, no pude evitar cuestionarme si la idea de la invitación había sido tan buena. No lograba entender de dónde sacaba tanta energía, trate de buscar si tenía algún interruptor o algo para apagarla unos momentos.

No pude evitar emocionarme cuando me aviso que a donde acabábamos de entrar sería la última tienda, tanto fue así que no note que estábamos en “Victoria Secret´s”. Solo vine a hacerlo cuando mi amiga casi me gritaba tratando de capturar mi atención.

-  Bella…tierra llamando a Bella.
- Lo siento Alice, decías…- Gran parte del día estuve pensando en Edward.
- ¿Qué te pasa?
- Nada…solo estoy un poco cansada.
- Te decía que vieras este conjunto…dejaría a cualquiera sin aliento – Lo mire por unos instantes y entendí lo que quería decir. Era negro, diminuto y muy sexy. No pude evitar sonreír al pensar en la reacción de cierta persona.
- Alice piensas comprarlo – Me miro por un momento como si quisiera leer mi mente.
- No realmente ¿tú sí?
- Si.
- Todo tuyo, ojala lo disfruten – No dije nada al oír el plural, tal vez era producto de mi imaginación.
-Gracias.

Después de dar un par de vueltas más y elegir otros conjuntos, nos dirigimos a pagar. Antes de despedirnos fuimos por unos cafés. Después de eso nos despedimos y quedamos de vernos en uno de estos días.
Cuando llegue a mi casa, subí rápidamente a mi habitación para prepararme. Si quería llevar a cabo mi plan debía de ser veloz, me quedaba poco tiempo.

Me di un baño para relajarme. Después busque entre las bolsas de compras aquel conjunto que me sería tan útil esta noche. Me sentí satisfecha cuando vi mi reflejo, dejaba poco para la imaginación, pero eso era exactamente lo que quería. Elegí un vestido sencillo para la ocasión, me vi por una vez más, tome mi abrigo y revise que en mi bolso estuviera todo aquello que necesitaría.

Mire la hora y salí disparada solo alcance a gritarles un saludo a mis padres, que acababan de llegar y me miraban sorprendidos por mi actitud más propia de un adolescente.


Amaba que mi automóvil fuera tan veloz, en menos de 15 minutos estacione frente al edificio donde vivía Edward. Baje y acomode mi abrigo, tenía claro cuales serian mis pasos
subiría directamente hasta su apartamento y después me prepararía todo. Con lo que no contaba era que fuese detenida por el conserje.

Lo observe por un instante y usando la mejor de mis sonrisas le explique que iba al departamento de mi novio, que le tenía preparado una sorpresa. Me observo durante unos instantes, estuve a punto de golpearlo por no decir nada, pero me contuve si quería que me dejara pasar y no pensara que estaba loca. Cuando finalmente me permitió seguir le sonreí nuevamente y me fui a los ascensores. Me pareció oír que decía algo sobre agradecer, pero lo ignore.

Ya en el ascensor verifique nuevamente la hora, si mis cálculos no fallaban me queda tiempo. Busque la llave que me había dado Edward y abrí sigilosamente la puerta, solo por si acaso estuvieran ya ahí. Suspire aliviada que no fuera así.

Encendí las luces para familiarizarme con el lugar. Abrí un par de puertas en busca de la que sería su habitación, cuando la encontré, corrí hacia el salón a apagar las luces. Una vez dentro de su cuarto me dedique a observarlo unos instantes, cada cosa que había allí hablaban del carácter de su dueño estaba decorada con colores muy sobrios, una estantería llena de discos y un equipo de música envidiable, un sofá ubicado frente a un televisor y un escritorio con un computador personal sobre el. Sonreí al ver la amplia cama y puse en marcha mis planes.

Abrí una puerta que supuse sería el cuarto de baño, entre y me prepare. Me quite mi abrigo y me observe en el espejo para asegurarme que todo estaba en su lugar. Abrí mi bolso y encontré mi antifaz lo acomode en mi rostro, luego rebusque hasta hallar mi teléfono celular. Busque en su menú la opción de cámara fotográfica y tome la primera foto con una pose sugestiva, pero no vulgar. Revise como había quedado e hice varias más hasta encontrar aquella que más me gustaba.

Busque el número de Edward en mi agenda y envié el primer mensaje: “Quiero verte esta noche. I” Adjunte la fotografía
En menos de lo que esperaba recibí una respuesta: “Isabella?”
No pude evitar sonreír ante la rapidez, estaba por contestarle, pero recibí otro mensaje: “¿Dónde estás? E”
De inmediato envié la respuesta “Esperándote mi soñador. I”. Como era de suponer de inmediato recibí un mensaje de vuelta “No juegues así conmigo mi amada. E”.
Al leer la palabra “amada” mi corazón latió con más velocidad, pero trate de ignorarlo tenía que mantener la cabeza fría.

Me sobresalte al oír voces entrando al lugar, pero reconocí ambas, una era de Edward, la otra de Jane, “su invitada”. Alice me platico algunas cosas de ella, su familia era algo así como “nuevos ricos”, que buscaban desesperadamente la aprobación, que su hermano se hizo su novio solo por idiota, que había estudiado cerca de veinte carreras y aun no encontraba alguna que le gustara y por muy joven que luciera, todo se debía a las varias cirugías a las que se había sometido.

De inmediato salí del cuarto de baño y me quite mi vestido. Subí a la cama y nuevamente tome un par de fotografías, ahora solo con mi conjunto, pero sin quitarme el antifaz. Aquello lo hacía por precaución, no conocía de lo que era capaz de hacer Edward con unas imágenes tan personales, aunque usarlo le daba un toque más sensual a todo.

Le envíe un nuevo mensaje, esta vez quería provocarlo aun más: “¿No vas a venir? Esto es solo por ti y para ti. I”.
Agudice mi oído para escuchar lo que estaba pasando, sentí el sonido de mensaje recibido y no podía negar que me encantaría poder verle la cara.
Agradecí que mi celular estaba en silencio, para que ningún sonido se oyera cuando recibí su respuesta “Dime donde estas y corro a tú lado. E”.
Quise gritarle que estaba en su habitación para asegurarme cuán rápido correría, pero me divertía torturarlo un poco más. Otro mensaje más le envié acompañado de una nueva fotografía “Realmente lo harías…Estoy más cerca de lo que crees. I”

No podría decirlo con seguridad, pero oí que alguien se atragantaba, pude suponer que fue él, ya que era Jane quien le preguntaba que le sucedía. No pude saber su respuesta, porque una suave música lleno el ambiente. Una voz femenina lo invitaba a bailar. Antes de saber que respondería, mi celular tenía un mensaje: “Cuan cerca estas…Isabella”.

Rápidamente tome una última foto y la envié, acompañada con un nuevo texto: “Esto no te es familiar”. Esta vez la imagen era más amplia, permitiendo que se pudiese ver parte de su habitación.
Note como la música paraba y unos pasos por el pasillo. Por supuesto otro mensaje llego: “Tú cuerpo siempre me es familiar. Es el único lugar en que quiero estar”.

No sé porque, pero me sonroje como hace mucho tiempo no lo hacía cuando leí su respuesta. Estaba de pie a espaldas de la puerta, por eso no oí cuando esta se abrió. Casi di un grito cuando sus brazos apresaron mi cintura para acercarme a su cuerpo. Su boca llego a mi oído para susurrarme.
- Rogaba porque estuvieras aquí junto a mí.
- Edward…acaso no tienes una invitada – Con mucha suavidad me dejo frente a él.
-¿Celosa? – Enarco una ceja y acaricio el antifaz que llevaba.
- No, solo quería mi revancha. Acaso olvidaste que arruinaste mi cita con Jacob.
- No, pero lo haría nuevamente sin dudarlo – Puse mis manos en su pecho con la intención de alejarlo y marcharme de ahí, pero me aprisiono aún mas fuerte – No, Isabella tú de aquí no te vas.
-  Suéltame o te juro que grito.
- Hazlo no me importa.
- No te importa tu noviecita.
- En lo absoluto. Ella no es nada mío – No me dejo decir nada más y capturo mis labios con los suyos, era un beso lleno de pasión y no daba tregua. Su lengua jugaba con la mía y me estaba enloqueciendo. Agradecía que mi rostro estuviera cubierto para que no viera mis reacciones.

Sentía sus manos viajar por mi cuerpo. Sus labios viajaron a mi cuello dejando un reguero de besos. Me elevo unos centímetros del suelo, sin dejar de besarme. Capture su cintura con mis piernas y nos guio hasta su cama. Dejo suavemente mi cuerpo ahí, lo vi quitarse rápidamente su camisa y su pantalón seguir el mismo camino que su otra prenda. Ahora ambos solo estábamos con nuestras ropas interiores.

- No tienes una idea lo que te extrañe Isabella – Su manos fueron a mi rostro para quitar el antifaz que lo cubría.
- Edward…no quiero que creas…
- No digas nada…no pienses solo déjate llevar…Isabella mi amada – Nos besamos sin importar nada ni nadie.

Hundí mis manos en su cabello, para profundizar nuestra unión. Me estaba volviendo adicta a sus besos y a su aroma, pero lo que era peor es que me estaba volviendo adicta al mismo Edward.

Sus manos viajaron hasta mis piernas, acariciándolas suavemente hasta llegar a aquel lugar cubierta. Estaba quitándome mis bragas, cuando oímos una voz:
- Edward ¿estás bien? – Era verdad nos habíamos olvidado de todo, incluso que no estábamos solos.
- S…si – No pude evitar sonreír al oír lo ronca que sonó su voz – Dame un minuto, ya voy – Estaba por levantarse, pero lo capture con mis piernas haciendo que nuestros sexos se rozaran.
- Seguro que estas bien – Volvió a preguntar Jane.
- Si Jane dame un momento – Sentí sus labios en mi cuello – Isabella, ¿qué voy a hacer contigo? – Hablo muy cerca de mi oído.

No pude responderle que podría hacer lo que quisiera, porque la puerta de la habitación se abrió de golpe y la voz de Jane lo inmundo todo:

- ¿Qué significa esto?...




>