Solo tenía unas semanas para
cumplir todas las locuras con las que siempre había soñado, las cumpliría antes
de entrar a su jaula de oro, pero podría lograr cumplir la más importante de
todas...tener a Edward Cullen.
Capitulo 1
Planes
- ¿Cuándo dejaras de ver ese
pedazo de periódico? – Pregunto su amiga que llevaba varios minutos tratando de
captar su atención.
- No lo sé.
- Oh…vamos Bella que me estoy
aburriendo acá dentro.
- Y como podría ayudarte yo en
eso – Lo dijo sin despegar su mirada de aquel trozo de papel periódico que era
un recuerdo tan único y especial para ella.
- Bueno podrías querer salir a
tomar algo de aire….no importa cuánto tiempo lo veas no va a tomar vida propia,
lo sabes Bells.
- Lo sé – Su mirada se lleno de
sueños de cosas imposibles.
- No te pongas triste, algo
haremos.
- Sabes que te parece si damos un
paseo por el jardín – Doblo meticulosamente aquella hoja, la guardo en su libro
favorito y le sonrío a su amiga.
- Acepto – Unos momentos después
ambas se dirigían a dar un pequeño paseo.
Ninguna de las dos recordaba con
exactitud el día en que se conocieron, pero lo que nunca olvidaron era que la
amistad surgió de inmediato, cosa rara en Bella quien toda su vida sufrió por
su incapacidad de ser una persona sociable, pese a que desde temprana edad se
vio envuelta en una vida llena de gente y relaciones.
Isabella Marie Swan había nació
en el seno de una de las familias más ricas de los Estados Unidos, ligada a
todo tipo de negocios que resultaban altamente rentables como siempre destacaba
su padre Charles Swan. Era la menor de tres hermanas y algo así como el patito
feo de la familia, pues a diferencia de Rosalie y Tanya, carecía de una
cabellera rubia y ojos azules que le quitaban el aliento a cualquiera, en
cambio sus cabellos eran de color achocolatado al igual de sus ojos, herencia
de su padre como siempre le hacía ver René Swan, su madre.
La infancia de la pequeña Bella
estuvo rodeada de lujos y más sirvientes de los que pudiera realmente necesitar,
estudio en las mejores escuelas del país y cuando recién empezó su adolescencia
los planes de sus padres para ella se hicieron patentes la transformaría en una ama de casa perfecta, por tal propósito los
últimos cuatro años sus estudios se habían trasladado hasta una de las
academias para señoritas más antiguas y prestigiosas de toda Europa. A nadie parecía
realmente importarle que sus calificaciones e inteligencia le permitieran
ingresar a las universidades más prestigiosas que pudiera aspirar, lo único
relevante era que estaba siendo formada para ser la mujer ideal que todo hombre
soñaría o eso le decía su madre.
Había que agregar que hace un par
de años su objetivo tenía rostro y nombre,
pues estaba prometida a Emmett McCarthy, que cumplía con el más
importante requisito que necesitaba tener el futuro marido de Bella ser
millonario. Durante años pensó que aquel
hombre que era bastante similar a un oso o a la Mole de los cuatro fantásticos,
no tenía dientes o al menos una placa, pues nunca lo había visto sonreír, al
menos no delante de ella lo cual tenía sentido pues rara vez coincidían, dado
que la diferencia de edad de ambos era de 25 años. Aun ahora que era su
“prometido” eran contadas las veces en que ambos se encontraban y fue en uno de
aquellos encuentros donde Bella tuvo el desagrado de descubrir que Emmett si
tenía dentadura, lo hizo cuando para sellar su compromiso él la obligo a
besarlo y para forzar a que abriera su boca, mordió sus labios. Tuvo que
contenerse del golpe que planeaba darle, pero desde aquel día tomo la
precaución de comer las cosas que más mal aliento pudiesen provocarla, para así
evitar otro beso.
Sus hermanas mayores, ambas
casadas con hombre similares a Emmett, no dejaban de señalarlo lo afortunada
que era al tener a su lado a alguien como él, dado que carecía de la belleza
que ellas creían poseer, era un verdadero milagro que haya puesto sus ojos en
ella.
Era así que Isabella Marie Swan
estaba resignada a lo que el destino con ayuda de sus padres le tenía deparado,
convenciéndose a si misma cada día que pasaba que su vida no podía ser mejor,
aunque una parte de ella solo quería hacer una locura, solo una para después
entregarse a una vida rutinaria.
- Bella….Bella ¿me estas
escuchando? – Ya habían vuelto de dar su paseo y nuevamente estaban en la
habitación que ambas compartían desde hace cuatro años.
- Por supuesto.
- Entonces ¿Qué dices? – Dio unos
pequeños saltos por el lugar.
- ¿Qué dijo de qué Jane? – La
miro tratando de buscar en sus ojos la respuesta.
- Acabas de decirme que me
estabas oyendo ¿no?
- Bueno tal vez me perdí en
alguna parte.
- Sabes creo que es más
importante ese papel que yo.
- No seas dramática.
- No es dramatismo, pero vamos
analicemos los hechos las muchachas de nuestra edad mueren por actores y músico
pop o rock, pero tú no…tú Isabella Marie Swan tienes que estar obsesionada con
un pianista que tiene doscientos años y que solo ha salido una vez en algún
periódico posando con cara de asesino en serie.
- Solo porque no comparta los
gustos de la mayoría, eso no quiere decir que los míos sean malos – Cruzo los
brazos en clara señal de molestia.
- Bella seamos honestas debes ser
su única fan en el mundo que no tenga setenta años y este en un asilo
escuchando música clásica – Se lanza sobre su cama riéndose hacía lo que ella
considera una gran broma.
- Mis gustos son peculiares y no
propios de las masas.
- No Bella tus gustos son solo
tuyos y agradezco por eso.
- Pues me parece perfecto.
- ¿Ahora si me pondrás atención?
- Ya te dije que siempre te pongo
atención lo que pasa es que me pierdo en algún momento de tus continuos bla bla
bla bla.
- No es difícil seguir mi ritmo
lo que pasa es que no te interesa tratar de seguirlo.
- Sabes que ya no tiene caso,
cuando termine el año yo….- Bajo su cabeza.
- Oh Bella!! – Se sienta junto a
ella y la abraza.
- No te preocupes Jane, sé que
esto es lo mejor.
- Bella recién estas por cumplir
18 como puede estar bien.
- Porque es algo que siempre supe
y no me molesta además me quita todo el stress de buscar mi alma gemela – Su
risa no tiene una pizca de humor.
- Pero Bella hablamos de casarte,
esas son palabras mayores en especial cuando apenas has vivido y mucho menos
conocido gente.
- Jane hare todo eso lo que
dices, la única diferencia es que lo hare cuando ya esté casada.
- No has pensado que puedas
encontrar el amor.
- No Jane eso no sucederá estaré
casada.
- Con un anciano. Mi padre tiene
solo unos años más.
- Solo tiene 43 años dicen que es
la mejor edad de los hombres.
- Claro después de eso mueren.
- Jane….- Su voz sonaba a
advertencia.
- Bells nunca has pensado vivir
tus últimas semanas de libertad….en libertad.
- ¿A qué te refieres?
- A que vivas la vida loca, que
te sueltes el cabello, le des un puntapié a la ciudad, a tus responsabilidades,
quien sabe y puedas conocer a tu amado pianista.
- No puedo hacerlo y lo sabes.
- No puedes o no quieres.
- Me vigilan a cada instante,
cada paso que doy es de inmediato reportado a Emmett, así que bien sabes que no
puedo. Solo falta que me instalen un GPS para ubicarme en todo momento.
- Pero si existiera una manera.
- ¿Cómo?
- Solo di que sí y lo demás lo
solucionaremos. Tengo un plan – Se levanta rápidamente de la cama.
- No sé porque pero eso me
asusta.
- Bella es perfecto, te va a
encantar – Toma las manos de su amiga y las mece de izquierda a derecha.
- Cuéntamelo – Levanto su mano
ante la sonrisa de oreja a oreja de su amiga – Quiero que entiendas que esto no
significa que vaya a aceptar llevarlo a cabo.
- Ok…mira….
Luego de media hora, varias
interrupciones y risas de parte de ambas Jane, su única y mejor amiga en aquel
internado, termina de contarle su súper plan a Bella.
- ¿Y bien que te parece?
- Nunca había oído un plan con
tantas fallas.
- ¡Que! Pero si es perfecto.
- Nadie se tragaría ese engaño.
- Sabes bien que sí, todos hablan
de lo similares que somos.
- Dos raras en un mundo de
princesas.
- No Bella dos cerebros en un
mundo de sin cerebros.
- Será, pero lo importante es que
si queremos llevarlo a cabo tenemos que hacerlo este fin de semana.
- Jane….es imposible.
- Vamos Bella disfruta de un mes
de libertad…..y si todo sale como planeo también de un tiempo junto a tú Edward
Cullen….tu pianista.