Nadie más que tú - Cap 2


5 años separados...una vuelta llena de sorpresas...una noticia que puede cambiarlo todo...serán capaces de confesar lo que sienten antes que sea demasiado tarde.

Capitulo 2

Una vida contigo

No se muy bien, pero su tono de voz me hizo enfurecer, quien se creía él para estar enojado, era yo la que debería estarlo, era él el que se iba a casar, era él el que había roto mi corazón, no una sino dos veces y ni la ignorancia lo salvaría esta vez

-    Todavía espero una respuesta.
-    Pues espero que no te acalambres esperando.
-    No me vas a decir!!!
-    No.
-    ¿Es tú novio? – Puse los ojos en blanco, está conversación era absurda
-    Y si lo fuera ¿que? – Si lo acepto mi respuesta fue solo para molestarlo más.
-    Me acabas de decir que no había nadie.
-    Entonces si sabes eso para que lo preguntas.
-    Por que…bueno tú eres el am….mi amiga y ya que no tienes hermanos siento cierta responsabilidad – nunca la palabra “amiga” se me hizo tan ofensiva como hasta ahora.

-    Siento decirte que el puesto de hermano sobreprotector ya está ocupado, Emmett hace un excelente trabajo…gracias.
-    Ni tan bueno si cualquiera puede llamarte, además ya volví así que puedes relevarlo.
-    No lo creo
-    Pues entonces tendrás dos hermanos sobreprotectores y una cosa más, Emmett es un bebe en comparación a mí,  especialmente si se trata de ti.
-    Tengo que recordarte que estuve cinco años sin tú valiosa protección y me ha dio bastante bien.
-    Pero volví Bella y no pienso irme a ninguna parte – No se en que momento se acerco a mi y tomo mis manos entre las suyas.
-    No creo que valga la pena tanta molestia – Apenas y pude decirle en un susurro.
-    Tú siempre lo vales – Beso el dorso de mi mano y las soltó. Claro, claro, pero lo valgo como “amiga”, “hermana”, no como siempre quise, no pude evitar hacer una mueca –Ahora podrías decirme ¿quien es Jacob?
-    Un compañero de trabajo – Que sentido tenia seguir con la pelea.
-    ¿Desde cuando lo conoces?
-    ¿Qué?
-    Solo limitate a contestar.
-    Sabes mejor nos vamos – Si no quieres que te golpee, pensé.
-    Esta bien, pero seguimos hablando en el auto.
Tal vez esa era su idea, pero el viaje hasta el aeropuerto fue silencioso, lo cual fue mucho mejor que continuar la discusión, pues golpearlo mientras conducía era bastante arriesgado. Cuando aparcamos no pude evitar que la idea de huir volviera a cruzar en mi mente, ya era bastante malo que se casara, pero peor aún era ayudarlo con los preparativos y tratar amistosamente a su “prometida”, otra palabra que me sonaba ofensiva y violenta ahora.

Nos bajamos en silencio del auto y comenzamos a andar hasta la entrada.
-Perdóname – Frene en seco por la sorpresa de escuchar decirme eso, por que quería que lo perdonara, por hacer que lo amara, por herirme, por casarse ¿por qué? – Por lo de esta mañana – ahí estaba mi respuesta.
- No importa –mentirosa me grite a mi misma, claro que importa e importa mucho, necesitaba que me pidiera perdón por todo el daño que sin querer me hacía, por dejar que me ilusionara, por no tener un cartel que dijera “ocupado”, por todo y a la vez por nada, la que tenía que perdonarse era yo por bruta, obstinada y por cobarde, en especial por eso.
- Tienes que entender lo importante que eres para mí.
- Tratare de hacerlo.
- Además no quiero que estés enojada conmigo 5 años fueron suficientes.
- ¿5 años?
- El tiempo que pasamos sin hablarnos, nunca entendí que fue lo que hice, que pasó.
- Bueno, crecimos…..la distancia, tú allá…yo aquí…
- No sigas por favor, nada de eso es suficiente para mí, además yo siempre creí que tú y yo …..- pero no continuo.
- Pensaste ¿qué?
- Que tú y yo terminaríamos…recuerdas esa vieja canción que siempre oía tu madre.
- “La distancia”.
- Si…cuando estaba en Londres yo sentía todo lo que le pasaba a él….
- ¿Que quieres decir?...Edward….- No pude responderme, una dulce voz femenina  nos interrumpió.
- Edward…..amor!!!! – Por un pequeño instante me pareció ver que vacilaba entre ir hacia ella o seguir junto a mí y responderme, pero cuando lo vi moverse en dirección a ella me di cuenta que mi imaginación me jugaba una mala pasada.
- Tanya…estas aquí – No quería voltearme por temor a lo que me encontraría, pero ni una vida completa me habría preparado, Tanya era hermosa y eso era quedarse corta, tenía el cuerpo de una modelo y su rostro era perfecto, sus cabello era rubio y largo, peor era que parecía que no caminaba sino que flotaba, viéndola era obvio entender por que se había enamorado de ella, yo a su lado era una pobre imitación de alguien lindo, pero hermoso no.
- Edward que alegría me da verte –Nuevamente me arrepentí de haber volteado, por que el abrazo y el posterior beso fueron peor que una cachetada, aunque siendo honesta me la tenía bien merecida, por que si necesitaba sentirme peor esta era la mejor forma de lograrlo.
- Déjame presentarte a alguien muy especial para mí – Una vez separados de su abrazo, me indico que me acercara, parecía una niña temerosa – Bella… ella es Tanya…Tanya…Bella.
-Mucho gusto – Estire mi mano pero Tanya se abalanzo y me abrazó, perfecto esperaba que me dejara con la mano en el aire o fuese fría al saludarme, al menos así podría tenerle rabia con justa razón, pero lo que hacia era ser adorable.
- Gracias por venir – No te preocupes tú novio entró en mi habitación y me saco de la cama e incluso se ofreció a ayudarme con la ducha, esta bien no sonaba como una respuesta apropiada, así que solo atine a usar una frase hecha.
- Bienvenida!!!! – Pensé que me abrazaría de nuevo, pero solo me sonrío y casi me cegó son esos dientes blancos y perfectos, si todo esto era una farsa para quedar bien lo estaba haciendo de maravilla, pero pensar eso era realmente una estupidez,  quedar bien
¿con quien? Con Edward que era su futuro marido o conmigo su enemiga no declarada y con ninguna otra opción más que como amiga.

En el camino de vuelta fui literalmente bombardeada con un sinfín de preguntas sobre todo y todos, quería conocer todos los detalles, no  pude evitar sentir simpatía por ella y hasta admirarla, venir a un país extraño y conocer a su familiar, sin tener ningún apoyo más que el de tú novio, la hacia de alguna manera un ejemplo para mí, cuando amas no hay miedo, aunque tarde lo entendí, al menos aprendí mi lección.
Cuando llegamos ya todos nos estaban esperando, corrección todos ya la esperaban a ella, al bajar busco a Edward para sostener su mano.
Ok ese era mi límite del día, tal vez trataba de ser una buena persona pero mártir no soy, una vez fuera del auto, me quede atrás mientras los veía avanzar, de repente ella volteo para mirarme.
-    ¿No vienes?
-    En un momento, primero haré el trabajo de botones y espero muy una buena propina – Tenía dos opciones llorar o bromear, así que me quede con la última, además Tanya se reía eso era bueno.

Siguieron su camino y yo pensé en seguir el mío, pero ya me había comprometido, así que abrí la cajuela del auto para sacar las maletas.
-    Déjame ayudarte debilucha – La voz de Emmett me asustó.
-    Puedo sola gracias.
-    Esta bien, pero por mujeres como tú los caballeros como yo estamos en peligro de extinción.
-    Que gracioso…tú un  caballero…pero ¿que haces aquí?
-    Por si no lo sabias mis padres viven aquí.
-    Jajajjaa que risa eh….me refiero a que haces aquí, cuando deberías estar adentro  para poder conocer a Tanya.
-    No me interesa, Edward esta cometiendo un error y no pienso apoyarlo.
-    ¿Un error?
-    Tú sabes que quien debería estar junto a mi hermano eres..
-    No lo digas por favor, si en algo me aprecias no lo digas.
-    Esta bien, pero quiero que sepas lo mucho que te quiero.
-    Gracias.
-    Ven para acá debilucha – Me abrazo como solo él sabía hacer, su clásico abrazo de “oso”, no me di cuenta cuanto necesitaba algo así hasta que lo hizo– Llora, grita, patalea, pero no te guardes nada – Trate de responderle, pero no pude solo sentí que alguien estaba tras de mí.
-    Estas bien? – Era mi hermana, tome aire profundamente y luego lo bote necesitaba reunir fuerzas para contestar.
-    Creo que sí – Estaba frente a ella  y al igual que Emmett me abrazo, hablo sobre mi hombro – Te están esperando, ve….por favor.
-    Esta bien – no pude verlo te apostaría que tenia cara de niño regañado.
Estuvimos abrazadas unos minutos sin decir palabra, luego dejo de abrazarme y me miro a los ojos fijamente, le devolví la mirada y trate de sonreír.
-    Que mueca más horrible.
-    Gracias.
-    Será mejor que entremos.
-    Ok.
Adentro todo estaba listo para una deliciosa comida, todos conversaban animadamente con Tanya, eso me alegraba mucho parecía encajar con todos, por que si el amor es sentir felicidad por el otro, yo sabía que esto haría feliz a Edward.
-    Bella!!! – Digo mi nombre con un entusiasmo puro.
-    Si esa soy yo.
-    Tardaste mucho.
-    Tenías muchas maletas.
-    Vienes por tu propina.
-    Claro – Me senté a su lado, no podía negar que tal vez llegaríamos a ser amigas.
La conversación fluyo animadamente, entre anécdotas, historias y preguntas. Solo una cosa me llamo la atención.
-    Siento que los conozco a todos. Edward habla mucho de ustedes, aunque de ti Bella no, más bien casi nada así que tendremos que pasar más tiempo para conocernos mejor. – No hablaba mucho de mí, que significaba eso y por que saberlo me dolía tanto, era obvio que no hablara de mi, si solo era su vecina y algo así como un familiar político, por el hecho que nuestros hermanos estuvieran casados, era claro el por que habría de mencionarme, salvo que supuestamente era su amiga y me consideraba alguien importante en su vida, decidí que era mejor dejarlo así, lo guardaría en un cajón de mi memoria y lo dejo ahí….eso era lo mejor.

Las semana siguientes fueron “intensas” a falta de una mejor definición, me fue imposible no caer en el “embrujo” de Tanya , era encantadora y cada día que pasaba entendía mejor por que Edward la había elegido, yo en su lugar hubiese hecho lo mismo ¡Maldita sea! No podía negar que trataba de encontrar algo que me molestara de ella, pero me era imposible, así que decidí dejar de luchar contra eso.

Lo que realmente me estaba quitando todas las energías eran los preparativos de la boda, que no era la mía, pasaba demasiado tiempo sumergida en ello, intentando con todas mis fuerzas que no me afectara , pero eso era una batalla perdida, las horas se me hacían eternas y las noches el momento en el cual podía desahogarme. Aunque trataba de evitar la mayor cantidad posible de compromisos pre boda, Tanya siempre lograba convencerme, razón por la cual Jacob resulto una excelente vía de escape, si tal vez no era correcto utilizarlo así, pero realmente no podía más, así que cansada de seguir negándome o inventando excusas malas, acepte salir con él, además todas mis anteriores aprehensiones no tenían sentido, pues para mí y mis sentimientos por Edward no había esperanzas.

Faltaban ya pocos días para el gran evento, no quería decir “boda”, no podía creer cuantas palabras me molestaban en el último tiempo. Así que los padres de Edward organizaron una cena que sustituiría a la “despedida de solteros” de ambos, lo que a mi me parecía perfecto no tenia ánimos de organizar ninguna celebración. Salí a tomar un poco de aire al jardín, necesitaba unos momentos a solas, me senté en una banca y perdí mi mirada en el cielo hasta que su voz me saco de mi ensoñación.

-    ¿Y donde esta Jacob hoy? – Se sentó junto a mí.
-    En su casa supongo – le respondí con mi mirada aun fija en el cielo.
-    Es tú novio y no sabes donde esta.
-    Mi novio..jajjaja…. es solo un buen amigo.
-    Con él que sales seguido.
-    Si, me gusta salir con Jacob es un sol.
-    ¿Lo amas?
-    A que viene eso – Me gire para mirarlo, pero al igual que yo hace unos instantes su mirada estaba en el cielo.
-    Solo respondeme – Pensé en gritarle que no era su problema, pero no tenía sentido desquitar mi frustración con él.
-    No, no lo amo…no todos encontramos el amor.
-    ¿Amor? Jajjajaja – Su mirada se clavo en la mía.
-          Me equivoco o estas por casarte, como dices amor y luego te ríes.
-          La gente no solo se casa por eso.
-          ¿No?
-          No también esta el compañerismo, tener metas en común, llevarse bien, entenderse…esas cosas.
-          Wow, que cínico sonaste….nada de amor, afecto, cariño.
-          Por supuesto que hay sentimientos cariño, respeto.
-          ¿Eso es lo qué siente por Tanya?
-          Claro.
-          Y nada de amor por ejemplo.
-          No del tipo de amor lleno de sentimentalismo y fantasías, de ese tipo de amor ya estoy curado.
-          Hablas como si alguna vez lo hubieras…padecido – Me pareció la palabra más adecuada si él hablaba de estar curado.
-          Solo una vez y fue suficiente.
-          Como dicen “solamente una vez ame en la vida” – Me miro frunciendo el ceño – Perdón, cuéntame ¿qué paso?.
-          Me equivoque….me deje llevar…que se yo.
-          Ella no te correspondió…o tengo que decir él.
-          Ella – me dijo mientras me regalaba mi tan amada sonrisa torcida – yo pensaba, más bien estaba seguro que si sentía lo mismo, cuando nuestras miradas se cruzaban o nuestras pieles se rozaban, era una conexión única como si solo nosotros existiéramos, además quienes nos conocían me alentaban a creerlo – No pude evitar que mi corazón latiera un poco más rápido.
-          ¿Se lo dijiste? – Tenía tantas preguntas, pero partí por que me pareció más urgente.
-          No, muchas veces pensé en hacerlo, pero no me atrevía, si no me correspondía….no soportaba el solo hecho de poder perderla, pero de todas maneras la perdí.
-          ¿Por qué? ¿qué pasó? – Mi corazón estaba latiendo tan veloz como las alas de un colibrí.
-          Me fui a Londres y durante 5 largos años no la volví a ver – Mi mente estaba hecha un lio, pero dentro de todo ese embrollo una pregunta comenzó a darme vuelta ¿Por qué durante estos 5 años nunca te ví?, que quería decir eso y lo que acababa de decir, necesitaba saber antes de cualquier cosa.
-          ¿La conozco? – Lo vi tomar aire y centrar su mirada en un punto lejano del espacio.
-          ¿Tú qué crees?
-          Por favor….solo dímelo.
-          Tú lo sabes….siempre has sido… - pero no pudo continuar, una voz tras nosotros nos interrumpió.
-          ¡Aquí están¡ los estamos esperando – Una vez frente a nosotros Rosalie nos miro - ¿Qué pasa? Interrumpo.
No pude contestar mi cabeza estaba hecha un remolino, necesitaba estar sola, pensar, llorar, gritar, cualquier cosa, menos estar ahí. Finalmente fue Edward quien hablo.
-          No interrumpes, solo hablábamos del pasado – Evite a toda costa dejar que mis ojos se llenaran de lagrimas.

Nunca podré saber como pase aquella noche y los días posteriores, mi mente insistía en recordar una y otra vez la conversación que había tenido con Edward y siempre llegaba a la misma y peligrosa conclusión para mi paz mental…era yo la persona que amaba, más bien que amo…Si gritaba mi corazón, pero mi mente gritaba NO tan fuerte y rotundamente que le creía.

Había logrado evadir casi todas mis citas con Jacob y Tanya, no sé si fue ayuda divina o que, pero su mejor amiga había llegado ya y la ayudaba en todos los detalles que faltaban, además estaba mi hermana, así que yo salía  sobrando, sobretodo por que mi animo estaba tan sombrío como los días. Fue durante uno de ellos, donde no paraba de llover que tome una decisión, si quería seguir y recuperar mi vida tenía que salir de dudas.

Sabía que sus padres no estarían, por que habían salido con los míos, tampoco vería a Tanya, quien estaba con su amiga y mi hermana. Tomé el manojo de llaves de la mesita y salí de mi casa, no me preocupe en buscar algo para protegerme de la lluvia, además era mi vecino, pero cuando llegue a su puerta toda la resolución se fue cayendo junto a las gotas de lluvia. Estuve no se cuanto rato parada ahí, pensando, inhalando, buscando fuerzas, hasta que la puerta se abrió, quise huir, pero no pude estaba tan cansada de hacerlo y llevaba tanto tiempo en ello, que me quede clavada ahí.

-    Me pareció ver… - pero no continúo al verme empapada – Bella ¿qué te paso? Estas bien – Me tomo de la mano y me guió hasta dentro de su casa - ¿ y bien?
-    Estoy bien, solo necesito hacerte una pregunta.
-    ¿Cuál?
-    ¿Quién es ella?
-    Bella yo….no puedo, no ahora – Esta vez no pude evitar llorar.
-    Es demasiado tarde ¿no?
-    Si – Nunca pensé que una palabra tan pequeña fuera tan devastadora.
-    Puedo hacerte otra pregunta ¿por qué no hablabas de mi? Creí que era tu amiga.
-    Tal vez por la misma razón por la que durante 5 años me ignoraste.
-    Entonces era por revancha….si yo lo hago tú lo haces….!Madura¡
-    ¿Qué? Me lo dices tú, por favor.
-    Si te lo digo yo!!! – Ya no tenía ganas de llorar, sino que de gritar que era lo que estaba haciendo – algún problema con eso.
-    Por supuesto que tengo problemas.
-    ¿Cuáles? – Esta discusión no tenía ningún sentido.
-    Acaso te importan.
-    ¡No¡ – Si, oficialmente esta pelea era un sinsentido.
-    ¡¡Perfecto!!!....¿Como está Jacob? – Gruño la última palabra.
-    ¿Qué tiene que ver?
-    Nada…pero ¿como esta?
-    También con Tanya….¿como van los preparativos?
-    Supongo que bien tú deberías saberlo ¿no?
-    Claro, se me olvidaba que esa era mi “misión”
-    No sabía que te molestaba.
-    Ese es tú problema nunca sabes nada.
-    Que quieres decir, cuando te pregunte no te negaste.
-    Claro que lo hice pero me convenciste…nada se le puede negar a Edward Cullen no es cierto.
-    Y por que te molestan tanto los preparativos de mi boda – Estaba furioso y caminaba con león enjaulado por el salón, además ha esta altura ya no hablábamos, gritábamos y su enojo igualaba al mío.
-     Por que es tú boda con otra mujer, por que es tu vida con otra….cuando…cuando…
-    ¿Cuándo qué?
-    Cuando quien debería casarte contigo, quien debería compartir la vida contigo soy YO!!!, yo que te ame desde el primer momento, que te he amado todos estos años y que te amara siempre y que…. – no pude seguir por que me tomo en sus brazos y busco mis labios con desesperación, me beso como tratando de recuperar todos estos años, era la combinación perfecta de pasión y ternura que provocaba que mi corazón amenazara con salirse de mi pecho, nos separamos por unos escasos segundos para tomar aire, pareciera que ninguno de los dos quería terminar el beso, no sabíamos donde terminaba uno y empezaba el otro, nos detuvimos y unimos nuestras frentes, mientras regulábamos nuestra respiración.
-    - Dios como te amo Bella, pensé que nunca podría decírtelo.
-    Yo también te amo Edward, pero tú te vas a casar y…- puso su dedo sobre mis labios y los bese.
-    No me voy a casar Bella, no puedo primero por que te amo y tu me amas, y mi vida ya no tiene sentido si no estas en ella, además Tanya no se merece una vida en donde yo te ame tanto, tanto, tanto….TE AMO BELLA – esto último lo dijo gritando.
-    Esto no es un sueño verdad.
-    No mi vida esta es la más hermosa de las realidades, me amas como yo a ti, nada puede haber mejor que esto – No quise contradecirlo, así que decidi darle un mejor uso a mis labios y lo bese, hasta quedar sin aliento.
-    Estás mojada mi vida, vamos a cambiarte esa ropa, no más bien vamos a sacarte esta ropa y….- me sonroje, pero no pude evitar preguntar.
-    Y qué?
-    Que pienso ayudarte a hacerlo – Me tomo entre sus brazos y me llevo hasta su habitación.

Cuando llegamos, me dejo suavemente en el suelo y capturo mis labios con los suyos, esta vez fue un beso distinto más sensual, nuestras lenguas seguían un ritmo erótico y no pude evitar soltar un gemido por todas las sensaciones que estaba experimentando.

Sentí como su boca abandonaba mis labios para comenzar a descender por mi cuello, dejando un reguero de besos a su paso, mientras sus manos comenzaban a explorar mi cuerpo, note como delineaba mis curvas. Como lo amaba y saber que me correspondía me hacia amarlo aun más. Sentí como me separaba de su cuerpo y no pude evitar hacer un mohín.
-    Prometí ayudarte con tú ropa.

 Me perdí en su sonrisa torcida, notando como su mirada recorría mi cuerpo empapado por la lluvia, lentamente se acerco a mí y comenzó a desabrochar mi blusa, cada porción de mi piel que quedaba al descubierto era besada, no se si temble de frió o de anticipación, cuando la deslizo por mis hombros y la quito de mi cuerpo, hizo lo mismo con mis pantalones, me mordí mi labio, me sentía tan vulnerable frente a él que estaba completamente vestido, mientras yo estaba en ropa interior, trate de cubrirme, pero me lo impidió tomo mis manos y lo que vi en su mirada me hizo sentir deseada.

-    Como te amo, mi vida no se como pude pensar en que podría vivir sin ti.
-    Edward te amo tanto.

En los siguientes minutos las palabras sobraron, sentí como sus labios tocaban el espacio expuesto de mis pechos, sus manos acariciaban mi espalda y llegaban hasta el broche de mi sostén, cerré los ojos al sentir como lo quitaba de mi cuerpo y, con las yemas de sus dedos recorría mi piel hasta llegar al borde mis pantaletas, note como su mano exploraba aquella parte de mi intimidad que jamás otro había tocado, lentamente bajo la última prenda que cubría mi cuerpo y ahora estaba complemente desnuda y a su merced. Me arme de valor y decidí ser yo que lo ayudara a él con su ropa, levante su polera hasta quitársela y perderme en la perfección de su pecho, al igual que Edward lo había hecho conmigo cree mi propio camino de besos en su cuerpo, hasta llegar a su pantalón, no pude evitar notar el bulto que presionaba la tela, baje mi mirada hacia aquel lugar e instintivamente me mordí mi labio.

Al parecer aquello le había gustado, pues sin darme cuenta Edward se apodero de mis labios nuevamente y me beso con una pasión infinita que hizo estremecer, no pude ver en que momento se deshizo de sus pantalones, solo sé que me aferre a él, por que estaba segura que no podría seguir mucho más tiempo de pie, así que enrede mis brazos en su cuello para no caer y profundizar aun mas nuestro besos, sentí como tomaba una de mis piernas para colocarla en su cintura aquel roce de nuestras pieles provoco una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo, subí mi otra pierna y atrapa su cintura con ambas, un ronco gemido escapo de sus labios, al notar como rozaba su erección con mi cuerpo.

Su boca bajo hasta mis pechos los cuales lleno de besos hasta capturar uno de mis pezones, trazo con su lengua el contorno de mi aureola para luego soplarlo, creando una sensación indescriptible que hizo escapar de mis labios un gemido bastante audible, lo mordió suavemente, para luego atraparlo por completo y succionarlo mientras con su mano masajeaba mi pecho libre,  mis manos se perdieron en su cabello tratando de acercarlo aun mas a mi. Siguió su camino con mi otro pecho, hasta que lo guié a mis labios.

Nos acercamos hasta el borde de su cama, me deposito suavemente en ella y se separo para quitarse la única prende que aun cubría su cuerpo.
-    Bella, quiero que esta noche sea inolvidable – Su mirada estaba fija en la mía.
-    Edward yo….quiero decirte algo.
-    Amor, ¿Qué pasa? – Su mirada reflejaba preocupación.
-    Yo nunca he estado…con alguien yo soy….virgen– No pude mantener su mirada así que la desvié.
-    Bella mírame – Estaba sobre mi, pero cargando todo su peso sobre sus brazos que estaban a ambos lados de mi cabeza – Por Dios, si supieras entender lo que esto significa para mí, se que suena egoísta, pero saberlo me hace amarte aun más.
-    Pero….- No pude continuar, un beso sello mis labios.
-    Si quieres que paremos ahora lo entenderé, lo haremos solo cuando tú estés lista, mi vida – No le respondí, en cambio lo acerque aun más a mi – Te prometo que seré dulce amor.
-    Lo sé…confió en ti.

Volvimos a besarnos de forma ardiente, como si fuéramos adictos a nuestros besos, su boca fue bajando lentamente hasta llegar a mi lóbulo que tomo entre sus dientes, mientras sus manos seguían su propio camino en mi cuerpo hasta detenerse en aquel lugar tan intimo y tan sensible que masajeaba con caricias tan placenteras, hasta que note como un dedo presionaba y me penetraba suavemente, al que comenzaba a acariciar aquel pequeño punto de placer, sentí un segundo dedo en mi interior repitiendo aquella caricia una y otra vez, de modo enloquecedor, hasta que mi cuerpo se arqueo producto del intenso placer y no pude evitar el grito, que fue atrapado por los labios de Edward, estaba completamente húmeda y preparada para recibirlo, aquello pareció excitarlo aun más.
Sus dedos fueron reemplazados por la punta de su miembro que presionaba sutilmente en mi entrada, note que en su mirada había dudas.
-Hazlo Edward es lo que deseo.

Lo sentí entrar, contuve la respiración al sentir el primer amago de dolor que me hizo tensarme, me miro nuevamente, por un instante creí que no seguiría, así que busque sus labios con los míos para alentarlo a continuar, continuo empujando hasta que me penetró con una única e eficaz embestida, una oleada de dolor invadió mi cuerpo, quise moverme, pero solo lograba tensarme aun más, así que cerré los ojos con fuerza, hasta que sentí como besaba mis parpados, mis mejillas, la comisura de mis labios, empecé a relajarme poco a poco, notando como unos lentos movimientos en mi interior reemplazaban el dolor por algo infinitamente más placentero.

Edward se apoyo en sus codos para no aplastarme, sentí su aliento suave y calido sobre mi pecho, rodee su cabeza con mis brazos y mordisquee su cuello.

-          Te amo Bella – decía esto entrando y saliendo de mi cuerpo, mientras besaba mis pechos. Enrosque mis piernas alrededor de su espalda, para sentirlo aun más profundamente en mi interior.
-          Yo más – En una última embestida llegamos juntos al éxtasis. Gritamos nuestros nombres hasta desgarrarnos las gargantas.

Sentí como lentamente salía de mi interior y se levantaba. Lo seguí con la mirada iba a decir algo, pero se acerco a mi y me llevo hasta el baño. Sin dejar de mirarme un segundo, me llevo hasta la ducha, nos metimos juntos y jabono cada parte de mi piel, deslizaba sus manos con una suavidad como si estuviera temeroso de que pudiera romperme. Una vez fuera, lleno de besos mi cuerpo a medida que lo secaba. Volvimos a su habitación, directo a su cama, me recostó sobre su pecho desnudo, sentí que trazaba dibujos en mi espalda, mientras tarareaba mi nana, sin saber en que momento me dormí.

Todo lo que vino después de aquella fue un torbellino. Edward hablo con Tanya, quien estaba increíblemente aliviada de no casarse, como me explico después  él, le dijo que desde que nos vio supo de nos amábamos y que nunca pensó que tardaríamos tanto en darnos cuenta, también le explico que era un alivio por que lo suyo estaba destinado al fracaso, pues ella siempre sería su segunda opción, sobre todo por que a ambos nos unía un lazo invisible, pero indestructible. Eso sí, antes de partir le dio una idea, ya que estaba todo listo para una boda, no había que desaprovecharlo, solo había que hacer pequeños cambios y listo.

La ceremonia fue íntima y sencilla, rodeada de nuestros seres queridos y los que siempre tuvieron la esperanza que lo nuestro terminaría así.

Un año después

-    Te había dicho alguna vez que solo tú llenas mis brazos de manera tan perfecta.
-    Incluso con esta enorme barriga.
-    Así solo haces que sea mas perfecto – No pude evitar reír y mirarlo, aún no podía creer que esto fuera real.
-    ¿Me amas?
-    Tanto que no me cabe en el pecho ¿y tú?
-    Tanto que no existen palabras para definirlo.
-    Entonces demuéstramelo – Lo mire a los ojos para perderme en ellos, lo bese y como me lo pidió me encargue de demostrarte cuanto lo amaba.

Fin







>