Entre tus alas - EP parte 7

Parte 7
Edward POV 

Durante varios días no me pude quitar de la cabeza  el hecho de Jane y Emmett fueron amantes, en especial porque ella era la secretaria de Bella y el idiota ese su ex novio. Trate de no demostrar en lo absoluto mi preocupación, en especial cuando estaba junto a mi ángel. Nuestra relación florecía cada día más,  ya era una rutina dejarla en las mañanas en su trabajo e ir por ella todas las tardes. 


Mi asistente estaba advertida de que no podía agendar ninguna reunión fuera del horario en que me encontraba disponible e incluso debían ser de preferencia en las mañanas, solo casos muy excepcionales donde aquello era imposible mi gran amigo Jacob se hacía cargo, una parte de mi se sentía culpable por cargarlo con tantas responsabilidades, él como siempre sonreía y me decía “algún día me devolverás la mano Cullen”, de eso no cabía duda.

Mi amada Bella estaba por cumplir cinco meses de embarazo y estaba radiante, apenas si se notaba su estado, pero al verla de cerca irradiaba una luz que solo la hacía ser aun más hermosa. Le prometí a mi amigo que pronto la conocería, mientras le mostré un par de fotografías que la semana anterior nos habíamos tomado en un parque. Cuando comenzó a alabar su belleza decidí dar por terminada la muestra, él solo rio sonoramente, mire la hora y vi que ya debía de irme. Aquella tarde iríamos al médico y después de varias discusiones con las mejores reconciliaciones, cedí y acepte saber el sexo de nuestro bebe, si eso era lo que ella tanto quería lo tendría. Fue en ese momento en que supe con toda certeza y sin lugar a dudas que lo que ella me pidiera se lo daría.

Una parte de mí estaba ansioso por saber el sexo del bebe, pero otra estaba muy nervioso, pues después de la consulta llevaría a Bella a comer y le haría una pregunta que marcaría el destino de nuestra relación.

Pase por Bella a su oficina, la bese y acaricie su vientre, luego nos dirigimos a la consulta, cuando llegamos habían varias otras mujeres en la sala de espera, en realidad solo dos además de mi maravillosa novia, iban en compañía de quienes supuse serian sus parejas. Por un instante la vi fruncir su ceño al mirar a varias de las personas que allí estaban, entrelace sus dedos a los míos y juguetee con ellos haciéndole una promesa “algún día pondré ahí un anillo” y si todo salía como yo esperaba sería muy pronto, pues el anillo lo había comprado hace varias semanas, solo me quedaba esperar el momento preciso para entregárselo. Bella no comento nada de lo que dije, pero eso era habitual en ella, siempre que la sorprendía con algún comentario se quedaba en silencio y era salvada por alguien, esta vez por una enfermera, quien nos indico que podíamos pasar a la consulta.

La doctora comenzó con el examen de rutina, nos señalo que todo estaba bien y finalmente nos dijo que seriamos padres de una niña. Estaba exultante de felicidad, al parecer mi destino era ser amado por mujeres maravillosas y yo entregarles todo lo que estuviera a mi alcance. No podía dejar de besar a  Isabella mientras nos dirigíamos al auto, además de planear la vida de mi bebita y dejándole claro que nunca nadie se podría acercar a ella, si sería un padre muy celoso y no me molestaba en ocultarlo.

Cuando finalmente llegamos hasta el restaurant en el cual no habíamos podido cenar tiempo atrás por culpa de “encuentros desafortunados”, Bella me miro dudosa, pero antes de darle la respuesta esta llegó, aquella noche nadie podría molestarnos pues mande a cerrar el lugar solamente para nosotros. Fuimos recibidos por todos quienes allí trabajaban e incluso por el chef que aseguro se esmeraría en hacer el mejor plato del mundo para nosotros.

Suspire con nerviosismo cuando finalmente estuvimos solos tenía que hablar, si lo quería todo en mi vida debía de arriesgarme así que comencé con mi relato. Le explique a Bella toda la lucha que significo para mí llegar hasta la Accademia Musicale Chigiana, lo importa que era para mí, eso si dejándole en claro que ella y nuestra hija era mi prioridad, varias veces durante nuestra conversación tuve miedo que se parara y me abandonara, en especial cuando me dijo que no se podía tener todo en la vida. Sin darme cuenta fue ella misma quien me hizo finalmente hacer la pregunta que tanto temía y su respuesta solo me hizo sentirme dueño de una felicidad que era tan grande que me asustaba. Ella me prometía que iría hasta el fin del mundo junto a mí.





Apenas me separe de Bella aquella mañana empecé los arreglos para nuestro viaje a Italia, quería que cuando llegáramos no hubiese ningún problema, tome contacto con los mejores agentes inmobiliarios del país, así como un par de bufetes, en el caso que ella quisiera seguir trabajando, también contacte la mejor clínica y medico de toda Europa, las mujeres de mi vida solo tendrían lo mejor.

Estaba en eso cuando mi asistente me señalo que el investigador estaba ahí y que deseaba verme, lo atendería solo unos minutos quedaban varios detalles que arreglar antes de mi partida a Italia, por lo cual lo que menos tenía era tiempo. Después de los saludos me entrego una carpeta con todos los informes de Emmett McCarty y sus mujeres, según un rápido resumen había estado con tantas mujeres que la mitad de la población femenina de Nueva York lo conocía, pero que en las últimas semanas su actitud de Don Juan de Alcantarilla había cambiado. Le agradecí todos los detalles, pero no quise oír más honestamente me sentí como una vieja cotilla, guarde en un cajón de mi oficina todo y le despedí. Esperaba no tener que usar nuevamente sus servicios.

Jacob acababa de entrar a mi oficina cuando mi celular comenzó a sonar, por un instante pensé que sería Bella, en cambio vi que era Rose, por un instante dude en contestarle o no, en los últimos días se había mostrado demasiado insistente y empezaba a hartarme. Le conteste apenas, pero cuando me dijo que mi novia estaba en el hospital grave, capto toda mi atención, le pregunte en grito donde estaba, no entendí del todo porque estaban en aquella clínica, pero no era momentos para dudas lo único que hice fue salir disparado hasta mi auto, al tratar de abrir las puertas las llaves se me cayeron, fue mi amigo quien las tomo por mi y sin pensarlo me ayudo. Fue él quien me llevo hasta la dirección que le señale, me dijo que cualquier cosa que quisiera solo lo llamara. Entre corriendo hasta la recepción y pedí frenéticamente información de mi novia.

Una enfermera me indico que el doctor se reuniría pronto conmigo, espere los cinco minutos más largos de mi vida. Cuando finalmente llegó su cara no auguraba nada bueno. Se presento como el Doctor Aro Volturi y me dio la noticia que me desgarro el alma. Bella había perdido al bebe, no hubo tiempo de nada pues llegó con un sangrado muy fuerte y tuvieron que proceder de inmediato, no quise seguir oyendo mas detalles y le pedí que me dejara verla. Accedió, explicándome que estaba sedada y que aun no sabía la noticia, no me sentí con el valor para dársela fue por eso que le pedí al doctor que se la diera.

Cuando entre a su habitación estaba ahí Rosalie y Bella estaba despertando, de inmediato corrí a rodearla con mis brazos, sentí como una parte de mi corazón se rompía al preguntar por nuestro bebe, tome con fuerza su mano mientras el doctor le daba la noticia de que lo había perdido. Aquella noticia provoco que ella quedara en shock, trate de hacerle reaccionar, pero su mirada estaba perdida en algún punto.

Rosalie me dio una sonrisa triste y el médico se marcho, diciéndome que aquello era una reacción propia de alguien que acababa de recibir una noticia como esa. La abrace con fuerza y no pude evitar que dos traicioneras lagrimas corrieran por mis mejillas. Sentí un golpe en la puerta, le indique que pasaran, eran Bree y Tanya, como las grandes amigas que eran de Bella fueron a verla y ofrecer su ayuda, hablamos un momento y luego se marcharon. Yo necesitaba compartir mi dolor por eso decidí llamar a mi abuelo. Le dije a mi ángel que saldría un momento, deje un instante de respirar cuando la oí decir que no era necesario que regresara, le aclare que jamás la dejaría y asi lo haría.

Los días que siguieron a nuestra perdida parecían ser uno más oscuro que el otro. Me puse en contacto con varios especialistas que me señalaron como manejar el duelo, yo por experiencia propia sabia como hacerlo, pero Bella parecía que todos los días perdía un poco más de luz. Cuando dijo que volvería al trabajo y que mi opinión sobre aquello no le importaba me sentía herido, pero trataba de comprenderla. Mi abuelo y Jacob me recomendaron un viaje, el cual como era de suponer rechazo.

Un día que estábamos en su departamento la note intranquila, como si quisiera decirme algo, pero no se atreviera, cuando finalmente lo hizo por un instante sentí esperanzas, mas estas quedaron en nada cuando me recordó mi viaje a Italia y como ella quería que lo hiciera solo. Me dio sus razones y simplemente no podía creer que me pidiera que la abandonara, la amaba como un loco y no estaba en mi naturaleza abandonarla, pero también estaba en mi ADN complacerla y no podía  hacer nada contra aquello.  Muy a mi pesar acepte irme a Italia, pero le di el plazo de un mes para que decidiera que pasaría con nosotros, no le estaba dando un mes para que se recuperara y fuera nuevamente mi Bella, sino que para que me aceptara eternamente, porque si ella decidía seguir conmigo correría a la Iglesia más cercana y la haría mi esposa. Como era de suponer ella me pidió que si yo llegara a conocer a otra persona también se lo digiera, como si aquello pudiese ser posible, la tenía tan clavada en mi alma que no podría dejarla.



Empecé los preparativos de mi viaje esta vez en soledad, deje ordenes claras de que siguieran protegiéndola en mi ausencia y que sin importar el día, la hora o lo que fuere debían de avisarme de inmediato cualquier cosa que le sucediera, por muy insignificante que les pareciera debían de informármelo. Les explique además que la prohibición de acercamiento de Emmett McCarty seguía vigente. Jacob me prometió que la cuidaría a la distancia, sobre todo porque desconfiaba de Rosalie, no me quiso explicar muy bien el por qué de su actitud, pero yo tampoco insistí.

Antes de partir dormiría con Bella en su casa, que yo consideraba también mía. Tenía planeado entregarle un anillo y un pasaje, ambos símbolos de nuestro reencuentro, si lo llevaba puesto entendería que me había aceptado en su vida. El pasaje era una forma de evitar excusas que no le permitan llegar a mí, si era un manipulador, pero necesitaba sentirme seguro de que la volvería a ver aun cuando fuera una última vez.

Al parecer el pasaje no le provoco tantos conflictos como la pequeña cajita que contenía el anillo, le explique lo que significaba, ambos dijimos que sin importar nada el uno ocupada la mente y el corazón del otro. Nos dormimos abrazados, más bien Bella se durmió en mis brazos, yo la contemple dormir todo la noche y me jure a mi mismo que no permitiría que ella me dejara nunca.



La despedida fue dolorosa, aun cuando dentro de un mes nos veríamos, no podía dejar de lado una extraña sensación de dejar a Bella. La bese y casi corrí fuera de su departamento, de otra forma me quedaría a su lado.

Una vez en el aeropuerto realice todos los trámites para subir a mi vuelo. En eso estaba cuando una pareja me llamo la atención, no lograba recordar donde los había visto antes y aquello me molestaba, decidí que mejor usaría mis fuerzas en enviar un mensaje a Bella. Cuando terminaba de hacerlo, la realidad llego de golpe…que rayos hacían ellos aquí.


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