Entre tus alas - Capitulo 19


Capitulo 19



Mi mirada se perdió en el vació, escuchaba una voz que suponía seguía siendo el doctor, pero apenas y reparaba en lo que me decía, lo único que se repetía en mi mente una y otra vez era que había perdido a mi bebe, no me importaba nada más…saber que era joven aún para volver a embarazarme o las razones de por qué sucedió aquello. Todas esas palabras me parecían huecas y sin sentido para mí. 


Note que Edward tenía una de mis manos entre las suyas, no supe si recién la había cogido o ya hace un rato. Me sentía tan vacía que no sabía qué hacer o cómo reaccionar. El doctor continuo explicando otras cosas, pero no supe qué y no me interesaba en lo más mínimo.

Oía como Edward me llamaba, pero no tenía fuerzas ni quería verlo a la cara, acababa de comprender que su pena debía ser tan intensa como la mía y no podía lidiar con eso, la mía ya me estaba superando, la de él simplemente no podría resistirla.

Mi vista recorrió la habitación, estábamos solos los dos, el doctor se había marchado al igual que Rosalie, agradecí aquello no lo que menos necesitaba era miradas lastimosas y palabras de consuelo, para ser honesta no quería nada, solamente estar en soledad.

Sentí los brazos de mi novio rodeándome y acercándome a su pecho, mientras sus manos acariciaban suavemente mis cabellos, una pequeña gota cayó en mi rostro, no entendía muy bien de donde provenía, pues yo no estaba llorando, levante un poco mi mirada y vi como dos solitarias lagrimas surcaban el rostro de Edward.

Una mezcla de sentimientos finalmente me estallo en el pecho, por un lado una pena infinita por lo que estaba pasando unido con demasiada fuerza a una rabia por no comprender el por qué y el para  qué de lo que paso, por otro sentía impotencia por no tener la fuerza suficiente de consolar la pena del hombre que amaba.

Un ligero toque en la puerta me despertó unos segundos de mi letargo, no supe si Edward o incluso yo respondimos  algo, pero vi como mis amigas se asomaban cautelosamente y luego entraron, cuando vi sus rostros supe de inmediato que ya lo sabían todo o al menos lo intuían. Ni yo ni Edward en aquel momento éramos personas radiantes de alegría.

Él seguía junto a mí con su mano unida a la mía. Comencé nuevamente a oír voces, pero no me interesaba seguir el curso de sus palabras, solo me llegaban fragmentos de lo que suponía era una conversación “está en shock”… “lo superara”… “si necesitan algo”, luego nuevamente el silencio y los labios de Edward posándose en mi frente.

- Ángel saldré un momento, pero volveré de inmediato.

- No lo hagas – Fueron las primeras palabras que pronuncie después de la fatídica noticia.

- ¿Qué cosa? – Su voz sonada insegura.

- Volver….no quiero que vuelvas – Después de decirlo cerré fuertemente los ojos y deje que finalmente las lagrimas que llevaba buen rato conteniendo inundaran mi rostro.

Esperaba que luego de lo que acababa de decir Edward se hubiera marchado ya de mi habitación, pero no fue así, sentí como sus manos abarcaron mi rostro y sus labios iban quitando mis lágrimas de mi cara.

- Escúchame Isabella, nunca voy a dejarte, no importa donde vayas o donde te ocultes, iré a tú encuentro, te sacare de los lugares más oscuros y te rescatare de las sombras que intenten separarnos – Sin esperar mi respuesta me dio un suave beso en los labios y salió.



Los siguientes días mi estado de ánimo no lograba arribar, sabía que todo sería un proceso lento, pero una parte de mi no quería seguir así. Tome solo dos días de descanso antes de volver a la oficina, aquello provoco una fuerte discusión con Edward que no estaba en lo absoluto de  acuerdo con mi decisión, creo  que fui todo menos amable al decirle, que su opinión poco me importaba. Pude ver como mis palabras le provocaron dolor, pero mi idea no cambio, necesitaba distraerme con algo, pues los momentos de inactividad eran donde peor me sentía, así que volver al trabajo me parecía lo mejor.



Trato de convencerme de que nos tomáramos unas vacaciones en el lugar que yo quisiera, para así poder despejarnos y relajarnos. Rechace la idea necesitaba distraerme con mi trabajo, pues eran los momentos de inactividad los que peor me hacían.

Volver a la oficina no resulto el antídoto que esperaba, pero al menos salía de las cuatro paredes de mi casa y la vigilancia constante de Edward, aunque mis amigas iban por el mismo camino, no me dejaban ni a sol ni a sombra, solo lo hacían cuando lo veían a él aparecer. Aquella actitud me estaba molestando, pero no deseaba pelear ni llenar mi cabeza de nuevos conflictos. Quería recuperar poco a poco la paz que había perdido, así pasaron varios días.

Unos de los días en que vino por mí Edward me propuso algo que rechace de plano,  no quería viajar para descansar y distraerme, y lo más angustiante para ya de por si convulsionado corazón, era que no quería estar al lado de él. No dudaba que lo amaba, pero en aquel momento no podía estar a su lado, tal vez pareciera egoísta, más sabia que ambos teníamos que curar nuestra herida y yo necesitaba hacerlo en soledad. Necesitaba también replantearme mi relación con Edward, saber si quería tenerlo a mi lado o separar nuestros caminos, por primera vez entendí que el amor no siempre puede vencerlo todo.

Ya habíamos llegado a mi departamento, el ambiente estaba bastante tensó como resultado de nuestra discusión sobre el viaje. Al mirar a Edward recordé la conversación que habíamos tenido hace unos días, parecía que hubiese sido en otra vida cuando éramos felices con nuestra espera,  él tenía que estar en Italia para estudiar, yo le había prometido que iria con él hasta el fin del mundo, pero ahora me sentía incapaz de cumplir aquello. Además no podía seguir adelante sabiendo que había roto otro sueño de Edward.

Me acerque hasta donde estaba y lo quede mirando durante unos minutos en los cuales nadie digo nada, tome una fuerte inspiración y me decidí a hablarle.

- Edward ¿Cuándo tienes que estar en Italia? – Al parecer mi pregunto lo tomo por sorpresa.

- ¿Quieres que nos vayamos? – No sabía cómo decir lo que pensaba sin dañarlo.

- No, quiero que tú vayas.

- Sin ti – Su voz sonó alterada y se acerco hasta mí.

- Si – Cuando note que pensaba interrumpirme puse un dedo en sus labios – Escúchame no  quiero arrebatarte otro sueño, ya bastante has sufrido y perdido cosas en tu vida, no me perdonaría que ahora que estas tan cerca de lograr algo por lo que tanto has luchado lo pierdas.

- Ángel – Su mirada estaba clavada en la mía – No puedo, ni quiero abandonarte. No te das cuenta que te amo,  que quiero vivir mi vida a tu lado, para siempre.

- Edward – Acaricie su mejilla, él simplemente cerró sus ojos – No te estoy pidiendo que me abandones, solo un poco de tiempo.

- ¿Tiempo sin mi? – Sonaba dolido.

- Necesitamos recuperarnos de nuestra perdida, yo se que tú piensas que tienes el deber de no separarte de mi lado.

- No es un deber, Bella. Lo hago porque quiero, porque te quiero.

- Si, pero necesito que comprendas que necesito un tiempo a solas para reencontrarme, superar este dolor y saber hacia dónde va lo nuestro, no quiero que durante todo este tiempo tú estés dejando tus sueños de lado, eso solo me haría sentir peor.

- Un mes.

- ¿Qué? – Lo mire mientras nos dirigía a ambos hacia el sofá y tomaba mis manos.

- Es lo máximo que puedo estar separado de ti, ángel. Te daré un mes de soledad.

- Pero…- Se levanto de su lugar y se fue hasta la ventana.

- Yo tengo claro mis sentimientos y que quiero estar unido contigo, por eso Bella te doy un mes alejado de ti  y luego me dirás tu decisión…si quieres o no un para siempre junto a mí – No soportaba hacer sufrir a Edward, pero también sabía que seguir juntos así podía hacernos más daño.

- Te irás a Italia ¿entonces?

- Si es lo que tú deseas lo hare y será ahí donde esperare por ti.

- Edward un mes es…

- Una vida entera si no te tengo, ángel. No te estoy diciendo que en ese tiempo debe superar todo el dolor y la pena, solo necesito que me extrañes y vuelvas a mí para nunca más volver a separarnos.

- ¿Nunca más? - Sonaban palabras tan grandes.

- Si, amor dejarte aquí y ahora me hace sentir que te estoy abandonando, que estoy huyendo como un cobarde, pero si es lo que deseas lo hare.

- Edward – Me acerque a él y tome su rostro tan hermoso en mis manos – Quiero que me prometas algo – Me miro interrogante – Si durante este tiempo tú cambias de pareces o te enamoras de una italiana o de otra mujer – Intento negar con la cabeza – Prométeme que me lo dirás, yo también deseo que seas feliz amor mío, conmigo o sin mí.

No me digo nada, solo me tomo entre sus brazos y me beso sellando de alguna manera todas las promesas que quedaron en el aire.



En menos de tres días todo estuvo preparado para la partida de Edward. Me pidió que no fuera al aeropuerto a despedirlo pues de otra forma su determinación “se iría al carajo”, según sus palabras. Acepte lo que me pidió aun cuando me dolía no ir, su segunda petición la acepte mucho más gustosa, dormir junto a mí la noche anterior a su viaje. No hicimos el amor, todavía no me sentía preparada, en cambio estuvimos toda la noche abrazados conversando.

- Tienes una idea de lo difícil que es para mí dejarte.

- Lo sé, pero es lo mejor – Le di un suave beso en los labios y me acerque aún más a su cuerpo.

- Ángel antes de marcharme tengo algo para ti – Se levanto un momento de la cama y volvió al instante con una caja forrada en negro con una lazo morado.

- ¿Qué es? – No pude evitar preguntar cuando me la entregaba.

- Ábrela – Al hacerlo me encontré con una caja más pequeña que provoco que mi corazón se acelerara y las palabras “para siempre” resonaran insistentemente en mi cabeza, en el fondo también había un sobre con mi nombre en él, lo mire unos instantes hasta que mire a Edward, quien sonreía.

Suspire y partí por lo que me pareció menos inofensivo de aquella caja que estaba en mis piernas. Tome el sobre entre mis manos y pase mis dedos por donde mi nombre estaba escrito. Al abrirlo lo quede mirando un momento hasta volver mi vista a Edward.

- Te dije que te esperaría en Italia sea cual fuera tu decisión – Esa fue su respuesta a mi pregunta muda.

- Por eso me dejas este pasaje de avión con fecha de partida para dentro de un mes.

- Exacto – Sonrió complacido – No quiero excusas que te impidan llegar a mí.

- Cubres todas tus apuestas, Cullen.

- Solo aquella que realmente me importan – Quise seguir hablando de cualquier cosa con tal de no tener que abrir aquella pequeña cajita, al parecer mis intentos no fueron disimulados pues Edward saco la cajita pequeña y la acerco a mí.

- No muerde.

Lo quede mirando e hice lo que me pedía, como lo sospeche dentro había un hermoso anillo con un zafiro en centro parecía de los años 20. No pude evitar mirarlo confusa, le había pedido tiempo para no sentir presiones y el mismo me había dado un mes.

- No quiero que lo veas como una forma de presión – Al parecer hoy estaba leyendo mi mente.

- Entonces….- Deje las frase en el aire.

- Quiero que cuando volvamos a vernos, si tu decisión fue aceptarme lo lleves puesto. Así sabré que me quieres en tu vida para siempre.

- Asi que no deseas presionarme – Le sonreí con ironía.

- Solo un poco, además quiero que me recuerdes…aunque no lo uses a diario.

- Edward con o sin anillo, tú estás en mi mente y en mi corazón.

- Tu también en el mío, ángel y cuando volvamos a estar juntos te hare la pregunta que prometí hacerte algún día.

No dijimos nada más en cambio nos fundimos en un tierno beso, para luego dormirnos abrazados.



La mañana siguiente llegó con demasiada rapidez y vi como Edward partía rumbo al aeropuerto. Estuvimos abrazados durante mucho rato, luego me beso y salió de mi departamento. Por un instante quise seguirlo y verlo partir desde lejos, pero sabía que aquello nada de bien me haría.



Luego de marcharse volví a la cama que se sentía tan vacía sin él. Logre dormir un poco más y desperté cuando una muy extraña sensación recorrió mi cuerpo.  Sentí algo así como una patada en el estomago unidos a unos deseos horribles de vomitar. Corrí hasta el baño y vacié lo poco que había comido en la mañana.

Al sentir otra molestia, me lleve las manos al vientre  y solo pude decir:

- No puede ser posible…



Holaaaaaaaaa aquí un nuevo capítulo…se que el anterior fue muy triste y bueno este tampoco es como para saltar de alegría, pero como dicen por ahí no importa cuán oscura sea la noche siempre llegara la luz del día… y eso pasara con Bell y Edward.


Que tengan un lindo fin de semana

Lulu XD


>