Capítulo 6
Para Edward nunca había existido una semana más dura que la
que acababa de vivir. Apenas entro aquel primer día a la oficina de Victoria
pensó que estaba alucinando, pues ahí en un apartado escritorio estaba la
muchachita que vio bajo la lluvia y que había despertado cosas que creyó
dormida. La miro solo unos segundos aprovechándose que ella no había levantado
su vista, pero como siempre cuando existía algo que le molestaba y no sabía
cómo lidiar con él la ignoro.
Para no demostrar que algo cambio en él, comenzó su
discusión diaria con su amiga, estaba por partir cuando Victoria decidió
presentársela, su nombre era Isabella y se levanto de su lugar para saludarlo
con una unión de manos. Edward tardo medio segundo en entender aquel gesto y
cuando la estrecho, se la llevo a los labios y en ese preciso instante su mundo
se volvió de cabeza, sintió temor por aquel toque eléctrico que sintió al
sostener su mano…nunca lo había sentido y nunca espero sentirlo con Isabella.
Solo atino a decir un educado “encantado” y volvió la atención a Victoria,
necesitaba huir de ahí lo más pronto.
Una vez en su oficina se sirvió un vaso de whisky, lo bebió al
seco y se odio por perder la tranquilidad por culpa de aquella niña, porque eso
era Isabella una niña y a él jamás le gustaron las jovencitas ni siquiera
cuando era también un joven, prefería a las mujeres experimentadas que tenían
claro que era lo que él necesitaba de ellas, apenas sentía que podrían querer
algo más las desechaba, había tenido varias amantes, ninguna novia y ahora
sudaba como un quinceañero por una chiquilla.
- Eres un idiota Cullen – Se dijo a si mismo presionando el
puente de su nariz.
El resto de los días de aquella semana fueron una tortura
para Edward, trato de evitar todo el tiempo a Isabella o Bella, como la llamaba
Victoria cuando se refería a sus asistente, sabía que se comportaba como un
inmaduro con esa actitud, pero hasta que no supiera qué hacer con ella no se la
toparía. Por primera vez agradeció estar entre tantas reuniones, el MET
necesitaba patrocinadores para la temporada y debía de utilizar todas sus armas
para convencer a aquellos seres estirados que se consideraban unos eruditos por
apoyar a las artes.
Cuando llegó el viernes se sentía exhausto de reuniones,
almuerzos, sonrisas falsas, pero en especial de huir, de andar sigilosamente
por los corredores para no verla, se reía de sí mismo por su actitud, pero era
lo mejor para ella. Decidido a relajarse se fue a una de las salas de ensayo en
donde estaba el piano, necesitaba tocar
un rato antes de irse a su casa y luego a una cena. Al abrir la puerta casi sale huyendo, pero al
ver el movimiento de caderas de Bella se sintió hipnotizado y no pude dejar de
mirarla, una fuerza misteriosa lo guio hasta ella, la tomo de las caderas para
acercarla hasta su cuerpo y bailar al ritmo que ella lo hacía. Por un instante
la noto sorprendida, pero luego lo siguió rodeando su nuca con su mano,
estuvieron así en silencio hasta que la volteo para dejarla frente a él. Miro
sus labios tan rosados y perfectos para besar, bajo su cabeza hasta ellos,
estaba a punto de besarla pero algo lo hizo volver a la realidad.
- Perdóname Bella – Beso su frente y se marcho.
Bella quedo estática en aquella sala donde pensó que sería besada
y vio como él se alejaba, contuvo las lagrimas que amenazaron con nacer y
espero hasta calmarse para irse de ahí. Corrió hasta llegar a la salida, ni
siquiera contesto la despedida del portero, lo único que quería era llegar a su
cama y gritar. Al parecer el cosmo estaba en su contra pues tardo más de medio
hora en encontrar un taxi. Cuando al fin consiguió uno le dio la dirección y se
marcho de ahí, pensando seriamente si quería o no volver.
Hizo su mayor esfuerzo en no despertar ninguna sospecha en
su muy perceptiva compañera, le sonrió como siempre al saludarla, pero le comento
que estaba muy cansada así que se daría un baño y se iría directo a la cama.
Mill solo la miro y acepto sus planes, pero algo en aquella mirada le dio a
entender que tarde o temprano le preguntaría algo.
Trato que el agua caliente la relajara, pero no lo consiguió
del todo y decidió dejar su baño cuando sus manos se arrugaron. Se metió a la
cama y extraño a su amiga Jane, tal vez no le diría que hacer, pero al menos la
animaría. Decidió escribirle una segunda carta, lo hizo como una manera de
desahogar la frustración que sentía. Hasta hace unas semanas el único contacto
que tenía con Edward Cullen era a través de una fotografía de un periódico y
aquel trozo de papel la hacía inmensamente feliz, ahora que lo tenía en carne y
hueso a su lado estaba triste. Una voz en su interior le pregunto qué hubiese
preferido no conocerlo nunca y vivir a través de un papel o tenerlo cerca pero
indiferente, la respuesta no tardo en llegar…mil veces cerca, sin importar
nada.
Despertó a la mañana siguiente con ánimos renovados, como no
tenía que trabajar se quedo unos momentos más en cama, cerca de las diez decidió
ponerse en marcha hasta la ducha, se vistió con lo más sencillo que tenía y fue
a prepararse el desayuno, cuando llegó a la cocina un papel en el refrigerador
le decía que Mill había ido por unas cosas y volvería pronto. También vio que
en la mesa estaba un vaso de leche y
unas galletas, sonrió ante aquel
gesto y comió lo que allí estaba preparado. Después de comer y ordenar todo se
fue hasta la sala por algún libro o algo, cayó en la cuenta que ya llevaba una
semana y aún el FBI no venía por ella. Casi se cae del susto cuando oyó el
timbre.
- No puede ser…- Se acerco temerosa y sin hacer ni el menor
ruido, cuando volvieron a tocar pensó que tal vez era Mill y olvido sus llaves.
La abrió y quien estaba ahí no era en absoluto ella, era un muchacho de unos
veinte años que medía casi dos metros, de piel y cabello oscuro, que le
sonreía.
- Hola pensé que no había nadie, ¿está Mill?
- Eh…no, pero llegara pronto.
- Creo que me adelante a mi clase de hoy…soy Jacob por
cierto.
- Bella – Le dio una tímida sonrisa.
- Bella…será mucho que me dejes entrar.
- Oh cuanto lo siento, yo…pasa – Se alejo de la puerta y lo
dejo pasar.
- Descuida, esas cosas pasan – Su sonrisa era amplia, se sentó
en el sofá más grande del departamento, pero incluso ahí él se veía enorme.
- Y dime Bells ¿eres una nueva alumna de Mill?
- Nop, estoy quedándome con ella por un tiempo.
- ¿Estas de vacaciones?
- Algo así – No tenía por qué contarle que en realidad
estaba viviendo algo así como su “última oportunidad”
- No te cansas – La miro divertido
- ¿De que cosa?
- De estar ahí parada junto a la puerta.
- Oh – Los colores se subieron al rostro de Bella.
- Tranquila, no fue mi intención molestarte.
- Descuida, creo que tengo la cabeza en cualquier parte.
- Y que has hecho en tus vacaciones…has ido al central park,
a comer hot dogs, a tomar un helado, patinar en hielo…o has hecho el tour de “sex
and the city”
- ¿sex and the city?
- Ya sabes la serie.
- Si lo sé, pero no sabían que existían – Asintió – Pues no
he hecho nada de eso, he estado trabajando en el MET.
- Vienes de vacaciones a trabajar…..y que haces cuando
trabajas ¿estás de vacaciones? –Ambos se rieron por aquella broma y así
estuvieron un rato conversando hasta que Mill llegó.
Bella la ayudo con las cosas, mientras se preparaba a darle
la clase a Jacob, quien le pidió que se quedara junto a ellos, por un momento
dudo, pero cuando puso cara de “cachorrito” no pudo negarse. Estuvieron así por
casi dos horas, en las cuales aprovecho de leer su muy gastada edición de “Cumbres
Borrascosas” mientras oía a Jacob al piano.
Cuando termino su lección hablo un rato con Mill, para luego
dirigirse a Bella.
- ¿Estas lista? – Lo miro como si una tercera cabeza le
hubiese brotado.
- ¿Para qué?
- Para conocer la cuidad con el mejor guía del planeta.
- ¿Con quién? – Le pregunto divertida.
-Pues conmigo, conocerás todo al estilo Jacob Black.
- Si Bella no existe mejor guía que Jake, así que acepta su
invitación –Mill se sonreía a Bella.
- Esta bien – Contuvo la risa al ver la cara de felicidad de
Mill y Jacob - Voy por mi bolso.
Aquella tarde fue espectacular. Jake la llevo a distintos
lugares de la ciudad uno más bello que el otro, fueron a patinar en el hielo y
por un café a una pequeña cafetería en un sector más bien bohemio pero muy
chic. Le hizo prometer que mañana también saldrían pues no le había mostrado ni
la más mínima fracción de los lugares a los que quería llevarla.
Hicieron el trayecto de vuelta hasta el apartamento a pie,
Bella quería dejar de utilizar tanto taxi y caminar hasta su casa, pues sabía
que la distancia entre ahí y el MET no era muchas, además todo el tiempo que
ahorraba lo perdía en buscar una taxi vacio.
Llegaron felices hasta la casa de Mill, Jacob hacía reír a
Bella con sus ocurrencias e incluso entraron a esas maquinas que tomar
fotografías instantáneas. Estaban eligiendo cual era la más ridícula cuando
entraron, no notaron que había alguien más.
- Mill, Bella es lo máximo – Jacob le gritaba a su maestra
de piano.
- Jake no es para tanto.
- La pase sensacional y mañana será aún mejor.
- Cuanto me alegro niños, los escucharía, pero tengo un
invitado muy especial – Jacob fue el primero en mirar.
- Edward Cullen!!! – Camino hasta donde estaba y le estiro
su mano. Edward apenas si lo miro su vista estaba clavada en Bella.
- Buenas noches Isabella – Su voz estaba cargada de furia y
algo más...