Recuerdame - Capitulo 8


 
Capitulo 8

Eres tú

Bella POV

Los miedos quedaron tras la puerta cerrada de nuestra habitación. Me aferre a Edward como si en eso se me fuera la vida, no me atrevía a decir con palabras lo que quería, pero rogaba porque él lo entendiera.

Por un pequeño instante note como la duda y la sorpresa que se reflejaban en su rostro, mas no dejo de besarme, de hecho pasado aquel momento de incertidumbre, sus labios parecían más hambrientos por los míos, con una de sus manos tomo mi nuca para acercar aun más nuestros rostros, sus besos eran apasionados y tiernos, me estaban llevando al limite. Perdí mis dedos en su cabello, era mi forma de guiarlo y no dejar que se separara de mí.


Sentí sus labios viajando desde mi rostro hasta mi cuello, dejando un reguero de besos en su camino que provocaron un millar de sensaciones en mi piel. Cuando su mirada busco la mía, no le di tiempo de hablar, hale su mano hasta uno de mis pechos, su toque fue inseguro como tratando de buscar algún tipo de confirmación. Así que no lo pensé más y me aleje unos pasos de Edward, busque lentamente el cierre de mi vestido, lo descorrí, Cuando cayo di un paso fuera de el y quede parada frente a él, solo con mi conjunto de ropa interior.

Extendí mi mano para que Edward la tomara y se acercara. No dudo en hacerlo, tomo mi rostro y comenzó a besarme lentamente, como tomándose su tiempo para memorizar y explorar cada rincón de mi boca. Luego sus manos viajaron hasta uno de mis pechos y comenzaron a masajearlo con suavidad, por sobre la tela de mi brassier,  no pude evitar gemir ante aquella sensación tan placentera, al parecer aquello le gusto por que hizo lo mismo con mí otro pecho. No creía poder seguir mucho tiempo más de pie. No se como pero pareció notarlo, por lo que me elevo unos centímetros de suelo. Yo aproveche aquello para llevar mis piernas a su cintura, pude sentir su excitación en mi vientre y sus ojos se clavaron en los míos.

- Te amo Edward – Le susurre al oído.
- Mi corazón y mi alma te pertenecen – Sentí como caminaba hasta acercarnos a nuestra cama – No existe nadie más para mi.

Dejo suavemente mi cuerpo sobre el colchón, se separo de mi un momento para quitarse su camisa y sus pantalones, no se como lo hizo pero en menos de un segundo lo sentí nuevamente junto a mí.

Edward cubrió suavemente mi cuerpo con el suyo. Acaricie su perfecto pecho mientras él hacia lo mismo con sus labios en mi rostro, su suave aliento me hizo estremecer. Sentía como sus manos buscaban sacar mi sujetador, lo ayude levantándome un poco para que lo lograra. Acaricio con tanta suavidad mis pezones, que parecían el toque de unas alas de mariposa, sentí como los toco con la punta de su lengua repetidas veces, aquello provoco que arqueara mi cuerpo, poco a poco las caricias fueron en aumento, lamiendo y chupando mis pechos. No pude evitar el grito de satisfacción que escapo de mis labios. Rodee los hombros desnudos de Edward y pude notar como se formaba una sonrisa en sus labios que ahora estaban en mi cuello.

Sus suaves manos recorrieron mi cuerpo, provocando más oleadas de placer. En algún momento las últimas prendas que quedaban en nuestros cuerpos desaparecieron. Sus dedos acariciaban desde mi tobillo hasta mis muslos, para luego acariciar mi vientre que lleno de besos, un nuevo gemido se me escapo cuando sentí su lengua en mi ombligo y luego su calido aliento en aquel punto. Mis manos vagaban entre su espalda y su cuello hasta perderse en su cabello tan sedoso.

Dos de sus dedos se adentraron en mi interior, no pude evitar tensarme ante la sorpresa y su mirada se lleno de duda, lo bese para indicarle que continuara. Sentía que en aquel momento las palabras salían sobrando. Nuevamente comenzó a penetrarme con sus dedos, sus movimientos eran acompasadamente lentos, sentía que mi cuerpo estaba en llamas y apreté con mis manos los costados de las sabanas. Estaba por llegar al límite, mis gemidos fueron acallados por sus labios, por aquello sensuales y perfectos labios que se adueñaron mi boca.

Sus besos eran suaves mientras se deslizaba muy despacio entre mis muslos, apoyo los brazos a ambos lados de mi cabeza. Temblando de excitación enrosque mis dos brazos alrededor de su cuello. Sentí la punta de su miembro en mí entrada, estaba húmeda y lista para recibirlo. De una certera estocada fui llenada por completo, luego lo sentí salir, comenzando así a marcar el ritmo, cada vez que entraba lo hacia mas profundamente. Por primera vez en toda mi vida sentí una conexión tan profunda con alguien, ya no me pertenecía, solo estaba ahí por él, todo lo que había vivido a lo largo de mi vida inevitablemente me había llevado a Edward. Siempre sería él y solo él.

Comenzó a trasmitir un ritmo más apremiante, deslizo una de sus manos para aferrar mis nalgas, para unirme aun más a él. Sentía como mi corazón latía tan fuerte que temí que en algún momento se me escapara del pecho. Mi respiración estaba desbocada, al igual que la suya. Arquee mi cuerpo para recibir sus embates, sentí mis paredes estrecharse en torno a él. Estaba por llegar, pero no quería hacerlo sola, aumente la fricción de nuestra unión y con una embestida final ambos gritamos nuestros nombres llegando a las puertas de paraíso.


Edward POV

Tener a Bella en mis brazos era mejor que un sueño. Sentir la brisita que provocaba su respiración, admirar su semblante que evocaba paz y su cuerpo junto al mío, eran el mejor de todos los premios. No quería perderme ningún detalle de su rostro, con mi dedos lo recorrí suavemente.

Susurre una canción junto a su oído, era más bien una nana que acababa de inventar y que ella había inspirado. No quería despertarla aunque me moría de ganas de hacerlo, cuando sentí como de sus labios escapaban pequeños jadeos. Inspire con fuerza, pero aquello no era sencillo, tener su cuerpo desnudo junto al mío estaban complicando un poco mi situación.

Ahora lograba entender que la decisión que había tomado haces unos meses, aun cuando fue muy dolorosa, había sido lo correcto. Casarme con Tanya hubiese sido el peor error de mi vida, al principio creía quererla, pero aquello que en un principio tanto me gusto de ella se transformo en monotonía, lo nuestro fue costumbre y necedad. Hicimos lo que esperaban que hiciéramos, pero nunca lo que sentimos de verdad. Con Bella todo era distinto, nadie me obligaba a estar con ella, pero sabía que mi mundo sin ella no tenia sentido, que desde ahora y para siempre nunca existiría otra para mí.

La sentí removerse y abrir los ojos lentamente, aquellos ojos chocolate que me flecharon la primera vez que los vi. Me miro por unos instantes y aun cuando estábamos sumidos en la oscuridad, sentí como se sonrojaba.

- Amor no te avergüences – Acaricie sus mejillas acaloradas.
- No fue un sueño entonces.
- No en el sentido literal, aunque debo decir que fue mejor que un sueño.
- De veras…mejor.
- ¿Acaso no lo fue para ti?
- No existen palabras que puedan describir lo que sentí. Creo que increíble se queda corto.
- Pues me alegro, recuerda que soy tu esclavo y solo existo para complacerte.
- Me encanta la idea – Note como subía a horcajadas a mi cuerpo y besaba mis labios suave y provocadoramente – Que te parece complacerme ahora esclavo mío.

Después de una noche y una mañana muy agitada, decidimos bajar hasta el comedor. Tome la mano de Bella y nos dirigimos a la misma mesa del día anterior. Hicimos nuestros pedidos, lo que llegaron rápidamente.

- Se ve delicioso, tengo muchísima hambre.
- Será por tanta actividad física.
- Dr. Cullen por favor – Estaba por bajar su mirada, pero no se lo permití, tome su barbilla con mis dedos e hice que me mirara.
- Srta. Swan…la amo y no hay actividad física que me guste más que la que compartimos en pareja – Bese la punta de su nariz.
- Yo también te amo – Vi como removía su comida pero no la llevaba a su boca.
- ¿Pasa algo con la comida?
- No…es que…quiero hacerte una pregunta.
- Todas las que quieras.
- ¿Por qué nunca hablas de tus padres? – No pude evitar tensarme y Bella lo noto – Solo si lo deseas me puedes contestar.
- Claro que quiero contestarte, solo que es un tema difícil para mi – Tome aire para continuar – Hasta hace un tiempo mi relación con mis padres era increíble, eran los más cariñosos y preocupados, siempre tomaron en cuenta mis opiniones y respetaron mis decisiones. Mi padres es un destacado medico de Washington y mi madre dueña de una galería de arte, llevan casados mil años, como dice Emmett. Cuando los ves no puedes evitar ver el amor tan profundo que se profesan, siempre quisieron lo mismo para mi hermano y para mí. Ambos son personas muy hogareñas y realmente no salen mucho pero son amigos muy leales. Sus mejores amigos eran los Delani, ellos tenían una hija llamada Tanya. Fuimos amigos desde niños. Para ser honesto me desesperaba que siempre estuviera tras de mi, acompañándome en todo. Cuando tenía 16 años sus padres sufrieron un accidente y ambos murieron.
- Creo comprender su dolor – Tome su mano y la bese, entendía lo triste que era para ella, ya que había perdido a su madre.
- Fue terrible para todos. Mis padres decidieron hacerse cargo de Tanya. Se transformo en una miembro más de nuestra familia. En el fondo yo sabía que mi madre guardaba las esperanzas que nuestra amistad se transformara en algo más. Al igual que yo, Tanya ingreso a la escuela de medicina, con el tiempo nos hicimos inseparables y terminamos siendo novios. Al graduarnos nos destinaron al mismo hospital, pensé que era obra del destino, pero no fue así, Tanya hizo todo lo que pudo para no tener que separarse de mí. Estábamos juntos todo el tiempo. Me empecé a sentir asfixiado con su presencia, donde estaba yo era inevitable que estuviera ella, cada vez que quería decir algo sacaba a colación lo de sus padres, su pena y no se cuantas cosas más. No quería herirla, además por el otro lado estaban mis padres haciéndome ver todo el tiempo lo perfecta que era para mí, la gran pareja que éramos, lo buena compañera que sería. Así que sin darle muchas vueltas al asunto le pedí matrimonio.
- ¿Tú te ibas a casar con ella? – Note como el color abandono su rostro.
- Si pero agradezco a Dios el haber recapacitado. Días antes de la boda hable con ella, no podía seguir con esto, no la amaba y lo que era peor ya no soportaba tenerla cerca. Le explique que era lo mejor que lo nuestro estaba destinado al fracaso, que la quería pero no la amaba. Desapareció por un par de días y mis padres por primera vez en toda mi vida no apoyaron mi decisión, en sus rostros estaba marcada la decepción que sentían. Mi madre se negó a hablarme y mi padre lo único que repetía es que no me habían criado así – Sentí la mano de Bella alcanzar la mía. Eran recuerdos tan dolorosos para mí, pero sentirla ahí a mi lado me daba fuerzas.
- Edward no es necesario que continúes, no quiero verte sufrir.
- Ya casi acabo amor y no me importa todo lo que sufrí.
-¿No te importa?
- No, por que valió la pena si al final te encontré a ti Bella.
- Edward yo…- Puso un dedo en sus labios.
- No digas nada – Reemplace mi dedo por mi boca y la bese – Sufrí mucho y lo peor era que me sentía solo, Emmett fue el único que me comprendió. Decidí mudarme a Nueva York para empezar de cero, postule a una vacante y quede, aquí recomencé mi vida y soy feliz de haberlo hecho, por que te conocí.

No dije nada más y Bella en respuesta solo me beso. Después de contarle todo a ella, sentí como un gran peso me abandonaba. Tal vez ya era hora de hablar con mis padres y recomenzar a construir nuestra relación, los extrañaba mucho y quería que la conocieran estaba seguro que al verla entendería todo y se darían cuenta que fue la mejor decisión.

Seguimos hablando de otras cosas, de nuestros sueños y otras cosas, con Bella todo fluía como algo natural. No se cuanto rato estuvimos haciéndolo, pero no me importaba con solo tenerla ahí junto a mi era el hombre más feliz de la tierra.

Sin darnos cuenta nuestro fin de semana llego a su fin. Jamás lo olvidaría, aunque pasaran mil años. Bella no solo era mi novia, sino que era mía en cuerpo y alma. Era perfecta para mí y la amaba como un loco.

Antes de volver a la ciudad fuimos a ver nuestro árbol. Nos bajamos a saludarlo y contemplar la hermosa vista que rodeaba aquel parque, tome la manos de Bella con las mías y le hice una promesa.

- Bella quiero que sepas que pase lo que pase en nuestras vidas, nunca olvides que te amo, que eres el amor de mi vida y nunca podré olvidarte, por que te clavaste tan profundo en mi alma que ya no se como seguir si no te tengo a mi lado.
- Edward…siempre y por siempre te amare. Júrame que nunca lo vas ha olvidar.
- Te lo juro – Sellamos aquel juramento con un beso lleno de amor.

Esto era el inicio de una nueva etapa en mi vida, una que ya no veía sin Isabella Marie Swan a mi lado.

Hola acá les dejo este nuevo capitulo...ojala les guste
Besos
Lulu XD 
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