Capitulo
29
Edward de forma bastante poco elegante quito a
Rosalie de su lado y le dirigió una mirada de desconcierto a una impasible
Isabella que los observaba a ambos, desde el umbral de la puerta. Primero su
mirada fue hasta su marido para luego detenerse en su hermana, ninguno de los
tres hablaba, pero al ver los diferentes gestos que habían en sus rostros era
fácil saber lo que cada cual sentía, rabia uno, alegría otro, solo el de Bella
parecía no tener emoción alguna.
Alice sonrió maliciosamente desde su escondite. Aquella situación aunque
imprevista resultaba del todo beneficiosa para sus planes y lo mejor de todo es
que ellos nada tenían que ver con lo que ocurría en esa habitación.
- ¿Qué haces? – Dio un respingo al oír la voz de su cómplice.
- Baja la voz alguien puede descubrirnos.
- Esta bien, pero quieres explicarme que rayos haces acá y no donde
acordamos.
- Presenciando la crónica de un final anunciado – Pese a que apenas hablaba
en susurros se podía notar la felicidad en su tono.
- ¿Bella y Edward?
- No. Morticia y Homero.
- Déjame decirte que eres realmente malísima en eso del sarcasmo – Callo
unos segundos para luego preguntar - ¿Dónde esta Bella?
- En el lugar exacto.
- Entonces tu….
- No, digamos que alguien más nos dio su ayuda.
- ¿Ayuda? – La miraba como si no lograra entender nada en lo absoluto.
- Así es….si no me equivoco la que entro luego de Edward fue Rosalie, la
hermana de Bella y por su actitud podría apostar que su intención no era en
absoluto hablar.
- ¿Cómo puedes saberlo? Acaso eres adivina.
- No, solo soy mucho mas inteligente que tú Jacob Black.
- ¿Mas inteligente? – Rió por lo bajo – Si eso fuera cierto no tendrías que
ser TÚ la Sra. Cullen.
- Todo a su tiempo, pequeño idiota. La vida es como un juego de ajedrez,
tienes que pensar sumamente bien tu próxima jugada, pero al menos por esta
noche la partida ya tiene un ganador – Le dio un suave beso en los labios y se
marcho de su escondite.
Fue finalmente Bella quien se decidió a romper el
silencio, sus primeras palabras fueron dirigidas a su hermana.
- Tu marido te esta buscando Rose.
- Gracias – Se arreglo el desordenado vestido sin
dejar de mirar a su hermana.
Edward permanecía sin decir palabra, su rostro ya no
mostraba emoción alguna, sus brazos estaban a los costados y sus manos hechas
puños, con el único fin de evitar estrangular a aquella mujer, su cuñada.
- Bueno creo que mejor me marcho, pero primero –
Se dirigió a Bella – Me puedes indicar donde esta el tocador.
- Creo que te será tan sencillo encontrarlo como
lo fue el despacho de mi marido – Aquella ultima palabra fue dicha con mayor
énfasis.
- Oh! Querida fue sumamente fácil, en especial si
has sido invitada.
- Basta – La voz furiosa de Edward resonó por todo
el lugar – tienes tres segundos para desaparecer de aquí Rosalie o te juro que
me olvidare que eres mujer.
- Hace unos instantes parecías recordarlo sin
problemas o es que acaso planeas hacerte pasar por victima de todo esto – Jugo
con un mechón de su rubio cabello.
- Rosalie márchate…ahora – La voz de Isabella sonó
fuerte.
- Lo haré, pero antes de hacerlo, te daré un
consejo hermanita, no creas con tanta facilidad lo que él te diga y…- No
continuo pues Edward la tomo del brazo y la saco a rastras del despacho.
Una vez que ambos se quedaron solos el silencio reino
en el lugar. Se miraron fijamente como tratando de leerse el pensamiento y por
primera vez Edward no pudo descifrar que era lo que su mujer estaba pensando o
creyendo.
- Isabella yo....- Levanto su mano en señal que no
continuara.
- No me interesa oírlo – Se encamino hasta la
puerta – no me interesa – Dio vuelta la llave de la cerradura y se quedo
mirándolo con una actitud totalmente pacifica.
Aquella actitud estaba incomodando y en cierta
medida incomodando a Edward, él esperaba gritos, reproches incluso uno que otro
golpe, pero no esa indiferencia, por un momento pensó que tanto daño le había
hecho que a ella simplemente ya no le importaba nada de lo que el hacia, ni
siquiera si le era infiel con su hermana y esa idea lo desespero, pero
simplemente las ultimas semanas ella parecía feliz, no podía creer que fuera
tan buen actriz que él no hubiese notado su miseria.
Se acerco a ella y la estrecho con fuerza entre
sus brazos. No podía dejar ir, ni ahora ni nunca, tal vez no estaba del todo
preparado para decirle que la seguía amando, pero no jamás estaría listo para
decirle adiós.
- Isabella necesito explicarte que… - Gracias a
sus tacones pudo estar casi a su altura, solo se estiro lo necesario para
atrapar sus labios y no dejarlo hablar.
- No necesito que lo hagas Edward – Acaricio su
mejilla – Se lo que paso.
- ¿Lo sabes? – La miro perplejo y se alejo unos
pasos de ella.
- Si, olvidas que Rose es mi hermana.
- Pero, no sientes nada por lo que acabas de ver –
Cuando la vio sonreír quiso gritar.
- Si, muchas cosas – Lo tomo de la solapa de su
chaqueta – Espero que tu no hayas sentido nada.
- ¿Si el asco cuenta? Y que quede claro que no
deseo volver a ver a tu hermana aquí.
- Edward, Rosalie siempre ha sido el centro de
atención donde quiera que vaya y creo que no le resulta fácil ser desplazada.
- Eso no le da ningún derecho de hacer semejante
estupidez.
- ¿Puedes culparla? Eres de lejos el hombre más
guapo del lugar, supongo que muchas desean besarte, solo que ella no se quedo
en el deseo y lo hizo.
- ¿La defiendes?
- No, solo trato de hacer que la entiendas.
- Sabes que si la escena hubiese sido al revés yo
habría destrozado por completo esta habitación, la cara del tipo y te estaría gritando como un loco.
- Lo sé,
pero eso solo demuestra lo distinto que somos.
- ¿Estas tratando de decirme algo? – Camino hasta
el pequeño bar que había en la habitación.
- Solo que nos complementamos – Dejo el vaso a
medio servir y nuevamente se acerco a ella.
- ¿Lo hacemos? – No espero que le respondiera y la
beso. La llevo hasta el sofá y recostó su cuerpo en el.
Sus labios comenzaron un viaje por cada parte de
piel que estaba al descubierto, hasta que su mano toco uno de sus pechos y jugo
con el por sobre la tela de su vestido.
- Ed..Ed..ward – Apenas y podía concentrarse al
sentir su toque, pero necesitaba decirle algo – Tenemos…invitad…
- No nos necesitan, no al menos como yo te
necesito a ti – Su lengua se lleno de su sabor al tocar su cuello y quedarse
unos segundos en el lugar donde su pulso latía.
- Soy tuya y lo sabes – Tomo su cuello y lo obligo
a bajar hasta sus labios para besarlo y darle mayor énfasis a su punto.
- Me perteneces por completo – Bajo su vestido
hasta dejar sus pechos libres y llevarse uno a la boca.
Sus manos fueron lentamente subiendo por sus piernas,
llenadola de caricias suaves a su paso, dejo el elegante vestido de su mujer subido
hasta sus rodillas y desde ahí continuo su viaje bajo este. Toco sus muslos y
luego su vientre, deteniéndose unos segundos al pensar en la vida que estaba
creciendo en ella. Notaba como ella se tensaba al negarle su toque en el lugar
que ella deseaba.
Cada toque dejaba a Bella más y más deseosa de
sentir su piel también, por lo que desabrocho los botones de su chaqueta y
luego de su camisa. Bufo frustrada al notar que la corbata le estaba dando más
tarea de lo que esperaba.
Edward sintió como sonreía contra su clavícula.
- Veo que alguien esta ansiosa.
- No juegues conmigo Edward – Dejo de intentar
quitarle la corbata y se fue hacia sus pantalones, donde logro soltar el cinturón,
para luego desabrochar y descorrer el cierre. Sin esperar sus manos se fueron
hasta bajo su bóxer para sentirlo mejor – Creo que no soy la única ansiosa
aquí.
Él no respondió, solo rasgo el vestido hasta dejar
su cuerpo con solo un diminuto brassier y unas bragas que rasgo sin
contemplaciones.
- Estas lista para mi amor.
- Siempre – Puso sus manos bajo sus nalgas para
levantarla un poco y luego penetrarla. Su unión fue como siempre perfecta y sus
cuerpos se movieron en sincronía. El salía y entraba en ella para enterrarse
más profundamente.
Ambos estaban por llegar y unieron sus labios para
ahogar sus gritos en la boca del otro, pues aun cuando parecían haberlo
olvidado, una fiesta se estaba llevando a cabo en su nueva casa.
Estuvieron unos minutos en silencio hasta que
Edward salio de ella y la miro interrogante.
- ¿Qué sucede?
- Creo que tenemos un pequeño problema de
logística.
- ¿Logística? – Honestamente Bella no entendía
nada.
- Si, creo que tengo ni la mas mínima idea de cómo
hacer que llegues hasta nuestro cuarto sin ser vista – Beso sus labios –
Teniendo en cuenta que tu vestido ha sufrido un pequeño problema – Tomo entre
sus manos la tela rota de este.
- Oh – Fue la escueta respuesta de ella.
Durante una semana nadie dejo de hablar de la fiesta
de los Cullen, muchos alababan la belleza de la mujer del reconocido pianista
Edward Cullen, otros hablaban de lo elegante y hermosa que se veía con sus
vestidos, pues durante esa noche uso dos diferentes, aquello despertó mas
habladurías pues aun cuando no se publico en ningún medio, muchos se atrevieron
a comentar a quien quisiera escucharlos
que la joven pareja era bastante “fogosa”, pues desaparecieron durante una hora,
rompiendo por completo las reglas de protocolo y además cuando reaparecieron
ambos lucían un “brillo especial” que hacia bastante obvio el saber el motivo
de su ausencia.
- Todos hablan de lo enamorados que parecen –
Victoria hojeaba una revista mientras Edward trataba de explicarle unos cambios
que planeaba hacer a una obra.
- No creas todo lo que lees.
- ¿No se aman entonces? – La voz de su amiga sonó
con fingida inocencia.
- Sabes la respuesta.
- ¿La se? Y te molestaría mucho repetírmela – Dejo
la revista a un lado y miro a su amigo.
- Te molestaría mucho tomar atención – Movió la
carpeta que tenia en sus manos en señal de frustración.
- Solo si me dices la respuesta que quiero oír.
- Lo haré si estas atenta.
- ¿Es un trato?
- Victoria deseo terminar esto prontamente.
- Para estar con su mujer – No era un pregunta era
una afirmación.
- Si.
- Entonces manos a la obra.
Alice estaba más allá de la rabia o la furia. Su
rostro estaba contorsionado por la rabia que sentía, no lograba entender por
que rayos parecían tan felices. Ella estaba casi segura que la rubia hermana de Bella había ido al
despacho de Edward dispuesta a seducirlo, maldita idiota había arruinado sus
planes. Tomo un florero de la mesita y lo lanzó contra la pared.
- Supongo que no estas de humor el día de hoy.
- ¿Qué haces aquí Jacob? No deberías estar como
perrito faldero tras Bella – Se sentó en el sillón ignorándola, estiro sus
piernas y las puso sobre la mesa que estaba en el centro.
- ¿Enojada?
- Imbecil, eres igual a todos los que dicen amar a
esa estupida muchachita.
- Te he dicho que no la llames estupida.
- ¿Te molesta la verdad? – Se desplomo sobre el
sillón.
- Creo que vine en un mal momento.
- Que suspicaz has resultado. Por supuesto que es
un mal momento….nada esta pasando como esperaba y ahora mi hermano me ha dado
la espalda.
- ¿Emmett?
- Si, le pedí su ayuda y se negó. Es mas me exigió
que me marchara y los dejara en paz. Ahora resulta que es San Emmett y esta
dispuesto a lo que sea por que ella sea feliz.
- ¡Como se te ha ocurrido hacer algo tan idiota! –
Se levanto de un brinco del sofá – No quiero a nadie mas interesado en Bella,
me has oído…ella tiene que ser mía ¿Qué rayos le contaste?
- Calmate, solo le pregunte si no deseaba vengarse
por lo que ella le hizo – Toco las puntas de su cabello distraídamente – Lo
planto pocos días antes de la boda y además se caso con su medio hermano, luego cuando le
dije que no tenia orgullo me miro y me digo que jamás lo entendería, que la
felicidad de ella era lo mas importante y otras cosas del tipo romántico. Fue
un verdadero fastidio oírlo. Él brillante hombre de negocios de rodillas ante
el amor no correspondido.
- Que cursi
resulto ser tú hermano – Se volteo y sus ojos negros se clavaron en Alice –
Espero que por tu propio bien Alice, que él no se meta en nuestros planes.
Puedo parecerte un niño, pero si te meten en mi camino no me importara
destruirlo…y a ti también si te interpones – No espero respuesta se fue directo
a la salida y cerró la puerta con tal fuerza que el ruido retumbo por todo el
lugar.
Edward entro feliz a su oficina, finalmente había
logrado captar la atención de Victoria y tal como le prometió le dio la
respuesta que quería, solo después de torturarlo unos momentos más lo dejo ir a
su oficina en busca de su mujer. Cuando entró la vio de espalda contestando una
llamada, no pudo contenerse y la abrazo por atrás, sintió su ligero sobresalto
hasta que su cuerpo se relajo apoyándose en su pecho mientras besaba su cuello,
pudo oír quien era antes de que colgara.
- Esta bien Esme, nos veremos pronto – Se dio la
vuelta entre sus brazos – Era tu madre.
- Te oí – Beso la frente de Isabella y se fue
hasta su silla.
- Se que no es mi asunto, pero me gustaría saber
que sucede entre Esme y tú – Se mordió el labio esperando su respuesta.
- Tienes razón – Abrió sus ojos chocolates
esperando que le dijera que no era su asunto – Debes saberlo – Sonrió ante la
confianza que estaba depositando en ella.
Se acerco para sentarse frente a él, pero Edward
le indico sus rodillas. Honestamente Isabella apenas recordaba haber usado
alguna silla de esa oficina, pues cada vez que estaban juntos ella se sentaba
en el mismo lugar.
- Como bien sabes mi madre tuvo un hijo antes y
durante muchos años yo pensé que él padre de Emmett estaba muerto, que mi madre
era viuda y por ese motivo se caso con mi padre, pero mi abuela paterna,
decidió contarme la verdad con toda la suavidad de una lija en un piel llena de
heridas. Me dijo que mis padres eran amantes y que Esme abandono a su esposo
para casarse con mi padre y que lo mejor que podía hacer era evitar amarla, así
cuando decidiera dejarme me dolería menos – Bella estaba horrorizada por lo que
escuchaba no podía creer como aquella mujer fue capaz de contarle aquello a
Edward, pero además entendió algo mucho mas importante, el temor al abandono
que el tenia.
- Edward yo…lo siento tanto – Se aferro a él.
- Tu no tienes que sentir nada, amor…fue mi abuela
quien me lo dijo y yo como un gran imbécil decidí hacer sufrir a mi madre. Me
comportaba como si yo fuera perfecto y ella la peor persona del mundo, la
aparte de mi lado porque creí que si se iba dolería menos, pero sin importar
cuanto la hería ella seguía a mi lado, con su infinito amor y ternura.
- Ella te ama Edward, es tu madre y nunca podría
dejarte.
- Ahora lo sé, pero estoy aterrado…si ella no me
perdona…yo – Bella tomo su rostro entre sus manos para que sus miradas se
conectaran.
- El amor verdadero lo perdona todo…todo – Ambos
se quedaron mirando fijamente – Edward perdóname, nunca quise
abandonarte…nunca.
- Isabella no…- Puso un dedo en sus labios.
- Déjame terminar, nunca quise hacerlo y si lo
hice es por que no veía otra salida. Te prometo que nunca volveré a dejarte…Te
amo Edward Cullen te amo – Busco sus labios y los beso sellando de esa manera
su promesa. Al principio fue tierno y suave, pero poco a poco fue subiendo la intensidad,
su lengua penetraba en su boca como si quisiera beber de ella hasta que fueran
uno.
- Bella yo…Dios yo te… – El sonido del
intercomunicador rompió la magia del momento.
Ambos trataron de acompasar sus respiraciones.
Edward contesto de mala gana, pero no permitió que Bella se apartara de su
lado, es mas su agarre se hizo mas firme.
- Si.
- Sr. Cullen su hermano va camino a su oficina.
- Esta bien – Corto la comunicación.
- Creo que… – Pero no logro decir más por que
Edward la beso hasta que la hizo olvidar incluso su nombre. Solo se separaron
cuando oyeron un carraspeó incomodo que provenía de la esquina, cuando Bella
vio quien era quiso levantarse, pero su marido no se lo permitió.
- Buenas tardes Edward – Los miro con una media
sonrisa – Isabella.
- ¿Qué haces aquí Emmett?
- Necesito hablar con ustedes – Se veía preocupado
– Es sobre Alice….
-0-
Oh si lo
deje ahí….¿Que creen que quiere decirles Emmett?...espero sus teorías!!!
Como
notaran este capitulo es largo….y les cuento que según mis calculo solo quedan
dos más y esta historia habrá acabado.
Como
siempre espero sus comentarios y gracias por su paciencia….aunque mi notebook
sigue enfermo esta semana también subiré “TEF”
Besitos
Lulu XD