Capitulo 9
Sin ti
“Ante mi soledad
En el atardecer
Tu lejano recuerdo me viene a buscar.
Que callada quietud
Que tristeza sin fin…”
3 meses después
Bella aún no podía
creer que lo construido durante años, podía acabarse en tan solo noventas días,
si alguien le hubiese dicho que en tan breve lapso de tiempo, toda su vida
cambiaría, hubiese reído en su cara.
Ella lo tenía todo…
un hombre que la amaba, unas hijas maravillosas, un empleo que la hacia sentir satisfecha y
feliz, tenía una vida y ahora no tenía nada.
Había traicionada el hombre que juro amar, apenas y podía ver a la cara
a sus pequeña hijas y su trabajo que siempre fue producto de orgullo era ahora
una tortura.
Tenía que ver
diariamente a Edward, llorar en silencio por su pérdida y evitar las preguntas
que una y otra vez le hacia su padre acerca de los motivos de su separación. Era
una carga demasiado pesada para sus hombros y además debía añadir el hecho de
tratar de buscar la verdad, aún no podía recordar aquel maldito día, era como
si simplemente esas horas nunca existieron en su vida.
- ¿Y si nunca
existieron Isabella? – Le pregunto muy seriamente la psicóloga a la que había
comenzado a asistir.
- Existieron – Fue
su escueta respuesta.
- ¿Cómo lo
sabes?
Isabella aun no había
sido capaz de decirle a nadie como lo sabía, pero era necesario que alguien lo
supiera, de otra manera enloquecería y eso era exactamente lo que quería
evitar.
- Por que hace
unas semanas me llegaron estas…fotografías.
Les extendió
sobre el escritorio el set de fotos, donde ella estaba desnuda sobre su cama,
las imágenes fueron tomadas desde distintos ángulos, como una forma de
demostrarle que no estaban trucadas, pues además de aparecer ella, distintas
cosas de su habitación estaban ahí. Eso unido al mensaje que habían dejado esa
misma noche, solo le dejaba una cosa clara…era una mujer infiel.
- Isabella no
has pensado en denunciar lo que ocurrió.
- No entiendo –
Miro a la Dra. Berns como si estuviera hablando en otro idioma.
- No recuerdas
absolutamente nada de esa noche, pero las diversas pistas dan a entender que
tuviste un encuentro sexual con un desconocido y al parecer dicho encuentro no
fue consentido por tu parte. Isabella mírame – vio como ella trataba de desviar
su mirada – pudiste ser abusada.
- No – Negó con
la cabeza – Fui a un especialista y no hay rastros de haber sido…violentada o
algo similar.
La doctora la
miro por un instante y luego hablo, sabía que tal vez estaba cruzando una
línea, pero simplemente la desesperación de aquella mujer, la hacían querer
ayudarla y las últimas sesiones no habían logrado sacar nada en limpio.
- Creo,
honestamente, que esto parece ser un montaje. Alguien te está haciendo creer
algo que no es real.
- Pero…- No
sabía que responder.
- Al menos piénsalo
y además pienso que debes ser honesta con Edward, él merece saber porque lo
dejas.
- No puedo, lo
amo demasiado como para poder verlo a los ojos y explicarle todo, darle
detalles, romperlo aún mas de lo ya lo he hecho…no puedo hacerlo – Lagrimas y
más lágrimas surcaban su rostro. Lloro
hasta que sintió que no tenía más energía para seguir haciéndolo.
Nuevas lágrimas
amenazaron con aparecer al recordar aquella sesión. Después de eso solo había ido
una vez más, sabía que lo hacía por cobardía, por no querer encarar el problema
y tampoco a Edward.
Sacudió su
cabeza, aquello ya no importaba, hoy en la tarde todo acabaría, firmarían el
divorcio y cada uno seguiría su propio camino, solo los uniría sus hijas y lo
recuerdos de una vida maravillosa. Una vida que tenía que aprender a vivir sin
él, cada vez que lo pensaba su corazón se rompía un poco más.
Se levanto y
observo el paisaje por última vez, había decidido que junto con firmar el
divorcio, también se iría de su oficina, a fin de cuentas era Edward una pieza
imprescindible en aquel lugar, ella no.
Miro de punta a
cabo su oficina, camino por ella, despidiéndose de cada lugar y recordando cada
espacio. Cuantos de esos lugares habían sido testigos silenciosos de su amor y
pasión por su marido, esa también era una de las razones para marcharse, todos
los lugares le recordaban su historia.
- Sra. Cullen –
La voz de su secretaria lo volvió a la realidad, secó una lágrima y dio una
inspiración, para luego enfrentarla.
- ¿Si?
- Ya son las
cuatro de la tarde.
- Gracias – Tomo
la chaqueta de su respaldo y su cartera, para luego salir de su oficina.
Estaba por
marcharse cuando se volvió y se acercó al escritorio de su secretaria, quien la
miro con asombro.
- Gracias por
todo.
No espero que le
respondiera algo y se dirigió a los elevadores. Abajo la esperaría un auto, que
la llevaría al juzgado.
James/Riley
estaba sonriendo cuando entró a la oficina de Victoria. Se miraron fijamente y
solo atinaron a mantener sus sonrisas.
- Ya ambos
salieron – Le dijo Riley mientras se acercaba para besarla.
- Esto hay que
celebrarlo….vámonos.
Edward estaba en
las afueras del juzgado, escondido, esperando por Isabella, tenia que verla
antes de entrar, no tenia esperanza de poder hablarle, pero al menos contemplarla
desde lejos le entregaba un pequeño soplo de vida.
Nunca en su vida
había sufrido tanto como en esos últimos meses, apenas Bella le dio los papeles
del divorcio y le dijo que le había sido infiel, no hubo nada más que hablar,
aunque por su parte insistió varias veces en hacerlo. Le lanzó aquella bomba y
luego huyó, siguieron solo en un mínimo
contacto por sus hijas, que aún parecían no entender del todo su separación,
bueno honestamente el tampoco.
Vio un auto
detenerse y luego a Isabella bajándose de él ayudado por el chofer, sintió
celos de aquel servicial toque, pues él llevaba meses sin sentir su piel y
estaba enloqueciendo, y un hombre a punto de la locura podía llegar a hacer
cosas sin sentido.
Sonrió, la
primera sonrisa genuina en meses, pues una idea se estaba gestando en su mente
y pensaba llevarla a cabo sin importar las consecuencias. La miro una vez y
entró al lugar, ese día nada acabaría entre ellos, nada.
Mientras tanto en
un elegante departamento en las afueras de la ciudad una joven pareja celebraba
una ocasión muy especial para ambos.
- Por Isabella y
Edward que sean todo lo infelices que se merecen – Alzo la copa y de un solo
trago bebió todo el contenido.
Victoria no
podía ocultar que estaba de excelente humor aquel día, más bien llevaba semanas
en un estado de absoluta felicidad, al ver como cada día su venganza se
materializaba de la forma exacta en que siempre soñó.
- Por ti mi
amado James – Se sirvió otra copa, mientras su acompañante no estaba tan
contento al oír aquel nombre que delante de todos era el suyo propio, pero que
en los labios de la pelirroja era un recuerdo constante que no era a él a quien
ella añoraba, al parecer noto su molestia por que se acercó coquetamente hasta
el lugar donde Riley estaba sentado – No te molestes amor, sabes que contigo es
con quien disfruto este triunfo.
- Solo porque él
esta muerto – La expresión de Victoria cambio de inmediato, pero decidió que no
se dejaría llevar por la pena, hoy era un día para celebrar.
- Las personas
mueren cuando las olvidamos – Tomo un sorbo de su bebida – Yo no lo he hecho y
ahora ellos lo están pagando – Un risa siniestra escapo de sus labios al
recordar como Edward y Bella estaba ahora sumidos en el dolor, dolor del que
ella misma fue prisionera durante tantos años.
- La duda puede
ser un arma muy poderosa – Reflexiono Riley mientras observaba con especial
atención el líquido dorado de su copa.
- Una duda puede
más que una certeza cariño – Se sentó a horcajadas sobre él.
- Que sabia eres
amor – Beso su cuello.
- No sabes
cuanto – Tomo su rostro entre sus manos y dejo un pequeño beso sobre sus labios
entreabiertos – Ahora quiero que me cuentes como sucedió todo.
- ¿Nuevamente? –
Victoria asintió enérgicamente – Te lo he contado mil veces.
- Una vez más –
Hizo un puchero totalmente provocativo.
- Este bien – Y
así Riley le contó nuevamente a Victoria los detalles de la noche que cambio la
vida de Los Cullen/Swan para siempre.
Lo que ella
nunca sabría es que la historia que tantas veces le había contado a lo largo de
esa semana era mentira, él nunca se acostó con Bella, ni mucho menos llegó a
forzarla, tal vez era un ser despreciable, pero la violación no era parte de
sus crímenes.
Lo que realmente hizo aquella noche fue dejar
inconsciente a Isabella y espero un par de horas para llevarla hasta su casa. Rebusco en su
bolso las llaves y entró al hogar de los Cullen-Swan como rezaba el buzón de la
entrada. Subió con ella entre sus brazos la escalera, todo estaba sumido en la más
completa oscuridad, lo más probable es que todos durmieran ya, así que
sigilosamente busco su cuarto del matrimonio. Una vez que lo encontró, la dejo
allí tumbada, realmente era una mujer hermosa y no pudo evitar pensar por un
momento lo que se sentiría estar con alguien como ella, pero teniendo en cuenta
su estado, no parecía en absoluto una buena idea. Debería haberla dado algún
estimulante, para pasar un buen rato, pero decidió dormirla, lo que había sido una
soberana estupidez, de su parte.
Luego llamó a la muchacha que había contratado
unos horas antes, se llamaba Bree o algo así, le dio las indicaciones y espero
hasta que llegara. Una vez que lo hizo le explico que debía hacer, tenía que
desnudarla y luego fotografiarla. Le pago una gran suma para evitar que abriera
la boca y le dejó muy claro que si llegaba a contárselo a alguien su
insignificante vida estaría en peligro. Después de la advertencia se marchó y
espero a la muchacha en su coche, para pagarle y que esta le diera la cámara con
las fotos.
- Y así fue amor
como hice caer a la princesa Swan de Cullen – Así Riley dio por finalizada su falsa
historia.
Era el turno de
Isabella de firmar los papeles, Edward ya lo había hecho y de inmediato había abandonado
el lugar. Una parte de ella se sintió aliviada, pero otra lloraba por no poder
verlo unos minutos más.
Tomo la pluma
que descansaba encima de los papeles y estaba a punto de dar el último paso
para terminar todo, cuando vio que el lugar donde tenía que estar la firma de
su marido había escrito una palabra “nunca”.
La miro durante unos minutos más, hasta que su abogado de aclaró la
garganta y le pregunto que sucedía.
- Sucede esto –
Y le mostro los papeles.
- ¿Qué? Es esa
la firma del Sr. Cullen.
- Es acaso
idiota, por que mi marido firmaría con una palabra como esa.
- Este país es
libre, por lo tanto pueden elegir la forma que más le acomode para dejar su
rubrica.
Quiso chillar de
frustración, era su abogado, esperaba que al menos tuviera una solución y no
que le diera una clase de derechos. Estuvo tentada a lanzarle los papeles por
la cabeza, para ver si así lograba borrar de sus labios aquella sonrisa
estúpida, pero no lo hizo, en cambio, se levantó y trato de ver si Edward aún
se encontraba en alguna parte.
Miro por los
pasillos del lugar, pero no había rastros de él, pensó en llamarlo, mas con lo
furiosa que estaba eso no parecía una buena idea. Decidió que lo mejor era
salir a tomar un poco de aire o mejor
aún marcharse de aquel lugar.
Tomo aire y
comenzó a bajar los escalones del lugar, cuando levantó su vista vio a Edward recargado
en su auto, al parecer la estaba esperando, pues sonreía y no dejaba de
mirarla. La furia se apodero de ella y fue directo a golpearlo.
- ¿Qué rayos se
significa esto?
- Unos papeles –
No dejaba de sonreír.
- Maldita sea,
sabes que lo único que deseo es el divorcio.
- Dímelo mirándome
a los ojos.
- ¿Qué?
- Escúchame
Isabella Cullen, tú eres mi mujer y tal como deje en claro NUNCA me voy a
divorciar de ti,
- Pero, yo te
fui infiel….- Su voz fue apenas un murmullo.
- No lo creo –
Se acercó a ella y la tomo entre sus brazos – y ahora tú y yo nos vamos.
No le permitió
decir nada más, la beso apasionadamente y la llevó hasta su auto. Ya no
permitiría más silencios, arreglarían todo sin importar las consecuencias.
Solo puedo decir MIL DISCULPAS por la
demora, pero primero me quede sin pc y luego sin mucha inspiración, pero como
el Ave Fénix ha vuelto!!!
Espero que me den sus comentarios y ya
pronto sabrán los planes de Edward!!!
Besos
Lulu XD