Si me atrapas me enamoro - Cap. 7



Capitulo 7



Edward estaba expectante, esperaba una respuesta y lo peor era que no estaba dispuesto a oír una negativa, la miraba fijamente sin poder comprender del todo, como ella había puesto su mundo totalmente patas para arriba, trato de recordar cuándo fue la última vez que a esa hora estaba fuera de la oficina o la última vez que se había sentido así como en ese instante, tal vez nunca y aquello no le gusto nada.

Sin duda Bella era única y especial, y con un poco de suerte sería solo suya. Agito levemente su cabeza tratando de sacar todos los pensamientos que se agolpaban en su mente, decidió que por el momento no deseaba  poner un nombre a lo que estaba sintiendo, que lo mejor era dejar su mente en blanco.

Se acercó aún más a ella, aun cuando en aquella posición era más difícil, teniendo en cuenta que continuaba elevado sobre ella, sosteniéndose en sus propios brazos para no aplastarla y dando gracias a que el sillón fuera lo suficientemente amplio.

Después de varios minutos de silencio, Bella trato de reincorporarse para quedar sentada, lo que obligo a Edward a pararse también, pero no se alejó demasiado, decidió sentarse sobre una mesita que estaba frente al sofá así no perdería de vista su mirada, pasaron otros minutas hasta que finalmente ella hablo:


- No lo sé.
- ¿Qué no sabes?
- Si esto es buena idea, tú…..yo…. no lo sé.
- Tal vez no es cuestión de pensar sino más bien de sentir – Llevo la mano de Bella hasta su pecho.
- Si, pero yo…- No pudo continuar, pues él puso un dedo sobre sus labios.
-No digas nada aún, piénsalo.
- Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De todo…de resultar lastimada…de lastimarte….de no ser la persona que esperas….
- Bella, te juro que…. – Esta vez fue el turno de ella de sellar sus labios con un beso. Luego aun con sus rostros muy cercanos le digo:
- No jures nada.
- Pero….
- Nada…así lo prefiero…ya una vez – Se levanta y camina hacia la ventana.
Edward no puede evitar el impulso y la siguió, hasta quedar detrás de ella: - ¿Ya una vez qué?
- No importa – Su mirada estaba perdida en algún punto lejano.
Edward la toma de los hombros hasta dejarla frente a él: - Bella….dímelo – Tal vez ella no lo notaba, pero su voz estaba teñida por los celos.
- Creo que hubieses perdido tú apuesta – No pudo evitar sonreír, aunque la alegría no llegó a sus ojos.
- No entiendo.
- Recuerdas que me dijiste en tu oficina que hubieses podido apostar que nunca había estado enamorada, pues igual que yo anoche ibas a perdedor.
-Así que un imbécil te hizo daño – La libero de su agarre y camino hasta el otro extremo del departamento.
- No quiero hablar de eso, por favor.

Edward la miro por unos segundos, luego comenzó a caminar como león enjaulado, iba de un extremo a otro provocando que un incomodo silencio se apoderara del lugar. Bella decidió caminar hacia él con la intención de despedirlo, pensando que aquello era lo mejor, pero antes de darle alcance él detuvo su caminar, la miro fijamente y fue hacia ella. Instintivamente fue retrocediendo hasta chocar con la pared, trato de ir hacia otro lado, pero la aprisiono poniendo sus manos a cada lado de su cuerpo, dejándola presa en aquel lugar y sin darle tiempo a reaccionar acercó sus labios a su oído y le pregunto:
- ¿Qué es lo que quieres que haga?
- ¿Cómo? – Su voz fue apenas un murmullo.
- ¿Qué vamos a hacer Bella? – Su verde mirada la tenía hipnotizada.
- Yo… creo que lo mejor es seguir como antes.
- Si y como era eso – Sus palabras estaban cargadas de ironía.
- Bueno….tú mi editor y yo la escritora – Trato que su voz fuera lo suficientemente firme.
- ¿Solo eso éramos? – Se acercó más a ella.
- S…si.
- Nunca creíste que fuéramos algo más.
- N…no – Baja su mirada.
- Pues permíteme aclararte que para mí eres más que mi escritora estrella, eres mucho más – Se acercó hasta que no quedase ni el más mínimo espacio de separación – Y no voy a permitir que te alejes de mí.
- Al menos me darías tiempo para pensar.
- ¿Pensar qué exactamente? – Le acaricia el rostro con suavidad.
- Esto, aclarar mis ideas.
- ¿Qué diablos te hizo ese idiota? – Se separo bruscamente de ella.
- Creo que lo mismo que te hicieron a ti.
- ¿A mí?
- Si, puede que sea un tanto tímida, pero soy muy observadora y aunque intentes negarlo te rompieron el corazón….solo que tú tomaste otro camino.
- Si y se puede saber cuál es ese según tú.
- Decidiste volverte un cínico, alguien que dice no creer en el amor, pero que en realidad tiene miedo de amar.
- Ja…y ¿Cuál tomaste tú?
- Yo decidí escribir finales felices para otros – No pudo contener la lagrima que recorrió su rostro.
- Bella…no llores – La toma entre sus brazos y la sostiene fuertemente sobre su pecho – Calma…todo irá bien, lo prometo.
- Nada de promesas por favor.
- Bella.
- Edward no sé qué creer, esto es demasiado para mí.
- Cree en mí.
- Dame tiempo.
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- Si no me gusta tú decisión me reservo el derecho de hacerte cambiar de parecer.
- Qué autoritario – Sonrió contra su hombro.
- Lo sé, de otra forma jamás hubiera llegado donde estoy.
- Lo creo.
- Que hacemos ahora.
- Yo tengo trabajo que hacer y supongo que tú también.
- Bueno recuerdo que alguien iba a mostrarme como se hace una "novelita rosa"
- Con que novelita rosa.
- Si
- Tal vez es… - No pudo terminar por que sus labios fueron capturados por los de Edward, el beso que había partido dulcemente se estaba transformando rápidamente en algo mucho más apasionado, estaba por volver a tumbarla en el sillón cuando un ligero carraspeó les señalo que ya no se encontraban solos.
- Veo que lo arreglaron todo.
- No del todo, pero vamos en buen camino – Miro fijamente a la mujer que estaba frente a e él, sin soltar a Bella de su abrazo.
- En bastante buen camino puedo ver.
Sin poder evitarlo los tres rieron.



Al salir del departamento la mente de Edward no dejaba de pensar en lo ella le había dicho sobre su actitud frente al amor, admiro su intuición sobre el corazón roto, la diferencia es que no fue cualquier mujer fue quien lo provoco aquella herida, sino que su propia madre. Durante años vio como su padre se desvivía por hacerla feliz, cada deseo era cumplido no importaba como, vivir y morir por su amada esposa era el lema de Carlisle Cullen, pero nada de aquello impidió que los abandonara cuando él era apenas un niño. No importo todo el amor que su padre le profesaba, nada la hizo mirar atrás al dejarlos. Desde aquel día juro que jamás amaría, pues el amor solo trae dolor, su padre era el mejor ejemplo, nunca pudo superar aquel abandono.


Pasaron varias semanas en las cuales Bella y Edward pasaban varias horas al día juntos, ella mostrándole como buscaba inspiración para sus historias, como las iba armando en su mente y las pasaba al papel, como tomaban cuerpo y se transformaban en "novelitas rosas" y él fascinado viendo como trabajaba su escritora estrella, pero más aun el poder estar junto a ella. Después del tiempo que ella le había pedido no quería presionarla, por el momento lo que tenían era suficiente para él, pero solo por el momento.

Como siempre gracias por leer y por sus comentarios! L@s invito a seguir el blog!
Besos
Lulu XD

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