Sin invitación - Capítulo 5


Capítulo 5

La Polilla

- ¡QUÉ¡
No tuve necesidad de voltear para saber quien estaba tras de mí por lo que me queda tal cual estaba  y seguí mirando a mi hermana, como si estuviera, creo que lo estaba si pensaba eso, loca. Iba por pedirle que me explicara de donde rayos había sacado eso, pero como era obvio él se me adelanto.
- ¿Campanita tiene novio?
- No, no lo tengo Jake – Respondí antes que Tanya siguiera con su delirio.
- Los vieron llegar juntos…además está mañana te fuiste sin esperarme – Mi hermana sonreía de oreja  a oreja, después de darle un reporte de mis movimiento a Jacob.
Sabia cuanto le gustaba andar de cotilla por el mundo, aunque siempre pensé que el hecho de ser su hermana me salvaría, pero al parecer estaba equivocada.
. Mi muchachita está creciendo – Jacob se puso a mi lado y pasó uno de sus brazos por mis hombros para abrazarme.
- Por si no lo recuerdas tengo un año más, Bíceps.
- Ay Campanita la edad no es importante, sino la sabiduría que hemos adquirido durante esos años.
- Si hubieras adquirido siquiera un gramo de sabiduría sabrías que odio que me llames campanita,
- Eso te hace mi muchachita especial, campanita.
- ¿A que viniste? Sabes que no puedes estar aquí, no quiero que tengas problemas.
- Bah, no te preocupes, vengo en son de paz. Según el último informe de la correccional estoy casi rehabilitado.
- Jacob, yo…no sabes…- Como odiaba quedar sin palabras cada vez que sacábamos el tema a colación, pero como siempre cada vez que sucedía, él me regalaba una sonrisa.
- Solo relájate, todo está bien – Finalmente me soltó y apoyo su espalda en la pared – Y dime Polly Pocket quién es el pobre infeliz que decidió ser novio de Isabella – Le pregunto a mi hermana.
- Edward Masen.


- No es mi novio.
- Acaba de mudarse al pueblo, con su tía, sus padres murieron – Mi hermana guardo unos segundo de silencio, después de decir eso, no podría decir si fue en señal de respeto o para tomar algo de aire para continuar hablando a la velocidad de la luz  – apenas y llegó ayer a la escuela, y ya es novio de Bells. Es muy guapo y conduce un volvo, creo que tiene excelente promedio y según lo que he oído bastante dinero, realmente un excelente partido para mi hermana.
- No es mi novio.
- Si suenan bien sus antecedentes – Puso un dedo en su barbilla como si estuviera analizando algo de vital importancia - Pero creo que primero deberé conocerlo, tú sabes  para dar mi visto bueno, no cualquier merece ser el novio de nuestra Isabella.
- No es mi novio.
Había repetido ya tres veces esa frase, pero ambos decidieron no tomar en cuenta mi comentario  y continuaron hablando animadamente. Era obvio que no me estaban entendiendo en lo absoluto o más bien habían decidido ignorarme por completo. Honestamente no sabía desde cuando la frase no es mi novio significaba exactamente lo contrario, por qué aquel par, no dejaba de hablar de “mi relación” con Edward.
- Solo un día y ya tienes novio, realmente no piensas perder el tiempo este año, campanita – Volvió a abrazarme por los hombros, para luego mecerme de un lado a otro, no soportaba que tuviera más fuerza y no poder zafarme.
- Jacob repetiré esto solo una vez más – Hice mi mayor esfuerzo para que me viera a la cara cuando le hablaba - escucha atentamente…NO ES MI NOVIO – Para darle mayor dramatismo a mis palabras, recordé mi clase de autodefensa y pise con todas mis fuerzas su empeine, tuve que contener la  carcajada que estaba amenazando con formarse cuando lo vi saltar como si fuera una niña aprendiendo ballet.
- Rayos, eso si que ha dolido.
- Te lo merecías por no tomarme atención. Espero que hayas entendido.
- Mensaje captado
- Ahora puedes decirme a que viniste.
- Mira lo que tengo – Vi que su mano desaparecía en su bolsillo y no me dijo nada más, solo sonrió como si acabara de encontrar oro ahí dentro.
Quise preguntarle que era, pero mire a mi hermana que sonreía de la misma manera que Jake, solo que miraba por encima de nosotros.
- Bella nos vamos ya.
Escuche la voz de Masen tras de mí. Note como la mirada de Jacob se clavaba en el punto donde supongo estaba y luego enarcaba una ceja en mi dirección.
- Campanita no necesita que la lleven.
- Yo la traje en la mañana, así que lo correcto es que la lleve a su casa – Me voltee para responderle, pero Jake se me adelanto.
- Así que eres su chofer.
- Eso no es tú problema.
- Por supuesto que lo es, a todo esto ¿Tú eres…. – No termino de preguntar, pues mi hermana lo sacó de su duda antes.
- Edward Masen.
- Él es, Edward Masen. Vamos nena tú puedes conseguir algo mejor que eso.
- Bella, este tipo te está molestando.
- ¿Bella? Que forma más ridícula de llamarte.
- Perdón y campanita es una oda a la creatividad.
- Pues tiene mucho sentido para mí, llamarla de ese modo a mi chica especial – Note que intentaba volver a abrazarme, pero me distancie unos pasos de él.
Me pareció ver que Edward sonreía ante mi acción, pero fue algo tan breve que estaba segura que solo lo había imaginado, además no tenia mucho sentido que lo hiciera.
- Honestamente no me interesa. Solo quiero saber cuando nos vamos, Bella.
Iba a decir que se podía marchar solo, por qué yo me iría con mi hermana, pero al parecer Jacob tenía jamás de seguir hablando.
- Así que tú eres Edward Masen.
- Si y tú eres…
- Jacob Black, un amigo muy querido de Isabella.
Que rayos le pasaba a mi hermana, realmente tanto producto para el cabello la estaba afectando. Jacob y yo no éramos amigos muy queridos, en especial después de lo que le hizo mi madre, era todavía un misterio para mí, por que seguía siquiera hablándome.
Use una de mis miradas de furia patentadas en contra de Tanya, pero simplemente me ignoro, es más sonreía muy pagada de si misma, al ver como Jacob y Edward se retaban con la mirada.
- Jacob aún no me dices a qué viniste.
- Además de que vine a verte – Se me acercó y dejo un mechón de mi cabello tras mi oreja. Que rayos le pasaba, pero si él actuaba raro, Edward también lo hacía, pues ahora estar parecía furioso – Vine a entregarte esto – Saco un llavero con un lobo tallado y lo dejo frente a mi.
- Es….es…- Lo vi asentir – Gracias…gracias…eres el mejor ¿Dónde está?
- Afuera.
Salí disparada a la salida de la escuela y la vi, mi hermosa Vespa color rojo estaba estacionada ahí. Como la había extrañado todas estas semanas que no estuvo a mi lado. Después de que accidentalmente mi madre pasara su camioneta sobre ella, pensé que nunca más la vería, pero Jacob podía hacer milagros cuando se lo proponía.
- ¿Qué es eso? – Estaba tan feliz por el rencuentro que ignore a Edward.
- Una motocicleta, genio.
- Es tuya Isabella.
- Si es de ella ¿algún problema?
- Ese tipo de vehículos es sumamente peligroso.
- De verdad, abuelo.
- Puedes tener un accidente, no quiero que la conduzcas.
Esa última frase me sacó de mi emoción y me hizo volverme a donde estaban. Me conocía hace apenas dos días y ya se creía con el derecho a decirme que es lo que debía hacer.
- Creo que alguien está en problemas – Silbo Jacob alejándose unos pasos.
- Bella no puedes conducir algo así, puede pasarte algo – Al menos su tono de voz de mando había desaparecido., muchacho inteligente.
- Llevo dos años con ella y nunca me ha pasado nada.
- En cambio tú llevas pocos días en Forks y existen muchas posibilidades que quedes estéril – Fue la acotación de Jake.
- ¿A qué te refieres? – Edward le pregunto sin entender.
- Un consejo, cara pálida, jamás de los jamases le digas a Isabella Cullen  que es lo que debo o no hacer, todavía no logramos encontrar el cadáver del último que lo hizo – Se acercó a él para darle  una palmadita en la espalda – tómalo como una regla de supervivencia y nunca la olvides – Lo mire con mi ceño fruncido, pero él solo me regalo una sonrisa, beso mi mejilla y me susurro muy bajito – Me gusta, no lo mates todavía campanita, dale una oportunidad.
Quise retenerlo y pedirle que me explicara lo de darle una oportunidad, pero no lo hice y en cambio aproveche que la atención de Edward seguía en Jacob, más bien en su espalda,  así que tome mi mochila, mi casco y me subí a mi motocicleta, antes de que pudiera siquiera abrir su boca ya había acelerado y salido del instituto.

Llegue tan feliz por volver a tenerla a mi querida Carrie, así bautice a mi vespa, que apenas y oí a mi madre, que como era de esperar no soportaba verme con una sonrisa y trato por todo los medios en amargar mi día, pero no se lo permití, subí mi habitación y me quede allí hasta la hora de la cena.
Estaba tan feliz por mi día, que apenas y oí lo que los demás decían, al parecer Tanya hablaba de su día, igual como lo hacia Jane, yo mientras cenaba y pensaba en que mañana podría irme la hora que deseara a la escuela, además después debía ir a trabajar al hospital y luego…Sentí que alguien tocaba mi mano, era mi padre el que al parecer llevaba algún tiempo tratando de llamar mi atención.
- Perdón ¿me hablabas?
- Lleva minutos tratando de captar tú atención Isabella, simplemente es mucho pedir que demuestres algún tipo de interés en tu familia, si continuas con esa actitud tan altanera…
- Renee está bien, solo me hice una pregunta, no le estaba pidiendo que llamara el 911.
- Pero es qué… - Mi padre la interrumpió.
- Isabella te pregunte como había sido tu día.
- Excelente.
- Vi tu motocicleta.
- Si, Jacob logro repararla.
- Ya le aclare que no la ayudaremos con los gastos que implique el mantenimiento de aquella monstruosidad.
- Y por qué no la ayudaríamos.
- Carlisle – Mi madre sonaba enojada – Isabella debe aprender a ser una persona responsable.
- Creo que no existe muchachita más responsable que Isabella.
Mire disimuladamente de un lado a otro en la habitación, por que estaba segura que debía ser una broma o alguna cámara escondida. Mi padre me estaba defendiendo y no solo eso, sino que acababa de alagarme.
- Hija – Tomo mi mano – tengo algo para ti – Saco algo de su bolsillo, al parecer hoy era el día de la sorpresas, pues dejo cerca de mi una tarjeta de crédito – Creo que ya es hora que tengas esto, quiero que la uses cada vez que la necesites.
- Es una injusticia – Realmente habían pasado demasiados segundos sin que mi madre hablara – Si le das una a Isabella, también deberías entregarla una a Tanya. No es correcto que las trates de manera desigual.
- Mamá yo tengo un auto y Bells no, creo que eso también es algo un poco desigual – Como siempre mi hermana salía al rescate – además uso tú tarjeta de crédito todo el tiempo –susurro avergonzada, como si acabara de confesar un secreto.
- No es lo mismo.
- Podrías explicarnos donde radica la diferencia, querida – Mi padre la miraba bastante molesto.
- Supongo que estas feliz ahora Isabella – Me mordí la lengua por qué en realidad estaba feliz, pero no por lo que supongo ella pensaba – Y ese delincuente de Black fue el que te ayudo con tu chatarra ¿no?
Como se atrevía a llamarlo delincuente, después que fue ella la que provoco todo, pero claro no soportaba que al menos una vez yo ganara, así que tenía que recordarme aquel episodio tan triste.

Aquel día Jacob y yo habíamos decidido ir al cine en Port Angels, su hermana iría por nosotros, por lo que no teníamos nada de que preocuparnos, sabía que a mi madre no le gustaba en lo absoluta mi amistad con él, varias veces había insistido que no estaba a mi altura, hubo una época donde yo creía lo mismo, pero solo porque yo media unos centímetros más que yo y pensé que era eso a lo  que ella se refería, obviamente estaba equivocada. Durante mucho tiempo me reproche no haber sospechado nada cuando no puso el grito en el cielo y me dejo ir con mi amigo.
Cuando llegamos a mi casa, vi de inmediato como unos oficiales estaban en la entrada, mi madre en el medio de ellos. Apenas baje del auto, ella les hizo unas indicaciones para que no permitieran que se marcharan los que iban ahí dentro, yo sabía que no lo haría, es más Jacob se bajo rápidamente y se puso junto a mí, su hermana lo hizo unos minutos después.
- ¿Qué sucede? – Me pregunto bajito.
- No lo sé – Comencé a caminar mientras los oficiales se acercaban a donde estábamos.
- Él es, él fue – No entendía a lo que se refería mi madre.                   
- Jacob Black – Pregunto uno de ellos.
- Si.
- Tienes que venir con nosotros muchacho.
- ¿Por qué?
- Por que eres un ladrón – Renee le grito –Y te quiero lejos de mi hija – Me tomo con fuerza del brazo y me alejo de su lado.

Estaba ya en mi habitación, no hable mucho más después de que mi madre hablara de Jacob. Creo que todos terminamos de cenar en silencio. Antes de subir mí padre me puso en la mano la tarjeta y me deseo las buenas noches, solo asentí sin saber mucho que decir, honestamente nunca sabia que decirle cuando hacia algo a mi favor, menos mal que aquello solo ocurría en escasas ocasiones.
Dormí a sobresaltos, cada cierto tiempo volvían a mí las imágenes de aquel funesto día, me sentía tan culpable por todo lo que tuvo que vivir por mi culpa, lo único que había hecho había sido ser mi amigo, solo eso.

Me levante un poco más temprano, no deseaba toparme con mi madre, por lo que desayune en la cocina, algo ligero, realmente sentía que mi estomago no soportaría mucha comida a esa hora. Como era usual Kate me sonrió, me entrego mi almuerzo y  me deseo un buen día. Le sonreí en respuesta y salí en busca de Carrie, verla ahí esperándome, hizo que me animara un poco, para cuando estaba en la carretera sonreía en toda regla.
.
.
.
Las clases transcurrieron sin mayores problemas, un par de veces me topé con la mirada de Masen, que parecía bastante molesto, no sabía el por qué y tampoco me interesaba averiguarlo. Como era usual a la hora de almuerzo me fui a mi lugar, ya no tan secreto, iba de camino cuando me di rápidamente vuelta y lo sorprendí tras de mis pasos.
- Planeas dejar de seguirme algún día – Mira fijamente a Edward, realmente su complejo de cachorro callejero estaba rayando en lo anormal.
- Pensé que no lo habías notado – Estaba sonrojado.
- Ahí es donde está tú problema – Me miró con curiosidad – Intentaste pensar – Frunció el ceño – eso y que eres un pésimo, pésimo espía – Me aferre con más fuerza a mis cosas y seguí mi camino, sabiendo que está vez no me seguiría, creo que poco a poco estaba captando el mensaje de que debía dejarme en paz.
.
.
Los siguientes día fueron bastante similares, aun seguía sin entender muy bien las miradas de Masen o aquella manía que tenia de seguirme. Pensé que al encararlo la primera vez su animo decaería, pero no fue así, solo logré el efecto contrario que no dejara de hacerlo, es más de una oportunidad me escondí de él o lo ignore por completo, pero estaba siendo bastante claro para mi que era un hueso duro de roer o tenía serios problemas de entendimiento, realmente serios.
Estábamos por llegar al gimnasio que era siempre el punto donde cesaba su plan de agente ultrasecreto y se marchaba, pero esta vez no lo hizo siguió conmigo hasta dentro.
- ¿Qué haces?
- Conociendo el lugar – Miro  los alrededores como si fuera un punto turístico.
- Muy gracioso, ya que lo viste ahora puedes marcharte.
- No, creo que me gusta este lugar. Tiene una buena iluminación y no es tan concurrido.
- ¿Planeas comer aquí?
- ¿Es una invitación?
-¿Es una pregunta?
- ¿Es una respuesta?
- Sabes….- No dije nada más y comencé a caminar a la salida.
- ¿Por qué te vas? – Tomo mi brazo para detenerme.
- Acaso no es obvio – Lo mire furiosa y su mano lentamente dejo de estar en contacto con mi brazo.
- ¿Quieres estar sola?
- SI.
- Pero yo no.
- Ese no es mi problema
- Perdí a mis padres Bella, necesito todo el apoyo posible para superarlo.
- Pues honestamente acudiste a la persona equivocada Edward. Si deseas apoyo, puedes ir donde la consejera de la escuela, pero si necesitas que alguien te ignore – Le sonreí – Cuenta conmigo soy especialista en la materia.
- Pues, es tú deber ayudarme – Su voz sonaba como la de un niño malcriado al que acababan de dejar sin postre.
- ¿Perdón? Por qué tengo que hacerlo.
- Esme me dijo que tú abuelo era un pastor de la iglesia, así que supongo que alguien te enseño el mandamiento de ayudar a tú prójimo.
- Si deseas saberlo, no tengo contacto alguno con mi abuelo, para él soy algo así que la semilla del diablo, por lo que difícilmente pudo haberme enseñado algo.
- Descartando lo del prójimo – Me miró fijamente – que tal la empatía, ponerse en el lugar del otro.
- No conoces nada de mi vida Masen, perder a mis padres en mi caso – Callé unos momentos tratando de buscar las palabras adecuadas, aquellas que no me hicieran ver como una persona despiadada – no sería lo mismo.
- Mierda Isabella Cullen, qué debo hacer para ser digno de tú compañía o al menos de tú compasión.
Su repentina explosión de furia, casi me deja boquiabierta, realmente podía considerarme una experta en ese tipo de ataques, mi madre sufría al menos uno diario en mi contra, la diferencia estaba en que no creía que él fuera ese tipo de persona. Además no entendía cual era, su bendita o maldita, fijación conmigo.
Si enumeramos mi comportamiento con él, solo habría cosas negativas, apenas y lo tomaba en cuenta, huía de su lado cada vez que lo veía y hasta me ocultaba más de lo normal para no tener que tenerlo cerca. Nunca antes me había costado tanto trabajo que alguien me dejara en paz, pero simplemente este chico nuevo era un hueso duro de roer.
- ¿Qué sucede? Planeas golpearme para que me aleje.
- No me des ideas y cállate un momento.
Lo mire fijamente, sin entender muy bien sus razones, quería ser mi amigo, pasar tiempo conmigo, para qué, por qué, acaso tenía alguna deuda que pagar con la sociedad y yo me había transformado en su obra de caridad. O simplemente no habían razones, tenia que tomarme un minuto y pensar si estaba dispuesta a que él traspasara mis barreras y lo dejara asomarse a mi vida, diablos, había olvidado por completo lo que era tener un amigo, me había dedicado a espantarlos todo este tiempo no ha cultivarlos.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué…qué? – Su voz aun sonaba enojada.
- ¿Por qué quieres pasar tiempo conmigo? Puedo ver que hay muchas que estarían más que dispuesta a estar a tú lado.
- Por qué soy como una polilla.
- ¿Una polilla?
- Que se acerca a una llama sin importar el peligro.
- Soy la llama o el peligro.
- Ambas.
Se acercó y beso mi mejilla, luego se marcho.
Si esa era la forma en que quería pasar su tiempo a mi lado, la idea ya no me fastidiaba tanto.
Subí hasta mi lugar habitual y saque mi almuerzo, un delicioso sándwich de atún y mayonesa, una soda y una manzana. Kate me había leído el pensamiento. Levanté mí mirada un momento para ver como Edward se sentaba junto a mí, cuando lo vi salir pensé, más bien tuve la esperanza que no volvería tan pronto.
- Había olvidado mi almuerzo - Me enseño la bolsa donde supongo estaba – Así que…. ¿somos amigos?
- No.
- No, pero yo pensé…
- Edward recién nos conocemos, así que somos conocidos, además eso de tener amigos se me da pésimo.
- Lo que sucede es que nunca has tenido un amigo como yo.
- Y te puedo asegurar que no estaba en mis planes tenerlo.
- Bueno para que avancemos al siguiente nivel – Tomó un sorbo de su bebida – y para conocernos mejor, que te parece si nos hacemos preguntas.
Estuve tentada a decirle que aquello me parecía estúpido, pero tenía la seguridad que eso no sería tan bienvenido.
- Yo primero – Solo gruñí algo que creo lo tomo como respuesta afirmativa - ¿Cuál es tú color favorito? ¿Tu libro? ¿Tu canción? ¿Película? ¿Cumpleaños?
Creo que deje de oírlo a la segunda pregunta, en realidad estaba esperando que le contestara todo eso, acaso esto era un concurso de belleza, vi que seguía moviendo los labios aunque yo ya no estaba tomándole atención.
- Para.
- ¿Qué sucede?
- Me hiciste cien preguntas en cinco segundos – Simplemente puso sus ojos en blanco.
- Y no contestaste ninguna.
 - Edward, para que todo funcione en paz y armonía entre nosotros, te daré algunas reglas básicas. Numero uno no es necesario que hablemos todo el tiempo, es más mientras menos lo hagamos mejor – Iba a decir algo, pero lo detuve – numero dos respetemos nuestros espacios vitales – Estaba casi pegado a mi en un lugar donde habían más de cien lugares para sentarse – numero tres, si por casualidad en alguna de nuestras clases nos asignan trabajos en pareja siéntete con la libertad de no elegirme, es más preferiría que no lo hicieras, suelo trabajar mejor sola y por último solo una pregunta al día.
- ¿Una pregunta al día?
- Si, solo te contestaré una pregunta al día, tómalo o déjalo.
- El ¿Cómo estas? Se considera dentro de mi pregunta diaria.
-No.
- Si te pregunto donde queda algo.
- No.
- Si te pregunto por ejemplo ¿esta lugar está ocupado?
- No.
- Si te pregunto ¿quieres ser mi novia? – Me miro expectante, realmente no entendía porque usaba esa pregunta de ejemplo, pero le di mi respuesta.
- Si, esa lo podríamos considerar como una pregunta diaria.
- ¿Y bien?
- ¿Qué cosa?
Lo vi sacudir su cabeza y sonreír.
- Nada, nada.
- Nos vemos – Me levante de mi lugar y tome mis cosas.
- ¿Ya te vas?
- Esa es tú pregunta.
- Dijiste que las de ese tipo no valían.
- Lo sé y si ya me voy. Por cierto….Wicked.
- ¿Wicked?
- Ese es mi libro favorito – Lo oí reírse fuertemente.
- No me sorprende en lo absoluto.

No dije nada más y baje las escalinatas. Honestamente no sabía como todo iba a funcionar, es más existían altas probabilidades de que cruzando la puerta me arrepintiera de lo haber aceptado, pero una cosa era segura sin importar si quería o no, Edward Masen se estaba colando en mi vida.



Hola a todas, espero que estén muy bien!!!! Creo que me he emocionado escribiendo, me ha quedado bastante largo el capitulo en comparación a los anteriores.
Solo puedo decirles GRACIAS por sus comentarios no saben como me encanta leerlos…ya el próximo capítulo sabrán por qué Renee es tan dulce con Isabella.
Sobre el libro favorito de Bella, “Wicked” de Gregory Maguire, es también uno de los míos, cuando lo lei lo ame, así que si lo pueden leer se los recomiendo totalmente, cuenta la historia de la bruja malvada del “Mago de Oz” y como las apariencias pueden engañar totalmente!

Besos
Lulu XD 



>