Capitulo 17
La verdad
Me quede unos segundos totalmente
sorprendida por la actitud de Edward, pero mientras me recuperaba de la
impresión, lance unos billetes sobre la
mesa para paga la inexistente cena y sin pensarlo demasiado me fui tras él.
Honestamente no sabía si lograría
alcanzarlo o siquiera si lo volvería a ver luego de su salida, pero una cosa
era clara para mí no pensaba quedarme
sentada esperando volver a verlo. De alguna manera para mi seguía siendo casi
un sueño tenerlos frente a mí después de tantos años separados.
Cuando llegue a la puerta lo vi,
caminaba de un lado a otro en un reducido espacio de la acera, una de sus manos
estaba en sus cabellos dejándolos totalmente descolocados. No supe si debía o no acercarme a él, en
teoría sabía que él no me dañaría, pero habían pasado mucho tiempo, así que
solo me acerque lo suficiente para que notara mi presencia y oír como hablaba
consigo mismo.
- No debí haber llegado tan lejos.
No debí hacerlo solo – Dejo de hablar de golpe y sus ojos se clavaron en mi
rostro – Bella.
- ¿Qué sucede Edward?
- Siete años, siete años, eso es lo
que sucede.
- Lo sé – Respondí casi murmurando y
sin poder mirarlo a los ojos.
- Había perdido las esperanzas y
ellos lo sabían, siempre lo supieron – Una risa sin una pizca de humos escapo
de sus labios.
- Al menos ella lo sabía, mi madre
quiero decir, ella sabia donde estaba. Mi padre es otro asunto, con él solo
hable por teléfono cuando cambie mi apellido – De alguna manera sentí que debía
defender a Carlisle.
- ¿Realmente dejaste de ser Cullen
solo por qué no querías compartir con tu madre el apellido? – No entendí muy
bien el cambio de tema, pero simplemente sentí que no era el momento para
comenzar una discusión sobre lo que debíamos o no hablar.
- ¿A que te refieres? – Que no
quisiera discutir no significaba que al menos tratara de entender por qué el
cambio.
- Sé que hay algo más – Sus ojos me
miraban como si quisieran colarse y ver mi interior.
No le respondí, en cambio tome su
mano y lo lleve a un parque cerca de donde nos encontrábamos, aún no estaba tan
frio y todavía nos quedaban algunas, o muchas cosas por hablar. Al principio
pareció sorprendido, pero luego respondió tomándolas con mayor fuerza y algo en
mí me hizo tener la esperanza que esto era solo el principio de una nueva
unión.
- ¿A dónde vamos?
- A mi propio prado.
Ninguno hablo más después de eso y
caminamos los siguientes minutos en silencio, no hubo incomodidad en no
decirnos nada, creo que ambos teníamos mucho que pensar, antes de pronunciar
palabra alguna.
Cuando llegamos lo guie hasta mi
lugar favorito, bajo un enorme árbol y le indique que se sentara. Yo me quede
unos minutos de pie observándolo y dándome cuenta que algunos sueños si pueden
hacerse realidad. Luego me senté a su lado.
- ¿Y bien?
- Tienes razón – Di un largo suspiro
y mi vista se perdió en el movimiento de las hojas que estaban en el suelo – Decidí
cambiar mi apellido por que Renee siempre quiso ser una Swan y no pudo, sin
importar como lo intento no lo logro, pero yo sin siquiera quererlo lo logre.
Sé que suena estúpido, en especial por que mi decisión término hiriendo a quien
siempre ha sido mi padre, pero cuando lo hice solamente pensé en la rabia que
eso provocaría en ella y que sin importar cuanto gritaría, peleara o lo que sea
que hace cuando estaba enfurecida conmigo, yo tenía algo que ella nunca
tendría. Tanto luchar por no ser como ella, termine siendo peor.
- Nunca vuelvas a decir eso – Tomo
mi rostro entre sus manos y me obligo a mirarlo – Tú nunca podrías ser como ella….nunca.
- Siempre termino hiriendo a quienes
quiero – Note como se tensó por unos instantes, fue algo apenas imperceptible,
pero había sucedido – Mírame a los ojos y dime que no te herí, que mi partida
no te hizo daño.
- Estas tratando de decirme que me
quieres.
- ¿Qué?
- Dijiste que terminabas hiriendo a
los que quieres, si quieres saber si me heriste es porque tú me quieres.
- Tal vez no te regale el escudo de
mi familia – Fije mi mirada en su regalo de graduación que me ha acompañado
durante todos estos años – pero ocupas un lugar aquí – Le indique mi corazón.
- Si quieres saberlo, si me heriste
y me dolió tanto tú partida, que por un tiempo pensé que nunca podría reponerme
– Sabia que me merecía esas palabras, pero eso no evitaba que me dolieran, trate
de alejarme de Edward, mas no me lo permitió tomo mi mano con fuerza y siguió
hablando – Fui al día siguiente del baile de graduación a decirte que me iría
contigo, que no importaba si querías ir al fin del mundo yo te acompañaría.
Cuando entre a tu habitación note que algo no estaba bien, la mayoría de tus
libros no estaban y al abrir tu ropero no había ropa en él. Recuerdo que les
grite a tus padres, culpándolos de tu partida, enrostrándoles la clase de
personas que fueron para ti. Renee trato de callarme, pero Carlisle me dejo
desahogarme.
- Esta helando.
Después de todas sus palabras fue lo único que
atine a decir, porque honestamente no tenía ni la menor idea de que responderle
después de eso y aunque era cierto que la temperatura había bajado considerablemente,
me miro como si estuviera loca. Todavía quedaba mucho por decir.
- Parece que no has cambiado del
todo.
- Edward tenemos mucho que decirnos,
pero no creo que este sea el lugar mas adecuado.
- ¿Y qué lugar propones?
- Mi departamento.
.
.
.
- Tienes una casa muy hermosa, Bella
– Edward estaba de pie en medio de mi pequeño salón mirando todo a su
alrededor.
- ¿Quieres una taza de café? – Negó
con la cabeza – Entonces que quieres.
- Que vengas aquí – Índico el sofá –
Y termínenos de hablar.
- Esta bien.
- No piensas decirme nada.
-¿Sobre qué? – No sabía muy bien,
pero sentía que el ambiente entre ambos había cambiado.
- Por ejemplo porque después de
todos estos años sigues usando la pulsera que te regale. Sabes lo que significa
para mí, te lo conté. Acaso significa lo mismo para ti.
- Edward en el parque te dije que
ocupas un lugar en mi corazón. Eso no es una respuesta.
- No sé qué quieres oír, siempre fui
honesta contigo.
- Y aun así te marchaste como si
tuvieras que huir de mí.
- Siempre lo supiste.
- ¿Me amas? Eso es lo que quieres
decir – Su pregunta me dejo sin palabras, aunque mi mente no dejaba de gritarme
la respuesta no lograba que las palabras salieran de mi boca – Maldita sea,
merezco una respuesta Isabella.
- ¿Por qué? – Como siempre mi boca
lograba articular preguntas, pero jamás respuestas.
- ¿Por qué? No puedo creer que te
atrevas siquiera a preguntarlo.
- Éramos solo unos niños Edward,
además tu sabias que me iría – Se levanto de golpe y sus ojos verdes parecían
envueltos en llamas.
- Idiota que mi ¿no? – Su humor
había cambiado por completo – Tienes
razón Isabella, yo el niño sabía que te marcharías, claro que lo sabia, pero
sabes en mi estupidez nunca te pregunte donde te irías y quieres saber por qué.
No sabia muy bien que responderle, nuevamente
el tema había cambiado, aunque una parte de mi estaba agradecida, todavía no me
sentía lo suficientemente valiente para poder afrontar la más importante de las
preguntas de Edward, mis sentimientos por él. Decidí solo asentir con mi cabeza
y seguir atenta a su monologo.
- Por que siempre tuve la esperanza
que me invitaras a marcharme contigo, por que durante todos los meses que
estuvimos juntos espere y espere, pero no lo hiciste y simplemente de un día
para otro desapareciste.
Dejo de mirarme y camino hasta la
ventana, sin decir ninguna palabra más.
- Edward yo….
No sabía que decir, “perdóname” “no quise herirte” “pensé que
era lo mejor”, todo esas frases sonaban tan vacías y ninguna demostraba lo
que estaba sintiendo en ese momento. Siempre pensé que al partir como lo hice
nadie había sido herido, que fue lo mejor, pero ahora al ver el dolor en su
rostro y sus palabras, sabía que había cometido un grave error.
- Durante semanas fui a una
cafetería en Boston esperando verte, solo quería verte una vez más, no
importaba que me saludaras o te sentaras junto a mí, quería mirarte y ver una
sonrisa maravillosa inundando tu rostro, con eso yo hubiese podido seguir
adelante, pero nunca te vi.
- ¿Pudiste seguir adelante al menos?
- Eso creía, pero….
Sin darme espacio para decir algo o
siquiera respirar, Edward se abalanzo sobre mi y puso sus manos en mi nuca,
acercándome fieramente a sus labios que en ese momento capturaban los míos en
un beso que hizo que olvidara todo, incluso que hace dos segundos estábamos
acaloradamente discutiendo.
- Esto no cambia nada – Lo dijo
apenas separándome de sus labios.
- Lo sé.
- Todavía tienes mucho que
explicarme – Una de sus manos se posaban en mi cintura, haciendo nuestra
separación casi inexistente.
- Lo que tú digas.
-Tienes mucho que contarme – Su boca
ahora estaba en mi cuello, en el lugar exacto donde mi pulso latía
desenfrenado.
- Te lo diré todo – Mi voz sonaba
extraña para mis oídos, pero nunca antes me había sentido como me estaba
sintiendo ahora, como si en cualquier momento me desintegraría producto que la
combustión espontanea que mi cuerpo iba a sufrir.
- Llevo años soñando con esto – Una
de sus manos comenzó a juguetear con los botones de mi blusa – Sentirte así –
Uno de sus dedos acaricio suavemente mi piel expuesta – Tenerte así – su brazo
se afianzo más a mi cintura.
- Edward….no creo que sea una buena
idea – Su boca volvió a atacar mi cuello y olvide por qué razón no creía que
era una de las mejores ideas que alguien pudo tener.
- ¿Estas segura? – No, en lo
absoluto gritaba una parte de mí, pero la que trataba de pensar con claridad
respondía de forma afirmativa. Me beso unos instantes más y luego se separó de
mí.
-Todavía quedan cosas por aclarar,
pero me encantaría recordar viejos tiempos - Me miro sin entender nada – Mi
ventana está abierta para ti, solo para ti.
No necesito nada más, tomo mi mano y
se dejó guiar hasta mi habitación. Quedaba mucho por decir, mucho por hablar,
pero a medida que nos acercábamos a mi cuarto, supe que llevaba años añorando
volver a dormir entre sus brazos.
.
.
Al despertar decidimos que Edward
iría a buscar sus cosas al hotel, no tenía sentido que se hospedara en otro
lugar que no fuera mi casa, me dio un largo beso antes de partir, preludio de
todo lo que sucedería entre nosotros una vez que todo fuera hablado.
Solo unos minutos después de que se
marchara, sentí el timbre de mi apartamento, pensé que tal vez había olvidado
algo o era alguna niña exploradora vendiendo galletas, cualquiera fuera la
opción quien estaba tras la puerta estaba impaciente, pues volvió a tocarlo
solo unos segundos después del primer toque, por lo que decidí darme prisa
antes de que siguiera tocando.
Cuando finalmente abrí la puerta no sabia si
realmente sentirme sorprendida, pues era obvio que tarde o temprano este
momento llegaría y ahora estaba ahí frente a mí.
- Me preguntaba cuando tardarías en
aparecer.
- Él esta aquí – Ni siquiera un
saludo, no es que esperara un rencuentro de películas, pero al menos un “buenos días” no seria tan dañino.
- ¿Él? Te refieres a Edward.
- No juegues conmigo niña, no te
conviene – La mire por unos segundos dándome cuenta lo poco que había cambiado
en estos años, ni siquiera la mirada de desdén que siempre me dirigía era
distinta. Suspire con fuerza antes de decir algo y también buscando la fuerza
necesaria para enfrentarme a su tan especial manera de tratarme.
- Dime que es lo quieres….madre
Simplemente hay cosas que son
inevitables y que Renee estuviera nuevamente frente a mi era una de ellas.
Aunque no lo crean nuevo capítulo!!!! SOLO LES DIRE GRACIAS TOTALES por
su paciencia, ni siquiera intentare justificar mi ausencia, solo espero que les
guste!!
Que tengan una maravillosa semana y espero de corazón que nos leamos
pronto.
Besos
Lulu XD