"Dos palabras caracterizaban al lugar privacidad y discreción. Todo puede
cambiar en una semana en especial si estas en el "Cielo"
Capitulo 5
Día 4
Las promesas se las lleva el viento
Unas horas después estaban de
vuelta en el hotel, el chofer los recogió en la mañana y los llevo hasta el
pequeño aeropuerto, el avión los estaba esperando y partieron rumbo al lugar
que los había vuelto a reunir.
Durante todo el camino sus manos
jamás se separaron y sus labios rara vez también lo hicieron, parecían dos
adolescentes perdidamente enamorados. Hicieron planes para aquel día, solo se
separarían para ir a sus habitaciones por una ducha y un cambio de ropa. Se
prometieron ir paso a paso, pero ambos sabían que tarde o temprano tendrían que
hablar de todo lo que había sucedido y
de que harían ahora.
Estaban en la entrada del hotel
con sus manos unidad cuando vieron una figura muy familiar para ambos, de
inmediato Bella se tenso y trato de soltar el agarre de Edward, el cual se hizo
más firme. Sus miradas se unieron y de los labios de ella solo salió:
- ¿Cómo supo dónde estaba?
Ambos miraron a la dirección
donde se encontraba Félix. Edward tuvo que hace uso de todo su autocontrol para
no abalanzarse sobre él y golpearlo hasta que no le quedaran fuerzas, al
parecer Bella leyó su pensamiento, porque tal como hace unos momentos el agarre
de él se hizo más fuerte, el de ella trato de contenerlo, le susurro un
cálmate. Sus miradas se cruzaron y el la alejo unos pasos de donde se
encontraran para no ser visto, tomo sus
labios de manera demandante y trato desesperadamente de fundir en un solo
cuerpo, una sola alma.
Bella se entrego a aquel beso sin
restricciones, sabía lo difícil que era para él todo esto y como la llegada de
su prometido lo complicaba aun más, trato de no reír como una histérica cuando
comprendió lo irreal de la situación. Estaba a escasos metros de la persona con
la que hace algunos días estaba decidida a casarse, pero en ese instante era besada por el amor de su
vida, porque eso era Edward para ella no importa cuánto trato de negarlo y todo
lo que hizo para arrancárselo de su corazón, él siempre sería suyo.
Cuando sus labios se separaron,
Edward acaricio su rostro con suavidad, clavo sus ojos en su rostro y trato de
decir algo, pero Bella puso un dedo en sus labios.
- No digas nada – Sintió como
dejaba un suave beso en su dedo.
- La última vez que calle, nada
bueno resulto – La estrecho con más fuerza y beso sus cabellos.
- Esta vez es diferente Edward.
- ¿Qué tiene de diferente
Isabella?
- Ya conozco tu parte de la
historia, por fin lo sé todo.
- ¿Y eso cambia algo? – La voz de
Edward estaba cargada de incertidumbre.
- Tu sabes que lo cambia todo,
solo necesito que me des tiempo…solo eso.
- ¿Tiempo? Bella te di estos
últimos años, no soy un santo.
- Por favor…dame unos días para
arreglarlo todo, te prometo que volveré a ti Edward y será para siempre.
No le respondió, en cambio sello
su promesa con un beso, luego de eso la soltó y se alejo de aquel lugar, no
podía ver a quien creía su amigo, ni mucho menos ver a Bella en sus brazos, así
que se fue rumbo a la playa.
Bella siguió sus pasos hasta que
lo perdió de vista, luego dio un profundo suspiro, saco un pequeño espejo que
guardaba en su bolso y trato de arreglarse. No sabía cómo podría enfrentarlo
sin echarle en cara lo que ya sabía, pero si quería que su plan resultara debía
hacer uso de toda su sangre fría para controlarse. Cuando se dirigió a la
recepción oyó los gritos de Félix, nunca lo había oído tan fuera de sí o es que
tal vez nunca quiso notarlo. La pobre recepcionista estaba blanca y apenas
hablaba.
- ¿Cómo que no sabes donde esta?
Acaso me equivoque de hotel o eres tan estúpida que no sabes leer los nombres.
- Félix ¿Por qué gritas de esa
manera?
- Bella, amor…- se acerco a
abrazarla, estuvo a punto de capturar sus labios, pero volteo su cara y solo
beso su mejilla - ¿Qué te pasa?
- Lo mismo pregunto yo, ¿Por qué
el escándalo?
- Llevo quince minutos tratando
de conseguir alguna información de tu paradero y NADIE es este hotelucho me da
una respuesta.
- ¿Algún problema? – No supe bien
como, pero repentinamente apareció Jane en la recepción, desde que llego nunca
la había vuelto a ver, de hecho solo la vio aquel día que contrato sus
servicios – Todo bien Señorita Swan.
- Si no hay ningún problema,
pedimos disculpas por los problemas que ocasionamos.
- Usted no ocasiono ninguno, fue
más bien otra persona.
- Si tuvieran un mejor servicio
cosas como estas jamás sucederían.
- Félix, deja todo por la paz….y
Jane mis disculpas por ambos – Solo inclino la cabeza y se marcho.
- Ahora se dirás por que estas
acá – Camino hacia el bar del hotel.
- Pensé que te alegraría verme
amor. Estos días sin ti han sido terribles.
- Sabes bien que estoy trabajando
– Se sonrojo un poco al recordar en que había consistido su trabajo.
- Lo sé, pero te extrañe.
- A todo esto como supiste donde
estaba – Trato de recordar si en algún momento le había dicho el lugar exacto
donde estaría, pero podría asegurar que no se lo conto, sabía que tampoco Jacob
se lo diría, así que solo quedaba una persona…su madre.
- Renee me lo dijo – Tomo su mano
Bella quiso huir de su agarre, pero se contuvo no podía levantar ni la más
mínima sospecha.
- Ya veo, pero aun no entiendo
porque estás aquí.
- ¿Acaso te molesta? – Se contuvo
en contestar que en ese momento todo él la molestaba, en cambio le dio una
sonrisa para calmarlo.
- Sabes que no es eso, pero es
que tengo mucho trabajo y apenas podremos estar juntos, además solo me quedan
tres días acá. No quiero que tengas problemas en tu trabajo por mi culpa.
Se sentaron en una mesa cerca de
la ventana, frente a frente, pronto llego un camarero y tomo su pedido. Félix
estuvo mirándolo durante largo rato antes de decir algo
- Te ves distinta, no se luces,
si es posible más hermosa.
- Estar con la persona que amas
hace milagros – lo dijo sin pensar, pero era verdad, salvo que él pensó que lo
decía por estar ahí juntos.
- Yo también te amo Bella.
- ¿Cuándo vuelves?
- Planeo quedarme junto a ti
hasta que termines – Algo en la mirada de su “prometido” llamo su atención.
- Félix ¿pasa algo?
- No nada…mira ahí viene nuestro
desayuno.
Félix hablo durante toda la
comida, ella cada cierto rato asentía o comentaba algo. Su mirada estaba
perdida en la playa, tenía la esperanza de verlo a la distancia, no fue así,
cuando finalmente termino aquella tortura, pidieron la cuenta.
- Es cortesía del hotel – Le
decía un sonriente camarero.
- No quiero cortesías de ningún
tipo, así que trae la cuenta…AHORA.
- ¿Por qué te alteras así?
- Maldita sea, no quiero nada de
Cullen.
- ¿Cullen? De que hablas.
- Acaso no sabes que Edward
Cullen es el dueño del hotel – Aquello la tomo por sorpresa, pero pudo entender
mejor como era que sabía siempre cada paso que daba en aquel lugar.
- No, no lo sabía y como supondrás
aquello no me importa.
- Lo siento.
- No importa, tengo trabajo que
hacer, nos vamos.
- Si –Se levanto de su silla y se
fue rápidamente junto a ella.
En otro lugar del hotel Edward
estaba bebiendo su cuarto vaso de whisky del día. No podía dejar de mirar las
pantallas del cuarto de seguridad, era una tortura saber que él estaba junto a
Bella, temía que él la volviera a envolver con todas las mentiras, pero tenía
que confiar era lo único que le quedaba.
- No es muy temprano para beber.
- Cuando necesite una conciencia
te avisare.
- No sé cuál de los dos tiene
peor carácter.
- No me compares con ese imbécil.
- En verdad que la amas.
- Si Jane la amo y esta vez no
pienso perderla.
- No la perderás, confía en ella,
Edward y deja de torturarte viendo todos sus pasos junto a él.
- Ya le ofrecieron una habitación
al idiota ese.
- Cuando se dirijan a recepción
lo harán.
- ¿y las cámaras?
- No te parece extremista.
- No – Sin decir nada más salió
del cuarto que lo estaba asfixiando.
Cada paso que dio Bella aquel
día, lo dio con la esperanza de verlo, aunque sea a la distancia, necesitaba su
sonrisa para seguir adelante. Félix la había seguido como una sombra y se
enfureció cuando le dieron las llaves de su suite, cortesía del Señor Cullen,
Bella tuvo que contener sus ganas de reír cuando vio su rostro. Lo tranquilizo
diciéndole que aquello era lo mejor, no quería levantar habladurías durante su
estancia así que lo mejor era dormir en cuartos separados. El mayor esfuerzo
que tuvo que hacer fue cuando supo que no solo serían habitaciones separadas,
sino que diez pisos habían de por medio entre uno y otro.
Su corazón se acelero cuando vio
a en la salida del hotel una moto que le era muy familiar y a aquel
motociclista misterioso. Noto que hacia un asentimiento de cabeza y subía, vio
como golpeo el pedal y comenzó a acelerar. Un grito ahogado se le escapo cuando
metros más allá vio como chocaba y su cuerpo salía disparado. Corrió sin
importarle nada ni nadie, se hizo un espacio entre la gente y llego hasta él.
Respiro aliviado cuando vio que su pecho subía y bajaba, y lo hizo aún más
cuando se dio cuenta que no era Edward, sino un turista. Dejo que los
paramédicos lo atendieran y cuando le preguntaron si lo conocía, no supo muy
bien que decir, solo que pensó que era otra persona.
- Me puedes decir por qué
corriste de esa forma.
- Lo confundí con otra persona.
- ¿Con quién?
- No importa – Noto que Félix no
pensaba dejar el tema por la paz, así que hablo de otra cosa – Es hora de
cenar, que te parece que nos encontremos en media hora en el bar.
- Está bien.
Le dio un rápido beso en la
mejilla y salió rumbo a su habitación. Entro rápidamente y se lanzo un momento
a su cama. Vio una nota sobre la almohada y la tomo entre sus manos, sonrió al
leerla.
“Nunca olvides que te amo. Mi corazón está a tú lado y solo lo quiero
de vuelta si es junto a ti” EC
Se dio una ducha para relajar sus
nervios en tensión, se vistió con lo primero que encontró y fue en busca de
Félix, pensó en inventar que le dolía la cabeza o algo por el estilo, pero no
lo hizo, no pensaba rendirse, mucho menos ahora.
El la esperaba y tomo su mano
para guiarla hasta la mesa, esta vez estaba en el centro del lugar, por primera
vez sintió que estaba siendo exhibida como un trofeo de caza y aquello la
molesto de sobremanera, no mejoro su ánimo cuando Félix ordeno por ella y tomo
su mano posesivamente. Tantos gestos que en un primer momento le parecieron tan
dulces o amables, ahora le eran irritables y molestos, lo único que quería
tocar con su mano era la mejilla de él en forma de golpe, pero aun no era el
momento.
Agradeció que estuvieran por
terminar, cuando salió un animador a un pequeño escenario, este señalo que por
ser una ocasión especial, había una sorpresa aquella noche, las luces bajaron y
se abrió una cortina que mostro a un muy sonriente Edward al piano. El rostro
de Félix era un poema, trato de sacar a Bella a rastras del lugar, pero
obstinadamente quiso quedarse, solo le digo que el que nada hace nada teme.
- Bueno como ya digo Francisco
esta es una noche especial, quisiera dedicar esta canción a unas personas muy
especiales – Todos los presentes aplaudieron y comenzaron los primeros acordes
del piano a llenar el lugar.
Mirándote a los ojos
juraría
que tienes algo nuevo
que contarme.
Empieza ya mujer no
tengas miedo,
quizá para mañana sea
tarde,
quizá para mañana sea
tarde.
¿Y Cómo es él?
¿En qué lugar se enamoró
de ti?
¿De dónde es?
¿A qué dedica el tiempo
libre?
Pregúntale,
¿Por qué ha robado un
trozo de mi vida?
Es un ladrón, que me ha
robado todo.
¿Y cómo es él?
¿En qué lugar se enamoró
de ti?
¿De dónde es?
¿A qué dedica el tiempo
libre?
Pregúntale,
¿Por qué ha robado un
trozo de mi vida?
Es un ladrón que me ha
robado todo.
Arréglate mujer se te
hace tarde
y llévate el paraguas
por si llueve.
Él te estará esperando
para amarte
y yo estaré celoso de
perderte.
Y abrígate, te sienta bien
ese vestido gris.
Sonríete, que no
sospeche que has llorado.
Y déjame que vaya
preparando mi equipaje.
Perdóname si te hago
otra pregunta.
¿Y cómo es él?
¿En qué lugar se enamoró
de ti?
¿De dónde es?
¿A qué dedica el tiempo
libre?
Pregúntale,
¿Por qué ha robado un
trozo de mi vida?
Es un ladrón que me ha
robado todo.
El lugar se lleno de aplausos y Bella tuvo que
contener las ganas de llorar, pensó en todo el sufrimiento de Edward, en el de
ella y sintió tal desprecio por Félix que cuando le digo que se marcharan
acepto, no quería estar ni un segundo más junto a él.
Trato de tomar su mano, pero esta vez no lo acepto,
se le quedo mirando un instante hasta que una voz los hizo volverse.
- Félix, amigo será que ahora es el momento de que
hablemos.
La tensión en al ambiente era
palpable, Félix parecía un animal acorralado su mirada iba de Bella a Edward,
trato nuevamente de tomar la mano de ella, pero no pudo, vio que su mirada
estaba llena de preguntas y de desilusión.
- Podemos hablar aquí o en otro
lugar más discreto.
- No tenemos nada de qué hablar
Edward.
- ¿Estás seguro? – Su mirada se
poso en Bella, tomo su mano y la beso – Tal como te recordaba, tan hermosa como
siempre Isabella.
- Buenas Noches Edward – Le dio
una breve sonrisa, hubiese querido besarlo, pero sabía que aquel no era aun el
momento.
- Vámonos de aquí Bella – Tomo su
brazo y trato de guiarla a la salida.
- ¿A que le temes mi amigo? A la
verdad tal vez – La voz de Edward a sus espaldas lo hizo voltearse, Bella
aprovecho para soltar su agarre y suplicarle con la mirada que no hiciera nada.
- No sé que hablas, Cullen, pero
mi prometida y yo nos marchábamos a dormir – Por segunda vez en minutos Edward
tuvo que contenerse de no golpear a Félix.
- Felicidades por el compromiso,
espero que sea tan feliz como lo mereces – Su voz estaba cargada de ironía.
- Soy el hombre más afortunado
del mundo de tener a Bella junto a mí – Trato de besarla, pero no lo logro ella
había tomado distancia de él, el rostro de Félix se contrajo por la rabia, pero
la disimulo al instante y como siempre su rostro volvió a su actitud de póker.
- Y qué me dices vamos a
platicar, por los viejos tiempos. Los invito un trago
Un silencio los envolvió a todos
en aquel momento, cada uno esperando que el otro hablara. Edward pensaba que
finalmente estaba todo por aclararse, Bella tuvo miedo de las consecuencias de
aquella charla y Félix solo trataba de idear como zafarse de aquello, había
luchado demasiado por ella como para perderla ahora que estaba tan cerca de
tenerla.
- Creo que será mejor dejar esto
para otro día – Fue Bella la que soluciono todo.
- Pero…- Edward no podía decir
nada más por la sorpresa, no entendía por qué ella estaba dejando escapar esta
oportunidad, le basto un segundo para darse cuenta lo que en silencio le pedía
“confía en mí”, le hizo un asentimiento de cabeza y le dio una breve sonrisa.
- Bueno nos marchamos entonces,
vamos amor – Ambos salieron del salón rápidamente.
Subieron hasta el piso donde
estaba la habitación de Bella, cuando estaba frente a su puerta Félix insistió
en que no tenía sentido dormir separados, estaban por casarse y además sus
cuartos estaban demasiado lejos.
- Mañana debo madrugar entiéndelo
estoy aquí por trabajo – Aquella situación estaba desesperando a Bella, trato
de recordar que cosas la llevaron a darle el “si” a él, pero al parecer ya no
estaban ahí o tal vez nunca estuvieron. Por primera vez, pensó, estaba
conociendo al verdadero Félix y le desagradaba de sobremanera, como buen
publicista le vendió el sueño de una vida feliz, se aprovecho de sus
inseguridades y miedos, usándolas en su contra, pero lo que más le dolía es que
uso todo el amor que ella sentía por Edward para hacerla dudar. Sabía que no podía condenarlo sin escucharlo
antes, pero algo muy en el fondo de su corazón le decía que Edward había sido
honesto.
- Prometo ser bueno, amor – Su
voz la saco del trance en que estaba. Bella no pudo evitar sentirse acorralada,
pero no permitiría que él pasara la noche ahí,
lo quería lejos y mientras más pronto mejor, cuando trato de besarla le
rehuyó, pero esta vez no logro disimularlo como la veces anteriores, lo que
provoco el malestar de su prometido – ¿Qué te pasa? Es por él verdad, siempre
él ¿acaso olvidas todo lo que te hizo? – Trato de contener las ganas que tenia
de gritarle que ya sabía la verdad.
- ¿Se puede saber que me hizo Edward? – Tiño
su voz de una tranquilidad que no sentía -
Sabes pensándolo bien no es mala idea hablar con él, si queremos
construir un futuro solido deberíamos empezar por aclarar cualquier duda ¿no
crees?
- Ni lo pienses Bella, te lo
prohíbo – Su voz se había elevado y su cara estaba roja por la furia.
- ¿A que le temes? Acaso hay otra parte de la historia que
desconozco.
- Sabes mejor me voy, hoy día no
eres la Bella de siempre.
- Eso te lo aseguro.
No le respondió, solo se fue
dando un fuerte golpe en la puerta, Bella no pudo contenerse y lanzo un zapato
en su dirección, acompañado de un grito.
- ¿Por qué tan tensa Isabella? –
Aquella voz aterciopelada la sobresalto, se giro hacia donde venia.
- Edward – Se lanzó a sus brazos
y lleno su rostro de besos. Gustosamente él la recibió, hizo que sus piernas
rodearan su cintura.
- Eso lo llamo un recibimiento…Te
extrañe todo el día y lo peor fue esta noche al verlo junto a ti.
- Yo igual…Edward… – Sintió sus
labios recorrer su cuello – Te amo – Sintió como dejaba de besarla y buscaba su
mirada.
- Repítelo, Bella y nunca dejes
de decirlo.
- Te amo….te amo…te amo!!! - Le
dio vueltas en sus brazos por toda la habitación.
- ¿Qué harás ahora? – Se sentó en
la cama, llevando a Bella con él y dejándola en sus piernas.
- Edward solo necesito que
confíes en mí, solo eso por favor – Se acomodo en su pecho y le dio suaves
caricias, mientras Edward acomodaba su cabeza en su hombro.
- Te lo prometo Bella, confiare
en ti.
- Pase lo que pase.
- Pase lo que pase – Sellaron
aquella promesa con un tierno beso...