Ser una rica heredera tiene sus ventajas, tener el mundo a tus pies con
solo tronar los dedos, jamás escuchar un no por respuesta y hacer todo
lo quieres, pero que sucede cuando alguien planea quebrar tú voluntad y
poner tu mundo de cabeza.
Capitulo 2
- Siempre quise
saber lo que era estar con Isabella Swan – Lo sentí salir de mi, pero no se
alejo.
- ¿Acaso nos
conocemos? – Tenía un poco de curiosidad de saber quien era.
- ¿Acaso importa?
– Comenzó ha darme pequeños besos en el hombro, en el cuello hasta llegar a mi
rostro.
- En lo absoluto
– Busque sus labios y los aprese con los míos. Dada la posición en la que nos
encontrábamos note como se excitaba nuevamente.
Rompí el beso
mordiendo su labio inferior, note su miraba confusa mientras lo separaba de mí
y bajaba. Trate de encontrar mi vestido y lo vi tirado en un rincón, me acerque
a donde estaba, cuando sentí su brazo en mi cintura.
- ¿Ya te vas? –
Murmuro cerca de mi oído, para luego apresar con sus labios mi lóbulo.
- No es obvio –
Intente zafarme de su agarre, pero me aprisiona mas contra él y al sentir aquella parte de su anatomía mordí mi
labio.
- ¿Estas segura?
– Me di vuelta hasta quedar frente a él.
- Por mucho que
me guste el postre – Baje mi mirada – Jamás me repito – Quite su brazo de mi
cuerpo, tome mi vestido y salí de su habitación.
Corrí a mi
habitación, no era realmente muy cómodo estar desnuda en el pasillo. Me
recargue por unos instantes en la puerta
para pensar, descarte cualquier idea y preferí tomar un baño, lo prepara
todo y me sumergí en la bañera de mi cuarto de baño. Una vez que el agua estaba
fría, decidí que era hora de salir, me puse mi conjunto para dormir y me fui a
la cama.
Sentí que alguien
tocaba mi puerta, solo gruñí, tape mi cabeza con la almohada y seguí durmiendo,
luego el ruido de unas cortinas abriéndose captó mi atención y me hicieron
hablar con mi molesto invitado
- ¿Qué deseas
madre?
- Que desayunes con nosotros en el jardín – Solo me reí y me acomode para
seguir durmiendo – Esto no es una invitación Isabella.
- y que es ¿una orden?
- Tómalo como desees pero en veinte minutos te quiero con nosotros.
- Pues espera cómoda.
- No creo que a tu padre le agrade mucho esto – La vi moverse en dirección
a mi closet
- Y que puede hacer – Seguía sus movimientos con la mirada.
- Mucho si sigues con es actitud. Londres por ejemplo.
- Acaso me estas chantajeando.
- Llámalo como quieres, 20 minutos – Me eligió un vestido y se marcho.
Grite de pura frustración, pero me levante.
Veinte minutos
después me encontraba en la mesa del jardín, oyendo a mis padres hablar de su
cena de anoche, de lo bien que la habían pasado, no pude evitar sonreír al
recordar mi propia noche, aunque seguía sin saber a quien debía agradecer. En
algún momento algo de su charla llamo mi atención.
- Se quedaran
hasta que les entreguen su casa, tuvieron unos problemas y la entrega se
atraso.
- No veo que
exista problema. Esme es una de mis mejores amigas. Te molesta Bella.
- ¿Qué cosa?
- Que los Cullen
se quedaran con nosotros – Así que fue uno de los Cullen con quien estuve
anoche, esperaba que no fuera Carlisle, no me gustaban los hombre casados y con
la edad de mi padre.
- No me importa.
- Espero que te
comportes, Bella.
- Por supuesto.
Oímos unas voces
provenientes que se acercaban al jardín. Supuse que serían ellos, al frente
venia una pareja, supuse que eran Carlisle y Esme, luego una mujer más joven y
más atrás, hablando por teléfono un hombre, con el solo sonido de su voz supe
que era él.
- Lamentamos la
demora – Dijo Carlisle.
- No tienen por
que, tomen asiento – Vi como mi padre me miraba – Les presento a Isabella, mi
hija.
- Espero que te
encuentres mejor – Sonrió Esme. Note la mirada de mi madre y supe de inmediato
que habían inventado una excusa por mi ausencia de anoche.
- Mucho mejor
gracias – Le devolví la sonrisa.
- Hola soy Alice
– Se acerco y beso mi mejilla – Esta es mi hermano Edward – Tomo sus manos
entre las mías y la beso.
- Encantada – Me
miro con curiosidad, si pensó que me sonrojaría al verlo estaba muy equivocado.
Al menos ya sabía su nombre…Edward Cullen.
Después de las
presentaciones, comenzamos a desayunar, no estaba en lo absoluto interesada en
lo que hablaban, un par de veces me hicieron unas preguntas que conteste, pero no
estaba de ánimos. Sentí varias veces como Edward me miraba, yo solo le sonreía
y seguía comiendo. Al cabo de lo que parecieron horas, mis padres y los suyos
de levantaron. Ellos irían a jugar golf, ellas a comprar, incluida Alice, eso
nos dejaba a nosotros solos.
Lo mire por
última vez y me fui, subí a mi habitación por mi traje de baño, quería nadar un
poco antes de salir con mis amigas. Cuando llegue a la piscina note que no
había sido solo mi idea, me perdí por un momento viéndolo nadar, tenía el
cuerpo de un dios griego, era de músculos definidos y fuertes, una espalda
ancha y una piernas increíbles, tenía el cabello cobrizo y por lo que pude ver
esta mañana unos ojos verde esmeralda, era guapo, pero eso jamás se lo diría.
Me reprendí a mi
misma por pensar eso, así que decidí demostrarme que cualquier hombre puede
estar a mis pies si lo deseo. Baje lentamente por la escalerilla de la piscina,
solté el nudo de la parte superior de mi bikini y lo lance fuera del agua,
avance hasta donde se encontraba, al instante vi como su mirada se oscurecía y
fue a mi encuentro.
Me tomo en sus
brazos y acerco su cuerpo al mío, me guió hacia una de las orilla de la piscina
y recargo mi espalda en ella. Con una de sus manos comenzó a acariciar mi pezón
lentamente, uso su lengua y luego soplo provocando una sensación exquisita,
hizo lo mismo con el otro y se lo llevo a su boca, mis manos se enredaron en su
cabello para profundizar aun más aquella caricia.
Levanto su rostro
y lo guié a mis labios, quería sentir
sus besos. Note como bajaba la única prenda que quedaba en mi cuerpo e
introducía dos dedos en mi intimidad, logrando despertar todos mis sentidos,
empezó con movimientos lentos, eso unido a la sensación de estar en el agua me
estaba volviendo loca. Su lengua en mi boca seguía su propio ritmo demandante.
Nos separamos un momento en busca de oxigeno. Para continuar con aquella
batalla.
Sus movimientos
poco a poco se hicieron más rápidos, arquee mi cuerpo y lance un grito al
llegar al clímax. Estaba exhausta y me sentía como borracha, me acerque a su
cuello y lo bese, procurando dejarle una marca.
Lo vi alejarse
unos pasos, para quitarse su traje de baño. Yo aproveche para salir de la
piscina, tome la bata que había dejado en una silla y lo mire.
- Gracias por
todo – Le lance un beso, me anude la bata y me fui.
-0-
Acá otro
capitulo….lo hice un poco rápido así que no se si quedo muy bueno.
Cariños =)