Ser una rica heredera tiene sus ventajas, tener el
mundo a tus pies con solo tronar los dedos, jamás escuchar un no por respuesta
y hacer todo lo quieres, pero que sucede cuando alguien planea quebrar tú
voluntad y poner tu mundo de cabeza.
Capitulo 7
No dijimos nada más. Apenas termino la canción, soltó su
agarre de mi cintura, educadamente tomo mi mano, la beso y se marcho. Me
obligue a ignorar por completo la extraña sensación que me invadió cuando lo vi
partir.
No se muy bien como continuo todo después de nuestro último
baile. Solo se que en algún momento la música acabo, todos los invitados se
fueron y me fui a mi habitación. Aunque me negaba a reconocerlo esperaba que
estuviera esperándome como varias veces lo había hecho, pero como era de
suponer mi cuarto estaba vació. Me tire a la cama y me dormí, no me importo que
la ropa que llevaba o que aun estaba maquillada y peinada. Lo único que quería
era dejar de pensar y callar las dudas que inundaban mi mente.
A la mañana siguiente desperté como si realmente no hubiese
dormido nada. Me di una ducha para tratar de relajarme, luego llame a Maggie
para pedirle que subiera mi desayuno.
Realmente no estaba de ánimos para compartir con nadie. Necesitaba estar sola y
pensar. Tan absorta estaba que note que mi desayuno ya estaba sobre mi cama,
solo oí como la puerta se cerraba. Me acerque y vi que sobre la bandeja había
una nota:
Tenemos que hablar. EC
La contemple unos instantes y la tire al piso. Eso era
exactamente lo que no deseaba hacer en ese momento. Tome un poco de jugo y comí
unas tostadas. Luego como era de esperar apareció mi madre, preguntándome que
me sucedía, le explique que deseaba estar sola y que por favor no insistiera.
Al parecer me comprendió por que se fue.
Las siguientes semanas fueron extrañas, ha falta de una
mejor palabra para describirla. Los Cullen se habían marchado ya de nuestra
casa, hace un par de días y todo parecía volver a la normalidad.
Recordé que cuando
estábamos despidiéndonos de ellos, un comentario de Alice llamo mi atención.
- Creo que a Edward le
encanto más que a todos nosotros estar aquí – Note la mirada que le lanzo a su
hermana.
- ¿Por qué lo dices? –
Pregunto curiosa de mi madre.
- Por que la casa de
Edward esta lista hace varios días, pero al parecer algo o tal vez alguien lo
mantenía aquí – Aquel comentario provoco risas en todos, o más bien casi de
todos, pues tanto Edward como yo solo nos quedamos mirando.
- Pues nosotros
estuvimos encantados de tenerlos como nuestros invitados. Así que deseas
quedarte más tiempo, por nosotros no hay problema.
- Se te ilumino el
rostro hermanito. Como se nota que te gusta que te consientan.
- Hija, deja de
incomodar a tu hermano.
- Pero si es cierto,
mamá.
- Hermana por que
mejor nos despedimos y damos las gracias – La tomo por los hombros y la guió
hacia mis padres.
- Me parece una
excelente idea – Carlisle se acerco y así comenzó la despedida.
Cuando fue el turno de
despedirme de Edward, quise huir de ahí y odie esa sensación. No entendía que
me pasaba. Lo vi acercarse, tomar mi mano y besarla.
- Fue un placer
Isabella.
- Adiós Edward – Bese
su mejilla y me aleje.
Trate de quitarme de la cabeza la despedida de Edward y
concentrarme en mi trabajo. Ya estaba por terminar cuando el sonido de mi
celular me sobresalto.
- Alo
- Bella….Habla Jacob Black.
- Jacob ¿Cómo estas?
- Muy bien, pero estaré mejor si acepta una invitación.
- Si es para hoy no puedo – Realmente no tenía ningún plan,
pero necesitaba descansar.
- Entonces es para mañana.
- Esta bien…dime donde y….- No pude decir nada más.
- Por favor que clase de caballero crees que soy. Paso por
ti, te parece bien a las 9.
- Es perfecto…nos vemos mañana. Adiós
- Estaré contando las horas – Solo reí y corte.
Cuando llegue a mi casa, recordé que mis padres estaban de
viaje por el fin de semana. Además a excepción de los guardias de la entrada
todos estaban libres estos días. Así que tenía que arreglármelas sola. Estaba
tan cansada que no comí nada y me fui directo a la cama. A la mañana siguiente
desayune con Alice, luego nos fuimos de compras y terminamos pasando gran parte
del día juntas. Estaba comenzando a llover cuando nos separamos. Vi la hora y note
que tenía el tiempo justo para prepararme para mi cita con Jacob.
Apenas llegue subí rápidamente a mi habitación y me fui
directo a darme un baño para relajarme. Puse mi disco favorito y me sumergí, me
pareció oír un ruido, pero lo ignore. Estuve dentro de la bañera un poco más,
hasta que el agua se enfrió. Me enrolle en mi toalla y salí a buscar la ropa
que usaría.
Casi grito de la impresión al ver a Edward, parado en el
medio de mi habitación, traía sus ropas mojadas y me miraba fijamente, por un
instante creí que estaba soñando. Hasta que se acerco a mí y sin decir nada me
beso. Me amoldo a su cuerpo hasta que no quedo ningún espacio de separación entre
nosotros, una de sus manos subió hasta mi nuca para profundizar aun más nuestro
beso. Sus labios jugaban con los míos, solo nos separábamos el tiempo justo
para tomar aire y volver a nuestra lucha. No podía seguir negando cuanto había
extrañado la sensación de tenerlo junto a mí.
Sentí como su mano quito la toalla que cubría mi cuerpo y
comenzaba a acariciarme, sin dejar ni un segundo de besarme. Me tomo en sus
brazos y nos guió hasta mi cama. Separo nuestros labios y se me quedo
observando, vi que una de sus manos iba a su bolsillo y sacaba un pañuelo de
seda. Tomo mis brazos y los levanto por sobre mi cabeza. Lo mire con curiosidad,
creía entender lo que pretendía y lo hice nada para alejarlo.
Unió mis muñecas y las ato con el pañuelo, para luego
amarrarlo al cabecero de mi cama. Estaba a su merced, pero no me importaba. Sin
dejar me mirarme sus manos me acariciaban, mientras sus labios recorrían todo
mi cuerpo. Me sentí transportaba a las puertas del cielo, hasta que un sonido
me hizo volver a la realidad.
Era mi celular, lo más probable es que Jacob ya estuviera
cerca. Mire a Edward que solo sonreía.
- Tengo que salir….así que desátame – No dijo nada –
Edward…desátame.
- No.
- Edward – Tire de mis amarras – Suéltame.
- No.
- No estoy jugando.
- Yo tampoco – Beso la comisura de mis labios, se levanto de
mi cama y se acomodo en mi sofá.
- Jacob viene para acá.
- Si lo se, pero veo que será un poco difícil que le abras o
no.
- Te juro que…
- Que…grita todo lo que quieras nadie va oírte.
- ¿Por qué me haces esto?
- Por que eres mía, Isabella y ningún perro va a tocarte si
puedo impedirlo.
- Edward por favor…suéltame…- Casi nunca usaba esa palabras.
- Te prometo amor que lo haré – Se acerco y me beso – Pero
no ahora.
- Edward….Edward….
Vi como se marchaba de mi habitación y mi celular no paraba
de sonar.