Caprichosa - Capitulo 5


Ser una rica heredera tiene sus ventajas, tener el mundo a tus pies con solo tronar los dedos, jamás escuchar un no por respuesta y hacer todo lo quieres, pero que sucede cuando alguien planea quebrar tú voluntad y poner tu mundo de cabeza.

Capitulo 5

Hacia exactamente seis meses que no venía a mi amigo James, así que apenas lo vi corrí a sus brazos, claro lo del beso lo planee cuando note que alguien iba tras de mí. No me sentía muy bien usándolo, en especial por que sabía lo que él sentía por mi, pero al ver a Edward con los puños tan apretados que sus nudillos estaban blancos, olvide la culpa y me dedique a disfrutar aquella pequeña victoria.

James al parecer aun no salía de su sorpresa, pero aquello no evito que me besara y no se separara de mi hasta que ambos quedamos sin aire. Estaba por besarme nuevamente, pero tome sus manos y lo guié hasta uno de los sillones para que nos sentáramos. No alcance a hacerlo, pues me tomo de la cintura para que me sentara sobre sus piernas, estuve a un paso de golpearlo, pero después recordé que yo había empezado todo.

-James no me siento en el regazo de nadie desde los cinco años – Trate de zafarme de su agarre, pero no lo conseguí y además no quería hacer un escándalo.
- Déjame un momento así cariño – Le sonreí y trate de buscar a Edward con la mirada. Seguía en el umbral de la sala y no despejaba su vista de nosotros, le envié una sonrisa y bese la mejilla de James. Cuando volví a mirar ya se había marchado, así que cambie mi posición y me senté frente a mi amigo.
- James…yo…- Yo no titubeaba nunca, así que respire y continué – Espero que no pienses cosas que no son.
- ¿Y que se supone que debo pensar? Vengo a verte y me recibes con un beso y no de amigos.
- Solo lo hice por que te extrañe.
- Bella no me vas a decir que extrañabas mis besos si jamás m habías besado, no al menos de esa forma.
- Lo siento me deje llevar…culpa a la emoción.
- Y por que no mejor a los celos.
-¿Celos? De que rayos hablas James.
- Crees que no vi a Cullen parado detrás de ti.
- ¿Acaso lo conoces?
- Si y tu también.
- jajaja…te aseguro que lo recordaría.
- Bella, él es uno de los tantos hombres que has rechazado en tu vida. Bueno se ve diferente sin sus lentes y vestido con ropa para alguien de su edad y la de su abuelo, recuerdas la primera vez que lo viste parecía que iba disfrazado con ropa de los años 20 te burlaste durante horas de él.
- Wow…vaya cambio, pues a quien quiera que lo haya ayudado le hizo un gran favor.
- Bella, que hace Cullen acá.
- Sus padres conocen a los míos y se quedaran un tiempo con nosotros fin de la historia.
- O el inicio de otra distinta.
- Por Dios que cursi eres.
- Pero asi y todo me quieres – Se acerco y tomo mis manos.
- Si, pero no de la forma en que te gustaría.
- En estos seis meses ¿no cambio nada?
- Te extrañe, pero no cambio nada. Eres mi amigo solo eso.
- Esta bien, no pido más.

Lo mire por unos segundos más, acaricia su mejilla y decidí ir por terrenos menos confusos. Le pedí que me contara de su viaje y todas sus historias, le conté algunas de las cosas que hice en su ausencia. Realmente no se cuanto tiempo estuvimos charlando, pero incluso mis padres se nos unieron un rato después de regresar de su cena. En algún momento alguien noto lo tarde que era, así que nos despedimos y mi madre lo invito a la fiesta que estábamos organizando.

Estaba realmente agotada, eran pasadas las dos de la mañana cuando entre a mi habitación, sin darme cuenta trate de ver si Edward estaba ahí, pero no fue así. Era lo mejor, al parecer entendió el mensaje y ya no me molestaría más, eso era bueno…o no.

Durante las siguientes dos semanas estuvimos inmersas en todos los detalles de la fiesta, todo tenía que ser perfecto. Como siempre continuaba con mi trabajo, una noche a la semana cenaba con mis amigas y otra con James, también salí con Alice, era agotadora, pero increíblemente muy simpática. Edward, era un tema aparte, me saludaba cada vez que nos topábamos en la casa, pero nada más. No volvió a mi habitación, ni me invito a la suya, por lo que su hermana me contó después del trabajo se la pasaba con Jane, eso me parecía obvio era su novia.

Al fin el día de la fiesta había llegado, estaba por terminando de arreglarme cuando oí la puerta de mi cuarto cerrarse. Agradecí que mi madre hubiese ido a ayudarme, el cierre de mi vestido estaba en mi espalda y no podía subirlo, le grite desde el baño:

- Puedes ayudarme con el cierre.
- ¿Quieres que lo suba o lo baje? – Oí voz aterciopelada detrás de mí.
- Lo siento pensé que eras otra persona, pero me puedes ayudar o no.
- Todavía no me dices que quieres – Sentí como bajaba el cierre y mi vestido caía a mis pies. Sus manos comenzaban a acariciar suavemente mi piel.
- Edward…se hace tarde – No me respondió, en cambio su boca beso mis hombros desnudos y subió por mi cuello.

Estar parados frente al espejo me permitía ver las manos de Edward recorrer mi cuerpo. Subí mis brazos hasta llevarlos a su cuello, quise darme la vuelta, pero me lo impidió. Tenía mi cintura firmemente aferrada con uno de sus brazos, mientras el otro recorría mis pechos, sus caricias eran apenas perceptibles, pero me estaban enloqueciendo. Cuando pensaba que finalmente me tocaría como sabía hacerlo, volvía a apenas tocarme.

- ¿Te gusta? – No pude responderle, solo emití un gemido – Dímelo Isabella ¿Te gusta?
- Si…si…Edward – Su mano bajo hasta mis bragas y continuo ahí su tortura, apenas rozaba mi intimidad y se alejaba. Estaba por gritar de pura frustración, pude ver como sonreía al saber que estaba a su merced.

Si quería jugar le iba a demostrar que también yo podía hacerlo. Nuestros cuerpos estaban tan unidos que podía sentir su excitación, con mis manos comencé a acariciarle el cabello. Me restregué en su cuerpo subiendo y bajando lentamente por el. Me di cuenta que mi juego estaba funcionando cuando lo oí soltar un gruñido.

- Me estas volviendo loco y lo sabes – Susurro cerca de mi oído.
- Tal como me estas volviendo loca a mí – Baje uno de mis manos hasta sus glúteos y lo apreté…eran simplemente perfectos.

Aquello pareció acabar con su control, rasgo con sus propias manos mis bragas e introdujo dos dedos en mi interior. Sin soltar su agarre de mi cuerpo sentí que bajaba sus pantalones y bóxer, su excitación era evidente. Me acerco hasta el lavabo e hizo que dejara ahí mis manos. Seguía parado tras de mi y de una solo movimiento lo sentí entrar. Su mano tapo mi boca, callando el grito que se había formado. Entraba y salía de mí sin descanso, su mano libre lanzo lejos mi brassier y comenzó a masajear mis pechos y su lengua lamía mi cuello, me estaba volviendo loca de placer y Edward al parecer también lo estaba. Se hundió una vez más en mí y ambos explotamos.

No dijimos nada hasta normalizar nuestra respiración. Me dejo parada frente a él y su mirada recorría mi cuerpo desnudo.

- No soportaba un minuto más estar sin ti.
- Edward… – No me dejo hablar se acerco a mí y me beso con furia, con toda la pasión contenida de estos últimos días. Me aferre a su cuello y sus manos comenzaron un nuevo viaje por mi cuerpo, tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para separarlo – Se hace tarde – Pareció no oírme por que siguió besándome hasta tomar uno de mis pezones con sus labios – Edward…Dios…no sigas…ya es tarde – No pude evitar cerrar mis ojos y morder mi labio inferior.
- Abre los ojos Isabella – Al hacerlo pude ver como un sonrisa torcida adornaba su rostro – Te dejo pero con una condición.
- ¿Cuál?
- Esta noche, cuando acabe la fiesta seré tu ayuda de cámara.
- ¿De que hablas?
- Me dejaras ayudarte con tu ropa y serás mía toda la noche – Se apodero una vez más de mis labios

No pude responderle nada en ese preciso momento alguien entraba a mi habitación y me llamaba.
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