Entre tus alas - Capitulo 1



Bella no tenia dudas de querer a su bebe en su vida, de lo que dudaba era si quería al padre en ella.
Espero que les guste y dejen sus comentarios XD

Capitulo 1

- Maldición que alguien cierre las cortinas – Era en lo único que podía pensar, la cabeza me dolía horrores y todo mi cuerpo no se sentía mucho mejor.
Una voz en la habitación encendió todas las alertas, instintivamente me cubrí hasta el cuello con las sabanas, hice todos mis esfuerzos por tratar de ordenar mis ideas y recordar quién era el dueño de aquella voz, pero por más que lo intentaba no podía.
- Buenos Dias Marie – unos ojos verdes me miraban con amabilidad – Espero que te guste el café.
No pude responderle, parecía que había olvidado cómo hacerlo y estaba segura que hasta hace muy poco yo hablaba. Mi hasta ahora misterioso acompañante solo sonreía.
- Deje unas aspirinas en la mesita de noche, por lo que veo las necesitas.
-Gracias – Sonó más bien a pregunta que a un agradecimiento real.
- No hay de que…Edward.
-¿Cómo?
- Mi nombre es Edward – Salió de la habitación sonriendo luego de decirme su nombre.
Edward…Edward….Edward….Por todos los cielos del mundo y sus alrededores, estoy desnuda en la cama de alguien que conocí la noche anterior y peor aún es el barman del hotel donde decidí ir a emborracharme.

 Flashback

- Otro igual – Sin levantar la vista pedí otra copa.
- No creo que sea buena idea, ya vuelas muy alto ángel.
Luego de aquel comentario, lo mire, fue la primera vez en toda la noche que lo hacía y era realmente guapo, aunque con mi estado de animo aquello era tan irrelevante.
- Trabajas aquí ¿cierto? – Su mirada fue interrogante.
- Si.
- Entonces eso quiere decir que si yo pido un trago, tu como empleado de este lugar tendrías que dármelo ¿no?
- En teoría.
-¿Cómo? – No pude evitar hacer una mueca de disgusto.
- Si yo como empleado de este lugar considero que algún cliente o clienta no esta en condiciones de seguir bebiendo puedo decidir no darle ninguna copa más.
- Simplemente perfecto – Bufe enojada – Esto sería la guinda de la torta de un día que ha sido un completo desastre.
- Nada puede ser tan malo – Me reí sin una pizca de humor de su comentario.
- Eso crees, pues permíteme decirte señor "no te daré ninguna copa más" que estas muy equivocado.
-Edward.
- ¿Cómo?
-Mi nombre es Edward y el tuyo es…
- Mi nombre es – Dude unos instantes – Marie.
- ¿Marie? – Enarco una ceja – No te creo.
- Pues entonces como crees que me llamo.
-¿Quieres que lo adivine? Porque mejor no me muestra tu identificación y listo.
- No tengo por qué hacerlo o es que acaso crees que soy menor de edad.
- Tengo serias sospechas que aún no alcanzas la mayoría de edad – No pude evitar reír, era la primera vez que lo hacía en todo el día, creo más bien en la semana. Edward también se unió a mi risa.
- Esta bien – Dijo finalmente – Porhoy puedes ser Marie.
Platicamos durante horas, le conte del desastrozo día que había tenido, le explique que durante meses espere un ascenso, hice todos que estuvo en mis manos, trabaje como nadie, cumplí con creces todo lo que se me pidió e incluso para muchos supere las expectativas, pero ni aún asi lo logre, en cambio mi puesto lo obtuvo Angela Weber una recién egresada, sin muchos meritos a excepción claro de ser la hija de los mejores amigos de los directivos, asi que contra eso nada podía hacer.

Creo que descargue todo mi frustración con Edward quien me escucho pacientemente todos mis lamentos de cómo gracias a mi adicción al trabajo perdí a mi novio Emmett, que mis amigas casi no me hablaban por lo mismo y que mis padres vivian demasiado lejos para consolarme.
- ¿Qué patética soy?
- Para nada…todos tenemos una mala racha.
- Este es el peor año de mi vida.
- Míralo así, solo han pasado tres meses Marie, las cosas van a mejorar.
No se con precisión que paso después, solo recuerdo que nos besábamos con desesperación en la entrada del bar. Sus manos recorrían con ansiedad todo mi cuerpo, las mías no se quedaban atrás tratando de explorar aquel hombre junto a mí.

De un momento a otro estábamos en mi coche, él iba al volante manejando como corredor de Fórmula 1. En un pestañeo ya nos encontrábamos en su departamento y en su habitación. Ambos desnudos y disfrutando, mi cuerpo se retorcía de placer bajo el suyo, era un verdadero maestro en la cama, sabía dónde, cómo y cuándo tocar. Puedo decir con total certeza que no recuerdo haber disfrutado tanto el sexo como esa noche.

FIN FLASHBACK

Despues que los recuerdos llegaran de sopetón, una parte de mi quizo que la tierra la tragara, pero otra parte estaba eufórica luego de aquella "maratón sexual", deje que esa parte fuera la que dominara para tener la fuerza suficiente de salir con algo de dignidad de aquella habitación.
Busque con la mirada mi ropa, que supuse estaría regada por toda el lugar, no pude evitar sonreír cuando la vi toda en sobre una silla y agradecía aquel detalle. Me vestí rápidamente, una vez en mi propio departamento tomaría un largo y reponedor baño.
Asome la cabeza por la puerta y busque con lo mirada a Edward, vi que estaba de espaldas en la cocina, tome una carga extra de aire y me dirigí a su encuentro.
- Hola – Fue lo único coherente que me anime a decir. Se dio la vuelta hasta quedar frente a mí
- Veo que estas mejor – Tomo un mechón de mi cabello y lo puso tras mi oreja.
- Si creo… que debo irme.
- Prepare el desayuno – A pesar de lo delicioso que se veía todo, mi estomago no estaba para ningún festín.
- Todo se ve delicioso, pero no creo que sea una buena idea.
-Si es por lo de anoche y hoy en la madrugada, no te preocupes.
- Lo que más me preocupa en este momento es mi estomago y mi cabeza.
- Esos son los efectos de la resaca, ángel.
- Isabella…mejor dicho Bella, mi nombre es Bella.
- Un nombre que te hace justicia, puedo saber porque me lo dices ahora.
- Daba las circunstancias.
- Claro las circunstancias, bueno Bella que quieres hacer.
-Creo que es mejor que me vaya.
- ¿Estás segura?
- Si es lo mejor – Me fui directo a la puerta, sentí como él iba tras de mí.
- Adiós Bella – Me dio un suave beso en la mejilla.
- Adiós Edward.

2 meses después

- Bella es la tercera vez en la semana que tu desayuna termina expulsado y en el inodoro.
- Acaso llevas la cuenta.
- Te acabo de decir tercera vez, tú que crees.
- Que no estoy de humor para esto Bree – El reflejo que me devolvió el espejo no fue para nada alentador.
-No has pensado ir a algún doctor o algo.
- Es solo una molestia pasajera.
-¿Pasajera? Cual es tú concepto de pasajera.
-Bree no tengo tiempo para nada.
- Solo para vomitar por lo que veo.
- ¿Puedo saber que haces aquí amiga?
- Vine a retocarme el maquillaje y darte apoyo…amiga.

Al terminar la semana mi pasajera y temporal molestia no cesaba, lo peor de todo es que según mis cálculos algo no andaba bien, mi periodo no llegaba desde hace unas semanas y eso no era una noticia que quería manejar.
Apenas llego el fin de mi jornada corrí a una farmacia por un test de embarazo. Sentí que todas las miradas estaban puestas en mí ¿paranoia?...para nada. Tuve que repetir varias veces lo que quería, estaba casi segura que esta situación le causaba mucha gracia a la vendedora, aunque no podía culparla parecía una quinceañera con pánico y no una mujer adulta. Respire con alivio cuando termine mi compra.
- ¿Por qué tardaste tanto? – Casi caigo del susto cuando oí la voz de mi amiga.
- ¿Qué haces aquí? – Trate de ocultar mi compra.
- Te seguí – Lo dijo como si aquello fuera lo más natural del mundo.
- ¿Por qué?
- Saliste volando de la oficina, sin siquiera esperarme, olvidaste que ibas a llevarme.
- Lo siento, realmente no lo recordé… pero cómo pudiste seguirme hasta aquí.
- Tanya me trajo – Me saludo desde su auto.
- Bueno ya que tienes quien te lleve – Hice el ademán de despedirme.
- Estas loca si crees que me vas a dejar con la curiosidad.
- ¿Qué? – Vi como la mirada de Bree se dirigía hacia el suelo…RAYOS el test de embarazo estaba ahí, lo único que logre ocultar fue la bolsa.
- Te seguimos – Fue lo último que me dijo antes de subirse al auto de Tanya.

Nunca se me hizo tan largo y eterno el camino a mi casa, pensé en aquel momento en Edward y que su forma de conducir hubiese sido muy beneficiosa….Edward por que lo recordaba en ese momento, me reprendí mentalmente por tratar de ocultar lo obvio, pero guarde mis pensamientos en algún lugar y luego volvería con ellos.
No sé cómo logre estacionar, pero lo hice y corrí a mi departamento, fuera ya estaban mis amigas.
- ¿Cómo lo hicieron?
- Bella…..después te contamos, hay cosas más urgentes – Me urgió Tanya.
Entramos como rayos, yo fui directamente al baño y seguí todas las instrucciones. Espere los minutos señalados y mire el resultado. Unos gritos me sacaron de mis pensamientos.
- Bella ¿Qué dice? – Salí del baño aún con la barrita en las manos.
- Estoy embarazada...



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