Entre tus alas


Bella no tenia dudas de querer a su bebe en su vida, de lo que dudaba era si quería al padre en ella.

Capitulo 11

Londres…Edward acababa de decir Londres, no alcance a preguntarle nuevamente pues ya estaba fuera del auto y ahora abría mi puerta, me ofreció su mano para ayudarme a bajar le mire la mano y luego subí mi vista a sus ojos, como si lo que acababa de decir fue una palabra en sanscrito u otra lengua extraña. Su mano seguí flotando en el aire, pero no podía tomarla hasta que me repitiera o aclarara lo que momentos antes me dijo.
- ¿No te refieres a Londres, Inglaterra? – Sabía que aquella pregunta era bastante estúpida.
- Es el único Londres que yo conozco – No lo mire directamente a su rostro pues podría apostar que utilizaría su sonrisa perfecta para “atontarme”.
- Me dijiste que tu abuelo vivía fuera de la ciudad.
- Así es vive en Londres.
- Creo que no mencionaste que también vivía fuera del país, aunque tal vez nadie te comento que Estados Unidos es un país libre e independiente de Inglaterra.
- Si alguien alguna vez me lo menciono, pero vamos Bella acaso la globalización no a derribado las fronteras entre países y ahora somos todos un gran mundo – Definitivamente está era una pelea estúpida, pues ambos hablábamos de independencia y globalización, yo en aún en el auto y Edward parado fuera con la puerta abierta….si esto era totalmente bizarro.
- EDWARD! – Recordé un detalle muy importante que impedía que viajara con él – No tengo pasaporte así que no podre viajar – Creo que mi parte malvada se reía ante el giro que tomaron las cosas, toma eso Cullen, le sonreí con suficiencia, pero note que algo no estaba bien cuando la sonrisa de él se extendió más y su mirada daba a entender que todo estaba solucionado - ¿acaso falsificaste un pasaporte? Eso es un delito.
- Eso que es un delito ángel, olvidas que trabajo en un despacho de abogados – Su mano se fue hacía el bolsillo interior de su chaqueta, sin necesidad de que terminara su acción supe que era lo que tenía ahí, al parecer adivino la pregunta que estaba por hacer ¿Cómo? Pues solo me dijo una palabra – Bree.
Perfecto mi querida amiga era cómplice de mi novio…novio que bien sonaba aquella palabra y mejor aún era cuando la unía a Edward, maldición estaba soñando despierta y mi “seudofuria” se estaba esfumando, quedando solo mi corazón latiendo con más fuerza.
- Bella ¿estás bien? Si no deseas viajar lo entiendo, perdón yo creí que era una buena id…- No deje que siguiera hablando, aproveche que se inclino para hablarme y lo acerque para besarlo, que caso tenía seguir peleando si de todas maneras viajaríamos a Londres juntos, le dí un pequeño mordisco en su labio para terminar el beso.
Baje del auto y vi el avión que nos esperaba, me sentí como la protagonista de alguna película, el capitán nos esperaba a los pies de las escaleras. Hicimos todos los trámites establecidos para salir del país, una vez listo estaba lista para subir sentí la mano de Edward uniéndose a la mía y guiándome. Una vez dentro me quede unos segundos mirando a mi alrededor era todo tan lujoso y confortable que entendí por qué no viajamos por una línea comercial.
La azafata nos dio la bienvenida, más bien le dio la bienvenida a Edward a mi me ignoro como si fuera invisible y casi podría apostar que cuando me miro lo hizo con cara de muy pocos amigos, creo que no comería algo preparado por ella. Una vez instalados en nuestros lugares, Victoria la azafata insufrible, se dedico  a comerse a mi novio con la mirada, le pregunto no una, sino mil veces si necesitaba algo, se le acerco peligrosamente para susurrarla cualquier pavada y a mí seguía ignorándome, estaba por darle una patada o algo solo para asegurarme que ella me podía ver, pero cuando empecé a levantar mi pie, Edward hablo:
- Amor mío ¿deseas algo? – Me miro y me sonrió, creo que mi plan de golpear a Victoria no sería necesario porque supe que era visible para ella, cuando abrió desmesuradamente sus ojos y trato de sonreírme, vale se gano un puesto por el esfuerzo, pero por un momento pensé que le caería la cara por la mueca que estaba haciendo.
- No, cariño todo está muy bien…gracias Victoria eres muy amable.
- Bueno Victoria cualquier cosa que necesite mi novia o yo te avisamos – Le susurre un adiós y no pude evitar sonreír abiertamente ante el rostro totalmente desencajado de nuestra azafata – Veo que estas contenta.
- No creas que te perdone del todo Cullen – Lo señale con el dedo y trate de poner mi mejor cara de furia.
- Pensé que después de aquel beso, muy apasionado por cierto, tuve la esperanza que sí.
- Pues estas equivocado – Vale era claro que lo había perdonado, pero eso no quitaba que quisiera hacerlo sufrir un poco, además él no puede salirse sie…..No pude seguir con la línea de mis pensamientos pues sentí como era levantada de mi asiento y depositada en las piernas de Edward, iba a protestar pero sentí como sus labios empezaron a descender por mi cuelo y olvide…
- Oh….Edward…No…deberíamos…- Sus labios capturaron el lóbulo de mi oreja y jugaban con él, provocando que olvidara lo que quería decir.
- Perdón ¿decías? – Solo se separo de mi piel para decir eso y continuo su camino, estaba segura que me dejaría una marca en el cuello.
-mmm…que no…- Su mano tomo uno de mis pechos y le dio suaves toques. Estaba por perder completamente el hilo de lo que quería decir.
- Que no te toque aquí – Sus manos bajaron peligrosamente por mi cuerpo.
- No creo que...fuera eso…- Besos mis labios hasta dejarme sin aliento, creo que había olvidado hasta mi nombre mientras sentía sus manos por todo mi cuerpo, deteniéndose en puntos claves.
- Entonces deja de pensar ángel y sigue besándome – Y así lo hice hasta que oímos un ligero carraspeo, enterré mi cabeza en el hombro de Edward me sentía demasiado avergonzada para levantarla, el agarre de él se hizo más apretado como dándome valor, luego hablo – Si Victoria.
- Estamos próximos a despegar Sr. Cullen le aconsejo que abroche su…cinturón y el de su acompañante.
- Gracias – Sentí sus manos en mi rostro – Mírame, ya se fue y aunque me duela decirlo tienes que ir a tu lugar por unos minutos, además tenemos ocho horas por delante para hacer cosas – Me dio un último beso y me ayudo con mi cinturón, oí como botaba todo el aire de sus pulmones antes de tomar su asiento.

Una vez que despegamos nos quitamos nuestros cinturones, aproveche la liberación y me acomode mejor en el asiento. No pude evitar quedar mirándolo…era tan guapo que simplemente las palabras no lo podían describir él también me miraba y sus intenciones eran bastante claras, continuar en lo que habíamos quedado, lamentablemente no pude aguantar un bostezo no lo había notado, pero realmente estaba cansada la noche anterior no había dormido del todo bien y él culpable estaba frente a mí. Bostece nuevamente y vi como me sonreía.
- ¿Cansada amor?
-Un poco – Se levanto para tomar algo de un gabinete.
- Duerme ángel…necesitas descansar – Me arropo con una frazada y me beso en la frente.

No sé cuantas horas dormí, pero debo decir que lo hice muy cómodamente el asiento donde estaba había sido reclinado y parecía una cama. Me reincorpore sintiéndome totalmente descansada. Cuando mira al frente vi que mi compañero de viaje estaba plácidamente dormido y se veía adorable. Sigilosamente me acerque hasta quedar frente a él, acaricie su cabello y note que sonreía, bese sus mejillas y su sonrisa se hizo más extensa, luego la punta de su nariz, sus brazos me rodearon y me guiaron hasta sus rodillas.
- Me encanta despertar así – Rodee su cuello con mis brazos y lo bese – No sabes como me encanta.
- ¿Cuánto dormí?
- Todo el viaje amor, estamos próximos a aterrizar.
Y asi fue, el capitán nos indico que nos preparáramos, además de indicarnos como estaba el clima y varias cosas más. Nos ubicamos en nuestros lugares, luego Edward fue a hablar unos segundos con él, agradecimos las atenciones para luego bajarnos. Un auto ya nos esperaba frente al avión y en menos de treinta minuto estábamos frente a la mansión Cullen a las afueras de Londres, decir que era magnifica era quedarse corto de palabras. Era exactamente el tipo de lugar donde se desarrollaban mis amadas novelas románticas del siglo XIX, con jardines amplios frente a un imponente edificio.
Presione fuertemente la mano de Edward tratando de calmarme, sentía como si estuviera a punto de conocer a la realeza y no estaba en lo absoluto preparada. Pensé en pedirle que diéramos un par de vueltas por la propiedad para sentir un poco de calma, pero dicen por ahí que al mal paso darle prisa. Además el auto ya se estaba deteniendo frente a la puerta. Como siempre me ayudo a bajar y me guio de la mano, suspire y le sonreí. Él me beso y estábamos en eso cuando sentí como la puerta se abría y un ligero carraspeo lleno el silencio.
Nunca en mi vida había visto un mayordomo inglés, pero el que estaba frente a nosotros reunía todas las características que siempre leía de uno, serio e imperturbable, en especial frente a la escena que se desarrollaba frente a sus ojos, dos personas besándose. Cuando nos separamos, Edward lo saludo:
- Buenas Arthur ¿Cómo estás?
- Señor Cullen – Hizo un ligero movimiento de cabeza, luego durante un segundo me dirigió una mirada – Señorita.
-Ella es Isabella Swan, mi novia – Estuve a punto de hacer una reverencia o algo, pues realmente no sabía cómo actuar ante aquella presentación que había sonado tan formal y solo era el mayordomo, no quería ni pensar como sería tener a William Cullen frente a mí. No tuve mucho tiempo para imaginarlo pues un hombre de edad con un bastón se acercaba a nosotros.
- Tony, mi querido Tony – Acaso el mayordomo no se llamaba Arthur, mire a mis alrededores para ver si había otra persona cerca de nosotros, pero nada en cambio vi que Edward acortaba la distancia entre quien supuse era su abuelo, pues el parecido era obvio lo único que los diferenciaban era que su cabello estaba cano y el de su nieto aun no.
-Abuelo, creo que te he mencionado que no me gusta que me llamen….
- Ed o Eddie, asi que te puedo llamar Tony si quiero. Tu segundo nombre es Anthony.
- Abuelo….- Pero no pudo seguir, pues su abuelo se acercaba a mí.
- Esta hermosa dama debe ser Isabella.
- Isabella Swan, un placer – Extendí mi mano para darle un apretón, pero en cambio la tomo y le dio un besamano.
- Wow….si tuviera veinte años menos creo que te daría pelea – No pude evitar sonrojarme, pero de todas formas le sonreí – Realmente muy hermosa.
- Si abuelo, es la más hermosa mujer sobre la tierra – Se acerco a mí y beso mi sien.
- No cabe duda, pero bueno no nos quedaremos todo el día en el pasillo, estamos por servir la cena en el caso que no estén muy cansados – Levanto las cejas sugerentemente – con sus “actividades” los espero en el comedor en unos minutos.
Edward me pregunto si deseaba descansar o cenar algo, como ya había dormido lo suficiente le dije que me inclinaba por la comida, me llevo por las escaleras hasta donde estaba mi habitación que estaba justo junto a la suya, era verdaderamente hermosa adornada con colores cálidos y sobriamente, con una cama enorme. Me dio un pequeño tour por ella indicándome donde estaba el cuarto de baño y el balcón con una vista sensacional, antes de marcharse me señalo que mis cosas ya estaban ahí. Quedo de pasar por mí en 10 minutos y así lo hizo. Bajamos tomados de las manos y fuimos hasta el comedor. El abuelo ya estaba instalado en la cabecera y nos regalo una sonrisa, nos sentamos a cada uno de los lados de la mesa. De inmediato llegaron con nuestra comida.
- Bueno y como se conocieron. Una noche estrellada, te la llevaste a tu casa y a tu cama.
-Abuelo – Lo quedo mirando y con el vaso de agua a medio camino.
- Vamos Edward me vas a decir que solo han sido novios tomaditos de la mano, pues con una muchacha tan bella como ella debe ser muy difícil ser un mojigato o no querido Tony.
- No, pero no veo porque he de contarte los detalles.
- Ese es mi nieto, al menos espero que hayas sido un caballero, ¿lo ha sido Bella? – No alcance a decir nada.
- Abuelo me he portado tal como me enseñaste.
- Entonces si ha sido así supongo que pronto serán tres en la relación – Una sonora carcajada lleno el lugar. Edward y yo nos quedamos mirando.
- Abuelo, creo que debes saber que Bella, pues…está embarazada – Trate de ver si podía ser invisible una cosa era que se mostrara partidario de ser algo más que novios adolescentes, pero una cosa distinta era que supiera de mi estado.
- Embarazada….Edward me estás diciendo que antes de meter un anillo a su dedo metiste tú….
-  ABUELO
- Por Dios deja de gritar Tony – Oficialmente quería enterrarme en algún lugar, sentía que hasta mis orejas ardían – Solo quiero felicitarlos – Tomo mi mano y le dio un fuerte apretón – Se lo feliz que has de estar con la noticia.
Le sonreí por su apoyo y por el cariño que me trasmitió con ese toque, la voz de mi novio me saco de mis pensamientos.
- En la nubes abuelo, en las nubes con este ángel.
- Pues me parece perfecto y que gran semental resultaste ser. Y no me mires así Edward Anthony Cullen, soy lo suficientemente viejo como para haberme ganado el derecho de decir lo que quiera.
- Abuelo solo trata de controlarte, acaso no notas que Bella está a punto de explotar de tan roja que esta.
- Cuanto lo siento, pero debes entender lo orgulloso que me siento por mi nieto y de su virilidad –No deje que Edward dijera nada más.
- Me alegra que se sienta orgulloso, Edward es un gran hombre.
- Espero que en todos los sentidos.
- En todos.
Seguimos durante toda la cena conversando de distintos temas, no dejo de hacer comentarios un tanto “especiales”, pero esos ayudaban a romper el hielo y simplemente lo hacían más adorable. Se notaba que amaba a su nieto y eso era suficiente para mí.
Luego de un par de horas, fuimos a descansar William me deseo buenas noches y me beso en la frente, me emociono aquel detalle tan tierno. Edward me dejo en las puertas de mi habitación y me dio un perfecto beso de buenas noches, me señalo la puerta de su cuarto y que no dudara en llamarlo si lo necesitaba. Le prometí que lo haría y lo bese nuevamente antes de cerrar la puerta.
Mire alrededor y vi había un espejo de cuerpo completo frente al closet, sin pensarlo mucho empecé a quitarme la ropa. Nunca había tenido uno tan cerca, salvo cuando iba de compra y me iba a un probador. Trate de notar si los cambios en mi cuerpo ya eran notorios, me mire de frente y luego de perfil, lo recorrí con la mirada y me emocione cuando una pequeña protuberancia empezaba a ser notoria. Estaba inspeccionándome cuando me pareció ver una sombra, me di vuelta, mas no vi nada. Pensé que era producto del viaje y el cansancio, seguí mirándome y dándome pequeñas caricias en mi vientre.
Nuevamente me pareció ver una sombra y sentí miedo, luego vi hacia mi cama y algo estaba bajo las sabanas, me acerque para ver que era y solo pude gritar
- AUXILIOOOOOOOOO…..

Por un momento pensé que no había gritado, sino que solo había creído hacerlo, pero cuando Edward entro como un torbellino a mi habitación supe que lo había hecho, respire de alivio al verlo a mi lado. Lo extraño de todo es que me miraba como embobado y no decía nada, me preocupe de que pudiera haberle sucedido algo, sus ojos verdes estaban pasando a negro recorriendo todo mi cuerpo una sensación eléctrica me recorrió por completo, haciendo olvidar por un segundo el motivo de mi miedo, mas al sentir nuevamente que se movía en mi cama volvió el pánico.


- Edward…hay algo ahí – No dejaba de mirarme y ya me estaba molestando – Edward
- Bella ¿podrías ponerte algo?
- Ponerme algo – Acaso quería jugar.
- Si lo más probable es que alguien te vea.
- Edward yo…- Al mirar hacia abajo caí en la cuenta que estaba desnuda y entendí el por qué de la reacción de él – Oh lo siento….
- Ángel no lo sientas, pero…..
- Bella estas bien – En un rápido movimiento Edward me puso tras su espalda, su abuelo acababa de entrar a mi habitación – Veo que están muy bien ¿no es cierto Tony?
- Abuelo, Bella grito y corrí a ayudarla.
- No será que tú la hiciste gritar.
- Abuelo...vio algo que la asusto.
- Le mostraste a tú…”amigo”– Su mirada bajo y yo la seguí, Edward solo llevaba sus bóxer y yo desnuda tras él, claramente no dábamos la impresión de estar rezando antes de dormir. Con disimulo trate de alcanzar mi bata, pero salte y grite cuando vi que algo se movía.
- ¿Qué sucede? – El abuelo miro en dirección a mi cama y se acerco – Pinky sale inmediatamente de ahí.
- ¿Pinky?
- Más bien Lord Pinkerton III.
- Su mono, Bella, es la mascota de mi abuelo.
- ¿Mascota? Como te atreves a llamar asi a Pinky es mi compañero.
- Pues saca a tu estu…estupendo compañero de la habitación de Bella.
- Lo siento mucho Bella, pero parece que has cautivado a todos los Cullen de esta casa – Se acerco aun más y levanto las sabanas, como era obvio bajo ellas estaba un mono en posición fetal que apenas vio a su salvador se lanzó a sus hombros. Lo mire por sobre Edward y cuando hicimos contacto visual se lanzo a hacía mí, eso solo provoco que mi novio en su afán de protección cayera y yo quedara frente a frente a William Cullen completamente desnuda.
- Oh Por Dios.
- Tranquila niña cerrare mis ojos, solo diré que mi nieto es un maldito afortunado – Edward se levanto como un rayo y me acerco mi bata.
- Abuelo ya puedes ver.
- No sabes cómo me gustaría tocar también, pero bueno….Pinky no sigamos importunando a la feliz pareja. Buenas noches – Agradecí que partieran honestamente no existía espacio para enrojecer más.
- ¿Estas bien?
- Si, nunca quise causar este alboroto.
- Ángel si querías dormir junto a mí solo me lo hubieras pedido.
- Engreído – Golpee su pecho, lo iba a hacer nuevamente, pero tomo mi mano para acercarme más a él.
- Muy engreído….debo decir que ame tu pijama.
- Pero si estaba…- Si lo sé estar en otro continente me hace más lenta.
- Exacto – Abrió mi bata y la lanzo lejos, al tiempo que me recostaba sobre la alfombra de mi cuarto.
Se recostó suavemente sobre mí y capturo sus labios en los míos.




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