Entre tus alas



Bella no tenia dudas de querer a su bebe en su vida, de lo que dudaba era si quería al padre en ella.
 
Capitulo 8

Su pregunta me tomo por sorpresa, al parecer hoy era el día de las propuestas, aunque no podía negar que hace unas horas pensé que Edward me haría otra pregunta, pero creo que empezar por ser su novia no era tan malo, como había dicho mi amiga entre nosotros las cosas se dieron de “manera especial”. Estaba por darle mi respuesta, sin poder evitarlo empecé a recordar todo lo que habíamos vivido en tan poco tiempo, lo conocí una noche la misma en la que quede embarazada, lo volví a ver cuando le conté sobre mi estado, un fragmento de aquella conversación emergió a la superficie “… Soy Edward Anthony Cullen, no soporto que me llamen  Eddie o Ed, soy vegetariano, mi color favorito es el azul, tengo una hermana que vale por diez y mis padres están felizmente casados. Trabajo como barman en este hotel y toco el piano desde los cinco años, es resumen soy simplemente lo que ves”. Creo que era exactamente todo contrario.

Mi mente viajo a la noche anterior cuando me dijo…”Al quedar solo en el mundo, me sentía perdido, mis padres nunca me hablaron más familia más que nosotros tres y para mí era perfecto, así que mi única opción era que servicios sociales tomara mi caso hasta que cumpliera mi mayoría de edad, era tanto el dolor que sentía que honestamente poco me importaba podría haber vivido bajo un puente sin que me importara mucho, deje de lado todo lo que amaba pues era un recuerdo constante de ellos, mi música, mi beca, mis amigos dejaron de importarme hasta que apareció en mi vida William Cullen”.

Mis ojos se abrieron de manera desmesurada y me quede mirándolo como si fuera un bicho raro o un extraterrestre, su expresión que hace unos minutos estaba llena de expectación cambio a preocupación.
- ¿Qué te sucede? ¿Te sientes bien? – Tarde en responderle, pues aún necesitaba unos segundos para asimilar lo que acababa de recordar, él nuevamente me había mentido.
- ¿Quién eres Edward Cullen? – Mi voz fue apenas un susurro.
- ¿Cómo? – Aquella pregunta mostraba que lo había tomado por sorpresa.
- ¿Quién eres….el barman de un hotel con una hermana y padres que siguen aún casados o el joven millonario cuyo único familiar es su abuelo? – Supongo que algo hizo click en su cabeza, pues se alejo unos pasos de mi cama y suspiro.
- Soy….Edward Cullen….quien perdió sus padres a los 16 años, nunca tuvo hermanos de sangre, pero la vida me dio una hermana del alma, toco piano desde los cinco años y fui becado, una noche en el bar de mi hotel caí perdidamente enamorada de una mujer me hechizo con sus ojos color chocolate, así que cada noche seguí haciendo el trabajo de un barman con la esperanza de volver a verla, la vi un par de veces más y trate por todos los medios que ella pusiera finalmente los ojos en mí y un maravilloso día lo hizo, mi única familia hasta hace un mes era mi abuelo, mas ahora seré padre y espero con el alma ser muy pronto marido – Hice uso de todas mis fuerzas para que sus palabras no calaran en lo más profundo de mi corazón que a esas alturas latía como un loco.
- ¿Por qué me mentiste aquel día? – Esperaba que mi voz sonara fría, pues por mi propia salud mental necesitaba una barrera entre nosotros en aquel momento.
- Sirve de algo que te diga que lo hice por imbécil.
- Sería un avance.
- Bella – Nuevamente se hallaba a mi lado – Tal vez te cueste entenderlo, pero las cosas nunca han sido sencillas desde que mis padres se fueron, de golpe mi vida dio un giro y pase a tener una vida normal en un pueblo a vivir en una gran cuidad rodeado de comodidades, es inevitable para mí preguntarme si la gente está cerca de mí por interés real o por un interés en mi chequera, estos años he conocido demasiada gente falsa – Iba a decir algo, pero puso uno de sus dedos sobre mis labios – No te estoy acusando de nada, pero espero que puedas entenderlo, muchas se han acercado a mí fingiendo no saber quién soy, para luego cuando habían ganado mi confianza clavar sus uñas, me volví un escéptico a la hora de entablar una relación, así que me aprendí un discurso que usaba como una especie de escudo, ser un simple trabajador de un bar con unos padres y hermana, si seguían junto a mí a pesar de no ser el joven millonario que creían se ganaban el beneficio de la duda.
- ¿Dudabas de mí?
- No pude hacerlo, por que cuando te miraba sabía que no mentías, permíteme decir que eres pésima mentirosa.
- Hey, miento muy bien.
- No Bella no lo haces y eso me hace muy feliz – Sin aviso beso mis labios.
- Edward – Quise sonar enojada, pero ya no lo estaba en lo absoluto ni siquiera porque me había mentido, Bree tenía razón solo quería estar enojada con él para no enfrentar lo que me pasaba cuando estaba cerca, no querer enfrentar que me estaba enamorando. Además entendía totalmente lo que había hecho, no me había mentido porque sí, lo hizo como una manera de protegerse, pobre Edward cuantos se habrán acercado solo por interés y yo llego anunciándole un embarazo en realidad era para desconfiar absolutamente, pero en cambio ahí estaba junto a mí dándome pedacitos de su alma.
- Bella, no estás enfadada, así que no trates de sonar como si lo estuvieras.
- ¿Cómo sabes que no lo estoy?
- Dulce ángel, cuando estas enfadada se forma una pequeña arruga en tu frente y tus labios hacen una rara mueca, además dejas de hablar y solo contestas en monosílabos – Lo mire tratando de entender como sabía aquello – Si te preguntas como lo sé fácil, te he observado estas semanas Bella, quiero saber todo de ti, pero no lo obvio sino esos mínimos detalles que te hacen única.
- ¿Cómo cuales?
- Cuando estas nerviosa tomas un mechón de tu cabello y juegas con él, cuando estas concentrada en algo muerdes tu labio inferior y cuando vas  a pelear con alguien inhalas profundamente antes de empezar a hablar. No te gusta el café y prefieres un té, a excepción que sea un café de vainilla, adoras los dulces, pero nada que tenga coco, he notado como lo soplas tratando que se aleje de tu comida, cuando lees el periódico lo haces desde la última página hasta llegar a la primera, te ríes al leer tu horóscopo y nunca terminas los puzles, tienes una ligera obsesión con los lápices cada vez que llega alguno a tus manos los desarmas y varias veces no has logrado rearmarlo. Tarareas todo el día canciones y tienes la costumbre de escuchar música en cada momento libre que tienes. Aunque no he logrado aún saber que canciones te gustan.
- Love of my life.
- ¿Qué?
- Love of my life de Queen, es mi canción favorita.
- Lo tendré en cuenta.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Las que quieras.
- ¿Por qué trabajas conmigo si no lo necesitas?
- Bueno, lo hago para estar cerca de ustedes – Poso suavemente una mano en mi vientre – Creo que no te dicho que soy muy posesivo con las personas que amo.
- ¿Cómo supiste lo de la entrevista? Digo las postulaciones al cargo habían acabado días antes de que te contara que seriamos padres y apareciste ese día….no entiendo.
-Ángel digamos que la suerte estuvo un poco de mi lado….desde el día que te fuiste de mi casa no pude sacarte de mi mente, durante días espera que volvieras y no lo hiciste, había esperado mucho por ti y no estaba dispuesto a perderte, así que hice algo de lo cual no estoy del todo orgulloso, pero eran medidas desesperadas.
- ¿Qué hiciste? – Los latidos de mi corazón se dispararon pensando que pudo haber hecho.
- Hice uso de todos mis encantos para sacarle información a alguien – De inmediato recordé que tanto Bree como Tanya estuvieron varios días yendo al bar, acaso había coqueteado con ellas.
- ¿Quién es ese alguien?
- Jessenia o Jessica… no recuerdo bien.
- ¿Jessica? Eso llamo yo medidas desesperadas.
- Bueno que querías necesitaba alguna forma de contactarte o algo. Cuando supe que trabajas en aquel estudio de abogados, trate de ver las alternativas que tenía para volver a tenerte cerca, ya que sabía que era improbable que volvieras al bar. Fue así como di con los anuncios en donde solicitaban un asistente que tuviera conocimientos jurídicos, aunque no era mi área hice la prueba y me llamaron para una entrevista. Luego como si de un milagro se tratara apareciste nuevamente y con una maravillosa noticia, así que decidí hacer lo imposible para que me contrataras.
- ¿Así que lo que hiciste en mi oficina aquel día fue un plan? – No pude evitar sonrojarme cuando recordé lo que había sucedido.
- Realmente no, pero me encanto que diera resultado. Amo ser su asistente Srta. Swan – Sus labios capturaron los míos, mientras una de sus manos bajo hasta uno de mis pechos y empezó a darle unos pequeños toques por encina de la tela que me estaban enloqueciendo, un suave gemido se me escapo y note como sonreía. No quise que se sintiera un triunfador, así que comencé a delinear su cuello con mi lengua, luego capture su oreja con mis dientes y le di una suave mordida.

Su mirada se clavo en la mía y vi sus ojos llenos de deseo, sin darme espacio para nada bajo mi bata de hospital hasta mi cintura, dejándome semidesnuda, sus labios de inmediato se concentraron en mis senos con su lengua delineaba mi pezones, primero uno luego el otro, ninguno quedaba sin su atención pues si no era su boca, su manos se encargaban de ellos. Cuando estaba casi al límite tome su cabello en mis manos, lo guie hasta mi y lo bese como si la vida misma se fuera en ello, aquel beso se volvió cada vez más pasional, su lengua provocaba sensaciones indescriptibles en mi cuerpo. Baje mis manos hasta su pantalón, estaba por quitar su cinturón y desabrocharlo, cuando un ruido me devolvió a la realidad  de que estábamos a punto de hacer el amor en la cama de un hospital.

Rápidamente me ayudo con mi bata y torpemente la puse en su lugar, tuvimos la suerte que la doctora entrara concentrada en mi expediente y no alzara su vista hasta que ambos estuviéramos al menos presentables, no pude evitar sonreír cuando vi como Edward se apretaba el puente de la nariz y respiraba trabajosamente para que las señales de la pasión compartida desaparecieran.

La doctora nos saludo a ambos, luego me pregunto cómo me sentía.
- Mucho mejor….¿me puedo ir ya?
- Solo haremos una prueba más y podrá marcharse Sra. Cullen – Aquello me tomo por sorpresa, por un momento pensé que Edward le diría algo, pero no hizo nada.
- ¿Qué otra prueba?
- Un ultrasonido ¿se ha realizado uno anteriormente?
- No, ninguno.
- Perfecto, en un momento traerán el equipo y comenzaremos.
Entro en la habitación una enfermera, con todo lo necesario para realizar aquel examen, no puedo negar que comenzaba a sentirme nerviosa al saber que por primera vez vería a mi bebe, más bien a nuestro bebe, Edward estaba junto a mí tomando mi mano.
- El gel es un poco frío, puede ser que te moleste un poco.
- Esta bien – Aplico el gel y como explico estaba frio pero no me importo en lo más mínimo.
- Vamos a ver – Puso es transductor en mi vientre y comenzó a moverlo suavemente, mi vista no se aparto ningún instante de la pantalla con la esperanza de poder verlo pronto. Mi concentración se perdió cuando unos sonidos llenaron la habitación – Oyen eso, son los latidos del bebe y son totalmente normales – No pude evitar llorar ante tan bella melodía – Ven aquel pequeño puntito – Asentí – Pues ese es el futuro bebe Cullen, en un par de semanas más podremos saber con mayor certeza si es niño o niña.
- ¿Está todo bien? – Necesitaba una nueva confirmación.
- Todo perfecto, tienes 12 semanas y va todo muy bien. Te recetare unas vitaminas y te daré un par de indicaciones más, pero primero quítate el gel y ponte algo más cómodo, nos vemos en mi consulta.
- Esta bien – Edward aun tenía su mano entrelazada con la mía y no había dicho ni media palabra, me gire a verlo y vi como una pequeña lagrima escapaba de sus ojos. Me acerque a él y le di un suave beso antes de darle una respuesta – Si Edward quiero ser tu novia…


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