Bella no tenia dudas de querer a su bebe en su vida, de lo que dudaba era si quería al padre en ella.
Capitulo 9
Espere por un momento a que
Edward digiera algo, comencé a asustarme cuando no pronunciaba palabra alguna,
tal vez estaba arrepentido de su pregunta y buscaba una forma suave de decirme
que lo mejor era seguir como hasta ahora, me tense ante esa posibilidad y
cuando estaba por preguntarle finalmente hablo.
- Ángel me haces el hombre más
feliz sobre la tierra, tú y el bebé son la cosa más hermosa que me ha pasado.
- Edward – Fue lo único que pude
decir.
- Bueno será mejor que te
arregles y vayamos donde la doctora.
- Esta bien.
- Necesita alguna ayuda Srta.
Swan…soy un muy preocupado asistente.
- Lo sé, pero estaré bien – Se
acerco a darme un pequeño beso en los labios y salió de la habitación.
Mientras me colocaba nuevamente
mi ropa y me arreglaba un poco, pensaba como un año que parecía sería el peor
de mi vida poco a poco iba mejorando gracias a inesperadas circunstancias y
vueltas del destino, aunque sabía por experiencia que nada es siempre miel
sobre hojuelas, al menos sentía una paz
y tranquilidad que hacía mucho no sentía. Baje mi vista hasta mi vientre y lo
acaricie suavemente, esa era por lejos mi mejor sorpresa.
Una vez en la consulta, la
doctora me dio unas indicaciones y me receto unas vitaminas, además me recordó
que debía descansar y comer sano, cuando volvió a llamarme Sra. Cullen quise
corregirla, pero Edward que tenía su mano entrelazada a la mía me lo impidió
dándome un apretón en ella.
Ya en el auto no pude evitar
preguntarle sobre su actitud en la consulta: - ¿Por qué no me dejaste decir a
la doctora que mi apellido es Swan y no soy señora de nadie?
- Te molesta.
- ¿Molestarme?
- Si te molesta que la doctora te
haya llamado Sra. Cullen o acaso te molesta no ser la señora de nadie.
- ¿Qué? No me molesta en lo
absoluto no ser la señora de nadie y solo te lo pregunte por que no me dejaste
hacerlo, pues tal vez sea ti quien moleste el ser considerado Señor de alguien.
- Permítame aclararle Señorita
Swan que no me molesta en lo absoluto que piensen que usted en mi esposa, de
hecho me encanta como suena Sra. Cullen y le aseguro que pronto será dueña de
ese título – Como siempre decidí vivir en un estado de negación y obviar las
palabras que acababa de decir Edward, no quería hacerme ilusiones ni nada,
además recién empezamos como novios.
- Ya llegamos – Agradecí por
primera vez su manera tan “especial” para conducir, pues llegamos a mi
departamento y así evitábamos hablar más del tema.
- Bella.
- Dime Edward…- No hablo, pero en
cambio se acerco a mí, tomo mi rostro en sus manos y me beso, por unos
instantes me quede sin hacer nada por la sorpresa, mas cuando recupere el
sentido me quite rápidamente el cinturón de seguridad y me senté a horcajadas
sobre él, continuamos besándonos y sentí como su mano recorría mi espalda, para
luego adentrarse por mi blusa lentamente, sus labios abandonaron mi boca y
empezaron su ruta por mi rostro hasta llegar a mi cuello, al sentirlo ahí mi
cuerpo se arqueo de manera involuntaria provocando con esto que accidentalmente
tocara la bocina, haciendo que ambos reaccionáramos.
- Creo que este no es el mejor
lugar, ángel.
- No, no lo es….vamos a mi
departamento – Salí casi corriendo del auto rumbo a los elevadores. Sentí que
estaba tras de mí cuando dejo suaves besos en
mi cuello y nuca mientras esperábamos que llegara. No sabía
con certeza cuál de los dos estaba más impaciente. Una vez que frente a
nosotros y abrió sus puertas fui literalmente lanzada hacia él. Edward presiono
el botón de mi piso y luego volvió a capturar mis labios.
Estábamos en aquella deliciosa
batalla de besos y lenguas cuando note que el ascensor se detenía con un brusco
movimiento y no exactamente en mi piso, simplemente había dejado de avanzar,
por un momento las luces se apagaron y los generadores de emergencia se
activaron de inmediato.
- Ed….Edward…
- mmmm…- Fue su única respuesta
ya que su boca estaba ocupada dejando un reguero de besos por mi cuerpo.
- Algo no está bien.
- Claro que algo no está
bien…estas usando tu boca para hablar y no para…- Movió sus cejas
sugerentemente.
- El ascensor se detuvo.
- ¿Ya llegamos a tu piso?
- No….estamos atrapados.
- ¿Que quieres decir con
atrapados?
- Que el ascensor se detuvo, las
puertas no se abren y no sé en qué piso estamos.
- Eso no puede ser cierto – Se
acerco hasta las puertas como queriendo comprobar lo obvio. Las puertas estaban
completamente cerradas – Maldición.
- Calma Edward lo más probable es
que en unos momentos arreglen esto.
- Eso espero – Note como
respiraba de manera errática y se quitaba su corbata.
- ¿Te sientes bien?
- Eh?...Claro – Se desabrocho el
primer botón de su camisa y trataba de normalizar su respiración.
- Seguro que estas bien.
- Claro…claro…¿Cuánto crees que
tarden?
- No lo sé. Poco supongo.
- ¿Supones?
- Pues no acostumbro a quedar
encerrada en ascensores por lo que no se cuanto puedan tardar Edward.
- Debe existir algún botón de
emergencia o algo – Miro hacia el tablero y presiono repetidas veces el botón
rojo, luego saco su celular del bolsillo y lo movió de un lado a otro de aquel
reducido espacio – Perfecto no tiene señal.
- Tranquilízate.
- Estoy tranquilo, lo que sucede
es que me preocupas tú.
- Estoy bien, pero tú… ¿Qué
sucede Edward? – Seguía presionando el botón de emergencias.
- Nada….mejor hablemos de algo.
- ¿De qué?
- Cualquier cosa, lo que sea.
- Bueno….me parece que hoy fue un
día especial. En la mañana mi ex novio me propuso matrimonio y en la tarde me
transforme en tú novia. Yo que pensaba que mi vida era aburrida, pero ya ves
siempre hay emoción – Reí ante mis palabras, mas Edward no siguió mi risa me
miro seriamente.
- Espero que ese imbécil de
Emmett te deje en paz.
- Lo hará no te preocupes, tal
vez tarda más que el promedio, pero lo lograra.
- Eso espero, porque eres Mi
novia Isabella – Se acerco y quedo frente a mí, aunque no me toco pude sentirlo
en cada fibra de mi ser.
- Si Edward soy tu novia – Me
acerque más a él, pero note como retrocedió unos pasos, siguió haciendo lo
mismo cada vez que me acercaba se alejaba, hasta que lo acorrale en un rincón
del elevador.
- Bella…no…no…
- No que – Me puse de puntillas
para alcanzar sus labios, pero volteo su rostro. Por un momento se sentí tan
mal por lo que acababa de hacer.
- El aire…Bella, el aire me
falta.
-
Edward estas muy pálido….Por Dios dime qué te pasa.
- Soy….soy claustrofóbico – Su
frente estaba perlada en sudor y nuevamente su respiración era similar a la de
alguien que acabara de correr una carrera
- No soporto estar en un espacio tan reducido y perdóname ángel no es
que no desee que me beses, eso es algo que deseo a cada momento del día tus
labios tan suaves y perfectos en los míos son….
- Edward si no quieres que te
bese no sigas.
- Perdón, pero es que necesito
que entiendas…que….- Puse un dedo en sus labios.
- Tranquilo cariño….calma todo estará bien –
Puse mi mano en su pecho y sentí lo rápido que latía su corazón, tan veloz como
cuando me besaba.
Tome sus manos y nos guie para
que ambos nos sentáramos en el suelo. Acaricie sus cabellos tratando de darle
tranquilidad, uní mi mano libre a la suya, dándole también pequeñas caricias,
note como cerraba sus ojos y trataba de respirar con normalidad. Sentí como su
mano apretaba con fuerza la mía y su rodilla rozaba la mía.
Al parecer logre mi objetivo de
calmarlo, pues abrió sus hermosos ojos y me miro fijamente. Clavo su mirada en
la mía y me acaricio la mejilla, no pude evitar sonreír ante aquel gesto tan
dulce.
- Sabes una cosa ángel.
- Si hoy aprendí que eres
claustrofóbico – Note como frunció el ceño – Pero eso no tiene importancia
alguna.
- Bueno es algo que tratare de
superar.
- Es parte de ti y te hace menos
superhéroe.
- Bueno todos los superhéroes
tiene su talón de Aquiles.
- Si y tu Súper Edward le tienes
fobia a los espacios pequeños.
- Si esa es mi Kriptonita.
- Sabes cuál es mi otra
debilidad.
- ¿Tienes otra?
- Si….tú…tú Isabella Swan eres mi
debilidad y te amo….te amo tanto……