Entre tus alas


Bella no tenia dudas de querer a su bebe en su vida, de lo que dudaba era si quería al padre en ella.


Capitulo 5

Habían pasado dos semanas desde que Edward se convirtió en mi asistente y uno muy eficiente debo confesar. Cuando les conté a mis amigas sobre a quién contrate tuve que aguantar todas sus bromas sobre mi muy hormonal, por decirlo suavemente, decisión, pero la guinda de la torta fue cuando supieron de la diferencia de edad entre ambos, creo que lo más dulce que me dijo Bree fue corruptora de menores, asaltacunas y afortunada, de alguna forma era yo la que estaba cumpliendo el deseo más perverso de mi loca amiga, mientras que Tanya solo me decía que en vez de un bebe tendría dos, yo solo las dejaba hablar, realmente por primera vez en mucho tiempo no me interesaba lo que los demás pensaran. 

Mientras recordaba mi vista estaba clavada en unas hermosas flores, que como cada mañana desde que él llego adornaban mi oficina, todos los día un nuevo arreglo estaba ahí, sin tarjeta ni nada, no quise indagar mucho en el porque tenía un gesto tan dulce, creo que temía una respuesta diplomática o políticamente correcta, así que para evitar cualquier cosa decidí no decir nada. Mire también por un instante mi escritorio y los recuerdo de aquel “encuentro” que sostuvimos vinieron a mi mente, obviamente como ambos éramos unos profesionales aquello no se había vuelto a repetir y lo peor de todo es que no sabía muy bien como sentirme frente a aquello, así que decidí culpar a mis hormonas por mis cambios de humor.

Tan absorta estaba que no sentí el golpe en la puerta y tampoco en qué momento Edward entro en ella, solo me percate que ya no estaba sola cuando su aroma llego a mí y lleno mis sentidos, lo busque con la mirada y estaba más cerca de lo que creí.
- Alguna vez que te he dicho lo hermosa que te ves cuando pareces estar viviendo en tu mundo privado, ángel.
- Hola Edward – Trate de sonar casual aunque su cumplido me dejo en las nubes.
- ¿Cómo estás? – Bajo su cabeza a mi nivel y me dio un suave beso en los labios.
- Muy bien.
- Y nuestro peque no le ha dado muchos problemas a mami – Me perdí unos segundos en su sonrisa.
- Ninguno, es un buen bebe – Camino hasta quedar frente a las flores, toco uno con sus dedos y pude ver que su boca se curvaba en una nueva sonrisa. Luego me miro por varios segundos hasta que hablo.
- Esta noche quiero invitarte a cenar – No dejo de mirarme ni un segundo a la espera de mi respuesta.
- Claro…sucede algo – No pude evitar preguntarle, creo que mis inseguridades querían salir a flote.
- No, solo deseo hablar de algunas cosas importantes….Bella yo….
Iba a preguntar ¿qué?, pero fuimos interrumpidos por Jane – Bella,  Emmett está afuera y desea verte.
- No necesito que me anuncies pequeña Jane, puedo entrar sin problemas a la oficina de mi novia.
Estaba segura que había oído mal, dijo novia no eso era imposible, pero al parecer no estaba tan equivocada porque Edward apretaba sus manos en puños hasta dejar sus nudillos blancos y su rostro demostraba que no era muy feliz en aquel momento. Quise llegar a donde estaba por eso me levante de mi silla.
- Edward…- No alcance a decir más por que Emmett ya estaba frente a mí y no solo eso, sino que estaba besándome. Esto no era bueno, luego de la sorpresa inicial reaccione y lo aleje de mí, agradecí el haberlo hecho yo, porque Edward se acerco también y su cara era de pocos amigos, muy pocos amigos.
- ¿Qué te pasa? – Acaso Emmett acaba de preguntar eso.
- Disculpa…que que me pasa a mí, fuiste tú quien llego y entro a mi oficina, y peor aún me beso.
- No sabía que mis besos te molestaran, eres mi novia.
- Claro que no soy tu novia, que sucede Emmett te golpeaste en la cabeza y olvidaste los últimos meses.
- Bells, solo acordamos tomarnos un tiempo ¿lo olvidaste?
- No Emmett, terminamos, no más bien tú terminaste conmigo.
- Pero siempre supiste que volvería a ti y eso es lo que estoy haciendo – Trato de abrazarme, pero me aleje aún más de él y no solo eso, sino que Edward apareció en escena protegiéndome con su cuerpo - ¿Tú quien rayos eres?
- Edward Cullen el…- Note como dudaba al presentarse y me di cuenta que no sabía con exactitud que era él en mi vida, además del padre de mi bebe, tal vez era algo en lo que debía pensar, pero obviamente este no era el mejor momento.
- Mi asistente – Quise ayudarlo, pero por cómo me miro aquella respuesta no fue en lo absoluto  de su agrado.
- ¿Cullen? ¿Tú asistente? pues entonces traemos unos cafés y lárgate – Note como miro a Edward, como si lo conociera, aunque aquello era probable pues ambos habíamos estado en el bar donde trabajaba.
- Creo que es otro quien debe hacerlo – La voz de Edward sonó dura.
- Mira no te metas donde no te llaman esto es entre mi novia y yo.
- Por lo que pude entender ella ya no es tu novia – Cada vez se acercaban más y eso me estaba poniendo nerviosa.
- Eso es algo que no te interesa.
- Eso es algo que me interesa y mucho – Se volteo a donde me encontraba y su mirada busco la mía como retándome a decir algo contra aquella declaración.
- Emmett será mejor que te vayas – Me acerque a él y trate de guiarlo a la puerta.
- Bella necesito hablar contigo, te amo y no puedo permitir que te marches de mi lado.
- Si mal no recuerdo hace unos meses eso no te importo demasiado.
- Fui un tonto, un idiota, un imbécil.
- Eso ya lo notamos – Sin notarlo Edward ya estaba tras de mí y su voz de estaba cargada de furia, toque su mano para tratar de calmarlo un poco, al instante note como se relajaba, al parecer aquel contacto no paso desapercibido por Emmett.
- ¿Qué rayos  está pasando aquí? – Pero no pude contestar por que la voz de Bree interrumpió todo y de qué forma.
- ¿Como está la futura mamá? – Maldita sea cuando mi amiga entenderá la importancia de tocar una puerta antes de entrar.
- ¿Futura qué? – Los ojos de Bree se agrandaron más de lo necesario y solo se llevo las manos a su boca, su mirada estaba llena de disculpas - ¿Qué fue lo que dijiste?
- Hola Emmett que tal, no pensé verte aquí.
- Repite lo que acabas de decir – Los ojos de Emmett no estaban clavados en mi amiga sino que en mí y más específicamente en mi vientre - ¿Seremos padres Bells?
- No – Fue la única respuesta que pude darle.
- Pero Bree acaba de decir futura mamá.
- Si me oíste antes para que rayos preguntaste que había dicho – Sabía muy bien que aquello era una artimaña para desviar la conversación.
- Bella ¿estás embarazada?
-  Si estoy embarazada.
- ¿Cuándo planeabas decírmelo?
- ¿Por qué habría de decírtelo? – Por supuesto que entendía por él creía que debía contárselo, pero realmente no me apetecía aclarar nada.
- Tengo derecho a saber que seré padre – Oí como Edward soltaba un bufido.
- Emmett esta bebe es mío, pero no tuyo.
- Bella por favor no me alejes, menos ahora en tu estado, seremos una familia te lo prometo.
- Pues búscate otra familia – Note como el brazo de Edward se cerraba posesivamente en mi cintura y me acercaba a él, estuvo a punto de golpearlo por aquella actitud de macho marcando su territorio, pero me contuve tenía que tener una pelea a la vez.
- ¿A qué te refieres? – Nos miraba a ambos como tratando de resolver una caso imposible.
- Por Dios Emmett acaso no es obvio quien es el padre – La voz de Bree lo hizo reaccionar.
- Tú!!! – Su cara estaba desencajada por la rabia y no dejaba de mover su dedo tembloroso en dirección a Edward.
- Bingo – Grito mi amiga que en aquel momento no parecía muy arrepentida de haber causada tal alboroto con su indiscreción.
- Me engañaste con tú asistente – Su mirada de aireada furia solo provoco que quisiera reír y al mismo tiempo golpearlo fuertemente por ser un imbécil.
- No te engañe. Edward y yo estuvimos juntos después que TÚ terminaras conmigo – Remarque lo que más pude el tú, pues el papel de hombre herido y engañado no le venía en lo absoluto.
- Nunca pensé que podrías herirme así Bella.
- ¿Herirte? Por favor Emmett si me dejaste fue por que tenías hace meses una amante o acaso creías que me tragaba todas tus mentiras de trabajos hasta altas horas de la noche o tus fines de semanas de convenciones fuera de la ciudad. Créeme cuando te digo que no soy tan ingenua como esperabas.
- Bella…yo… - Levante mi mano en señal de que mejor callara, lo que menos necesitaba era otro discurso donde él era la víctima y yo la bruja mala.
- Será mejor que te marches.
- Lo hare por ahora, pero quiero que sepas que siempre estaré ahí para ti, aunque después de atrapar a un pez gordo como Cullen dudo mucho que me necesites – Salió de mi oficina y esperaba que de mi vida también.
Mi amiga Bree siguió los pasos de Emmett con una sonrisa en los labios, antes de cerrar la puerta de mi oficina me guiño un ojo y desapareció.

Edward aun me sostenía de la cintura fuertemente, me removí a su lado para que aliviara su agarre o mejor aún me soltara. En cambio me volteo hasta quedar frente a él y me beso, aquel beso era posesivo y no me daba tregua, solo cuando sentí que la respiración me abandonaba rompí aquel momento, unió nuestras frentes y sentí como sus labios tocaban mi nariz.
- Edward que quiso decir Emmett con lo de pez gordo.
- No lo sé tal vez se refería a que estoy con sobrepeso o algo – Lo golpee en el hombro y finalmente nos separamos.
- No es gracioso y para mi estas perfecto – Lo dije sin pensar y me arrepentí al instante – Me refería a que…bueno.
- Tú también eres perfecta Bella, no sabes cuánto.
- Por favor no tengo nada de perfecta.
- Eres perfecta para mí – Beso mi mano y se marcho.

Me quede unos instantes pegada en mi lugar procesando todo lo que acababa de pasar, realmente eran varias emociones en un corto tiempo. Así que me recosté en mi silla y acaricie mis sienes, un dolor de cabeza amenazaba con aparecer y eso era algo indeseable si quería avanzar en mi trabajo del día de hoy y salir con Edward. 

Aunque trate de evitarlo no pude apartar de mi mente lo que Emmett dijo acerca de que Edward era un “pez gordo”, no lograba encontrar mucho sentido a sus palabras hasta donde yo sabía él trabajaba en un bar y ahora era mi asistente, pero siendo honesta lo que sabía era muy poco y bastante inútil para hacerme un idea de quién era Edward Cullen. Con la clara intención de clarificar varias dudas en la cena de esta noche fui a mi casa a prepararme.

Puntualmente a las ocho de la noche estaban tocando a mi puerta y ahí estaba él tan guapo como siempre, y con un hermoso lilium entre sus manos.
- Buenas noches, ángel….- Me dio un beso en la frente – Esto es para ti.
- Gracias, voy por mi bolso.

Una vez lista salimos rumbo a un restaurant que según me comento Edward un amigo muy cercano se lo recomendó, estaba a las afueras de la ciudad, en un lugar muy tranquilo. Cuando llegamos note que era más elegante de lo que pensé y me quede mirándolo como buscando una explicación.
- No te preocupes tengo como pagar, no tendrás que quedarte lavando los platos.
- Que gracioso Cullen, pero no es eso, no sabía que vendríamos a un lugar tan elegante.
- Acaso esperabas que te llevara a un Burger King – Ambos reímos, entrelazo su mano en las mías y me guio hasta la entrada del lugar.

Nos dirigieron a uno de los apartados del lugar y de inmediato un mozo tomo nuestras ordenes. Mire el lugar contemplando los hermosos decorados y lo elegante del lugar.
- ¿Te gusta?
- Es muy hermoso Edward – Le sonreí.
- No más que tu mi Bella – Tomo mi mano entre las suyas – Yo quiero pedirte algo – Mi corazón latía a una velocidad que no estaba del todo segura que fuera sana – Pero antes tenemos que hablar…quiero explicarte a que se refería Emmett con lo de pez gordo….



>