Entre tus alas - Capitulo 22


Capitulo 22

Al fin estaba en Italia, mas especifico en Siena. Mi corazón latía a mil por horas por la anticipación de ver nuevamente a Edward, camine llena de felicidad por la calles de aquel lugar que me era tan desconocido, pero que con certeza pronto sería muy familiar, pues había tomado la decisión de quedarme junto a él.
Mis amigas se encargarían de presentar mi carta de renuncia al día siguiente, no quería preguntas ni nada, estos días me dedique a dejar en orden todos mis casos, por lo que no sería difícil para nadie saber qué hacer, de todas formas podrían contactarse conmigo por cualquier eventualidad.

Durante estos días quise contactarme con Rosalie Hale, como me pidió que la llamara, para ultimar los detalles de su inminente divorcio, mas me fue imposible localizarla, al parecer se había marchado del país sin avisar a nadie.
El taxi que tome apenas puse un pie fuera del aeropuerto, estaba próximo a llegar a la Chigiana, aquel fue el primer lugar que visitaría, si no le encontraba allí, me iría hasta el hotel donde me dijo que estaba, daría vuelta aquella ciudad con tal de verlo.
El chofer me indico que habíamos llegado al lugar, agradecí infinitamente que pudiéramos comunicarnos en nuestros precarios conocimientos del idioma del otro. Le pague y le di una sonrisa, tenía el corazón a punto de salirse del pecho por la emoción. Llene de aire mis pulmones y me fui en busca de Edward, algo me decía que allí lo encontraría.
Como si de un milagro se tratara lo encontré, se veía tan hermoso que dolía, irradiaba una energía tan especial, me lleve las manos a mi vientre “Vamos a ver a tu papi”. Iba acercándome a él cuando una hermosa morena se le acercaba por la espalda, la sonrisa de Edward se ensancho aún más cuando esta tapo sus ojos, esa sonrisa que siempre egoístamente pensé que era para mí, él tomo sus manos y se dio la vuelta, aquella mujer le dio una sonrisa coqueta, cuando vi que se acercaba y Edward extendía sus brazos hacia ella, decidí marcharme, no solo de Italia sino que también de su vida.

- Gianna que rayos haces aquí – Edward se la quito de encima como si de la peste se tratara, jamás lo había visto actuar así y mucho menos con una mujer. Acaso no era su novia.
- Vine a verte – Hablo con un marcado acento italiano.
- ¿Cuándo entenderás que no quiero verte? – Al parecer se había olvidado por completo donde estaba, se veía tan ofuscado, solo lo veía así cuando Emmett estaba cerca.
- Yo solo quería conocer a tu bambina – Se acercaba hasta donde me encontraba junto a mi bebe, la acerque aun mas a mi pecho, no me gustaba en lo absoluto aquella mujer.  Cuando trato de acariciar a Hope, Edward tomo su mano y la alejo.
- Non voglio andare vicino a loro sono i miei più grandi tesori (No quiero que te acerques a ella son mis mayores tesoros) – No supe lo que dijo, pero algo en aquellas palabras molesto a Gianna quien se alejo de él.
- Lei non ti ama (ella no te ama) – No entendía en lo absoluto lo que decian, pero casi estaba segura que oi algo como ama....sera amor. Odiaba no saber italiano.
-Questo non è il tuo problema ... ora un buon momento outa (Eso no es tu problema...ahora marchate de una buena vez) – La voz de él estaba teñida con la furia.
- Adios – Se alejo con una sonrisa, volteo a mirarnos antes de abrir la puerta y marcharse.
Durante varios minutos ninguno de los dos dijo nada, hasta que Edward quien estaba de espaldas mirando por la ventana se volteo a verme.
- Perdona, ella no debía estar aquí – Se acerco lentamente a mí.
- Es tu novia ¿no? – Eso era lo único que realmente me molestaba, más que la misma presencia de aquella mujer en el hospital, era que ella ocupara mi lugar en su corazón.
- ¿Novia? – Su risa llenó la habitación y de paso despertó a Hope – Perdón – Llego a mi lado y con un gesto me pregunto si podía tomarla en sus brazos, a lo que asentí. Cuando la tenía cómodamente entre sus brazos, siguió hablando – Bella, Gianna es todo menos mi novia.
- ¿A qué te refieres con todo? – Si estaba tratando de mejorar la situación claramente no lo estaba logrando.
- Pues todo lo insoportables, obsesiva, maniática que puede ser un ser humano. He tratado de explicarle de todas las formas y maneras que la quiero lejos de mi vida, hay momentos en que creo que fui claro, pero luego al poco tiempo vuelve con energías renovadas.
- ¿Cómo supo donde encontrarte? – Vale lo reconozco estaba celosa y quería seguir escuchando que ella nada importaba en su vida.
- Eso siempre ha sido para mí un misterio, de alguna manera que ignoro siempre sabe dónde encontrarme….Dios es peor que un paparazzi – Edward iba de un lugar a otro paseando con nuestra bebe, se tarareaba una suave nana para hacerla dormir.
- Sera adivina – Él solo se encogió de hombros, decidí que este era el momento exacto para hablar, habían muchas cosas que aclarar entre nosotros. Sin importar si volviéramos o no a estar juntos necesitaba que las dudas que tenía se disiparan para al menos tener una relación armónica con él –Edward creo que necesitamos hablar.
- Si Bella, quiero saber ¿Por qué nunca me dijiste que seguías embarazada? – Honestamente no esperaba que aquel fuera el rumbo de nuestra conversación, sino que más bien quería saber cómo era que él había llegado a donde vivía, si era un lugar que él no conocía – Estoy esperando Isabella.
- Yo…- Dio un fuerte suspiro – Lo supe al momento que te marchaste.
- ¿Lo sabías la última noche que estuvimos juntos? – Agradecí estar sentada en la cama pues la mirada que acababa de enviarme me hubiese tumbado.
- Por supuesto que no, acaso olvidas que por esa razón te pedí tiempo. Lo supe cuando desperté, más bien lo presentí, tenía tanto miedo de estar volviéndome loca, que me negaba a creerlo, pero me hice un test de embarazo y resulto positivo, en vez de sentirme aliviada, creí morir, todo parecía tan irreal y decidí simplemente ver a mi doctora, estaba aterrada de que solo confirmara la pérdida del bebé, más lo necesitaba para mi paz – Una solitaria lagrima cayó en mi mejilla, entre tanto Edward dejaba a Hope en su cuna.
- Continua – Su voz sonaba fría, tan distinto al Edward que siempre estaba a mi lado.
- Cuando llegue dije que era una emergencia, no era una mentira. Me llevaron hasta la consulta y le explique todo, no pudo evitar regañarme por no haber ido de inmediato, pues aun cuando la perdida hubiese sido real, se necesitaba un tratamiento para que mi vida no peligrara – Aquello pareció alterar la máscara de frialdad que hasta ese momento él tenía, su mirada estaba cargada de miedo – Me hizo una ecografía y cuando oí los latidos de mi bebe sentí que el alma me regresaba al cuerpo. Cuando me pregunto quién fue el doctor que atendió mi emergencia y en qué lugar, le di los datos, pues deseaba de inmediato tomar contacto con él, había sido víctima de una negligencia que podría haber provocado que realmente perdiera a Hope.
- Maldito…ese mal nacido se va a arrepentir de vivir…lo voy a matar – Edward ya se dirigía a la puerta preso de una furia que nunca vi en él.
- Edward – Me levante haciendo uso de todas mis fuerzas – Cálmate – Tome su rostro entre mis manos.
- No puedo, casi perdemos a Hope y tal vez a ti….no puedo – Sabia que tal vez no era lo más indicado en aquel momento, pero simplemente no quise pensar y lo bese, tomo con suavidad sus labios y los uní a los míos, cuando pensaba alejarme no me lo permitió, me abrazo con fuerza de la cintura sin darme lugar a separarme de él. El beso subió de intensidad y no sé cuánto tiempo estuvimos así.
- Bella ha sido tanto tiempo…..tanto – Beso – Tenemos mucho que aclarar, pero déjame sentirte – Bajo sus labios a mi cuello – Estaba loco por tenerte – Apenas y podía hablar por lo que me dedique a sentir.
- Edward – Sus besos me estaban debilitando, eso y el parto de hace unas horas me estaban dejando rendida.
- Ángel…te am…- No pudo decir más pues su celular comenzó a sonar. Agradecí aquella interrupción pues necesitaba con urgencia recuperar el aliento. Me llevo con dulzura hasta mi cama y luego respondió, me indico que saldría de la habitación a lo que solo asentí.
No logre siquiera descansar un segundo cuando mis amigas llegaron, venían cargadas de regalos, un enorme de flores y globos.
- Te dije que el globo era muy poco original Bree – Decía mi amiga nada más entrar.
- Pero si es divino, además siempre el otro se puede reventar accidentalmente y solo quedara el nuestro.
- Hola – Decidí saludarla pues estaba segura que no habían reparado que estaba ahí.
- BELLA!!! – Aquel grito no solo logro demostrar que Bree no debía estar en un hospital, sino que nuevamente Hope se despertó. Mis amigas volvieron a ignorarme y toda su atención se desvió a mi hija.
- Es hermosa – Tanya la tomo en sus brazos – Serás la niña mas consentida del mundo.
- Eso ni lo dudes – Bree acariciaba suavemente su cabeza – Oh por Dios sus ojos son idénticos a los de Edward, perdón no debí mencionarlo.
- Buenas tardes señoritas – Ni siquiera alcance a responderles que él estaba aquí, pues en ese preciso instante Edward entraba a la habitación.
- ¿Edward? – Bree lo miraba como si acabara de ver un fantasma.
- Como tienes el descaro de aparecerte después de todo lo que has hechos sufrir a Bella, mejor vuelve con tu noviecita italiana.
- Bree – Le advertí.
- Por Dios Bella, no llevaban ni una semana separados y este – Lo indico con la cabeza – Ya tenía comida italiana.
- ¿Sabias de Gianna? – Edward solo me miraba a mí.
- Si – No tenía ningún sentido negarlo.
- Pero ¿Cómo?
- Te vio idiota.
- Bree será mejor que te calmes, que te parece  si vamos a la cafetería que está en frente.
- Yo no….- Tanya no espero respuesta, dejo a una dormida Hope en su cunita y se llevo a Bree arrastras.
- ¿Sabias de Gianna?
- Edward tenemos mucho de qué hablar, pero este no es el momento ni mucho menos el lugar.
- Esta bien, pero hablaremos Bella te lo aseguro – Asentí y luego mire todas las cosas que mis amigas habían traído, mi vista quedo clavada en las flores, se parecían mucho a las que Jane comenzó recibir.


Llevaba otro día más sin saber nada de Edward, realmente estaba empezando a entristecerme, pero no permitiría que aquello pasara tenía que tener el mejor ánimo del mundo por mi bebe. Apenas puse un pie en mi oficina vi un enorme ramo de flores, mi corazón se acelero al pensar que era él quien me lo enviaba. Apure el paso para salir de la duda.
- Buenos días Jane.
- Buenos días Bella.
- Qué flores más hermosas – Acaricie uno de sus pétalos.
- Si, me las envió mi novio – Me sonrío de manera extraña, mientras toda mi alegría se desvanecía por pensar en tonterías.

Edward estaba embelesado mirando a nuestra hija, tomo mi mano en la suya en un gesto tan propio de él que creo que lo hizo sin pensarlo. Yo estaba feliz y segura que el amor te vuelve vulnerable, todas las paredes que construí alrededor para evitar entregar mi corazón estaban abajo y el dueño de este, ya no me quería.
Unos pequeños golpes en la puerta rompieron el momento. Fue Edward quien grito adelante.
- Hija – Era mi madre quien corría hacia mi cama, unos pasos más atrás estaba mi papá.
- Mamá ¿Cómo estás? – Pero no encontré respuesta pues su mirada de inmediato se desvió hasta la pequeña cuna que estaba a mi lado.
- Dios. Ella es mi nieta – Solo sonreí – Es preciosa…Charlie ven acércate.
- Que tal Bells.
- Muy bien papá – Su mirada se dirigió a Edward – Charlie, papá…él es Edward Cullen –Avanzo hasta donde se encontraba mi padre y le estrecho la mano.
- Sr. Swan, un placer – En ese momento mi mamá lo miraba de hito en hito.
- Que hombre más guapo cariño…Soy Renee la madre de Bella – Edward tomo su mano y la llevo a sus labios.
- Más bien parece su hermana – Aquella frase tan cliché hizo que mi madre se sonrojara como una  colegiala.
- Que adulador – Mi mamá tomo a la pequeña entre sus brazos y la acerco a mi padre – Vamos Charlie que no muerde.
- Es muy hermosa tu hija Bells.
- Tan hermosa como su madre – Edward se sentó junto a mí.

Platicamos durante un rato, mis padres me comentaron que se estaban quedando en un pequeño hotel a las afueras de la ciudad, cada uno en habitaciones separadas agrego mi madre. De inmediato Edward los invito a hospedarse en su propio hotel, no sé como lo hizo, pero logro convencerlos a ambos e incluso aceptaron uno de sus autos para que el traslado fuese más sencillo. Ambos prometieron que apenas estuvieran instalados volverían a verme al hospital o a mi casa. Les dije que siempre serían bienvenidos y partieron felices.

- Gracias
- ¿Por qué?
- Por ser tan amables con ellos, no era necesario.
- Lo era, necesitas estar tranquila. Bella necesito pedirte un favor.
- Lo que quieras – Tome su mano para darle más énfasis a mis palabras.
- Mi abuelo llega mañana, está loco por conocer a su bisnieta – Miro a nuestra hija – Bella él no sabe nada, no sé en qué punto estamos, pero él cree que tú y yo seguimos juntos…como novios.
- Oh – Comprendí lo que quería decir – Quieres que sigamos “pareciendo” novios.
- Si, solo por el tiempo que él esté aquí – Estuve a punto de preguntar ¿y después?, pero esta vez el sonido de mi celular no me dejo hablar más.
- Edward podrías pasarme mi bolso – Se paró de inmediato y fue en su búsqueda, no vio que estaba abierto por lo que al tomarlo boto todo su contenido.
Comenzó a recoger todas las cosas, pero una de ellas pude notar que llamo su atención, una pequeña caja negra, metió todas las cosas de un tirón  dentro del bolso, luego camino hasta la cama con aquella caja, antes de llegar la  abrió y su mirada solo era de sorpresa.
- Bella ¿de dónde sacaste este anillo? – Lo indicaba como si aquello fuera algo totalmente imposible

 Hola…espero  que hayan tenido un excelente fin de semana…Yo acá con un nuevo capítulo, espero que haya disipado algunas dudas….otras se aclararan próximamente. Como siempre GRACIAS TOTALES por sus comentarios me sacan una sonrisa XD!!!!
Tengo un pequeño aviso….si alguna de ustedes lee “La comezón del séptimo año”, les cuento que esta en el “congelador”….la tengo escrita a la antigua, pero solo comenzare a pasarla cuando termine algunas de mis historias….esta o “La última oportunidad”.

No las aburro más….que tengan una linda semana.
Besos
Lulu XD







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