Capitulo 23
Lo mire durante varios segundos
como tratando de entender a qué diablos se refería con que hacía yo con el anillo.
Acaso lo había olvidado, que el mismo me lo entrego antes de partir.
- Bella por favor di algo – Su voz
sonaba tan torturada que quise abrazarlo.
- Edward ese es el anillo que me
diste ¿acaso no lo recuerdas? – Yo me sentía tan angustiada como él al no
entender que estaba pasando.
- Imposible…esto es imposible –
Se tiro los cabellos en un gesto de desesperación, miraba hacia el anillo y
luego a mí como si una segunda cabeza acabara de salirme para luego volver a
repetir – Imposible.
- ¿Qué sucede? ¿Qué es imposible?
- Bella, ángel yo recibí esto – Dirigió
su mano hasta su cuello y note una cadena de la cual colgaba un anillo idéntico
al mío – Pensé que ya todo había acabado, que ya nada quedaba entre nosotros, pero
si tú nunca lo enviaste, gracias Dios… - No dijo nada más, solo se dirigió con
rapidez hasta mi cama y busco mis labios con desesperación, me beso sin
contemplaciones y lleno de pasión, sin siquiera pedir permiso sentí su lengua
inundando mi boca, pude sentir su sabor, estaba segura que si no estuviésemos en
una hospital y con nuestra hija a pocos metros hubiésemos acabado haciendo el
amor de manera bastante salvaje.
Tome el pelo de Edward para
acercarlo aún más a mí. Lo amaba, eso no había cambiado en lo absoluto en estos
meses, sin importar nada, sabía que debíamos hablar y aclarar muchísimas cosas,
pero mientras me deje llevar, lo había extrañado tanto y creo que él también a
mí. Sus labios comenzaron a bajar por todo mi rostro hasta llegar a mi cuello y comenzar a dejar besos en el, estábamos
en eso cuando oímos un sonido y luego una voz.
- Ustedes no cambian en lo
absoluto – Era la voz de William Cullen – Así que aplaudan y silben mientras me
encuentre con ustedes así evitamos que se coman a besos.
- Mi abuelo llegó – Murmuro Edward
aun con sus labios sobre mi cuello.
- Buenos días, Bella – Se acerco
a mí y tomo mi mano para besarla, luego miro hasta la puerta y le indico algo a
alguien que al momento entro con el peluche más grande que había visto en mi
vida y varias cajas más – Tony puedes dejar respirar a tu mujer – Edward se
separo de mí a regañadientes y se alejo unos pasos.
- ¿Qué es todo esto abuelo? –
Indico Edward frente a las cajas.
- Acaso no es obvio son regalos
para mi bisnieta – Su mirada se clavo en la pequeña cunita donde estaba Hope,
se levanto con dificultad hasta llegar a ella – Es preciosa, Bella, gracias por
mejorar los genes de mi familia. El padre de Edward era tan feo cuando era un recién
nacido, parecía una pasa arrugada o algo aun peor, claro no podía decirle a mi
adorada esposa que nuestro bebe era horrendo así que solo sonreía y esperaba
que al crecer algo cambiara.
- Abuelo como hablas así.
- Le ventaja de mi edad es que
puedo ser honesto sin importarme nada, además tú no eras muchos más lindo permíteme
decirte – Edward lo miro dudoso – Esperabas que aun cuando estuviera
distanciado de tu padre no iba a intentar verte, pues estas loco fue y te vi,
casi caigo de espaldas al ver que eras aun peor que tu padre al nacer.
- Abuelo.
- Abuelo nada, es la verdad, pero
ahora recupera la fe, esta niña es la cosa más hermosa que he visto en mi vida,
bueno después de su madre claro – No pude evitar sonrojarme ante el comentario.
- Muchas gracias, Sr Cullen.
- Deja esos formalismos para
aquellos que me lamen las botas, para ti soy el abuelo.
- Esta bien – Mire a Edward quien
asintió sutilmente – abuelo.
- Ahora será que podre cargar a
mi bisnieta. Ni se te ocurra decirme que no Tony o te juro que le cuento a tu
novia todas y cada una de tus peores vergüenzas.
- Jamás pensé en negártelo – Se acerco
hasta donde se encontraba nuestra pequeña y la cargo dulcemente en sus brazos –
Abuelo, te presento a Hope Cullen.
- Que nombre más hermoso – La tomo
en sus brazos – Bienvenida a la familia Cullen.
Edward se acerco y se sentó junto
a mí en la cama. Entrelazo nuestras manos y nos dedicamos a observar aquella
hermosa imagen, Hope en los brazos de su bisabuelo, que no paraba de hablarle y
decirle que sería la niña más consentida del mundo, luego nos miro a ambos.
- ¿Cuándo piensan darle un
hermano?, ni contesten lo más probable es que sea muy pronto. Teniendo en
cuenta que cada vez que los veo están uno sobre el otro – Edward iba a
replicarle, pero intencionadamente su abuelo le dio la espalda y se acerco a la
ventana con Hope en sus brazos.
Mientras jugueteábamos con
nuestros dedos y nuestras miradas quedaban enganchadas sentí que mi corazón se
llenaba de su amor, no hacían falta las palabras seguíamos queriéndonos. Edward
se acerco hasta mi oído y me susurro: “Tenemos
que hablar ángel”, estuve a punto de preguntarle ¿ahora?, pero el solo
respondió: “Pronto”, luego le dio una
suave mordida a mi lóbulo, no jugaba limpio. Estaba maquinando mi revancha
cuando un golpe y luego la aparición de una enfermera frustro mis planes
- ¿Cómo están?
- Bien y Hope dormida – Se dio una sonrisa la cual respondí.
- Me parece ¿ha comido ya?
- Hace un momento – Aún me enrojecía al recordar la mirada
de Edward al ver mi pecho descubierto dándole de comer a nuestra hija.
- Perfecto, debo llevármela un momento.
- ¿Por qué? ¿Qué sucede? – Mi voz sonó temerosa.
- Cálmese Sra. Cullen es para realizar revisión de rutina,
de hecho la doctora vendrá pronto a verla a usted también.
- Esta bien.
La enfermera se acerco hasta el abuelo que muy a su pesar le entrego a la
bebe, susurro algo muy bajo y luego se acerco hasta nosotros.
- Mi querida niña, me voy ya. Debes descansar vienen días
inolvidables para ambos.
- Muchas gracias por venir, abuelo.
- Jamás me perdería de conocer a mi bisnieta – Tomo mi mano
y la beso – Ey Tony espero que pronto lo que digo la enfermera sea real.
- ¿Qué cosa abuelo?
- Sra. Cullen me gusta – Sin esperar respuesta partió con
una sonrisa de oreja a oreja.
- Pues a mí también – Me pareció oírle decir a Edward.
- Edward tenemos que hablar y lo sabes. Aún no entiendo lo
del anillo.
- No creas que yo entiendo mucho más. A la semana de llegar
a Siena recibí en mi casa, este anillo – Me indico aquel que ya había visto – Aquello
me provoco un dolor que no tienes idea.
- Creo tenerla. Edward, ¿tú y Gianna nunca fueron nada? – Le
pedí con la mirada que me dejara terminar – Ni tu novia o amiga, nada.
- Bella ya te dije que apenas la tolero, la conocí el primer
día que llegue a Italia, sin querer chocamos o algo así. Me invito un café el
cual rechace, pero cuando insistió y para no ser un maleducada acepte. No sabes
cómo me arrepiento de aquello.
- Pero la viste nuevamente – Necesitaba saberlo, necesitaba
entender muchas cosas. En especial que significaba Gianna en la vida de Edward.
Llegue como todos los
días a mi oficina, o por lo menos como
acostumbraba a llegar el último tiempo, más parecido a un zombie que a un ser
humano. Salude a todos aquellos que se cruzaron en mi camino con un movimiento
de cabeza.
Cuando estuve
instalada en mi lugar de trabajo, entró una sonriente Jane y me entrego un
sobre.
- Buenos días Bella,
llego esto para ti – Lo dejo sobre mi mesa y salió antes de llegar a la puerta
se volteo a verme – Que tengas un lindo día – Dicho eso se alejo.
Mira aquel sobre
presintiendo que nada buen contenía, con manos temblorosas lo abrí. Vacie el
contenido sobre mi escritorio y no pude evitar el gemido de dolor que se me
escapo. Eran fotos de Edward, pero no estaba solo, la mujer con quien lo vi
estaba junto a él. Tomados del brazo cerca de una plaza o tomando café, se veían
tan felices….y yo desee morir en aquel instante.
- Bella ¿estás bien? – Edward estaba frente a mí.
- Si solo respóndeme, por favor.
- Si la vi, déjame terminar, ella también era alumna de la
academia era inevitable que la viera. Aunque trataba de escabullirme todo el
tiempo, por lo que solo la encontré un par de veces, pero siempre era
insoportablemente molesta, tratando de tomar mi brazo o invadiendo mi espacio
vital.
- Eso tiene mucho sentido.
- ¿A que te refieres?
- Que debemos aclarar muchas cosas – Tome el rostro de
Edward entre mis manos – Pero quiero que entiendas una cosa…nunca te devolví el
anillo, lo mantuve siempre cerca de mí – Estaba por besarme cuando un carraspeo
nos saco de nuestra burbuja de amor, Edward se paró rápidamente y se puso de
espalda a la persona que acababa de entrar.
- Lo siento – Era un doctor quien nos interrumpió - Soy el
Doctor Hummel – Extendió su mano para presentarse.
- Pero mi doctora – No pude evitar preguntar y recordar mi
anterior experiencia.
- Tuvo que atender una emergencia. No te preocupes estás en
buenas mano – Miro mi ficha Isabella – Me sonrió y note que era bastante
atractivo y que no me había llamado Sra. Cullen como todos en aquel hospital –
Vamos a ver como se encuentra está hermosa mamá – Se acerco con su fonendo
hasta mi pecho, pero no alcanzo a llegar ahí, pues la mano de Edward lo impidió
- Edward Cullen – Interrumpió – El hermoso papá.
- Buenas noches Sr. Cullen – Le extendió la mano – Un gusto.
Le lance una mirada de descontento a Edward por su actitud
tan grosera, él solo me miro y soltó un bufido, para luego alejarse tan solo
unos pasos y estar atento a cada movimiento del doctor Hummel.
- Veo que estas en perfectas condiciones – Me ayudo con mi
bata.
- Gracias ¿Cuándo podre irme?
- Si todo sigue bien en dos días – Fruncí el ceño – Es por
tú seguridad Isabella.
Iba a agregar algo más, pero Edward llegó a mi lado y tomo
mi mano.
- Muchas gracias doctor, pero si no necesitaba seguir su
revisión no le quitamos más de su valioso tiempo – No entendía la actitud de
Edward quien no me miraba, su vista estaba clavada en el doctor.
- Buenas noches – Se dio la vuelta y se fue.
- Edward ¿Qué fue eso?
- Nada, solo le dejaba saber al doctorcito ese que tú eres
mía – Quise rebatirle, pero sus labios apresaron los míos y olvide todos mis
argumentos.
Tal como lo dijo el doctor, dos días después iba rumbo a mi
departamento con mi bebe en mis brazos, ambas nos encontrábamos en perfectas
condiciones, luego de darme un par de indicaciones, nos dejaron partir.
Como era de suponer William Cullen encanto tanto a mis
padres como a mis amigas, quienes no dejaban de alabarlo y reír con sus
ocurrencias. Con mi Charlie hablaron durante horas de pesca, mientras me
visitaban en el hospital y se prometieron organizar un viaje ambos.
Edward decidió que debía vivir conmigo para ayudarme con
Hope, estuve tentada a decirle que no, pero no pude hacerlo, todavía nuestra relación
se encontraba en terrenos peligrosos y no me atrevía a desandar lo poco que habíamos
logrado en esos días.
Al llegar mis padres, mis amigas y el abuelo estaban en el
departamento esperándonos. Lleve a mi bebe hasta su cuarto para que continuara
con sus dulces sueños. Estuvimos un rato platicando hasta que Hope despertó,
esa fue la señal de todos para marchar, prometiendo que mañana vendrían a
visitarnos.
- Yo voy - Se levanto
Edward y fue rumbo a su cuarto, mientras terminaba de despedir a nuestras
visitas.
Una vez que ya no quedaba nadie fue rumbo a la habitación de
Hope, Edward la tenía en sus brazos y le cantaba una canción de Stevie Wonder.
- ¿ Isn't she lovely? – Le pregunte sonriendo y acercándome a
ellos.
- Es la canción perfecta…acaso no es adorable nuestra hija –
Abrió sus ojitos y podría jurar que nos miro a ambos, luego los cerro hasta
quedarse completamente dormida. Edward la dejo suavemente en su cuna y luego se
volteo a verme – Ángel creo que llegó finalmente el momento de hablar…
Hola a todas!!!!! Cómo
va la vida….acá yo dejándoles un nuevo capítulo….espero que les guste….gracias
por sus reviews!!!
Les cuento que ya
estamos entrando en la recta final de la historia…en algún momento pensé en
alargarla un poco más, pero decidí no hacerlo no quería que perder el rumbo y
que después esto no tuviera ni pies ni cabeza. A ciencia cierta no sé cuantos
faltan, pero creo que unos cuatro más.
Espero sus
comentarios
Besos
Lulu XD