Capitulo 16
Por un instante Bella olvido algo
tan básico para sobrevivir como respirar, quiso tener fe de que todo aquello era
producto de una pesadilla, pues en un sueño Edward la miraría con amor y no de
esa forma, tan llena de rabia y resentimiento. Él aún sostenía su mano y ahora
se la llevaba a los labios, haciendo la actuación perfecta de dos desconocidos
que acabaran de conocerse.
- Pensé que no vendrías – Le digo
Emmett.
- No me perdería esta fiesta por
nada – Soltó lentamente la mano de Bella sin dejar ni un instante de mirarla.
- Bella, te encuentras bien –
Pregunto su amiga como una manera de
salvarla y llevarla a otro lugar.
- Creo que necesito
refrescarme un momento – Miro a Emmett y
luego tomo el brazo de Jane, no tuvo fuerzas de mirarlo a él.
Bella miro su rostro en el
espejo, parecía un animal asustado, pese a que su maquillaje y peinado estaban
perfectos, si alguien se acercaba lo suficiente para verla notarían su
contrariedad. Bajo la cabeza derrotada, no lograba entender todo lo que estaba
pasando, pero una parte de si brincaba de alegría al volver a verlo, Edward
estaba ahí y aunque la odiara, haría que todo fuera más sencillo con su sola
presencia, solo tendría que imaginar que su compromiso sería con él y no con
Emmett.
- Cada vez que huyes te escondes
en los baños no es así Isabella – Su voz la saco de sus pensamientos y la dejo
paralizada. Apenas tuvo fuerzas para levantar la vista y mirarlo por el espejo.
Sus ojos verdes la miraban de tal manera que provocaban miedo y excitación por
partes iguales.
- Edward…yo – No sabía que
decirle, que lo amaba, sabía que si lo dijera no se lo creería, así que
simplemente le pregunto lo más sencillo – ¿Qué haces aquí? – Lo dijo sin
voltear a verlo y aferrándose con todas sus fuerzas al lavabo, sentía que en
cualquier minuto se desmayaría
- No es obvio – Le dio una
sonrisa sin una pizca de humor – Vine a conocer a la prometida de mi hermano –
Se acerco a ella acortando la distancia existente entre ambos.
- ¿Hermano? – Sintió como uno de
sus brazos se aferraba con fuerza a su cintura y la acercaba a su cuerpo. Sus
labios bajaron lentamente por su cuello y luego subieron hasta su oído donde él
le murmuro suavemente.
- He venido por ti Isabella y
nada podrá impedirlo.
-0-
La mansión Swan bullía de
actividad aquella mañana. Luego de la fiesta de la noche anterior, todos parecían
correr. Su madre la despertó asegurándole que tenían una noticia que darle. Se vistió
lentamente, pues suponía a lo que se refería. Una vez que no pudo seguir
demorando lo inevitable, bajo las escaleras y el penúltimo escalón quedo
petrifica.
Edward acababa de salir muy
sonriente del despacho de su padre, mientras que Emmett solo salía disparado y
azotando las puertas.