Entre tus alas - Capitulo 26


Capitulo 26



Por un instante tuve la certeza que mi corazón estaba cerca de explotar de tanto amor que sentía hacia Edward, el hombre de mi vida y futuro marido, era increíble como en tan poco tiempo él se ha transformado en un motor fundamental de mi existencia y además me había dado el regalo más grande, mi hija, nuestra hija.


Después de su propuesta nos besamos hasta que tuvimos que parar por el bien de ambos, pese a que lo deseaba con todas mis fuerzas, aun no me sentía del todo bien, ni preparada para volver a hacer el amor con mi novio, creo que lo amaba aún más, si eso fuese posible, por el simple hecho de que él me entendiera y no forzara la situación. 


Nos dormimos abrazados el tiempo suficiente antes que Hope reclamara nuestra atención. Edward insistió en ser él quien la cuidara, pero cuando se dio cuenta que su llanto era por tener hambre, entendió que sus buenas intenciones no eran del todo útiles en aquel momento.

  

No pude evitar sonrojarme al notar como la mirada de Edward quedaba clavada en mis pechos desnudos, trate de cubrirlos, pero sentí como suavemente su mano me lo impedía.

- No te cubras – Fue su respuesta a mi pregunta silenciosa. Simplemente le sonreí hasta que lo vi salir de la habitación y a los pocos minutos sentir el agua de la ducha correr, solo esperaba que no fuera demasiado fría.


Cuando volví a la habitación lo vi con una toalla anudada a su cintura, estuve tentada de seguir sus pasos con respecto a las duchas heladas, pero él simplemente me sonrió, se puso su pantalón y se fue directo a la cama, para luego invitarme a dormir rodeada por sus brazos.



A la mañana siguiente temí que la noche anterior solo fuese un sueño, pero al ver que un anillo descansaba en mi dedo, supe que todo era verdad muy pronto sería la Sra. Cullen, ahora sin dudas ni plazos de por medio, amaba a ese hombre y me ligaría a él de todas las formas posibles.


Pese a lo cómoda que me sentía, había algo que no dejaba de dar vuelta en mi mente, se lo comente a Edward que estaba desperezándose a mi lado y él estuvo más que de acuerdo con ello. Tanto fue así que se ofreció el mismo a llevarme, pero le recordé que Hope aún no estaba en edad de cuidarse sola y que mi madre vendría en unas horas más, por lo que tendría que quedarse hasta que llegara de mi oficina y llevara a cabo mi dimisión.



Decidí que lo mejor era renunciar al bufete, porque consideraba que era éticamente reprobable llevar un caso donde mi clienta era una mujer a la cual no deseaba ver y que se había encargado de destruirme,  si es cierto estaba mezclando lo personal con lo profesional, pero todo lo sucedido me parecía una razón del suficiente peso para mi alejamiento de la firma. No podía hacer bien mi trabajo sabiendo todo lo que Rosalie King había hecho.


Aun cuando quisieron que me quedara, me negué, le explique a Michael parte de mis motivos y al parecer los comprendió, solo me advirtió que la información del caso era confidencial, estuve tentada a decirle que aquella advertencia era innecesaria, pero comprendí que estaba cumpliendo con su deber.


Se acerco a mí y me abrazó fuertemente, mientras sentía como su mirada no se despegaba de donde estaba mi anillo.

-Siempre espere que todo fuese distinto entre nosotros – Beso mi frente y se marcho de la que hasta hace unos momentos era mi oficina.

Por un instante quede petrificada en mi lugar, que significaba aquello, acaso Michael….sacudí mi cabeza de ideas que ya no tenían sentido y me dispuse a recoger las cosas que ahí habían. Era extraño, pero siempre pensé que me costaría dejar este empleo, pero ahora no sentía pena ni desazón, sino un profundo alivio. Lo único que me provocaba nostalgia era no ver a diario a mis amigas, mas eso siempre tendría solución, ellas eran más que mis amigas, eran mis hermanas.





Apenas puse un pie en el departamento y luego de pedir un informe detallado de nuestra hija, Edward me lleno de preguntas, la que mas llamo mi atención fue la que me hizo en referencia a mi antiguo jefe.

- ¿Cuan mal lo tomo Michael? – Su mirada en mi era penetrante como tratando de ver si omitiría información respecto a lo sucedido.

- ¿A qué te refieres? – Si lo reconozco, no deseaba decirle que beso mi frente y me dio a entender que siempre espero que termináramos juntos, sabía lo celoso que podía ser mi adorado novio.

- Bella, creo que ambos lo sabemos –Se acerco hasta donde estaba y me acorralo en el sillón.

- Pues para que lo sepas, solo me deseo lo mejor y se despidió de mi.

- No soltó ninguna frase cursi.

- No tendría por qué hacerlo, nuestra relación siempre fue laboral.

- Pues solo porque tú, mi dulce amada no quiso que fuera de otra forma – Lo mire interrogante – Vamos ese hombre te ama – Iba a decirle que estaba equivocado, pero se inclino aún a mí y decidió que era mejor usar mi boca en su provecho, unió nuestros labios en un beso posesivo y demandante, que como siempre me dejo sin respiración – Eres mía Bella, solo mía.



La semana paso sin mayores problemas, al parecer “ellos” ya no estaban al acecho y se habían tragado lo de nuestra separación, el único problema a nuestro casi perfecto plan es que si estaban siguiendo a Edward, como creíamos, deben de haberse encontrado con la sorpresa él que estaba viviendo conmigo, así que decidimos ir una más allá y pedirle ayuda a William Cullen.


Él era amigo de los padres de Rosalie, pero al saber lo que ella fue capaz, quiso de inmediato pedirle cuentas y decírselo a sus amigos, le pedimos que no lo hiciera y que más bien nos ayudara. Su parte era muy sencilla, hacer correr el rumor entre sus amistades, entre ellas los Hale, que su pobre nieto debía vivir junto a la madre de su hija, pues era la única forma de asegurarse que ella no escapara junto a la bebe, pero que la relación entre nosotros estaba irreparablemente rota.

- ¿Han pensado en las repercusiones? – Nos dijo mirándonos a ambos.

- ¿Qué quieres decir? – Lo miro Edward no entendiendo muy bien a qué se refería.

- Tony…Tony….me estas pidiendo que hable mal de una de las personas más decentes y hermosas que he visto en mi vida. Cuando la hagas la Sra. Cullen, espero que sea muy pronto, muchos hablaran de Bella y si su reputación comienza manchada pues se verá muy difícil cambiar eso, jovencito.

- Realmente a mi no me importa lo que los demás piensen de mi abuelo – Le respondí sinceramente, mientras Edward y las personas que amaba supieran la verdad, el resto no me interesaba – Así que no se sienta mal en actuar. Sé que lo hará formidable – Le regale una sonrisa que él de inmediato me devolvió.

- Además abuelo una vez que suceda lo que tenga que suceder, podremos demostrar que fueron una seria de malentendidos los que nos llevaron a estar separados – Edward tomo mi mano libre, en la otra estaba Hope plácidamente dormida.

- Que sucederá Tony.

- La verdad, abuelo, solo la verdad.





Para reforzar aún más nuestra supuesta separación decidí ir hasta la oficina de Edward, donde sabía estaba Jane, si ella era la fuente de información de esos dos, aquella nueva escena de peleas confirmaría aun más que sus ´maquinaciones habían tenido éxito.

- Buenos días – Salude fríamente

- Bella – La mira con rabia – Buenos días.

- Necesito hablar con Edward…ahora.

- Lo siento está en una junta.

- Acaso se está negando – Sin esperar respuesta avance a su oficina y abrí las puertas.

La mirada de Edward demostró lo sorprendido que estaba por mi acción, estaba por sonreírme cuando le hice un gesto para que no arruinara el plan. De inmediato una máscara de frialdad cubrió su rostro.

- ¿Qué forma es esa de entrar Isabella?

- Lo siento Edward, trate de impedírselo.

- Puedes retirarte Jane – Y así lo hizo.

Edward se levanto y vino hacia mí, quiso besarme pero no lo deje, lo quede mirando unos segundos y me fui al otro extremo de la oficina.

- ¿Qué pasa ángel?

- ¿Edward?

- Así me llamo.

- No, así te llama Jane, no debería ser Sr. Cullen – Se acerco a mí y me abrazo por atrás.

- ¿Celosa?

- No, claro que no – Sentí sus labios en mi cuello.

- Segura – Susurro en mi oído para luego tomar entre sus labios mi lóbulo, me estaba dejando sin defensas y lo sabía. Así que como no me gustaba perder, me di la vuelta y lo lleve hasta la pared más cercana.

- Eres mío Cullen – Enterré con fuerza mi dedo en su pecho para que entendiera mi punto.

- Hasta el último respiro de mi alma, ángel, tuyo de nadie más – Antes de que pudiera besarme me aleje de él – Eres malvada.

- He venido a pelear contigo – Sin darme tiempo a nada me tomo con fuerza de la cintura, yo solo le sonreí – Eres un maldito Cullen – Le grite, mientras dejada besos por todo mi rostro.

- Y tu que eres Isabella – Mordí su lóbulo – Una loca – beso en la mejilla – Una mentirosa – beso en su cuello.

- Como te atreves – Lo lance con fuerza hacia el sofá para luego subirme en el – Con qué derecho me hablas así – Lo dije muy cerca de sus labios los cuales capturo de inmediato.

- Con el derecho de ser al padre de tu hija – Me iba a levantar cuando tomo mi muñeca y la beso – No, tu no te vas de aquí Isabella.

- Claro que me voy, imbécil – Nos dimos un último beso antes de mi muy teatral salida de su oficina.


Mire una vez a Jane, quien me sonreía con suficiencia, mientras oímos como algo dentro del despacho de Edward se quebraba. Si no fuera abogada, estoy segura que la actuación seria mi camino.


Antes de abandonar el edificio un mensaje de Edward “Soy tuyo Bella y te amo”, no pude evitar estar el día completo con una sonrisa idiota.



Con todas aquellas series de acontecimientos, era un hecho para muchos que el empresario Edward Cullen apenas y podía estar en la misma habitación que la madre de su hija, además si mantenían algo similar a una relación era solo por el bien de la niña. Al parecer todo estaba resultando tal como lo queríamos y solo faltaba la última parte de nuestro plan.





Todo estaba preparado para la fiesta, no podía negar que estaba un poco nerviosa, aquella era finalmente la noche donde “ellos” recibirían su merecido. Lo mejor de todo es que ni siquiera lo verían venir.  Como era obvio yo no debía ser vista hasta el momento preciso, estaría algo así como en la sombras. Edward se negaba a dejarme ahí, pero era necesario, en aquel momento él era el  rostro visible de todo.

- No me gusta no poder gritarles a todos que eres mía – Se acerco y me abrazó

- Ya lo harás, cuando todo esto acabe – Inhale su aroma y me acomode en su pecho.

- Te amo ángel, nunca lo olvides – Beso mi frente.

- Nunca lo hare – Estaba por marcharse, pero lo tome de su chaqueta – Te amo también.



Comenzaron los discursos de agradecimientos por la cuantiosa donación de las empresas Cullen a los hospitales de niños, hablaban de la importancia de tener responsabilidad empresarial, de unirse a este tipo de cruzadas, de ayudar a otros cuando la vida te ha sonreído, esto último lo entendía a cabalidad, la vida simplemente me había dado mucho por lo que estar agradecida y una de ellas, estaba de pie en el escenario.

- Bueno amigos, solo quiero decir que los agradecimientos no son necesarios, las donaciones que realizamos, las hacemos de corazón porque creemos en el trabajo de estas instituciones. Ahora para que entiendan mejor su labor quisiera mostrarles un video.


Las luces se apagaron  y aproveche aquello para sigilosamente ubicarme tras una columna. El video no llevaba más de treinta segundos cuando todos comenzaron a murmurar e incluso a lanzar exclamaciones de sorpresa y molestia. No pude evitar sonreír al ver el primer objetivo cumplido y a uno de “ellos” acabado.


El video mostraba Rosalie en distintas actitudes que sonrojarían hasta al más libertino. Además no era cualquier tipo de video, sino que uno de tipo sexual, los sonidos que llenaron el ambiente no daban lugar a dudas, su acompañante era  Emmett McCarty, su amante pues la fecha que indicaba el video demostraba que en esa época ella aun se encontraba “felizmente” casada con Royce King III o al menos eso pensaban todos lo que en aquel momento miraban la enorme pantalla.


El problema no era solo que toda la alta sociedad de Nueva York era testigo del debut de “ellos” en las películas para adultos, sino que los protagonistas se encontraban entre los asistentes al evento. Mire a sus lugares y vi que sigilosamente trataban de levantarse de su mesa, al parecer Edward también lo noto, pues solo dejo que la cinta se reprodujera unos segundos más y pidió que las luces fueran encendidas, en el momento exacto en que los actores se marchaban.


Edward con su mejor rostro de sorpresa pidió explicaciones por lo sucedido a su equipo. Mientras el resto de la gente le lanzaba miradas de desdén a Rosalie y Emmett quienes al parecer habían perdido la capacidad de movimiento, pues estaban congelados en el lugar que quedaron al encenderse las luces.


Mi novio tomo el micrófono y pidió disculpas por aquel bochornoso incidente, aseguro que encontraría a los responsables de aquel acto. Para calmar los ánimos comento que realizaría un nuevo anuncio.

- Amigas y amigos solo les reitero mis disculpas por tan inmoral video que atenta contra las buenas costumbres y las normas de conducta que todo ciudadano respetable comprende y respeta – Edward estaba haciendo un excelente trabajo como instigador – Es por esta razón que mi siguiente donación es para las damas que realizan trabajo voluntario en el hospital de  Nueva York, cuya labor es un ejemplo para todos. Mi donación consiste en el 90% de las acciones de “McCarty Cia”, lo cual las transforma en las accionistas mayoritarias de la empresa, siéntase libres de hacer lo que deseen con ellas, todo sea para conseguir fondos.


Emmett al fin salió de su estupor y trato de irse contra Edward, pues aquello significaba la ruina financiera de su empresa, pues pasaba la mayor parte de esta a la beneficencia, perdiendo así el control completo de ellas. No sé muy bien que hizo Edward para poder comprar las acciones, solo sé que aquello significaba el hundimiento definitivo de McCarty.


Como era obvio Emmett no logro siquiera llegar al escenario cuando unos guardias lo detuvieron y lo sacaban fuera de la fiesta. Luego de ver todo eso estaba marchándome yo también hasta la habitación donde esperaría a Edward, pero al escuchar que me llamaba desde el escenario me hizo detenerme.

- Bella, ángel. Me harías honor de subir – Lo mire sin entender mucho, pero de todas formas me acerque a él. Cuando llegue al escenario tomo mi mano y me ayudo – Antes de terminar esta noche quiero hacer un último anuncio, más bien de índole personal. Esta maravillosa mujer que ven junto a mi me ha hecho, no solo el hombre más feliz de la tierra, al darme el regalo más grande que un hombre como yo puedo aspirar, nuestra hermosa, perfecta y saludable hija, Hope Cullen, sino que además me ha aceptado en su vida y en muy poco tiempo más tendré el honor de llamarla Sra. Cullen, por mi mujer, mi alma gemela, el amor de mi vida….Isabella Swan pido un brindis – Vi como todos alzaban sus copas en el momento exacto en que Edward me besaba – Ahora si me disculpan, nos vamos.


Bajamos del escenario tomados de la mano y felices, hoy se cerraba al fin un capitulo doloroso de nuestra vida con la certeza de  tener  el resto de nuestras vidas juntos para escribir los siguientes  rodeados de nuestro amor, un amor que nos envolvió entre sus alas.



Fin



Hola…primero que todo les pido una disculpa por la tardanza, pero este capítulo me costó bastante. Sé que dije que este sería el penúltimo, pero simplemente fluyo de tal manera que se ha transformado en el final de la historia…eso si les prometo un epilogo!!!!


No les diré adiós ni nada pues todavía nos queda un poquito más….solo les diré GRACIAS por sus comentarios!! Si pudiera encantada les regalaría una noche con Edward, Emmett, Jasper, Jacob o Carlisle (Hay para todos los gustos) pero como no puedo espero mandarles las energías positivas necesarias para que al menos sueñen con ellos.



Ya no las aburro más y nos vemos en un capítulo más

Besos

Lulu XD











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