La última oportunidad - Capitulo 16


Capitulo 16

Por un instante Bella olvido algo tan básico para sobrevivir como respirar, quiso tener fe de que todo aquello era producto de una pesadilla, pues en un sueño Edward la miraría con amor y no de esa forma, tan llena de rabia y resentimiento. Él aún sostenía su mano y ahora se la llevaba a los labios, haciendo la actuación perfecta de dos desconocidos que acabaran de conocerse.
- Pensé que no vendrías – Le digo Emmett.
- No me perdería esta fiesta por nada – Soltó lentamente la mano de Bella sin dejar ni un instante de mirarla.
- Bella, te encuentras bien – Pregunto su amiga  como una manera de salvarla  y llevarla a otro lugar.
- Creo que necesito refrescarme  un momento – Miro a Emmett y luego tomo el brazo de Jane, no tuvo fuerzas de mirarlo a él.

Se alejaron lentamente del lugar, ninguna hablaba, Bella debido al shock de volver a verlo y Jane simplemente porque no sabía que decir. Pese a que ya se habían separado lo suficiente de ellos, era inevitable para ella sentir la mirada de Edward en su espalda. Se cruzaron con Rose camino al baño y le explico que iba a refrescarse un momento, como siempre su hermana no ahondo más en el asunto y se fue.

  
Edward la observo marcharse y estuvo tentado de seguirla de inmediato, necesitaba hablarle y no estaba dispuesto a esperar, ya lo había hecho durante cuatro meses, pero al parecer su hermano había decidido que era un buen momento para platicar.
- ¿No has venido con mamá? – Pensó en darle varias respuestas, una peor que la otra por aquella pregunta tan estúpida, era obvio que llego solo, de otra forma Esme estaría pegada a ambos.
- No, vine solo. Sabes que mi relación con ella no es del todo cercana.
- Nunca lo he entendido, a mi manera de ver yo debería ser el que no quisiera verla – Una especie de sonrisa curvo los labios de Emmett.
- Tú no creciste en una mentira, yo si – Con eso trato de dar por finalizado el tema, pero una voz femenina llegó hasta ellos.
- Hijos – Era su madre quien se acercaba con una sonrisa en los labios.
- Madre – Saludo fríamente Edward.
- Buenas noches mamá, me alegra que estés aquí – Emmett beso su mejilla.
- No me lo perdería por nada del mundo. Que sorpresa más maravillosa verte aquí Edward.
- ¿Mi padre no viene? – Fue lo único que dijo.
- En un momento – Esme trato de tomar el brazo de su hijo, pero este lo esquivo y sin decir más se fue de ahí.


Jane trato de reconfortar a su amiga, tratando de ver algo positivo en todo lo que estaba ocurriendo, Bella solo movía la cabeza con pesimismo.
- Tal vez es una señal.
- De que alguien en el cielo me odia.
- Tal vez vino por ti – Jane le sonrió alegremente – No seria romántico, el príncipe rescatando a la princesa – Suspiro por la imagen que creó su mente.
- No soy una princesa y dudo que él sea el valiente caballero que quiera rescatarme, más bien parecía el ogro que quiere apresarme.
- No viste Shrek – Bella la miro sin entender – No todos los ogros son malos.
- Jane ¿Qué voy a hacer? – Se llevo las manos al rostro.
- Por el momento, calmarte un poco…mira voy a ver donde esta Edward…tú quédate aquí.
- En este momento no existe otro lugar donde quiera estar.

Vio como su mejor amiga salía del lugar, ella se sentó unos minutos en la elegante silla que estaba en un rincón de la habitación, solo estuvo ahí unos segundos, pues simplemente no podía estar sin moverse.

Bella miro su rostro en el espejo, parecía un animal asustado, pese a que su maquillaje y peinado estaban perfectos, si alguien se acercaba lo suficiente para verla notarían su contrariedad. Bajo la cabeza derrotada, no lograba entender todo lo que estaba pasando, pero una parte de si brincaba de alegría al volver a verlo, Edward estaba ahí y aunque la odiara, haría que todo fuera más sencillo con su sola presencia, solo tendría que imaginar que su compromiso sería con él y no con Emmett.
- Cada vez que huyes te escondes en los baños no es así Isabella – Su voz la saco de sus pensamientos y la dejo paralizada. Apenas tuvo fuerzas para levantar la vista y mirarlo por el espejo. Sus ojos verdes la miraban de tal manera que provocaban miedo y excitación por partes iguales.
- Edward…yo – No sabía que decirle, que lo amaba, sabía que si lo dijera no se lo creería, así que simplemente le pregunto lo más sencillo – ¿Qué haces aquí? – Lo dijo sin voltear a verlo y aferrándose con todas sus fuerzas al lavabo, sentía que en cualquier minuto se desmayaría
- No es obvio – Le dio una sonrisa sin una pizca de humor – Vine a conocer a la prometida de mi hermano – Se acerco a ella acortando la distancia existente entre ambos.
- ¿Hermano? – Sintió como uno de sus brazos se aferraba con fuerza a su cintura y la acercaba a su cuerpo. Sus labios bajaron lentamente por su cuello y luego subieron hasta su oído donde él le murmuro suavemente.
- He venido por ti Isabella y nada podrá impedirlo.
- Me voy a casar con Emmett, soy su prometida…no puedo – Su voz era apenas un susurro pues los labios de Edward recorrían sus hambres llenándolo de besos húmedos.
- Aun no lo eres – La volteo para dejarla frente a él bajo hasta sus labios y la beso – Y no lo serás.

Edward salió del baño como si los sabuesos del infierno pisaran sus talones, nada resulto como tenía planeado, entró a aquel lugar al ver que la joven que acompañaba a Bella salía. Iba dispuesto a todo con tal de obtener respuestas y lo único que hizo fue besarla, no hubo gritos ni peleas, solo sus labios tocando su piel, besando su boca. De solo recordarlo sentía que el espacio de sus pantalones se estrechaba.

Maldita sea por provocarle aquello, pero acababa de idear un plan y si todo salía como lo esperaba, tendría toda una vida para buscar respuestas y obtener todo el placer que pudiera darle Isabella.

Bella aun se tocaba los labios cuando Jane llegó a su encuentro, la miro interrogante y ella solo pudo sonreír.
- Creo que este baño hace milagros – Miro a su alrededor como buscando alguna pista – Lo siento no pude encontrar a Edward.
- No importa creo que ya estoy mejor – Tomo el brazo de su amiga – Vamos.

Cuando finalmente volvieron al salón Bella noto que Edward hablaba con Emmett y Charlie, su padre, quienes lo observaban serios, por un momento pensó que él les estaba contando que ya se conocían y muchas más cosas, pero luego los tres rieron y de alguna manera aquello la tranquilizo. Jane también observaba la escena.
- No sabía que Emmett riera.
- Para mí también es una novedad.
- Alerta a tú izquierda – No alcanzó a huir, pues su hermana Tanya ya estaba a su lado.
- ¿Quién es ese dios griego junto a papá y Emmett? – Una oleada de celos perturbo a Bella.
- Es su hermano – Por un instante estuvo tentada a no revelar su nombre, pero sabía que era una tontería, tarde o temprano lo sabría – Edward Cullen.
- Así que él es el famoso hermano de tu prometido.
- ¿Sabias de él?
- Todo el mundo, Isabella, claro excepto tú parece – Como siempre su hermana la miro con desdén – Son hijos de la misma madre, de hecho creo que su relación es algo así como un jardín de espina.
- Que poética Tanya, no sabía que los podías hacer odas con los chismes – Jane no pudo contenerse de confrontar a la hermana de Bella.
- Piérdete Jane, le harías un favor al mundo.
- Y si tú lo haces, le harías uno a tu marido.
- Por favor, no peleen – Bella tomo el brazo de su amiga y la aparto de ahí.
- No sé como la soportas.
- ¿La familia no se elige? – Ambas rieron para luego detener a un camarero y tomar un vaso de champagne cada una, sintiéndose como dos niñas haciendo una travesura
- No te parece gracioso, no tienes aún edad para beber, pero si para casarte – Bella levanto su copa.
- Brindemos por eso.

La cena estaba por comenzar, pero de alguna manera que no  podía explicar, el ambiente se había enrarecido. Emmett no estaba por ninguna parte, tampoco su padre. Edward conversaba con su hermana Tanya quien estaba coqueteándole descaradamente, se sintió fuertemente tentada a ir hasta ellos y sacarle la mano que en ese momento recorría uno de los brazos de su…sacudió la cabeza ¿su qué? su nada o tal vez su todo.

Su madre la llamo un momento, mientras se alejaban unos pasos de la gente y el bullicio del lugar, le sonreían a cada uno de los invitados.
- Isabella tu padre me ha pedido que te avise que tu compromiso ha sido suspendido – Pensó que estaba soñando y se contuvo de no dar saltos de alegría, pero también sintió miedo, no entendía que estaba pasando.
- ¿Por qué?
- No lo sé, así que ahora entraremos y les sonreiremos a todos. Serviremos la cena y nos retiraremos.
- Pero, madre la gente querrá saber que sucede – Y ella también.
- Nada sucede, solo que la fecha de tu compromiso sea aplazado.
- ¿indefinidamente?
- Vamos – Fue la única respuesta de su madre.

La cena transcurrió entre el murmullo de los invitados y miradas furtivas, Emmett y su padre llegaron en el momento exacto en que comenzó a servirse el primer plato, como era de esperar ninguna dijo nada. Solo se sentaron ahí y actuaron como si aquella fuese una comida más y no una fiesta de compromiso.

Cuando finalmente el postre acabo, la fiesta también lo hizo. Nadie explico nada, sino que los invitados, al ver que el tan esperado anuncio no se haría, simplemente comenzaron a marcharse. Se despidieron como si nada fuera de lo común acabase de ocurrir, aunque aquello no significara que mañana todos los detalles y conjeturas de lo sucedido inundarían los salones de la ciudad.

Edward se acerco a despedirse de los Swan, cuando llego a ella tomo su mano y deposito un beso en ella,  hecho eso se marcho. Lo mismo hizo Emmett y sus hermanas, para finalmente hacerlo sus padres y ella. 

El camino fue hecho en completo silencio, cuando finalmente llegaron Bella se despidió de su padres y subió a su habitación, lo único que deseaba era descansar y dormir, todo lo sucedido parecía un mal sueño, así que una vez se quito el maquillaje y su vestido, se alisto y se acostó con la esperanza que el día siguiente fuera mucho mejor.



La mansión Swan bullía de actividad aquella mañana. Luego de la fiesta de la noche anterior, todos parecían correr. Su madre la despertó asegurándole que tenían una noticia que darle. Se vistió lentamente, pues suponía a lo que se refería. Una vez que no pudo seguir demorando lo inevitable, bajo las escaleras y el penúltimo escalón quedo petrifica.

Edward acababa de salir muy sonriente del despacho de su padre, mientras que Emmett solo salía disparado y azotando las puertas. Miro para todos lados tratando de encontrar una respuesta en alguna parte. 

Su padre acababa de salir e iba a su encuentro, extendía los brazos en su dirección como si se tratara del día más importante de su vida, mientras Edward la esperaba en una esquina con una sonrisa de  suficiencia. Quiso gritar de la frustración de presentir que su vida estaba por cambiar y ella aún no lograba enterarse cuanto.
- Isabella, mi querida hija – Nada bueno podía suceder, Charlie Swan la llamaba así solo cuando quería algo de ella.
- Buenos días padre – Acepto la mano que le extendía y finalmente bajo el último escalón.
- Los mejores días, en especial para ti Bells – Aun con su mano en la de su padre se acercaron a Edward.
- Buenos días Sr. Cullen – No sabía de qué otra forma llamarlo.
- Por Dios deja los formalismos de lado, hija – Era la voz de su madre que aparecía por el pasillo.
- ¿Formalismos? – Miro a su madre sin comprender nada.
- En especial si…- Edward interrumpió a René.
- Isabella, le he pedido tu mano a tu padre y él ha aceptado – Se volteo hacia Edward para observarlo con incredulidad – En dos semanas más nos casamos….


 Chic@s acá un nuevo capitulo...gracias por los comentarios y las reacciones!!! Espero que les guste

Besos

Lulu XD
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