Capitulo 17
Cuando finalmente tuvieron un
momento a solas Isabella tuvo miedo de hablar, tenía tantas cosas que decir y
preguntas que hacer, pero simplemente sentía que no podía hacerlo. Edward
estaba en una esquina mirándola, como el depredador que mira a la presa que está
a punto de cazar.
- Pensé que la noticia de nuestro
compromiso te haría más feliz ¿sucede algo Isabella?
Bella trato de encontrar en sus
palabras alguna pista o indicio que la ayudara a entender que estaba pasando,
cual era el plan que estaba maquinando, pues si tenía una certeza era que su
matrimonio con Edward Cullen no estaba motivado por el amor.
- ¿Qué quieres Edward? ¿Por qué
haces esto?
- Me creerías si te dijera que me
aburrí de la soltería y tú fuiste lo más cercano que encontré para casarme –
Pese a que sabía que él estaba dolido por como resultaron las cosas, no era
menos cierto que sus palabras le dolían.
- No, pero ya te conozco
Isabella, no creo tener las fuerzas necesarias para iniciar otro cortejo,
además se que eras virgen al acostarnos, lo que me dice, pese a la mala imagen
que tengo de ti, que no eres una mujer fácil. Así que seré el primer y único
hombre en tu vida – La miro esperando su reacción, una parte de él esperaba
verla llorando, necesitaba hacerla sufrir de algún modo como una forma de
hacerla pagar por su abandono.
- Nos acostamos hace más de
cuatro meses, que te hace creer que no he estado con nadie en todo este tiempo,
incluso con Emmett – Sin darse cuenta Edward llegó a su lado hecho una furia,
la tomo con fuerza de los brazos y la llevo hasta la pared.
- ¿Con quién has estado? – Al ver
que no hablaba le grito – Respóndeme, maldita sea.
- Con nadie grandísimo idiota,
con nadie más que tú – Su agarre se hizo más firme.
- Escúchame bien Isabella, solo
lo diré una vez, tú eres mía, cada parte de tú cuerpo y de tú alma me
pertenecen.
- Y tú acaso me perteneces –
Bella mantuvo la mirada, sabía que en esta guerra declarada, perdería el más débil
y ella no estaba dispuesta a hacerlo.
- No, perdiste ese derecho el día
que te marchaste de mi lado – La soltó y se marcho sin decir nada más.
-0-
A pesar de que estaba por casarse
con el amor de su vida, Bella no podía evitar estar triste, Edward le había
dejado muy claro que su vida junto a él,
sería muy distinta a como pudo haber sido si no se hubiera ido. Al pedirle que le explicara porque deseaba
casarse, pese a que era claro que nada sentía por ella, él solo le respondió.
- Ya lo sabrás, solo espero que
entiendas que esto no es un cuento de hadas.
Isabella trato de explicarle las
razones de su partida tan abrupta de su lado, él simplemente se negó a oírlas diciendo
que aquello ya no tenía sentido, pues todo estaba más que claro, cuando trato
de replicar, él la tomo en sus brazos para besarla y hacerla olvidar incluso su
propio nombre y dejarla sin respiración.
-0-
Cuando sintió que ya no podía más
trato de buscar respuestas en sus padres, al menos merecía aquello, en especial
si los últimos años de su vida lo único claro era su inminente matrimonio con
Emmett y ahora de un día para otro su prometido era Edward Cullen.
Como siempre su padre apenas y le
dio una respuesta. Estaba sentado en el escritorio de su despacho y ni siquiera
la mira al hablarle.
- Simplemente era lo más conveniente
para ti.
- ¿Para mí? ¿O para ti padre? – Finalmente
capto su atención y levanto su vista.
- Para ambos – Bella iba a decir
algo más – Fin de la discusión
-0-
Todo estaba preparado para su
matrimonio, las invitaciones habían sido enviadas en tiempo record, el salón gracias
a la fuerza del dinero contratado pese a la lista de esperas de meses y el
vestido de novia de alta costura realizado en menos de dos semanas, en
apariencia todo era perfecto.
Edward caminaba como león
enjaulado por la habitación del hotel, el día anterior le había dicho a Bella
que no tendrían luna de miel y que volverían de inmediato a Nueva York. Sabía
que aquello era una mentira, pues antes de partir dejo todo preparado para
tomarse unas largas vacaciones, pero no lo haría, no confiaba en él con Bella
lejos de todo y de todos, se aterrorizaba de pensar que podía volver a caer a
sus pies.
Tan absorto estaba en sus
pensamientos que no sintió que alguien tocaba su puerta y que al no escuchar respuesta
había entrado a la habitación, cuando noto que no estaba solo en la habitación,
volteo en dirección a la persona que allí estaba.
- ¿Qué haces aquí? – Se dirigió con
pasos firmes a su encuentro.
- Solo quiero que me respondas
algo ¿estás seguro de lo que haces?
- Si – Simplemente se abalanzo hacia él y lo
beso…