Capitulo 18
Edward mantuvo su vista clavada
durante unos minutos en la puerta por donde acababa de salir Isabella, una
parte de él admiraba la determinación que demostraba y que no se aminorara con
su mirada, pero la otra no quería esa actitud en ella, para sus egoístas planes tenerla asustada era
mucho mejor.
Cuando sintió un golpe en la puerta
pensó que sería nuevamente ella, pero era Victoria quien le decía que todo
estaba listo. Solo atino a asentir e indicarle que saliera, apenas lo hizo él
la siguió por el pasillo que lo llevaría hasta el salón donde se llevaría a
cabo la boda.
Se negó a recorrer su camino
hasta el altar junto a su madre, en cambio dio largas zancadas y se instalo ahí
a la espera de su prometida, junto a él estaba Emmett que obraría de padrino,
aquello resultaba totalmente descabellado, pero no supo ni quiso pedírselo a
alguien más.
Apenas el ambiente se lleno de
las primera notas del Ave María, supo que Isabella venía en camino, ya la había
visto hace unos momentos así que estaba seguro que su aparición no significaría
nada, pero apenas la vio aparecer supo lo equivocado que estaba. Se veía aun más
hermosa, su rostro cubierto por un velo, le daba un aire entre angelical y
misterioso, por un instante se sintió tentado de ir por ella, pues realmente la
espera en el altar lo estaba matando. Cuando finalmente su mano estuvo junto a
la suya, sintió paz y supo que nunca podría separarse de ella.
Para Bella la ceremonia fue un borrón
en su memoria, lo único que jamás olvidaría sería la mano de Edward sobre la
suya, tomándola con tanta firmeza que por primera vez en su vida sintió que
estaba en su hogar y que aquello, pese a parecer una locura, era correcto, nada
que fuera tan bello podía estar mal.
Oyó como él pronunciaba con
firmeza sus votos y luego el “acepto”, para ella fue un poco más difícil, en su
interior bullían tantas emociones, que tartamudeo en algunos pasajes, pero al
momento de aceptarlo como su marido, su voz fue clara y sin lugar a dudas.
Cuando el ministro finalmente le
señalo que podía besar a la novia, tuvo miedo que Edward la rechazara, en
cambio este tomo su rostro entre sus manos y la beso, como aquella vez, cuando
en una feria había unido sus vidas de manera simbólica, aquella le dio
esperanzas de que no todo estaba perdido entre ellos.
Edward tomó la mano de su mujer y
la llevo por aquel pasillo, ni siquiera le importo que muchos casi corrieran
para alcanzarlos y darles las felicitaciones. Se la llevo hasta los ascensores
donde subirían unos minutos a su habitación.
Una vez en ella se quedo mirando
a Isabella, durante lo que ella le parecieron horas, aunque fueron solo
minutos. Quiso decir algo, pero simplemente no supo que, así que para evitar
hacer un ridículo decidió callar.
Así fue todo el tiempo que
estuvieron en aquel lugar, ambos sumidos en sus propios pensamientos y tratando
de adivinar que era lo que el otro pensaba.
Antes de bajar trato de quitarse
el velo que a esas alturas le incomodaba. Edward noto como luchaba con aquel
trozo de tela y sin esperar que se lo pidiera, la ayudo con él. Sus manos se
rozaron al sacar ambos una de las horquillas que lo afirmaban.
Edward capturo su delicada mano y
se la llevó a los labios depositando un beso en ella, luego le sonrió y la
termino de quitar el velo. La ayudo a salir y con las manos entrelazadas
llegaron hasta el salón.
Fueron recibidos con aplausos por parte de los invitados, se dirigieron hasta la pista de baile y una canción lleno todo el ambiente, por un momento Isabella pensó que soñaba, pues solo una persona en este mundo sabía que esa era su canción favorita y no solo eso, sino que era la que siempre añoro bailar con Edward, Can't Take My Eyes Off You de Muse, bien sabia que muchos otros la cantaban, pero esa versión la que a Bella más le gustaba.
Sintió las manos de Edward rodearla la cintura y sonriéndole.
You're just too good to be
true
can't take my eyes off of you
you feel like heaven to touch
i wanna hold you so much
at long last love has arrived
and i thank god i'm alive
you're just too good to be true
can't take my eyes off of you
can't take my eyes off of you
you feel like heaven to touch
i wanna hold you so much
at long last love has arrived
and i thank god i'm alive
you're just too good to be true
can't take my eyes off of you
- ¿Como lo
supiste? – No pudo evitar preguntar Bella.
- Lo adivine –
Beso su mejilla, mientras disimuladamente miraba a una sonriente Jane.
Pardon the way that i stare
there's nothing else to compare
the sight of you makes me weak
there are no words left to speak
so if you feel like i feel
- Fue Jane.
- Para ser una
muchachita pequeña realmente es de temer, me amenazo con hacerme sufrir de las
peores maneras sino que te hacia feliz, claro de paso me hablo de esta canción.
please let me know that it's real
you're just to good to be true
can't take my eyes off of you
I love you baby
and if it's quite alright
i need you baby
to warm the lonely nights
i love you baby
trust in me when i say
oh pretty baby
don't bring me down i pray
oh pretty baby
now that i've found you
let me love you baby, let me love you
- ¿Le obedecerás? –
Bella se trago la pregunta que realmente deseaba hacerle, si acaso la haria
feliz.
Edward la miro,
pero no le respondió, en cambio la hizo dar una vuelta en la pista.
You're just too good to be true
can't take my eyes off of you
you feel like heaven to touch
i wanna hold you so much
at long last love has arrived
and i thank god i'm alive
you're just too good to be true
can't take my eyes off of you
I love you baby
and if it's quite alright
i need you baby
to warm the lonely nights
i love you baby
trust in me when i say
oh pretty baby
don't bring me down i pray
oh pretty baby
now that i've found you
let me love you baby, let me love you
Durante el resto
de la canción ninguno dijo nada más, no era necesario hacerlo, en aquel momento
las palabras salían sobrando, parecía que estuvieran en su propia nube, pero
cuando finalmente termino, Edward hablo.
- A nuestros lugares la actuación
debe continuar - Y con aquella maldita
frase toda la magia pareció desaparecer al segundo.
Bella miro a todos los invitados
desde su mesa, todos ellos parecían más bien actores contratados para la
ocasión, se venía felices y dichosos por la feliz pareja. Eran los mismo que
semanas antes la llenaron de parabienes en la fallida cena de su compromiso,
quienes ahora consideraban que ella y Edward era una pareja celestial.
- ¿Qué sucede? – La voz en
susurro de Edward le hizo volver a la realidad.
- Nada – Pensaba que realmente
era un buen actor, cualquiera que los viera pensaría que efectivamente él la
amaba, su mirada la hacía sentir la mujer más importante, pero decidió no hacer
caso de ello, sabía muy bien que esto no era ni siquiera parecido al amor él ya
había sido muy claro al respecto.
- Sonríe todos nos están mirando – Lo dijo cerca de su
oído y aprovecho de capturarlo entre sus dientes, provocando oleadas de
estremecimiento en todo su cuerpo – Deseo que todo acabe pronto.
Ella solo lo miro y no respondió,
no quería ilusionarse pensando que Edward quisiera algo más, que siquiera
pensara en tocarla o hacerle el amor. Movió su cabeza como tratando de sacar
aquellas ideas, él la miro curioso, pero no dijo nada más.
Edward estaba más allá de la
paciencia, quería sacar a Isabella, su mujer de
aquella ridícula fiesta y llevársela hasta el cuarto que estaba tan solo
unos pisos más arriba del lugar donde estaban. No podía por mas que trataba
dejar de mirarla, cada acción o reacción eran seguida por él, necesitaba saber
que pensaba, tanto o más que respirar. Esa era la única forma de entender todo
lo que le sucedía cuando la tenía cerca.
Hablo y se fotografió con cada
uno de los asistentes, oyó sus frases de buena crianza a las que ella o Edward
respondían con un asentimiento acompañado de una sonrisa, para luego seguir con
los demás invitados. Cuando al parecer aquello termino, él beso su frente y se
separo de Bella, prometiéndole que pronto volvería.
Miro a su alrededor en busca de
un rostro amigable y lo encontró. Cuando vio a Victoria no pude evitar sonreír,
ella había sido tan buena durante su estadía en Nueva York y algo le decía que
lo sería también en su regreso a esa ciudad.
- Puedo felicitarte – Sin esperar
respuesta alguna le dio un fuerte abrazo. Bella sonrió con aquel gesto, pero al
parecer su sonrisa no logro engañar a la suspicaz pelirroja - ¿Qué pasa?
- Nada ¿Por qué? – La mirada
intensa de Victoria la incomodo.
- Él te ama Bella – Se le quedo
mirando sorprendida – Puede parecerte que no en este momento, pero lo hace.
- Pero…como - No necesito terminar para que la entendiera.
- Lo sé….y aun cuando no entiendo
muy bien por que terminaron casados tan pronto, él te ama. Así que Bella solo
ten un poco de paciencia con Edward. Míralo como un animal salvaje que este
profundamente herido, pero que en el fondo solo quiere que alguien lo ayude.
- No sé si pueda hacerlo
Victoria. No sé si él quiere que lo haga.
- Lo quiere Bella, solo un poco
de paciencia y fe.
Ambos, aunque ninguno se lo dijo
al otro, se sintieron aliviados y felices cuando pudieron finalmente marcharse
a la suite del hotel. Mientras iban en el ascensor se dedicaron a mirarse, al
parecer eso era su actividad favorita, observarse en silencio. Cuando el
elevador paro supieron que ya estaban en su piso .
De inmediato Bella corrió hasta
el baño, no soportaba la tensión, asi que pensó en darse un baño, pero luego le
pareció ridículo aquello, por lo que decidió solo refrescarse y quitarse el
vestido. Tomo la bata y salió.
Miro hacia todos lados hasta que encontró
a Edward recostado en la cama con los brazos cruzados por detrás, en una pose
relajada, vio que su ropa estaba apilada en una silla, por lo que dedujo estaba
desnudo. Antes de que pudiera decir algo, escucho su voz de mando.
- Desnúdate Isabella.
Aquella orden molesto y excito a Bella por partes iguales,
ella sabía que Edward no sería cariñoso como la primera vez, pero odiaba esa
actitud de todopoderoso que mostraba ahora ante ella. Así que quiso desafiarlo.
Con la frente en alto, lo miro fijamente y le respondió.
- ¿Qué sucedería si no lo hago? – Edward la miro desde la
amplia cama donde estaba recostado y sus rasgos se tensaron.
- No querrás saberlo
– Trato que su voz sonara relajada, pero estaba muy lejos de sentirse así.
- Tal vez si…tal vez no – Bella comenzó a juguetear con el
lazo de su bata en una clara señal que
pensaba seguir con aquel juego.
Los ojos de Edward ahora estaban
oscuros por el deseo, miraba cada uno de los movimientos de Bella hasta que
finalmente soltó el nudo de la bata y pudo ver la delicada lencería que cubría
su cuerpo. De inmediato sintió como su anatomía, y muy especialmente una parte
de ella, reaccionaba ante su mujer.
- ¿Te gusta lo que ves? – Le pregunto Bella en un tono de
voz ronco y sensual que por un instante le sonó desconocida incluso a ella.
- Si – Fue la escueta respuesta
de su marido.
- Entonces ven por mi Edward – Le
lanzo la bata al rostro.
Como siempre cuando planeaba algo
con respecto a Isabella nada resultaba, ella siempre terminaba haciendo las
cosas difíciles y complicadas para Edward. Que feliz se hubiese sentido si
pudiera negarse a ella, rechazarla y simplemente dejarla ahí, pero simplemente
no podía, menos cuando estaba con aquella lencería que lo incitaba.
Con un gruñido se levanto de la
cama y fue tras ella, lo hizo de manera lenta como el león al acecho de la
oveja. Una parte de él sonreía victorioso al ver como su mujer enrojecía al
verlo completamente desnudo acercándose a ella.
Toda la resolución que sintió
hace unos instantes desapareció al verlo, su cuerpo majestuoso y su erección
tan potente como la recordaba, iban a su encuentro y ella temblaba como una hoja, lo que le permitió
recordarse que ella era una total inexperta y que él hombre que ahora estaba
frente a ella, era él único que la había tocado en toda su vida.
Cuando finalmente la alcanzó, sus
manos bajaron hasta tomar sus manos sus bragas, las cuales rompió de un solo y certero tirón, para
lanzarla por los aires, luego sus dedos subieron por su ombligo hasta llegar a
su pecho aún cubierto por el diminuto brassier que corrió la misma suerte que
la tela anterior, voló por los aires destrozado.
- Así es como te quiero – Le susurro
Edward quien ya bajaba las manos a su intimidad – Siempre dispuesta para mí –
Trazo círculos en aquel punto que ya latía por su contacto.
Bella solo pudo soltar un gemido
al sentir su toque, casi cae de espaldas cuando noto que Edward se arrodillaba
y besaba su intimidad, su lengua entraba y salía de ella con tormentosa
lentitud. Tuvo que aferrarse a sus cabellos para no caer, luego cuando la
lengua fue sustituida por sus dedos quienes trabajaban bombeando su interior,
creyó que si era posible morir de placer.
-Oh…Edward….Dios – Cuando finalmente
llego al orgasmo él la beso dejándola sentir su sabor.
Sin palabras la cargo para
llevarla hasta la cama donde la deposito suavemente para luego mirarla.
- Que me hiciste Isabella ¿Qué? –
Por supuesto no espero su respuesta y capturo nuevamente sus labios, toco
nuevamente su intimidad y al sentirla preparada de una solo estocada lleno su
interior.
Sus movimientos que comenzaron
siendo pausados, entraba y salía de ella mientras no dejaba de mirarla. Bella
tenía sus manos en sus hombros y la boca ligeramente abierta de la cual solo salían
gemidos de placer.
De un minuto a otro cambio el
ritmo por uno más apremiante, hasta que sintió como las paredes de su mujer se
estrechaban en torno a su miembro. Ambos gritaron sus nombres y Edward no pudo evitar morder el hombro de
Bella, para marcarla como suya.
Ella solo soltó un chillido por
la sorpresa, pero no dijo nada, decidió que sería mejor besarlo y lo hizo hasta
que se separaron por falta de aire.
Edward le dio una última mirada
antes de hablarle:
- Eres mía Isabella, nunca lo
olvides – Salió de su interior y simplemente de acomodo en su lado de la cama,
sin abrazarla o invitarla a compartir su espacio.
Dormirian en la misma cama, pero
separados, Edward podía compartir con ella el sexo, pero no la intimidad. Bella
supo que había comenzando su guerra, pero la ganaría, como que se llamaba Isabella Cullen.
El vuelo a Nueva York fue
tranquilo, antes de partir e incluso antes que Bella estuviera del todo
despierta. Edward volvió a hacerla suya, para luego llevarla hasta el baño y
compartir la ducha.
Se despidió de sus padres y
partieron al aeropuerto, apenas llegaron Edward le dijo que debía ir a trabajar
y que el chofer la llevaría al departamento, después de dejarlo a él en el MET.
Como era de suponer aquello no tenía lugar a replica así que simplemente
asintió.
- Si deseas salir dile a Steven
que te llevo. No salgas sola Isabella -
Aquello sonó como la orden de un padre a su hija, pero como no quería discutir
solo le sonrió.
- Claro Edward, así lo hare.
- Nos vemos – Tomo su rostro entre
sus manos y la beso.
Al llegar al departamento lo
recorrió, recordando cada espacio de aquel lugar, habían cambiado algunas
cosas, pero no disminuía en elegancia. Se fue hasta la habitación que había sido
por completo remodelada, vio su maleta y tomo una decisión, si quería que su
matrimonio comenzara bien necesitaba hacerle una propuesta.
Una vez lista con un traje negro
de sastre que la ayudaba a verse mayor, le indico a Steven que la llevara el
MET. Todo el camino lo hizo con una sonrisa, sabía que había una alta
probabilidad que no aceptara, pero al menos debía preguntárselo.
Cuando llegaron le indico al
chofer que la esperara y si había algún cambio le avisaría. Entro y recibió en
saludo y las felicitaciones de todos quienes vio a su paso. Al preguntar por
Edward le indicaron que estaba en su oficina.
Edward estaba a un paso de
dormirse al escuchar todo lo que Jessica le estaba contando, las últimas noches
apenas y había pegado un ojo, pues había mejores cosas que hacer, en especial si
tenía a su mujer a su lado.
Se levanto de su lugar para ver
si podía pensar en otra cosa, pero simplemente Isabella estaba por todo su
cuerpo y su mente, sintió rabia de no poder ser inmune a ella, a sus besos, su
piel, su aroma, de solo recordarla sentía que sus pantalones se estrechaban
producto de la erección que se estaba formando. Necesitaba sacársela o al menos
mantenerla alejada.
Jessica al parecer finalmente
terminaba su parloteo, pues vio que se paraba y se acercaba a él. En ese
momento noto que alguien tocaba la puerta, de una manera que solo una persona
lo hacía…Isabella. Supo que al no recibir respuesta la abriría, así que abrazo
a la bailarina que tenía en frente y enterró su cabeza entre sus cabellos, como
inhalando un aroma, aroma tan distinto al de su mujer, aquella actuación sería
lo suficientemente romántico para quien
los viera, en especial para que ella los viera.
Cuando Bella, al no recibir
respuesta, abrió la puerta y vio a su marido con aquella bailarina, sintió que
el color la abandonaba y llevo una mano a su boca, para sofocar el sollozo que
luchaba con salir. Edward levantó su cabeza y estaba sonriendo, aquello fue
simplemente insoportable y se marcho.
Edward sabía que aquello la haría
sufrir, pero no le importo. Siguió haciéndolo incluso cuando ya había logrado
su objetivo. La vio salir corriendo de su oficina y hasta podría apostar que
llorando, pero no quiso sentir remordimiento, necesitaba que su mujer se sacara
cualquier idea romántica de la cabeza y Jessica fue su arma secreta.
- ¿Qué fue eso Edward? – Una estupefacta
Jessica lo mirada pidiendo una explicación.
- Nada en particular.
- Me abrazaste – Lo dijo casi incrédula,
aun cuando fue a ella a quien le paso.
- Me acababas de felicitar,
supuse que un abrazo sería adecuado.
- No lo entiendo, te acabas de
casar y estas acá, no la extrañas. No quieres tenerla cerca… – Edward no
respondió, en cambio salió de su oficina esperando encontrar a su mujer aún en
el edificio.
No esperaba encontrarla tan
pronto ni mucho menos acompañada. Sintió su sangre arder al ver que uno de los coreógrafos
tenía la mano de su Isabella, entre las suyas.
- Suelta a mi mujer – El grito de
Edward resonó por todo el pasillo, pero no consiguió el efecto esperado, pues
en vez de soltar su mano se la llevo a sus labios y luego se marchó.
Edward pensó que ella iría a su
encuentro, pero como siempre nunca actuaba como lo esperaba. Isabella
simplemente siguió su camino hasta la salida sin escuchar como él le pedía, más
bien exigía, que se detuviera.
En pocos pasos le dio alcance y
la hizo entrar a unos de los cuartos de baile. Bella intento forcejear con él,
pero al darse cuenta que era inútil simplemente se quedo como congelada en su
lugar, rodeada por sus brazos, incluso cuando comenzó a besarla no le respondió.
Al ver que aquello era una
batalla perdida, Edward dejo de besarla, pero no la dejo ir, la acorralo en una
de las paredes.
- Mírame – Le exigió al ver como
cerraba con fuerzas sus ojos – Abre los ojos Isabella…por favor.
Aquello desarmo a Bella quien al
instante los abrió para ver también los de él, que la miraban de una manera tan
extraña y suplicante, que subió sus manos hasta su nuca para besarlo. Edward
suspiro aliviado al sentir los labios de ella en los suyos, pero no pudo evitar
recordar una conversación con su hermano Emmett, cuando sus hermosos ojos color
chocolate finalmente lo miraron.
- Me puedes explicar que viste en ella – Emmett estaba parado frente a
una ventana, mientras Edward se había acomodado en el sofá del estudio.
- Mejor dime que viste tú en ella.
Es apenas una niña.
- Lo dice él que se va a casar con ella – Edward bufó desde su lugar,
Emmett en cambio sonrió – La conocí en una fiesta, se veía tan hermosa con un
vestido azul de contrastaba con su piel pálida. Nunca me había sentido atraído de
esa manera por una mujer y que fuera prácticamente una niña, no ayudaba, estuve
casi toda la fiesta acechándola – Sacudió su cabeza – Hasta que supe quien era,
Isabella Swan.
- Asi que viste un vestido en ella – Emmett casi fulmino con su mirada
a su hermano quien parecía burlarse de él.
- No, cuando finalmente nos presentaron, vi sus ojos de un color
chocolate que nunca antes había visto, era la combinación perfecto de inocencia
y sensualidad, era apenas una muchachita, pero algún día sería una atractiva
mujer y sería mía. Hable con su padre y estaba más que gustoso en nuestro
compromiso. Por si no lo sabes todas las hijas de Swan están casadas con
hombres mayores y ricos, para Charlie es más importante el dinero que la
familia, así que simplemente tener a Bella a mi lado fue sencillo. Me encargue
de su educación y de enviarla lejos de cualquier distracción, supe quitar cada obstáculo
de mi camino, claro a excepción tuya. Bella…
- Isabella, su nombre es Isabella – Emmett lo ignoro.
- Al saber la noticia Bella, ni siquiera se mostro sorprendida, de
alguna manera ella tenía claro su destino. Incluso cuando la bese, creo que lo asumió
como parte del compromiso.
- La besaste –Aquello encendió la llama de los celos en Edward.
- Si lo hice y no me arrepiento, al principio fue apenas un roce, pero
en un descuido metí mí….- Edward se abalanzo contra él, pero Emmett esquivo el
golpe y lo obligo a calmarse.
- Y tu querido hermano ¿Qué le hiciste? Solo tomar su mano incluso en
aquel fin de semana en el hotel.
- ¿Cómo lo supiste?
- Cuido mis negocios, además ella era lo que siempre había querido en
mi vida.
- ¿Siempre has querido una mujer como Isabella?
- No Edward, entiéndelo bien, no quería a alguien como Isabella, yo quería
a Bella –Dio un largo suspiro – Más bien la amo…
Acá un nuevo capitulo....Gracias por sus comentarios y los espero para esta capitulo.
Un beso
Lulu XD