Recuerdame - Capitulo 12


Los personajes son de la grandiosa e inigualable Stephenie Meyer…la historia producto de tanto libro, película, serie y telenovela que he visto a lo largo de los años y que ha ayudado a mi IMAGINACIÓN!!!!


Capitulo 12


Edward POV

Desperté con los primeros rayos del sol filtrándose por la ventana de la habitación de Bella. Trate de moverme un poco, lo más cuidadosamente que fuese posible, pero no lo logre. Los brazos de ella estaban aferrados a mí de una forma totalmente extraña, como si no quisiera que me fuera de su lado, como si aquello siquiera fuese posible ya, la amaba más que a mi vida.

Sentí como se removía inquieta, al parecer un mal sueño la perturbaba. Acaricie suavemente su espalda tratando de tranquilizarla, hasta que sus hermosos ojos color chocolate se abrieron lentamente y me buscaron. La sentí suspirar aliviada al saberme a su lado. Se acerco a mis labios y me beso con tal desesperación que tuve que separarla para poder saber que era lo que le sucedía.


- Amor ¿Qué pasa? – La tome entre mis brazos y la abrace suavemente
- No me dejes nunca Edward – Intento bajar su rostro pero no se lo permití. Acaricie sus mejillas y busque su mirada.
- Ni la propia muerte me alejaría de ti, Bella – La bese tratando de hacerla entender la verdad de mis palabras.

Me perdí en la suavidad de sus labios y note como ella profundizaba aun mas nuestro beso. No entendía lo que le sucedía pero haría todo lo que estuviera en mis manos para calmarla. Además necesitaba hablar con ella de la visita a mis padres. Quería que fuera conmigo, que ellos la conocieran. Estaba seguro que la amarían tanto como yo. Poco a poco el beso subió su intensidad y si realmente quería hablar con ella tenía que hacer uso de todo mi autocontrol para no llegar más allá.

- Bella – La llame, pero parecía no escucharme – Bella, amor necesito…- Por un instante olvide lo que quería decirle, sus manos acariciando mi pecho hacían bastante difícil mi concentración. Así que decidí dejar de luchar y dejar a mi amada hacer lo que quería hacer.

Después de cumplir los deseos de mi maravillosa novia y darnos un baño muy especial. Decidí que era el desayuno el momento de hablarle del asunto del viaje.

- Amor estaba pensando….recuerdas que ayer te comente que hable con mi padre.
- Claro que lo recuerdo, estabas tan feliz.
- Lo estoy desde que te tengo a mi lado – Se acerco y me dio un pequeño beso – Bueno quería pedirte algo.
- ¿Qué cosa?
- Bueno me encantaría que me acompañaras a verlos este fin de semana – Note su mirada sorprendida, seguido de sus mejillas sonrojarse.
- Creo….que no es una buena idea.
- ¿Por qué lo dices?
- Edward tu vas a hablar con ellos, no sé si tomaran muy bien que llegues junto a mí.
- Amor ellos te amaran como yo lo hago.
- Trata de entenderme. No quiero molestar en tu reconciliación, yo quiero que todo esté bien entre ustedes, que primero arreglen sus cosas y después bueno….conocerlos.
- Yo quiero que ellos conozcan a la que inspiro todo, la que me sano.
- Y te prometo que los conoceré, pero prefiero que vayas tú primero.
- No hay forma de convencerte – Me acerque hasta quedar a escasos centímetros de ella y besarla.
- Creo que…no…Te amo – No necesite mas palabras para ser feliz.

Después de arreglar un par de cosas más en su departamento. Cada uno se preparo para ir a sus trabajos. La deje como siempre y nos despedimos, sin mucho ánimo de separarnos

Apenas llegue al hospital, tuve una reunión con el director. Quien me señalo que mi solicitud había sido aceptada, por lo cual dejaba mi trabajo en urgencias. Ahora dividiría  mi tiempo entre mi consulta y la investigación que comenzaría a realizar. Estreche su mano y salí con una sonrisa, que se ensancho aun más cuando vi quien me esperaba.

- Edward, hermano ¿Cómo estás?
- Emmett que alegría me da verte.
- ¿Ocupado?
- Dame un momento – Me dirigí a mi secretaria y le pregunte cuanto tiempo tenía hasta mi próximo paciente. Al parecer había cancelado por lo que tendría unos minutos para hablar con mi hermano – Pasa.
- No respondiste a mi pregunta ¿Cómo estás?
- Muy bien…debo decir que muy feliz.
- Lo noto por tú mirada….me contaron por ahí que nuestro padre hablo contigo.
- Si así es y de hecho planeo visitarlos este fin de semana.
- En serio!!!!....Que feliz va a estar mamá!!!! No me lo creo y a que santo debo agradecerle este milagro.
- Pues a ningún santo, más bien a mi novia.
- ¿Tú qué? – Me miro sorprendido – Tenemos mucho de qué hablar.
- Si es cierto, que te parece si vamos a cenar los tres esta noche.
- ¿Cenar? Me encanta la idea… ¿y a qué hora sería eso?
- Emmett faltan un par de horas.
- Bueno mientras tanto voy a comer algo para mantenerme en pie.
- Trata de no dejar desabastecida la cafetería – Me sonrió antes de marcharse.

Llame a Bella para contarle sobre la llegada de mi hermano, en un principio se negó a acompañarme porque era una reunión familiar, pero no la deje ganar esta vez. Recordándole que esta mañana ya había cedido. La convencí y quede de pasar por ella junto a Emmett.

Después de varias horas y un par de interrupciones de mi hermano mi día en el trabajo llego a su fin. Le comente que pasaríamos por Bella a su trabajo y luego cenaríamos.

- Debiste decírmelo al salir. Hubiese comprado provisiones para la espera.
- Por Dios Emmett son solo unos minutos más.
- Lo que son minutos para ti, para mi metabolismo pueden ser horas.
- Sabes creo que comes demasiado.
- Solo lo necesario para mantenerme – Solo rodé los ojos.

Bella POV

No podía negar que estaba nerviosa de conocer al hermano de Edward, me había hablado mucho de él y de sus padres, pero de todas formas me sentía nerviosa.
Vi que ambos me esperaban, cerca del auto, a pesar de ser hermanos se podía notar las diferencias entre ambos, pero aun así  tenían una mirada que te hacía sentir segura y muy comoda.

- Bella amor. Ven que quiero que conozcas a alguien – Estaba parada frente a su hermano – Bella él es mi hermano Emmett…Emmett ella es Bella.
- Encantado Bella. Edward no ha parado de hablar de ti ni un solo instante desde el primer día que te vio – Tome su mano y sentí mis mejillas arder.
- Gracias Emmett. Siempre tan honesto – Rescato mi mano y la unió con la suya – Ignóralo, siempre dice lo que piensa, pero nunca piensa lo que dice.
- Oye que imagen se hará de mí tu novia.
- La mejor de todas – Le sonreí.

Subimos al auto y nos dirigimos directamente al restaurant. Emmett parecía un niño pequeño, a pesar de su contextura de oso, irradiaba una ternura única que te hacía sentir bien y en mi caso también avergonzada, al parecer hacerme sonrojar lo divertía. Luego de varias bromas a mi costa supe que ya habíamos entrado en confianza y no podía negar que me sentía muy cómoda estando con él.

- Llevaba años sin ver a mi hermano tan feliz. Creo que debo darte las gracias Bella.
- No hay nada que agradecer.
- Pero es que te juro que no lo conocías antes era un verdadero amargado. Es impresionante ver como cambio en este corto tiempo.
- Emmett…acaso te hace feliz esto – Note como Edward fruncía el ceño.
- Por supuesto, esta ha sido una gran velada.
- Y Rosalie ¿como esta? – Pregunto Edward con una nota de demasiado interés.
- Trata de desviar el tema.
- Rosalie es tu novia ¿cierto? – Quería asegurarme en no errar en los nombres.
- Es más que eso es mi prometida. La mujer de mi vida…la luz de mis ojos….la razón de mi respiración….en resumen mi todo.
- Te entiendo – Edward tomo mi mano y la beso. Como había sido habitual durante toda la noche me sonroje.

La velada continúo alegremente. Emmett no paraba de comer y de tomarnos el pelo. Me conto un par de historias de Edward cuando era un niño. Notaba las miradas de mi novio hacia su hermano para evitar que continuara, lo que al parecer provocaba el efecto contrario, pues seguía contando más y más historias.

Una vez terminada la cena y con Emmett pidiendo comida para llevar. Lo dejamos en la puerta de su hotel y nos fuimos rumbo a mi departamento. Como siempre recién al amanecer nos dejamos vencer por el sueño, había cosas más importantes que hacer.

Cuando llego el día de su partida no podía dejar de sentir una sensación extraña oprimiéndome el pecho, trate de ignorarla, pero al parecer se estaba clavando como una garra. Pensé pedirle que se quedara a mi lado, pero no quise hacerlo estaba tan feliz por que hablaría con sus padres y arreglaría todo con ellos. No podía ser tan egoísta, él se merecía componer todo y sobre todo ser muy pero muy feliz.

No oí que entraba en la habitación hasta que unas manos aprisionaron mi cintura, acercándome a su cálido cuerpo e intoxicándome con su tan particular aroma.
- ¿En qué piensas? – Sentí sus labios en mi cabello.
- En lo mucho que te extrañare…
- Bella amor…- No lo deje continuar y me voltee aun en sus brazos.
- Te extrañare, pero soy muy feliz al saber que tú lo eres.
- Te he dicho que te amo.
- Honestamente no lo recuerdo.
- Pues Señorita Isabella Marie Swan La AMO!!!! – Sellamos su declaración con un beso.

Estábamos por llegar a algo más cuando el sonido del timbre nos hizo separarnos, seguido por varios e incesantes golpes en la puerta. Nos miramos unos segundos hasta que me regalo una sonrisa y se fue a abrir a su hermano.

- Emmett no soy sordo – Lo oí decir mientras salía de su habitación y me dirigía a saludarlo.
- Hola Emmett
- Bella ¿Cómo estás? – Se acerco y me dio un beso en la mejilla – Es una lástima que no nos acompañes, espero que no se le acabe el buen humor si no estás a su lado.
- Me están ignorando – Parecía niño chiquito
- Claro que no Eddie nadie lo ignora mi niño – Se acerco y apretó sus mejillas.
- Suéltame Emmett – No pude evitar reír al verlos como dos niños pequeños.
- No sin antes ver que me regales una sonrisa.
- Emmett suéltame – Al ver que su hermano parecía no ceder, le dio una sonrisa más cercana a una mueca extraña – ¿Feliz?
- No, pero se nos hace tarde
- Bella ¿vienes con nosotros?
- No. Debo terminar unos trabajos en la oficina, ya que ayer me tome la tarde – Cuando cruce mi mirada con la de Edward se me subieron los colores al rostro al recordar la maravillosa tarde que habíamos vivido.
- Veo que lo menos hicieron fue salir ¿no?
- Emmett por que mejor no me ayudas con las maletas.
- Pero…- No dijo nada más cuando su mirada se cruzo con la de Edward – Nos vemos Bella – Se acerco y me dio un beso de despedida.
- Bella cuídate mucho amor….no olvides que dejo mi corazón contigo.
- Y tú te llevas el mío Edward tu tampoco lo olvides.
- Nunca lo hare – Unió nuestras frentes y me dio un suave beso de despedida – Solo serán unas horas, pero se me harán eternas.
- Ni siquiera las notaras estarás con tus padres.
- Y tú con Alice. Me alegra que no estés sola.
- Si mi amiga está decidida a secuestrarme – Sonreímos y nos unimos nuevamente nuestros labios hasta que el sonido de una bocina nos saco de nuestra burbuja personal.
- Mejor me marcho o no se dé que es capaz mi hermano.
- Adiós…Te amo – Tomo mi rostro entre sus manos.
- Y tú júrame que nunca olvidaras que te amo y eres mi vida entera.
- Nunca – Nos dimos un último beso y salió de su departamento.

Me acerque a la ventana y lo vi. Nuestras miradas se cruzaron y me envió un beso a la distancia. Se indico su corazón e hizo un ademan de enviármelo. Mientras yo lo recibía. Me regalo una última sonrisa torcida y lo vi partir junto a su hermano.

Toda la noche tuve el mismo sueño que ya pensaba olvidado. Pensé que al estar agotada después del trabajo me permitiría dormir mejor, pero no fue así. Me removí buscando su cuerpo, pero recordé que no estaba a mi lado, sino que en casa de sus padres.
Hace apenas unas horas había llegado y estuvimos hablando un rato, no quise alargarme mucho. Estos días eran para sus padres y no se los quitaría.

Recién entrada la madrugada logre dormir un poco. Me levante cuando sentí los sonidos de la puerta. Mire el reloj y supe que no podría ser Alice, era fin de semana y jamás se levantaría antes del mediodía.
Cubrí mi cuerpo con mi bata y fue a abrir.

-¿Isabella Swan?
- Si soy yo
-Esto es para usted – Un hermoso ramo de calas estaba frente a mí. Lo recibí y firme la nota.
- Gracias.

Mire que tenía una nota y de inmediato reconocí la caligrafía  de esta. Abrí el sobre y con la punta de mis dedos recorrí las letras. Acerque las flores a mi pecho, me senté en el sillón y leí:

Bella este soneto me recordó a ti…

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angol, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Te amo nunca lo olvides…quedan menos horas para tenerte junto a mí.
Por siempre tuyo
Edward

Sin entender muy bien el por qué comencé a llorar desconsoladamente. Tenía la horrible certeza que estos serían los últimos recuerdos que tendría de nuestro amor.

>