Capitulo 1
- No nos presentas querido – Después
de varios segundos Alex reparo en Eve, le costó otros segundos encontrar las
palabras. Se aclaro la garganta en busca de su voz y finalmente dijo algo.
- Claro, Derek – La mujer se le
quedo viendo largo rato había algo vagamente familiar en él – Mi hijo.
- Perdón – Pestañeo varias veces
para cerciorarse que no estaba soñando y que lo que acababa de oír era cierto -
¿Tu hijo?
- Si – Aun cuando para Alex
aquello fue tan sorpresivo como al parecer lo fue para ella, no necesitaba
pruebas para saber el vínculo que tenia con Derek, era su hijo y cada parte de
él lo sabía.
- Mucho gusto – La frase pareció más
bien una pregunta, pero de todas maneras se acercó al muchacho y lo saludo – Y esta
adorable jovencita es ¿tu hija?
Aquello hace que Alex casi caiga
de espaldas, Elisa era todo menos su hija, pero como podría presentarla sin
dejar ver sus sentimientos, la forma en lo hiciera lo delataría.
Elisa estaba intentando por todos
los medios posibles pasar desapercibida, aquello era un arte que llevaba su
vida entera cultivando, pero que al parecer en los últimos días había perdido
su encanto pues cada vez que lo intentaba al parecer lograba el efecto
contrario. Lo peor era que lo que menos quería era conocer a esa mujer que
llamo querido a Alex. De hecho en aquel preciso momento por su mente pasaban
distintas imágenes de cómo hacerla desaparecer.
Y casi quiso hacerlo cuando le
pregunto si ella era hija de Alex, acaso existían siquiera un parecido entre
ellos o algo que pudiese creer que tal estupidez tenía sentido, estaba por
contestar, pero Derek se adelanto.
- No. Elisa es mi novia.
-0-
Elisa estaba vagando por toda la
casa, Alex había tratado por todos los medios de que se sintieran a gusto y
ella trataba de sentirse así, además le gustaba el hecho de poder estar en
todos los lugares donde él estaba, tocar las cosas que él tocaba, mirar lo que
sus ojos veían.
Estaba en eso cuando llego hasta
la biblioteca, tan llena de libros y tan propia de él, aquel lugar decía a
gritos quien era su dueño. Inhalo con fuerza para perderse en su aroma, esa
mezcla de tabaco y café que nunca había podido olvidar y que tantas veces trato
de buscar en otro.
Leyo las portadas de varios,
hasta que se decidió por uno de Henry Miller, estaba hojeándolo. Cuando noto
que había una fotografía en una de las paginas. La imagen era borrosa, pero
aquel lugar donde había sido tomada le era vagamente familiar a Elisa, luego al
darla vuelta vio que algo tenia escrito.
“Elisa….tú fuiste un soplo de luz, la pureza de la juventud”
La foto cayo a sus pies y un
recuerdo vino a su memoria.