Capitulo 2
Encuentros y propuestas
Isabella estaba casi segura que
si daba un paso más caería, si tan solo hubiese sido advertida que ese día
caminaría hasta quedar sin aliento hubiese decidido usar un calzado más cómodo
y no aquellos zapatos que eran tan encantadores como inútiles para ese
día. Supuso, ahora sabia que
erróneamente, que solo irían por su vestido y después de una última prueba se
irían a casa, pero su madre parecía empeñada en recorrer cada rincón de Londres
donde existiera alguna tienda, en busca de algún accesorio más o zapatos o que
fuere que creyera que necesitara.
Cuando estaban por entrar a la
tienda numero mil, según su exagerada apreciación, le pareció ver a alguien que
le pareció muy familiar, pese a que lo vio de espalda, trato de acercarse pero
su madre la arrastro hasta el interior, pese a eso no dejo de mirar por la
ventana con la esperanza que se volviera y pudiera saber si lo conoció o solo
lo estaba confundiendo con alguien más.
- ¿Te gusta en azul o en rosa? –
La voz de su madre sonó lejana – Isabella te hice una pregunta.
- Perdón, me decías – Trato de
concentrarse en lo que acababan de decirle.
- ¿Azul o rosa? – La mirada de la
muchacha siguió siendo interrogante – Las cintas, niña, las cintas.
- Oh – Realmente aquello no le
importaba en lo absoluto, pero sabía que si no decía algo ahora su madre se
enojaría bastante – Azul.
Después de oír la respuesta
volvió su atención a otras de las cosas que la dependienta le mostraba mientras
Isabella seguía a la espera de ver el rostro de aquel hombre que de alguna
manera le recordaba a alguien. Luego de varios minutos viendo hacia el exterior
sin ningún resultado, finalmente su madre termino las compras y salieron de
ahí.
Bella se adelanto unos pasos para
ver si la cercanía la ayudaba a saciar su curiosidad, como era de esperar su
madre le grito.
- Isabella detente – Y cuando
hablamos de gritar nadie lo hacía mejor que Renee Swan, lo más probable es que
hasta el Francia la hayan oído.
- Madre yo solo…- No logro
terminar pues en ese preciso instante finalmente él se volvió hacia donde
estaban y pudo saber finalmente que su intuición no fallaba, era él – Edward –
murmuro bajito.
Edward oyó una voz de la mujer,
demasiado familiar para sus oídos, gritando el nombre Isabella y de inmediato tuvo la necesidad de voltearse para saber
si se trataba de quien él creía, habían pasado varios años desde la última vez
que escucho aquel nombre y la dueña de este era solo una muchachita, por eso
cuando quedo frente a aquellas dos mujeres no podía creer lo que sus ojos
veían, ella era su Isabella solo que
ya era una mujer, muy hermosa, era necesario agregar.
Con un asentimiento de cabeza se
despidió de sus compañeros y se acerco hasta ellas. Por primera vez en su vida
la altiva Lady Swan parecía feliz de verle e incluso le regalo una sonrisa.
- Lady Swan – Se reclino en su
dirección y le dio un besa mano – Lady Isabella – Repitio la acción con ella
también.
- Señor Masen ¿Cómo est… - No
logro terminar su pregunta pues su madre la interrumpió.
- Por Dios Isabella, no es el
Señor Masen…es Edward Cullen, Conde de Barnes ¿cierto? – Él aludido solo dio un
ligero asentimiento de cabeza, no importaba cuantas veces lo había oído seguía
pareciéndole que hablaban de otra persona y no de él.
- Lo siento… yo no…
- Si no estuvieras tanto tiempo
con tus libros te enterarías de cosas tan importantes como estas Isabella - Ella solo bajo la mirada avergonzada por
las palabras de su madre.
- No se preocupe Lady Isabella
para mi también esto ha sido una verdadera sorpresa y tampoco lo he estado
divulgando a los cuatro vientos como para esperar que todos estuvieran
enterados – De alguna manera sutil trato de llamar chismosa a la madre de
Isabella y defender a la joven que de inmediato le sonrió en respuesta.
- ¿Ira esta noche al baile de
Lady Cronwell? Todos en nuestra familia asistirá– Las tres personas que allí
estaban sabían claramente lo que aquello significaba
- No lo sé aun – Miro la cara de
Bella llena de entendimiento, él sabía que entre todas las personas ella lo
comprendía.
- Pues espero que así sea,
siempre es bueno verlo – Tanto Edward como Isabella trataron de contener la
risa pues aquello no era en lo absoluto cierto.
Edward saco su reloj del bolsillo
como una forma de indicar que ya debía partir, se despidió de ambas mujeres, le
sonrío a Bella y se marcho.
Pocos días después de aquel
encuentro con Edward su hermana Rosalie quedo viuda e Isabella, ayudaba de su
mente llena de romance y fantasía,
estaba segura que todo mejoraría para ellos y luego de un tiempo prudencial
de duelo, finalmente podrían casarse y ser felices, pero cuando se dio lectura
al testamento, aquella siniestra clausula impuesta por Royce, separaba
nuevamente a estos dos enamorados.
Llovía a cantaros en Londres y
para Edward el clima parecía ser la analogía perfecta de su estado de ánimos.
Después de varios días donde el solo brillo con toda su fuerza, ahora todo
volvía a la oscuridad, de nada servía tener un titulo y dinero suficiente, el
destino se empeñaba en separarlo nuevamente de la mujer que amaba.
Jamás la muerte de otra persona
era para un hecho que debe celebrarse, pero simplemente saber a Rosalie viuda
lo lleno de esperanzas, pensó que después de todo lo que tuvieron que sufrir
separados, finalmente el destino les deparaba un final feliz. Lanzó con todas
sus fuerzas la copa de brandy que estaba bebiendo, en aquel momento exacto su
mayordomo tocaba la puerta del estudio, no deseaba ver a nadie, pero de todas
formas le indico que entrara.
- Mi Lord alguien desea verlo –
Alfred parecía muy tenso.
- Dile a esa persona que no deseo
ver a nadie.
- No deseo discutir sus ordenes,
pero creo que debe atender a su “visita”
– Edward lo miro con furia, mas no quería discutir así que simplemente
accedería a ver a quien estuviera ahí y lo despacharía rápidamente.
- Que entre.
Fijo su vista en el exterior,
estaba tensó y no podía ocultarlo, quería estar solo y la llegada tan
inoportuna de aquella persona no mejoraba en nada su carácter. Se presionaba
con fuerza el puente de la nariz cuando oyó un ligero carraspeó.
Se dio la vuelta y frente a él
había alguien envuelta en una caperuza, por el tamaña supo que era una mujer,
por un instante pensó que podía ser Rose quien estaba ahí, pero cuando vio como
una pequeña mano se quitaba la capucha y podía ver el rostro de Isabella.
- Bella ¿Qué haces aquí? – Para
una mujer soltera como ella, estar en la casa de un hombre sin carabina era
simplemente inconcebible.
- Necesitaba hablar con usted –
Se veía tan angustiada que se acerco hasta ella y tomo una de sus manos.
- No me trates de usted, creía
que éramos amigos Bella.
- ¿Lo somos? – Una sonrisa escapo
de sus labios.
- Si, nunca lo dudes pequeña,
pero no me has respondido ¿Qué haces aquí? – Bella no pudo evitar que su
corazón brincara alegremente cuando la llamo pequeña, él era a la única persona
que le permitió llamarla así, solo una vez otro trato de llamarla de ese modo y
sonó tan incorrecto en sus labios que le prohibió decirle de aquel modo.
- Tengo una proposición que
hacerte – Lo miro fijamente y se mordió el labio inferior a la espera de su
reacción, sentía que todo dependía de su respuesta.
- ¿Una proposición? – Tomo sus
manos y la llevo hasta un sofá - ¿Sucede algo?
- Edward lo que está sucediendo
es sumamente injusto, tú y Rose merecen tanto ser felices, no existen personas
que lo merezcan más y por culpa de Royce – Pronuncio su nombre como si fuera
una mala palabra – Así que he estado pensando en cómo puedo ayudarlos y creo
que he encontrado la solución.
Edward no podía evitar sentir una
ternura infinita por Isabella, quien siempre estaba preocupada de que todos
fueran felices, sin importar si ella lo era o no. Fue su cómplice en la época
que cortejo a Rose antes de su matrimonio y su relación se hizo cada vez más
estrecha, él veía a Bella, como la llamaba en privado, como su hermana.
- Y dime ¿Cuál es tú plan?
- Cásate conmigo Edward – La miro
durante varios minutos con desconcierto hasta que finalmente comenzó a reír, la
primera risa genuina en días.
Bella lo miraba tan seriamente
que su risa comenzó a disminuir hasta comprender que aquello no era en absoluto
una broma.
- ¿Lo dices en serio?
- Sé que nunca me verías como la
mujer con la que te casarías, que en comparación a mi hermana soy
insignificante y nada hermosa, pero creía que….- Edward cayó todo aquel
ridículo discurso.
- Por Dios Isabella eres una
mujer hermosa y los años solo lo han acentuado. Para mí sería un honor casarme
contigo, pero no veo en que eso nos podría ayudar pequeña, además claro del
sacrificio que aquello implicaría para ti.
- Acaso no lo ves – Después de
las palabras de Edward, Bella sintió renovadas esperanzas – Nuestro matrimonio
solo sería una pantalla para que tú y mi hermana pudieran estar juntos, podemos
trasladarnos hasta el campo y ahí ustedes podrán ser felices, vivir como una
pareja, no sería maravilloso.
Por un instante Edward imagino
todo lo que Bella le dijo y sintió que el destino le sonreía, pero luego volvió
a la realidad, aquello era un plan completamente descabellado, eso sin contar
que arrastraría a Isabella a un matrimonio falso, en donde su marido tendría
como amante a su propia hermana.
- Es una locura.
- Una maravillosa locura – La
sonrisa de ella parecía iluminar toda la estancia que hasta hace unas horas
parecía tan oscura.
- Y tú pequeña ¿Qué sucede si te
enamoras y no puedes estar con él porque ya eres una mujer casada?
- Eso no sucederá – Sonaba tan
segura de aquello – No está en mis planes el amor, además si no me caso pronto
mi futuro no se ve muy prometedor, pues solo tendré dos opciones casarme con
cualquiera que mis padres escojan o quedarme soltera y cuidar de ellos hasta que Dios los llame a su casa.
- Bella me
parece tan injusto contigo, no puedo hacerte eso pequeña – Se levanto de su
lado, realmente necesitaba hacer algo más que quedarse sentado.
- Eres un buen
hombre Edward, se que serás el mejor marido, además solo te pido a
cambio…libertad –Él la miro interrogante – Me comportare siempre de acuerdo al
decoro lo prometo, pero simplemente deseo poder vivir sin tener que explicar
cada paso o lo que es peor que mis pasos ya hayan sido trazados por otros.
Quiero leer tirada en el césped, reír con fuerza, elegir mis vestidos, usar mi
cabello suelto, correr por la yerba. No pido nada más ¿Qué me dices
Edward? - Sus hermosos ojos color
chocolate estaban clavados en los suyos a la espera de una respuesta y tuvo una
certeza, jamás le negaría algo a Isabella si lo miraba de aquella manera.
- Acepto – No
dijo más, pues ella se lanzó a sus brazos y lo abrazo.
Una
incomprensible sensación recorrió el cuerpo de Edward al sentir el pequeño
cuerpo de Isabella pegado al suyo y cuando bajo la mirada hasta sus ojos y
luego bajar hasta sus rosados labios sintió una atracción tan fuerte que no
pudo refrenarse y la beso.
Por un momento
Bella se congelo ante la sorpresa de sentir los labios de Edward sobre los
suyos, se sentía tan dulces y perfectos, que casi lloro por la emoción del
momento. Un ligero gemido escapo de sus labios y aquello fue aprovechado por
Edward quien de inmediato introdujo su lengua para saborear el interior de la
boca de ella.
El beso poco a
poco se fue tornando más pasional y comenzó a nublar los sentidos de Edward,
quien agradeció que la falta de aire los obligara a separarse. Miro a Bella
como quien observa por primera vez el sol y lo único que pudo decirle fue:
- Espero que
sea un compromiso muy corto
Hola primero que todo quiero aclarar que no
es una adaptación es una historia salida de mi loca cabeza e inspirada de
alguna forma por tantas novelas romántica histórica que he leído en estos años.
Lejos mi autora favorita es Lisa Kleypas y Julia Quinn.
También quiero agradecer los
comentarios….sé que los primeros capis pueden ser un poco confusos, pero ya
todo tomara forma, pues es importante para la historia que sepan cómo fue que
se casaron y lo que sucedió para que pasara.
Espero que comenten…..y que tengan una
hermosa semana
Lulu XD