La última oportunidad - Capitulo 23


Capitulo 23

Por un segundo Edward se quedo congelado en el lugar sin saber muy bien cómo reaccionar, no estaba en sus planes que Alice e Isabella se conocieran, o más bien ser él precisamente el que tuviera que hacer las presentaciones. Aún estaba indeciso a qué hacer cuando Alice fue la que hablo.

- Alice McCarty un placer – Extendió su mano en dirección a Isabella.
- Un gusto… ¿McCarty?...eres…
- La hermana menor de Emmett, si mal no recuerdo tú eras su prometida ¿no? – Sonrió con malicia.
- Como bien lo dijiste…era su prometida, ahora soy la esposa de Edward – Se acerco hasta su marido y acaricio su brazo. Él tomo su mano y la entrelazo con la suya, aquel gesto no paso desapercibido para Alice quien ardió de celos. 

 
Ambas mujeres tenían la vista fija una en la otra, ni siquiera parpadeaban mientras se analizaban. Alice trato de disminuir a Bella con su mirada, pero la joven no retrocedió ni un ápice, entendía que aquella batalla de miradas tendría solo una ganadora.
Sin necesidad de palabras supo que aquella guapa mujer de cabellos negros parada frente a ella había sido algo más que una amiga de su marido, no pudo evitar sentir una punzada de celos, pero se mezclaron con algo más, preocupación, por saber que ella estuviera justamente ahí. Trato de alejar todas las ideas que se agolpaban en su mente.

Además sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de aquella mujer que era una mezcla de suavidad y petulancia, apenas la conocía y Bella ya no la soportaba.
- Edward realmente debo decirte que me sintió muy ofendida por no haber sido invitada a tu boda – Busco algún tema para no dejar de ser el centro de atención.
- Solo invitamos a nuestros familiares más cercanos y gente que realmente nos importa – Bella abrió los ojos desmesuradamente al oír la respuesta de Edward, mientras este apenas y noto la tensión que sus palabras causaron.
- Recuerda que somos familia.
- No lo somos Alice, tú eres medio hermana de Emmett, nada tienes que ver conmigo.
- ¿Seguro que nada tenemos que ver? – Aquella pregunta fue hecha ironía.
- Alice entre tú y yo no existe nada, ningún vinculo, ni siquiera un recuerdo que valga la pena – Beso el tope de la cabeza de su mujer – Será mejor que vayamos a nuestra mesa – Le dio una sonrisa a ella y se encaminaron.
- Claro amor – Le devolvió la sonrisa, y no solo eso sino que también le dio un suave beso en los labios – Adiós Alice.
 
No esperaron su respuesta, se encaminaron nuevamente hasta el restorán del hotel, tomados de las manos, mientras Alice los observaba con furia.
- Esto no se queda así Edward Cullen – Dio la vuelta y se marcho echando chispas a su habitación.

Cuando llegaron a su mesa, todo el ambiente romántico que hasta hace poco habían vivido se desvaneció. Comieron en silencio, pero sin dejar de mirarse hasta que Edward tuvo la necesidad de decir algo.
- Isabella, Alice solo es….
- Una ex amante – Lo miro fijamente – Edward tal vez solo soy una muchachita de 18 años, pero sé perfectamente cuando una mujer tuvo algo con un hombre, incluso si ese hombre es mi marido.
- No significa nada para mi.
- No te estoy pidiendo explicaciones. No te preocupes – Tomo la mano de su mujer que descansaba sobre su mesa.
- Sé que no me has pedido explicación alguna, pero necesitaba decirte que ella no significa nada para mí, no quiero que estos días tan maravillosos que hemos vivido se vean empañados por encuentros desagradables.
Bella acaricio la mejilla de Edward y le sonrió:
- Nada podría empañarlo Edward – Se acercó hasta él y lo beso.

El resto de la tarde la pasaron en la playa. Edward estuvo todo el tiempo junto a Bella impidiendo que cualquiera pudiese siquiera acercarse un paso a ella, según su opinión apenas y le cubrían el cuerpo esos pedazos de tela que ella llamaba bañador. 

Aunque una vez en el agua y lejos de la orilla encontró las ventajas de aquellos trozos pequeño de tela, cuando noto que el acceso al cuerpo de su mujer era más sencillo. No dejo de acariciarla en ningún momento y cada vez que notaba que algún hombre la quedaba mirando, simplemente la besaba hasta dejarla sin aliento.

Luego de tan agradable tarde juntos en la playa llegaron hasta el hotel, pese a que estaban un tanto cansados decidieron cenar fuera, a un lugar que les habían recomendado como ideal para recién casados y para degustar las delicias del Brasil.

Edward casi flaquea en su determinación de salir a comer cuando escucho el sonido de la ducha e imagino a su mujer bajo el chorro del agua, estuvo tentado de acompañarla, en especial cuando cierta parte de su anatomía se despertó, pero se controlo pues se lo había prometido y ver feliz a Isabella parecía ser su único propósito en esos días.

Al verla salir estuvo casi seguro que su quijada llegó hasta al suelo, parecía un ángel con aquel vestido blanco que le llegaba hasta las rodillas y un suave maquillaje, nuevamente pensó en quedarse y hacerla suya, pero decidió que ya tendrían tiempo suficiente para hacerlo.

 Llegaron al lugar y decidieron cenar en la terraza. La cual estaba tenuemente iluminada con antorchas en los alrededores y velas en cada una de las mesas, el ambiente era de total distensión y solo habían unas pocas personas allí, además de fondo se podía ver un escenario con varios instrumentos sobre él lo cual hacía presumir que pronto se escucharía música en vivo.
Cuando llego el mesero ordenaron primero sus tragos, luego decidirían que comerían, estaban platicando animadamente cuando el celular de Edward retico una vez lo cual indicaba que acababa de recibir un mensaje, al leerlo frunció el ceño por su contenido.
- Todo bien Edward – Pregunto una preocupada Bella, al ver como su actitud había cambiado de un momento a otro.
- Si dame un segundo debo contestar una llamada – Le dio un suave beso en los labios y se alejo una pasos.

Cuando llego hasta la salida vio a Alice recargada en un auto sonriéndole coquetamente. Nunca en su vida Edward se había arrepentido tanto de algo como de haberse enredado con ella.
- ¿Qué diablos quieres?
- Veo que recibiste mi mensaje. Solo quería verte.
- ¿Quién te dijo donde estaba? – Se acerco hasta ella y la tomo fuertemente del brazo – Me estas siguiendo.
- Tal vez – Le susurro muy cerca de su oído, demoro un poco sus labios en el borde de su camisa y luego se alejo
- En qué idioma quieres que te explique lo poco que me importas.
- Ya volverás a mi Edward, lo sé  - Le dio un beso cerca de los labios y se fue sin decir nada más.

Antes de volver hasta donde lo esperaba su mujer trato de calmarse, lo que menos quería era que viera su furia, respiro e inspiro lo suficientemente para controlarse y luego llego hasta su cena. La sonrisa que le dio la bienvenida lo tranquilizo, pero al ver como desaparecía se tensó.
- ¿Dónde estabas? – Edward se sentó muy tenso a la mesa por su pregunta.
- Afuera…
- Con Alice ¿verdad? – La vista de Bella estaba clavada en un punto de su camisa.
- Isabella. Ella no es…- Puso un dedo sobre sus labios, realmente lo que menos quería ahora era escuchar sus explicaciones.
- No necesitas decirme nada, pero al menos – Se acerco hasta él – Podrías limpiarte el lápiz labial del rostro, ese color no te queda – Se extendió una servilleta y se levanto con la intención de caminar hasta la salida.
No alcanzó a dar ni dos pasos y su muñeca fue sujetada por su marido, impidiéndole seguir adelante. Dio un fuerte suspiro para buscar su fuerza y enfrentarlo.
- Me sueltas, por favor.
- No – Toda la fuerza de su verde mirada cayó sobre su mujer.
- Todo el mundo nos está mirando – Bella sintió demasiadas miradas fijas en ellos y lo peor es que varias de ellas, eran de lastima.
- No me importa lo más mínimo, además has sido tú la que ha causado toda esta atención.
- Yo – Lo miro con furia – No soy la que tiene una marca en el cuello de su camisa y en la comisura de los labios y – se acerco a él – huele a perfume caro. Así que si me respetas algo, déjame ir Edward…por favor.
- No puedo dejarte ir…nunca.
- Edward por…- No la dejo seguir hablando y la beso. Por un instante ella le correspondió el beso, pero cuando aspiro y sintió el aroma de otra mujer en él, dejo de responderle y se tensó en sus brazos.
- ¿Qué sucede?
- Hueles a ella – Bajo la mirada.

Edward quiso asesinar a Alice y de paso matarse él por arruinar una noche que parecía tan perfecta. Tomo la mano de su mujer y la guio nuevamente hasta la mesa, ella se sentó casi como acto reflejo y apenas lo miro cuando él hizo lo mismo junto a ella.

Ordenaron su cena, pero ella parecía tan triste y todo por su culpa, una parte mínima de él no le molesto ver a Isabella así, era aquella parte que aun buscaba revancha por su abandono, pero una parte mucho mayor de él se sentía tan culpable y se odiaba por haber ido en busca de  Alice cuando le indico que estaba fuera, trato de justificarse diciéndose a sí mismo que lo hacía para sacarla de ahí y que no arruinara el maravilloso momento con su esposa, pero de todas formas lo hizo y no solo eso sino que se encargo de dejar las huellas de su presencia. 

Isabella pareció sentirse un poco mejor cuando escucho los primeros acordes de la música. Los sonidos del Brasil siempre le habían gustado e inexplicablemente le subían el ánimo. Pensó en pedirle a Edward que bailaran cuando vio varias parejas salir a la pista, pero como aun estaba enojada con él se contuvo, aunque eso no impidió que movieras sus pies al ritmo de la lambada.

Al parecer aquello no paso desapercibido a uno de los bailarines, quien se acerco hasta ella y le ofreció la mano para bailar. Al ver como Edward se tensaba acepto el ofrecimiento y se fue al centro de las pista con él.

Edward ardía en celos, pero trato de controlarse y no caer en el juego de su mujer, pero al ver como aquel “idiota”, según su apreciación, llevaba sus manos a la cintura de Isabella y acercaba peligrosamente sus cuerpos, se levanto de su mesa y camino hasta ellos, y sin decir nada fue él quien tomo a su mujer entre sus brazos.

Bella quiso dejar de moverse cuando vio que Edward era quien la tomaba, pero decidió hacer algo mucho mejor. Movió las caderas al ritmo de la música muy pegada al cuerpo de su marido. Subió una de sus manos hasta su nuca y puso la otra en la cadera de él, para que ambos se movieran al ritmo del baile prohibido. 

Edward la acercó aun mas, mientras Isabella quedaba de espaldas a él subiendo y bajando por su cuerpo una y otra vez, hasta que sintió su potente erección en su trasero.
- Nos vamos ahora – La tomo con fuerza de la cintura, mientras avanzaba con ella dejo varios dólares sobre la mesa y se marcharon.

El viaje de vuelta al hotel parecía de nunca acabar, pero cuando por fin llegaron a este y luego a su habitación. Edward dio rienda suelta a todas las fantasías que aquel baile habían provocado en él, mientras Isabella solo se dejo llevar al paraíso.

A la mañana siguiente Bella despertó sola en la habitación, frunció el ceño por no sentir el cuerpo de Edward entrelazado al suyo como era ya la costumbre, pero luego noto a su lado había una nota.

Vuelvo en unos minutos…Extráñame.
Edward

Sonrió mientras la leía y se levanto, no alcanzó a dar ni dos pasos cuando el teléfono de la habitación sonó, fue rápidamente a atenderlo por si era su marido.
- Si.
- Sra. Cullen.
- Si.
- Llámanos para informarle que la reservación para su vuelo con destino a Nueva York para esta tarde ya fue hecha. ¿Desea algo más? – Bella tardó unos segundos en responder, no podía creer que su luna de miel ya hubiese acabado y Edward ni siquiera le haya informado.
Apenas le dio las gracias a la recepcionista y cortó el llamado. Respiro hondo para evitar llorar, estaba casi segura que todo estaba marchando mejor entre ellos, pero como siempre estaba equivocaba en lo que se refería a Edward  Cullen.


Edward entro rápidamente a la habitación, le tenía una sorpresa a su mujer y estaba seguro que lograría alegrarla, cuando llego al umbral de la habitación y vio lo que estaba haciendo casi grita de frustración.
- ¿Qué haces? – Trato que su voz sonara calmada, nada más lejos de lo que sentía.
- Acaso no es obvio – Esa respuesta no ayudo en nada a su ánimo.
- Te pregunto de otra manera entonces ¿Por qué lo haces? – Su mujer lo miro y sin responder camino hasta el baño.
Un bufido frustrado salió de los labios de Edward y se fue tras ella.
- Maldita sea respóndeme.
- Ya sé que nos marchamos, así que estoy empacando.
- ¿Cómo lo sabes?
- Me avisaron de nuestras reservas para el vuelo a Nueva York – Lanzó con rabia sus bañadores a la maleta abierta sobre la cama – Al menos esperaba que me avisaras tú primero y no enterarme por la recepcionista que nuestro viaje había acabado.
- Isabella – No le prestó atención – Isabella – Bella camino nuevamente rumbo al cuarto de baño – Isabella – Esta vez la tomo de los brazos y la hizo detenerse.
- ¿Qué? – Bajo la mirada pues no deseaba que viera sus lagrimas.
- Maldición trate de darte una sorpresa y no salió como esperaba.
- Si quieres ser feliz, lograste sorprenderme.
- Escúchame, si es cierto que nos marchamos, pero vamos a seguir nuestra luna de miel a otro lugar – Bella solo lo miro con sorpresa y sin entender nada, él solo se limito a besarla y calmar su pena.

Edward ya no se sentía tranquilo en Brasil, tenía la sensación que cada paso que daba era custodiado o más bien acechado por Alice, maldita la hora que lo encontró y arruino su luna de miel, aun cuando quería marcharse sentía que aquello no sería justo con Isabella, que parecía estar pasándola muy bien.

Pero como siempre su lado egoísta tomo posesión de él y a primera hora de la mañana partirían rumbo a Europa, había decidido que allí terminaran su luna de miel, esperaba que la loca de Alice no los siguiera, pero de todas formas había dejado un par de pistas confusas para no llevarse sorpresas.


El resto de su viaje fue de ensueño, recorrieron y disfrutaron las bellezas de Europa como  nunca lo habían hecho antes, ambos habían ido antes, pero esta vez era distinto, pues iban con la persona amada, pese a que ninguno hablo de sus sentimientos por el otro, los hechos decían mucho más que las palabras y aquellas semana juntos habían sido las mejores de sus vidas.

Ahora volvían a Nueva York, a su vida y a su mundo, también a sus miedos y debilidades. Ahora era el momento exacto de definir qué clase de matrimonio deseaban ser y que están dispuestos a hacer para lograrlo, a cuanto renunciarían por el otro y cuanto olvidarían. Había llegado finalmente el momento de la verdad.

MUCHAS GRACIAS por sus comentarios y su paciencia….son lo máximo!!!!!! Espero que les guste el capitulo….acabo la luna de miel, ahora se viene la realidad y vamos a ver cómo se comportan estos dos, luego de su viaje!!!! Y como se comportan también Alice y Emmett!!!!!

Espero que comenten y me digan que tal….ya saben que son mi gasolina!!!!
Besos
Lulu XD


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