No me enseñaste - Capitulo 1


Capitulo 1

Sabía lo ridículo que era lo que estaba haciendo, pero aún así Alex no tuvo reparos en sacudir su cabeza como si estuviera siendo víctima de una alucinación o un espejismo. Ver a Elisa frente a él después de tantos años era casi un milagro.

Trato de recordar cómo se hablaba, estaba casi seguro que momentos antes él podía hacerlo, pero simplemente ninguna palabra salía de su boca. Lo peor de todo era que lo que provoca aquel cuasi shock no era la confesión que el muchacho frente a él acababa de hacerle, lo que lo tenia así era ella.

Quiso darse un golpe en cualquier superficie lo suficientemente dura por ser tan estúpido y por sentir que simplemente durante los últimos años había estado en un estado de sopor del que solo acababa de despertar ahora que Elisa estaba ahí frente a él como siempre soñó, verla fue como si finalmente pudiese salir a la superficie después de estar horas bajo el agua, era casi tan perfecto como volver a ver la luz del día después de miles de noches de oscuridad, si era patético, pero era exactamente como se sentía.}

 

Derek creyó que tal vez no fue tan buena idea ser tan directo, por un instante tuvo la certeza que aquel hombre frente a él había sufrido algún derrame o algo similar, pues estaba petrificado en la puerta y con la vista perdida en otro lugar, espero algunos segundos a que cayera desplomado o algo, pero cuando noto que movía los labios o que sus dedos daban ligeras sacudidas, supo que al menos no caería…aún.
Cuando el silencio se hizo demasiado extenso el joven decidió que era buen momento para decir algo, el problema es que no sabía el que.
- Perdón no debí llegar así – Le pareció que unas disculpas no serian mala idea – Creo que mejor nos marchamos.
- No esperen – No podía dejar que se fueran, su cerebro finalmente pareció activarse al oír el plural “nos marchamos”, era un egoísta de lo peor, mas lo menos que deseaba es que se fuera…ella – Pasen por favor.
Vio como el tomaba la mano de Elisa y la guiaba hasta la entrada, por un instante quiso separar aquella unión o peor aun ser él quien la tomara para guiarla al interior de su casa, pero se contuvo y solo los siguió hasta llegar a la sala para finalmente poder conversar.

Derek fue el primero en tomar la palabra y relato todo lo él sabía por su madre. Alex solo asentía a los recuerdos que habían salido a colación, mientras miraba de reojo a Elisa quien estaba muy tensa y con la vista baja.
Una vez que el muchacho termino de hablar Alex quiso preguntarle varias cosas, no sabía muy bien por cual empezar, pero simplemente se dejo llevar.
- ¿Por qué nunca trato de contactarme?
- Mi madre sabía que tu tenias planes y no quiso interferir en ellos. Quiero que entiendas que no he venido a reclamarte nada, no podría hacerlo si ni siquiera sabias de mi existencia, si vine hasta acá es solamente por la curiosidad de conocerte – A medida que hablaba movía las manos y un destello en su dedo anular llamo la atención de Alex.
- ¿Estas casado?
- Si – Le sonrió ampliamente, pero Alex comenzó a sudar frio pues tenía pavor de saber quién era su esposa – Con Elisa – Levanto su mano y le indico su anillo.

Aquello era casi una maldita pesadilla, pensó Alex, no solo tenía un hijo de más de veinte años que acababa de saber que existía, sino que para que el destino demostrara cuanto lo odiaba tenía que estar con la mujer que durante años lo había obsesionado, y claro no como novios, porque eso sería demasiado bueno para ser verdad, por supuesto que no, ellos tenían que estar casados. Una pregunta que cruzo su mente casi lo dejo sin respiración, pero necesitaba hacerlo.
- ¿Estas embarazada?  - La pregunta no fue hecha a su hijo, sino a Elisa.
- No – Fue la primera palabra que la oyó pronunciar.
- Nos casamos por amor – La respuesta fue simple por parte de Derek, pero no por eso menos dolorosa para Alex.
- ¿Quieren algo de tomar? – Necesitaba salir de ahí, respirar, gritar o algo fue por eso que hizo la pregunta más estúpida del mundo.
- Estoy bien, pero creo que es hora de marcharnos. Estamos hospedados en un hotel en el pueblo, por si deseas que hablemos más, creo que no fue muy sutil mi aparición.
- Quédense acá – No se podría saber quien estaba más asombrado si ellos por la invitación o el propio Alex de sus palabras tan impulsivas.
- ¿Estás seguro? – Pensó en decirle que no, pero la invitación ya estaba hecha – Si.

La joven pareja se fue al pueblo por su equipaje mientras Alex preparaba el cuarto de visitas y se ofendía por ser tan idiota como para invitarlos a vivir con él, apenas había logrado resistirse de tener a Elisa tan cerca y ahora la tendría así a diario.

Cuando llegaron les indico el cuarto que había preparado para ellos, le pareció notar una ligera incomodidad en Elisa al saber que tenían que compartir el cuarto, pero de inmediato se reprendió por aquello pues lo más probable es que fueran suposiciones suya, eran una joven pareja casada, era imposible que eso les molestara. Les indico que iría a preparar la cena, mientras ellos se refrescaban y arreglaban sus cosas.

Alex se fue a la cocina en busca de un poco de paz, preparo algo sencillo para cenar. Al cabo de una media hora oyó pasos y voces en la casa. Así que salió a indicarles que en un momento la comida estaría lista.
Derek y Elisa se ofrecieron a ayudarlo con la preparación de la mesa. El acepto y les indico donde estaba todo, el sonido del timbre cortó sus indicaciones y con una disculpa se fue a abrir la puerta.
Al ver a Evangelina ahí parada, recordó que la había invitado a cenar, era algo así como su novia desde hace varios meses, pero honestamente funcionaban mucho mejor como amigos en especial por que tenia la terrible tendencia de olvidarla, exactamente como acababa de suceder.
Ella lo saludo con un beso en la mejilla y la vio encaminarse dentro de su casa, hasta que dejo de caminar y se volteo a verlo directamente.

- No nos presentas querido – Después de varios segundos Alex reparo en Eve, le costó otros segundos encontrar las palabras. Se aclaro la garganta en busca de su voz y finalmente dijo algo.
- Claro, Derek – La mujer se le quedo viendo largo rato había algo vagamente familiar en él – Mi hijo.
- Perdón – Pestañeo varias veces para cerciorarse que no estaba soñando y que lo que acababa de oír era cierto - ¿Tu hijo?
- Si – Aun cuando para Alex aquello fue tan sorpresivo como al parecer lo fue para ella, no necesitaba pruebas para saber el vínculo que tenia con Derek, era su hijo y cada parte de él lo sabía.
- Mucho gusto – La frase pareció más bien una pregunta, pero de todas maneras se acercó al muchacho y lo saludo – Y esta adorable jovencita es ¿tu hija? 

Aquello hace que Alex casi caiga de espaldas, Elisa era todo menos su hija, pero como podría presentarla sin dejar ver sus sentimientos, la forma en lo hiciera lo delataría.

Elisa estaba intentando por todos los medios posibles pasar desapercibida, aquello era un arte que llevaba su vida entera cultivando, pero que al parecer en los últimos días había perdido su encanto pues cada vez que lo intentaba al parecer lograba el efecto contrario. Lo peor era que lo que menos quería era conocer a esa mujer que llamo querido a Alex. De hecho en aquel preciso momento por su mente pasaban distintas imágenes de cómo hacerla desaparecer.

Y casi quiso hacerlo cuando le pregunto si ella era hija de Alex, acaso existían siquiera un parecido entre ellos o algo que pudiese creer que tal estupidez tenía sentido, estaba por contestar, pero Derek se adelanto.
- No. Elisa es mi novia – Se rio unos minutos, para luego agregar – Creo que es la costumbre, Elisa es mi esposa – Aprovecho eso tomar su mano y llevársela a los labios.
Eve los miraba como si una tercera cabeza acabara de aparecerle a la joven pareja.
- ¿Casados? Pero si apenas tienen… ¿Cuántos años realmente tienen? – Su voz sonaba horrorizaba como si ellos acabaran de confesarle un crimen o algo.
- Yo tengo casi 21 años y mi mujer 18, pero dicen que para el amor no hay edad – Aquella frase solo provoco que Elisa y Alex cruzaran sus miradas.
- Son casi unos niños – La mujer los miraba con una mezcla de incredulidad, pero también con envidia, ella a sus treinta y tantos, se negaba en redondo a decir cuánto eran exactamente, jamás había estado ni cerca de casarse y tenía claro que pese a tener una relación con Alex, esta nunca terminaría en el altar.
El ambiente estaba tensándose a cada paso, por lo cual Alex decidió que era un buen momento para pasar a otra cosa, así que invito a todos a que pasaran a la mesa pues la cena ya estaba lista.

La comida se llevo a cabo en una tensa calma, preguntas de buena crianza y respuestas amables en la superficie, pero al parecer todo era una bomba de tiempo, pues en cualquier momento todo ese ambiente de falsa camaradería acabaría, fue por eso que todos suspiraron de alivio cuando todo acabo y cada uno pudo irse a su lugar.


Había pasado una semana desde la llegada de la joven pareja y Elisa estaba vagando por toda la casa, Alex había tratado por todos los medios de que se sintieran a gusto y ella trataba de sentirse así, además le gustaba el hecho de poder estar en todos los lugares donde él estaba, tocar las cosas que él tocaba, mirar lo que sus ojos veían.

Estaba en eso cuando llego hasta la biblioteca, tan llena de libros y tan propia de él, aquel lugar decía a gritos quien era su dueño. Inhalo con fuerza para perderse en su aroma, esa mezcla de tabaco y café que nunca había podido olvidar y que tantas veces trato de buscar en otro.

Leyó las portadas de varios, hasta que se decidió por uno de Henry Miller, estaba hojeándolo. Cuando noto que había una fotografía en una de las paginas. La imagen era borrosa, pero aquel lugar donde había sido tomada le era vagamente familiar a Elisa, luego al darla vuelta vio que algo tenia escrito.

“Elisa….tú fuiste un soplo de luz, la pureza de la juventud”

La foto cayo a sus pies y un recuerdo vino a su memoria, era tan vivido como si hace apenas unos minutos acabara de suceder. 


Era su ultimo día de estudiante de preparatoria, en un par de horas se graduaría del instituto y comenzaría una nueva vida junto a Derek. Estaba sentada en el raido sofá de su casa cuando el sonido de la puerta la hizo levantarse, aquello era sumamente extraño pues nadie nunca tocaba la puerta, su padre tenía llaves y su novio generalmente entraba por la cocina, la cual jamás tenia seguro.

Se levanto rápidamente y casi cae de la impresión al ver un enorme ramo de flores sobre el tapete de entrada, miro a ambos lados para ver si lograba ver quien había dejado aquello ahí y decirle que lo más probable es que se hubiese equivocado, pues era imposible que aquel maravilloso arreglo fuese para ella.

Se acerco de todas formas a mirarla y oler las flores, fue en ese momento cuando vio que había un sobre muy pequeño sobre ellas, su corazón se salto un latido al ver que su nombre estaba escrito en él, además que aquella letra le era tan familiar, pero descarto de inmediato a sus más cercanos, “Elisa” estaba escrita de manera tan pulcra y elegante, su mente quiso gritarle un nombre, mas decidió ignorarla hasta leer el contenido de aquella nota.

Abrió tan lentamente el sobre temiendo  pudiese desvanecerse entre sus dedos. Dentro de él había un mensaje.

“En cada ciudad, bajo cualquier sol tienes un lugar en mi corazón. Tú fuiste un soplo de luz, la pureza de la juventud, la distancia es algo artificial eres para mí lo único real”

No había remitente, no habían mas palabras que esas, pero su corazón se lleno de una extraña alegría, una parte de ella se permitió creer que era él quien le susurraba aquellas palabras.



Alex entró a la biblioteca de su casa, era extraño tener que esconderse en su propio hogar, pero necesitaba evitar a Elisa, cuando la tenía cerca simplemente se comportaba como un adolescente bastante idiota, debía agregar y no como el hombre preparado y maduro que se suponía que era a sus 38 años.

Camino unos pasos hasta que algo en el piso llamo su atención, una fotografía estaba tirada y casi cae junto con ella al ver cuál era, no podía creer que alguien haya descubierto la imagen que durante años guardo tan celosamente de Elisa y lo peor de todo era saber quien había sido el descubridor, aunque realmente no importaba cuál de ellos había sido, pues de todas formas debía de justificar porque tenía algo así en su poder y no solo eso, porque tenía una frase escrita al dorso.

Decidió dejar de pensar unos segundos y se sentó en su butaca observando con veneración la foto, toco cada detalle de ella con la punta de sus dedos, sabía que todo eso era casi enfermizo, pero no podía evitarlo.


Elisa estaba sentada en la orilla de la cama, con una pequeña cajita sobre sus piernas, saco de ella aquella nota que le daba fuerzas cada vez que sentía debilidad, también tomo entre sus manos la fotografía de Alex, tomada tan a la rápida que no le hacía justicia.
Recordó la frase de una vieja canción y pensó que tal vez aquello era cierto:

“Con tú foto voy, con mi foto estas, son para los dos como un talismán”.


Sin saberlo ambos contemplaban la imagen del otro en trozo de papel, era casi un absurdo estar tan cerca por una fotografía y tan lejos dentro de la misma casa.

Espero que les guste.....y me dejen sus comentarios!!
Besos
Lulu XD 


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