Capitulo 3
Esto es solo el inicio
Edward bajo muy lentamente de su
carruaje, tratando de esa manera tranquilizarse lo suficiente para tocar finalmente
la puerta de la casa de los Swan, lugar que durante tanto tiempo le había sido
negada y ahora por una increíble mezcla de eventos que lo habían elevado en la
escala social, había sido invitado por la mismísima Lady Renee Swan.
Eso era capaz de tener nervioso a
cualquiera, eso y además pensar que estaba solo a unos metros de distancia de
Rosalie, su corazón se aceleraba y las manos comenzaban a sudarle, como a un
adolescente. Lo único que la daba cierta tranquilidad era saber que Isabella
estaría ahí, ella que era la muchacha más dulce que alguna vez había conocido y
que se estaba sacrificando su propia felicidad por la de su hermana y la de él.
Ese pensamiento lo hizo sentirse
el hombre más miserable y egoísta del mundo, pero Bella había sido tan
insistente y persuasiva, llegando incluso a decirle que era ella quien resultaría
más favorecida, pues casarse con él era una excelente manera de vivir la vida
tal como quería, sin tantas restricciones y que otros siempre estuvieran
decidiendo por ti, claro y él
aprovechándose de ese precario argumente acepto y no solo eso sino que además
la beso.
Se sacudió mentalmente de las
imágenes que evocaba y llenaban su cabeza, no eran solamente de aquel beso sino
todas las emociones que esa unión había provocado, por un instante estuvo
sumamente tentado de lanzar a Isabella al sofá de su despacho y hacerla su
mujer, hundirse en su piel y empaparse de su aroma tan dulce, mas una parte de
él lo hizo recobrar la cordura.
Se convenció a si mismo que todo
eso se debía únicamente a que hace mucho tiempo que no estaba con una mujer y
nada tenía que ver con el exquisito estremecimiento de tener a Bella entre sus
brazos.
Decidió que lo más sano era dejar
de lado todos sus pensamientos y por fin tocar la puerta, estaba por hacerlo
cuando esta se abrió de sopetón. Frente a él estaba Isabella sonriéndole de
oreja a oreja, detrás de ella, el serio mayordomo que al parecer no estaba en
lo absoluto complacido de ser relejado en sus labores.
- Buenos días Conde – Lo saludo amablemente.
- Lady Isabella, buenos días para
usted también – Hizo una leve inclinación – Le he traído esto – Le extendió un
enorme ramo de rosas blancas.
- ¿Para mí? Muchas gracias – Las
tomo con suavidad y las olio unos segundos, hasta que noto que Edward seguía
parado fuera de la casa – Oh por Dios, pase por favor – Se aparta unos
milímetros de la puerta para que entrara, luego le entrego las flores a Miles y
le pidió que le avisara a su madre el Conde ya había llegado.
Lo guió hasta un pequeño salón
que ya estaba preparado para recibirlo, Renee no demoro ni dos minutos en estar
con ellos, pues no era bien visto que una jovencita soltera se quedara sola con
un hombre que no fuese de su familia o al menos fuera su prometido.
Después de los respectivos saludos
protocolares los tres se sentaron, sin saber muy bien que actuar o que decir,
como buena anfitriona Renee trato de mantener al menos una conversación amena,
mientras Edward se vio tentado varias veces de preguntar por Rosalie, pero se
contuvo, llevaba años practicando aquello, así que decidió callar y responder
lo más amablemente posible las preguntas de Lady Swan.
Bella sonreía mientras se llevaba
la taza de té, que acababa de servir, a los labios. Su madre era realmente una
entrometida quería saber todo de Edward y apenas le daba respiro entre una pregunta
y otra. Quiso salvarlo de aquel interrogatorio, además necesitaba empezar a poner
su plan en marcha y demostrar cierto interés en él.
- Dígame Conde planea quedarse
toda la temporada en Londres – Edward clavo su mirada en Bella y le sonrió.
- Si ese es mi plan, solo viajare
a la finca una vez en el mes o algo así. Confió plenamente en mi administrador.
- Debe ser un lugar idílico ¿no?
- Es un lugar maravilloso, creo
que sus jardines no tienen nada de que envidiarle a los de la reina – Aquella
ocurrencia provoco que ambos rieran – Para mí sería un honor invitarlos a pasar
una temporada…a toda su familia.
- El honor seria para nosotros
aceptar su invitación – Renee Swan no pudo evitar sonar emocionada no todos los
días se recibía una casi invitación de alguien de la nobleza.
- Madre creo que no debes
presionar al Conde – Su madre le dio una mirada furibunda y Bella bajo por unos
segundos su mirada.
- No lo considero presión – Les sonrió
a ambas – Además ya lo he dicho seria un privilegio para mi contar con tan distinguidas
personas – Edward no pudo evitar pensar que si todo salía como esperaba no solo
serian distinguidas personas, sino que también serian su familia.
- Ya que se quedara toda la
temporada, planea buscar esposa Conde – Aquella era exactamente la pregunta que
esperaba que Lady Swan le hiciera.
- Creo que sí, es mi sueño tener
una esposa e hijos – Por el rabillo del ojo observo como Isabella se sonrojaba.
- Un sueño muy hermoso, si me
permite decirlo – Renee Swan sonreía complacida, algo en su instinto le decía que
tal vez el Conde ya tenía alguien en mente, alguien muy cercano.
Durante unos segundos nadie más dijo nada, hasta que Edward
clavó su mirada en Bella quien estaba sentada frente a él junto a su madre, se
dio cuenta que debía decir algo para que aquella representación no levantara
sospechas.
- Y dígame Señorita Isabella
¿Cuál es su sueño? – Ella lo miro con una sonrisa en los labios, sabía que él conocía
perfectamente la respuesta.
- Pues el único sueño que alberga
mi corazón es ser libre – Noto como su madre se tensaba ante su respuesta,
muchas veces le había advertido ya que esos no eran sueños, eran tonterías, que
justo ahora estaba repitiendo frente a su invitado.
- Interesante sueño – Le dio una
sonrisa, primero a Isabella y luego a su madre que la miraba reprobatoriamente.
- Lo sé, Señor Conde – Tomo un
sorbo de su té y le dio una sonrisa por sobre su taza, aquella charada estaba
resultando de lo más divertida.
- Pero sabrá bien que nadie es
completamente libre, Lady Isabella – Por un instante pensó pedirle que la
llamara Bella, pero se contuvo ya sabía que luego de su partida su madre
querría discutir su comportamiento, así que no tenía sentido añadir más leña al
fuego.
- Tiene usted toda la razón –
Bajo su mirada sumisamente ocultando la carcajada que pugnaba por salir de su
garganta.
- Querida creo que el agua se ha
enfriado, deberías ir a la cocina – Bella sabía que aquella era la forma que
tenia su madre de sacarla de aquel salón y pedirle disculpas a Edward por el
comportamiento de su hija.
- Por favor os ruego que no se
molesten, pero ya debo marcharme – Se levanto de su lugar.
Tanto Isabella como su madre
imitaron el gesto. Edward beso las manos de ambas en señal de despedida y se
fue hasta la puerta donde el serio de Miles ya lo esperaba con la puerta
abierta.
Las siguientes semanas la
relación de Edward y Bella se fue estrechando, él había sido invitado varias veces
a casa de los Swan, en ninguna de esas había
logrado ver a Rose, finalmente la misma Isabella le contó que su hermanos, Rosalie
y Jasper, estaban en la casa de campo de los King arreglando varias cosas y que
no volverían en un par de semanas a la ciudad.
Aquella información provoco
sentimientos encontrados en Edward, por una parte se sentía triste por no poder
verla, pero otra que en algún punto parecía ser superior estaba aliviado de no
verla, de tener su mente en Bella y solo en ella.
El día en que la última parte del
plan se pondría en marcha había llegado, todo estaba preparado. Ambos estaban
invitados a una de las fiestas más comentadas de la ciudad y se desarrollaba
casi al final de la temporada por lo que todo el mundo estaría ahí.
Isabella le dio un último vistazo
a su vestido, era de color azul con un pequeño escote, su pelo lucia un hermoso
peinado y un par de rizos caían suavemente por su rostro. Antes de salir de su
cuarto tomo sus guantes y un profundo respiro.
Al llegar al lugar Edward miro
hacia todos lados en busca de Isabella, de alguna manera desde que los veían
juntos, evitaba que las madres con hijas en edad casadera se le acercaran obligándolo
a hablar con ellas, las pocas veces que lo había hecho pensó que no existía tortura
peor que esa.
Una sonrisa se extendió en sus
labios al verla llegar, realmente se veía hermosa, el azul le quedaba perfecto.
Se fue acercando hasta donde estaba junto a sus padres, los saludo a ambos y
luego a ella.
En ese momento todos fueron
llamados para cenar y tuvieron que separarse, pero ambos sabían lo que tenían que
hacer una vez que la misma acabara. Ambos entablaron conversaciones con quienes
estaban a su lado, pero sin saberlo cada uno pensaba en lo que estaba por
ocurrir.
Una vez terminada lo cena, Bella se
escabullo disimuladamente al jardín, no quería que nadie la viera y le pidiera
un baile. Esperaba que Edward ya estuviera ahí, pues desde hace un rato no lo había
visto.
- Isabella – Oyó su voz profunda
que la llamaba desde la oscuridad.
- Edward ¿Dónde estás? – Sintió como
unos fuertes brazos la tomaban de la cintura.
- Te lo preguntare una vez más –
Su voz apenas era un murmullo y hablaba muy cerca de su oído – ¿Estás segura?
- Vamos Edward ambos queremos que
todo esto sea rápido, ni tu ni yo deseamos un noviazgo largo ¿cierto?
- No te preocupa acaso tu
reputación Bella – Edward no podía evitar sentirse culpable de las
consecuencias que lo que estaban por hacer pudiese traerle a ella.
- ¿Te casaras conmigo no? Solo
estamos dándole un empujoncito al destino.
- Yo diría que más bien un golpe
al decoro – Ninguno pudo evitar reír ante aquello – Esta bien amada mía, lo
haremos como tú quieras.
- Gracias – Miro a ambos lados,
cuando vio que alguien salía al jardín tomo la mano de Edward.
Este se quedo unos instantes congelado
en su lugar, sintió una fuerte descargar cuando su piel hizo contacto con la de
Isabella, ella solo le sonrió y siguió su camino.
Se detuvieron cuando llegaron a
la zona más oscura del jardín, un enorme árbol cubría de sombras el lugar y al
parecer era el lugar más indicado para llevar a cabo su plan.
- ¿Qué haces? – Pregunto Edward
al ver como Bella trataba de soltar algunas de las cintas de su vestido.
- Le doy más credibilidad a la
escena ¿lo hago mal? – Pensó en responderla que era todo lo contrario.
- Bella queremos parecer dos
amantes furtivos que compartieron unos besos licenciosos, no como si acabara de
hacerte perder tu virginidad en el banco de un jardín.
- Oh – Fue la respuesta de ella,
aún en la oscuridad Edward supo que se había sonrojado.
- Perdón no quise sonar tan duro,
pero espero que entiendas que planeo casarme contigo, no ser asesinado por tu
padre o hermano.
- Esta bien, entonces ¿qué debo
hacer?
- Lo primero, arreglarte el
vestido, está muy cerca de caer al piso – Bella lo miro avergonzada.
- No puedo hacerlo sola…creo que
desabroche más de lo debido.
- Ven pequeña acércate – Bella
fue hasta él con una sonrisa de disculpa. Edward tuvo que contenerse al ver sus
hombros pálidos y parte de sus pechos al descubierto, inhalo y exhalo, tratando
de pensar en cualquier cosa menos en la delicada piel de ella. Sentía sus dedos entumecidos y torpes, por lo
que hizo su trabajo con demasiada lentitud.
- Alguien viene – Le susurro
Bella – Manos a la obra – Llevo la mano de Edward hasta su espalda y la otra la
entrelazo con la suya propia, mientras su otra mano libre la llevaba hasta la
nuca de él, cualquiera que los viera sabría que estaban haciendo. Levanto su
rostro y le ofreció sus labios.
Edward quedo hipnotizado por
aquellos labios tan deseables y perfectos, que ya una vez había probado y no pudo evitar preguntarse por qué nunca
reparo en ellos, la respuesta llegó casi de inmediato, todo su vida había amado
a Rosalie Swan y nunca tuvo ojos para otra mujer.
Sintió un tirón en la solapa de
su chaqueta y finalmente bajo su mirada, Bella lo apremiaba a actuar y sin
pensarlo más lo hizo. El beso partió lento, solo la suave unión de dos bocas
cerradas, pequeños besos intercambiados, parte del plan que habían trazado
ambos, parecer dos enamorados que se besaban en la zona más privada del jardín,
pero de un momento todo cambió, Edward delineo con su lengua los labios de
Bella obligándola a abrir la boca y recibir aquella invasión, por un instante
la duda pareció instalarse, mas solo fue un momento, pues ella soltó la mano de
él y la subió hasta su nuca uniéndose a la que ya se encontraba ahí, de alguna
manera trataba de apremiarlo a que siguiera besándola.
Edward la acerco más a su cuerpo
y su mano libre se enterró en sus cabellos, sedosos y perfectos, cuando se
separaron un instante sus labios bajaron hasta su cuello, al oír el gemido que
escapo de sus labios, estuvo a punto de tumbarla en el suelo, pero sus planes
no pudieron llevarse a cabo, pues un grito los hizo separarse bruscamente.
- Buen Dios ¿Qué están haciendo?
– Era Jessica Stanley la mujer más cotilla de toda Inglaterra, si alguien
deseaba hacerla guardar un secreto debería matarla primero, pero para los
planes de Bella ella era perfecta.
- Lady Jessica, le pido una
disculpa – La voz de Edward sonaba mas ronca de lo normal.
-
Son unos inmorales – Bella estuvo tentada a decirle que ella era la
menos indicada para hablar de aquel tema, pues su primer hijo llego a los seis
meses de matrimonio.
- Por favor cálmese. Esto tiene
explicación.
- Por supuesto, son un par de
criaturas libidinosas. Supongo que sabrá que esto es imposible de ocultar – Y
aunque fuera posible hacerlo, para ella sería imposible quiso decir Edward.
- Lo sé y actuare en consecuencia
– Tomo el brazo de Isabella y fue rumbo al salón donde los padres de ella se
encontraban.
- Eso es lo que yo llamo una
excelente actuación – Le susurro Bella al oído. Edward no supo decirle que eso
fue todo menos una actuación.
Como era de esperar los Señores Swan fueron de inmediato
alertados de lo que acababa de suceder en el jardín. Los anfitriones de la casa
les ofrecieron el despacho para conversar con Edward y que tomaran todas las
medidas que estimaran necesarias.
Charlie estaba parado en uno de los extremos de la
habitación con los brazos cruzados en la espalda, cuando Edward entró en ella
se le quedo mirando.
- Cierre firmemente la puerta jovencito – Así lo hizo y aquel
sencillo acto sello el destino de Edward Cullen.
Holaaaaaaaaaaaa…..perdón
por la tardanza, pero tuve varios problemas con WORD!!! Primero que todo quiero
darle las GRACIAS por sus comentarios…..no saben lo feliz que me hace saber que
les gusta la historia….y me dan pila para continuar. Sé que los primero capítulos
parecen un poco confusos, pero prometo que todo se ira aclarando….creo que el próximo
capítulo ya será la boda.
Aprovecho para
contarles que si alguna de ustedes lee “La comezón del séptimo año” les cuento
que espero subir pronto nuevo capítulo, pase por un periodo de falta de
inspiración, pero la musa ya volvió!!!!
Besotes para todas
Lulu XD