La última oportunidad - Capitulo 26



Capitulo 26



Esme se quedo mirando a su hijo sorprendida por aquella noticia, Edward en cambio miraba a la pelirroja que acababa de entrar intentando ver de qué manera le arrancaría la cabeza por su impertinencia, pero como era de esperar ni siquiera se preocupo y continuo con su tono despreocupado.



- Oh, Buenos días Esme ¿Cómo estas? – Se sentó en la silla del lado y le sonrió.

- Sorprendida debo admitir – La mirada de ella se clavo en su hijo tratando de buscar alguna respuesta.

- Creo que a todos nos tomo por sorpresa la noticia, pensé que esperarían un poco más para ser padres.

- Yo pensé que la noticia tardaría un poco más en propagarse – Fue la replica sin humor de Edward.

- Bueno esta mañana llame a Bella y una cosa llevo a la otra y pues me contó la gran noticia, así que vine a felicitarte y a matarte por no contarme, pero dado que esta tu madre presente solo te felicitare.

- Muchas felicidades hijo no sabes la alegría que me provoca la noticia – Miro a su madre y sin evitarlo una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

- Gracias madre.

- Me encantaría que Isabella y tu vinieran a cenar con nosotros – Esme casi llora al ver a su hijo sonreírle llevaba tantos años sin ver un gesto así de su parte que no pudo evitar aprovechar la oportunidad para acercarse siquiera un poco a él.

- Ya veremos madre – Aunque aquella respuesta fue tan formal era más de lo que podía pedir, así que sin querer forzar su fortuna decidió que era mejor marcharse y mandar un enorme regalo a Bella, pues estaba segura que ella era quien estaba obrando un cambio en su hijo, lo mejor de todo era que él apenas y se había dado cuenta.

- Debo irme, fue un placer verte Victoria – La mujer le sonrió y le guiño un ojo en señal de complicidad – Hijo cuídate – Edward se acerco, la guió hasta la puerta y beso su mejilla en señal de despedida.






Luego de despedir a su madre se fue nuevamente a su escritorio ignorando por completo que Victoria aun estaba sentada frente a él y que al parecer deseaba hablar.

- ¿Cómo te sientes?

- No se a que te refieres – Miro a su amiga de reojo, para luego seguir revisando uno de los tantos papeles que al parecer día con día se reproducían, noto que realmente necesitaba una asistente, más bien que necesitaba a Isabella.

- Sabes para jactarte de ser un tipo inteligente, puedes ser bastante idiota – Edward levanto por completo su rostro, su boca era un línea de mal humor y sus ojos ardían en un fuego verde, en cambio ella sonreía muy pagada de si misma – Crees que con esa mirada te pediré disculpas.

- Jamás pensaría semejante idiotez. Tú no te disculpas ¿verdad? – Con un elegante movimiento de su mano Victoria trato de dar el tema por cerrado y centrarse en otras cosas.

- Te miro y no logro saber que vio Bella en ti, supongo que tiene esa extraña capacidad de ver las cosas buenas en la gente y los animales.

- Se puede saber a que debo tan floridos comentarios acerca de mi personalidad – Trato de volver su concentración a varios de los proyectos que plagaban su escritorio.

- Se deben a que eres un maldito asno Edward Cullen y ni siquiera trates de convencerme de lo contrario. Acabas de saber que serás padre y en vez de comportarte como alguien feliz o al menos aun sorprendido por la noticia, eres una estatua de frialdad que continúa su rutina como si no supiera que su vida va a cambiar.

- Maldita sea, claro que se que mi vida cambiara y estoy aterrado, temo por ella, por el bebe, por todo ¿Estas feliz ahora?

- Increíblemente mucho.

-¿Increíblemente mucho? Esa es tu respuesta. Creo que hemos hablado muchas veces de no beber en la oficina.

- ¿Eso fue una broma? Por Dios, Edward “amargo” Cullen acaba de bromear, pensé que no estaría viva para ser testigo de un evento como este.

- Si sigues así dudo que llegues viva al final del día – Le dijo sonriendo.

- ¿Otra broma? Para ya no creo que pueda aguantar tanta alegría de tu parte – El semblante de Edward volvió a ser una mascara de seriedad – Bueno ahora volvamos a lo que importa además de miedo ¿Qué más sientes?

- De verdad crees que soy un hombre amargado – Se paro de su silla y se dirigió hasta la ventana donde clavo su mirada a algún punto lejos de su oficina.

- Edward yo…

- Dime la verdad, por favor.

- La verdad – Suspiro audiblemente – Hasta hace unos meses pensé, mi amigo nunca cambiara, siempre vera el vaso medio vació, vera el lado oscuro de todo, morirá solo, pero un día apareció en nuestras vidas una dulce muchachita y fue como un milagro. Mi Querido amigo comenzó a sonreír y por primera vez supe que sus hermosos ojos verdes podían brillar  con solo mirarla, aunque no lo reconociera su corazón fue cazado y parecía tan feliz, luego de un día para otro la oscuridad volvió y por un momento pensé que no se iría nunca, mas ahora se que siempre sin importar como ella, tu Bella, siempre hace que en tu vida exista luz – Por unos pocos segundos ninguno dijo nada.

- Que cursi eres Victoria.

- Si soy muy cursi Cullen, pero tu también y no importa lo que tu boca diga tú mi querido amigo, la amas y este bebe solo viene a afianzar aún mas ese infinito amor.

- Como puedo amarla si aun no logro perdonarla – Su mirada estaba fija en Victoria quien pareció pensarse muy bien la respuesta.

- Nunca has pensado que TÚ no tienes nada que perdonarle a ella, Edward la vida es demasiado corta como para quedarse parado a mirar como avanza frente a tus ojos. Amarla es tu misión nada más – Se levanto de su silla y beso su mejilla.



Edward siguió con la mirada como Victoria se marchaba y varios minutos después seguía sin moverse, pensando en lo sabia que puede resultar su “molesta” amiga. Sin pensarlo mucho más tomo la chaqueta que colgaba de su silla y se fue corriendo de su trabajo necesitaba estar en otro lugar en ese momento y sobre todo con otra persona.







Antes de llegar hasta su departamento hizo dos paradas, aunque necesitaba verla con urgencia unas flores y una joya era su tributo a ella. Una vez en el edificio casi destruye el botón de llamada del ascensor por lo fuerte que lo presionaba, se subió casi corriendo y marco su piso. Se sentía terriblemente nervioso como un muchacho que va a su primera cita y no el hombre casado que era.



Dio dos fuertes inspiraciones para darse fuerza y abrió la puerta, trato de agudizar su oído, pero no se escuchaba ningún ruido, por un momento pensó que Isabella no estaba en casa, mas recordó que aquello era imposible pues el doctor le dijo que debía guardar reposo, tal vez estaría dormida. Miro la hora mientras seguía caminando, recordó que debía haber un enfermera con ella, pero ni rastros de vida en su departamento, hasta que finalmente la vio. Fue como una visión sobrecogedora, su mujer estaba parada frente al gran ventanal, con los rayos de sol de la mañana dándole un brillo especial,  acariciando dulcemente su vientre, Edward supo que aquella imagen jamás se borraría de su mente no importaban los años que pasaran y supo además que ser padre era el regalo más hermosa que su mujer podría darle nunca.



Se acerco sigilosamente hasta Isabella y puso sus manos alrededor de su vientre. Por un momento se sobresalto, pero al instante siguiente apoyo su cuerpo en el pecho de él, en señal de absoluta confianza. Durante varios minutos las palabras sobraron y solo los gestos de ambos llenaron el lugar.

El primero en hablar fue Edward, sin querer dejar la comodidad ni el calor de su mujer, hablo sin liberarla de su abrazo.

- ¿Cómo te sientes? – Una de sus manos subió hasta acariciar su mejilla.

- Muy bien, mucho mejor – Su voz apenas era un murmullo.

- Isabella necesito que seas honesto conmigo ¿Cómo te sientes con la noticia de que seremos padres? – Tardo unos momentos en responderle, tiempo que a Edward le pareció eterno.

- Al principio me sorprendí no pensé que podría estar embarazada, bueno hemos hecho todo lo que se supone uno debe hacer para lograrlo – Sintió un beso de su marido en su cuello.

- Si que lo hemos hecho – Cambio la posición de su mujer hasta dejarla frente a él y seguir abrazándola, pero viendo su rostro – Continua por favor.

- Ahora estoy feliz de saber que una parte de ti y de mi esta creciendo aquí – Se llevo una mano al vientre – y tu Edward ¿Cómo te sientes? – Su voz y su rostro mostraban lo preocupaba que estaba acerca de los sentimientos de su marido

- Como el hombre más feliz de la tierra – Beso su frente – Y también el más idiota al no decirlo o gritarlo – Esta vez la beso con todas las de la ley.



Bella estaba feliz por sus palabras, el saber que él estaba igual que ella por la llegada de este nuevo integrante la llenaba de alegría, aunque una pequeña parte de ella esperaba que no solo fueran palabras de felicidad sino también de amor, además anhelaba con todo su corazón que algún día volviera a decirle que la amaba, pero de alguna manera sentía que finalmente iban por el camino correcto.

 Edward tomo la mano de su mujer y la guió hasta el sofá, la dejo allí sentada y se saco una pequeña cajita de su bolsillo, la cual extendió hacia ella con una enorme sonrisa adornando su rostro.



- ¿Es para mi? – Una Isabella absolutamente sonrojada se lo preguntaba.

- No veo a nadie más aquí.

- Ey no te burles de una mujer embarazada, no has oído hablar de sus alocadas hormonas – Tomo la cajita entre sus manos y la abrió lentamente, Edward parecía un niño frente a su regalo de navidad. Moría por ver la reacción de su mujer y se sintió bastante satisfecho cuando vio su rostro lleno de sorpresa.

- ¿Te gusta? – Pregunto pese a que la respuesta parecía obvia.

- Es preciosa – En sus manos tenia una fina pulsera de oro blanco con diminutas incrustaciones de zafiro, era simplemente magnifica y al reverso tenía una inscripción “Pectus est tibi” – ¿Que es lo que dice? – Pregunto curiosa.

- Te prometo que pronto lo sabrás – Beso su frente – Tengo algo que proponerte.

- Que cosa – Adoraba cuando lo veía sonreír así.

- Bueno…me encantaría que organizaras una fiesta – Por un instante ella dudo si había oído bien lo que acababa de decirle y no sabia muy bien que se suponía que debía de responderle a Edward, pues sonaba tan convencido de aquello, que un no como respuesta no tenia cabida.

- ¿Una fiesta? ¿Aquí?

- Desde luego que aquí no cariño – Se sentó junto a ella y con un gesto que ya era del todo familiar unió sus manos con las de su mujer – Será en nuestra nueva casa. Digamos que quiero presumirte frente a toda la buena sociedad de Nueva York que parecen estar encantados con mi misteriosa mujer.

- ¿Misteriosa mujer? Tal vez seria mejor mantener el misterio, pues cuando me conozcan se sentirán totalmente decepcionados al ver lo simple que soy.

- Simple jamás seria una palabra que usaría nadie para describirte amor – Con su manos libre acaricio su mejilla que se había coloreado por el cumplido – Puede ser que unas cuantas mujeres envidiosas lo piensen, pero de ellas nunca debes preocuparte.

- Y tú ¿Cómo me describirías? – Por alguna razón se arrepintió de hacerle aquella pregunta, tenia miedo que le dijera que la mejor palabra para describirla era mentirosa o tal vez como una mujer que se marcha sin importarle nada ni nadie, estaba por pedirle que olvidara lo que acababa de preguntar cuando lo oyó contestarle.

- Te describiría como una mujer hermosa, que tiene la sonrisa más contagiosa que he visto, que sin notarle o siquiera proponérselo no nota el efecto que tiene en las personas, haces que de alguna manera todos quieran verte feliz – Edward estuvo a punto de decir que para él ese era el único objetivo que valía la pena, verla feliz, pero como siempre cada vez que comenzaba a sentirse abrumando por sus sentimientos, los ocultaba – y sobre todo saber ver lo hermoso de la gente, incluso cuando aquello no es tan obvio y yo….- No continuo hablando

- ¿Y tú que Edward? – Los ojos de Bella se abrieron con esperanzas de que finalmente volvería a escuchar aquellas palabras que tan secretamente anhelaba.

- Y yo creo que la idea de la fiesta es excelente para que todos lo sepan.

- Si eso es lo que deseas – Un nota de decepción se percibió en sus palabras.

- Si eso y… - Tomo su rostro entre sus manos y la beso – a ti – Antes de que pudiera replicar la levanto rápidamente de su lugar y la llevo entre sus brazos a la habitación.









Algunos días después en un elegante restorán de la ciudad de Nueva York, Alice esperaba la llegaba de su nuevo cómplice, a quien el destino puso frente a ella sin esperarlo. Eso fue para la caprichosa mujer una señal de que debía separar a esos dos.

- Perdón por la tardanza – Levanto su mirada de su bebida y el sonrió.

- Perdón por ordenar, pero no acostumbro a esperar a nadie – El hombre simplemente se sentó sin darle importancia al comentario – ¿Tienes alguna novedad?

- Veo que deseas comenzar el trabajo de inmediato – Le hizo un gesto al camarero para que se acercara y poder ordenar.

- Así es – Espero el tiempo en que se demoraba en pedir su comida – No entiendo donde guardas tanta comida.

- Se como quemar las calorías, creo que me entiendes ¿no?

- Si. Ahora dime que averiguaste.

- Bella esta embarazada – La morena casi rompe la copa que sostenía en sus manos por la fuerza por la cual la tenía tomada - ¿Qué acabas de decir?

-Podrías calmarte Alice.

-¿Embarazada? Dices que esta embarazada – Miro con furia al portador de aquellas noticias.

- Si esta embarazada – Le respondía sonrientemente.

- Pero ¿Cómo?

- Realmente deseas que te explique la mecánica del embarazo, supongo que alguien no tuvo la charla de la abejita y la flor.

- Cállate idiota y escúchame, va a ver un ligero cambio de planes, pero el lugar seguirá siendo el mismo.

- La fiesta.

- Si la fiesta, no saben la sorpresa que se llevaran.

- Solo tengo una duda que te hace creer que serás invitada.

- Lo seré y en todo caso tú lo serás, te has ganado la confianza de Isabella este último tiempo ¿no?

- Si, pero puedo notar por tus palabras que quieres venir como mi acompañante, eso no se vera bien en lo absoluto, Alice.

- Idiota, bien sabes que lo único que necesito es entrar a esa maldita casa, lo demás sucederá por si solo.

- Por supuesto – Sintió vibrar su teléfono – Hablando de la dueña de mi corazón, acababa de enviarme un mensaje.

- Que dulce, entonces mi querido Romeo ve tras tu Julieta y asegurate de llevarla muy lejos.

- Nunca dudes de esos, cariño – Ambos alzaron sus copas brindando por su plan y su alianza.




Acá nuevo capi de “LUO” espero les guste y dejen sus comentarios!!!!! Y sus teorías acerca del nuevo cómplice de Alice, puede ser cualquiera, incluso un nuevo personaje XD.

Como siempre mil gracias por su paciencia y prometo subir próximamente un nvo capi de “La comezón del 7mo año”



Besos

Lulu XD

  
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