Capitulo
6
Compromisos
- Se puede saber que hace aquí.
- Acaso no es obvio – La mujer se llevo lentamente
la taza de té a los labios.
- Si fuera un hecho obvio le aseguro que jamás
hubiese tenido la intención de preguntárselo – Edward trato con todas sus
fuerzas de disimular la profunda antipatía que sentía por aquella mujer.
- Como bien sabe su Excelencia, su difunto padre y
yo habíamos acordado un compromiso entre su primogénito y mi querida sobrina
Jane, a quien debe saber amo como si fuera mi propia hija, pues Dios en su plan
maestro no tenia para mi el ser madre – Un bufido escapo de los labios del
Conde pues lo que menos deseaba era compartir una historia particularmente
intima con ella. Así que antes de que continuara hablando decidió tomar él la
palabra.
- Creo que esta demás recordarle que al hijo que
usted se refiere era Anthony, quien debo agregar falleció hace casi dos años – La mujer que
hasta hace unos segundos actuaba con aparente calma lo miro con el rostro
desencajado a causa de la rabia.
- No es necesario que se comporte de un modo tan descortés,
los hechos que relatan son de mi total conocimiento.
- Lo lamento, pero según pude entender de sus
palabras daban a entender que lo había olvidado.
- Su Excelencia – Edward sabia cuanto le molestaba
a alguien como ella tener que llamarlo de esa forma precisamente a él, un pobre
soldado que tuvo la fortuna de ser el hijo bastardo del Conde de Barnes cuyo
hijo murió en un accidente de coches – Creo que nos hemos logrado entender.
- Eso es obvio mi estimada Señora Sforza, pero que
es lo que necesita que yo entienda.
- Bueno que dado que su hermano Anthony no puede
cumplir con su compromiso, dado que nuestro Señor decidió llamarlo a su casa
celestial, es dable suponer que ya que usted ha asumido todas las
responsabilidades y compromisos que a él le correspondían legítimamente – Aquella palabra fue dicha con especial ahínco
– el matrimonio sea uno de aquellos que también le corresponde a usted cumplir.
Edward observo a la mujer que tenia sentada frente
a él y comprendió las palabras de Bella, así que era ella la que había hablado
demás y lo peor era que eso había hecho infeliz a su mujer. Decidido a acabar
de raiz el asunto se dispuso a aclararlo.
- Lamento informarle que lo que usted supone esta
equivocado del todo.
- ¿Qué quiere decir con eso? – Nuevamente las
facciones de ella se habían crispado.
- Que no asumiré el compromiso al que se refiere…no
puedo – ni quiero quiso agregar – casarme con su sobrina.
- ¿Cómo que no puede? Acaso su Excelencia padece
algún mal – Una sonrisa maliciosa se extendió por el muy poco agraciado rostro
de la mujer justo en el momento que su mirada iba a ciertas partes de la anatomía
de Edward.
- Estoy perfectamente de salud mi queridísima
Señora, la razón de que no puedo asumir dicho compromiso es sumamente sencilla.
Estoy felizmente casado – Levanto su mano con arrogancia para que ella pudiera
ver el anillo de boda que descansaba en su anular.