Capitulo
28
Finalmente se habían mudado y ya llevaban casi una
semana en su nueva casa y tal como Isabella había prometido le mostró lo
agradecida que estaba en casi todas las habitaciones de su nuevo hogar. Edward
se hizo la promesa de hacer feliz lo mas seguido posible a su mujer si las
nuestras de su gratitud serian como las de aquella gloriosa semana.
La fiesta definitivamente
se llevaría a cabo aquel día, estaba todo listo y dispuesto. Incluso la familia
Swan en pleno iría, junto con otros cien selectos invitados de distintas
esferas de la ciudad. Muchos que fueron excluidos tuvieron que controlar la
rabia que sintieron pues no era en lo absoluto conveniente granjearse la
enemistad de los Cullen.
Bella estaba terminado de prepararse cuando Edward
entro a la habitación, se veía perfecto es su traje de etiqueta que no pudo más
que observarlo por demasiado tiempo y con la boca ligeramente abierta para que
el aire entrara a sus pulmones.
- ¿Te gusta lo que ves? – Él le regalo su sonrisa
torcida e Isabella no pudo evitar sonrojarse, aunque eso no evito que le
respondiera.
- Muchísimo.
- Pues tú querida mía pareces un sueño – El
vestido que había elegido para esa noche era de color rojo, ceñido a su pecho
para luego caer libremente por todo su cuerpo, aun cuando su embarazo no era
avanzado, se negaba a usar cualquier cosa ajustada. Complementaban su atuendo
su pelo recogido en un elegante peinado que dejaba libre un par de rizos,
además llevaba puesta la pulsera que Edward le había obsequiado. Estaba por ir
en busca de sus aros, él tomo su mano y
le entrego una caja de terciopelo negro.
- ¿Qué es? – La pregunta era del todo obvia, ya
que no era en lo absoluto difícil reconocer lo que era aquello.
- Un pequeño obsequio. Que me encantaría usaras
esta noche – Beso su hombro desnuda y Bella pensó que el podría pedirle que usara
un pescado al cuello y lo haría sin dudarlo.
Abrió lentamente la caja y vio un par de delicados
aretes de rubí y una finísima cadena que complementaba el conjunto, se quedo
viéndolo con los ojos abiertos, sin poder decir nada.
- ¿Te gustan? – Edward se preocupo al ver ninguna
reacción en Isabella, en especial cuando él y su cuerpo reaccionaron totalmente
cuando la vieron, realmente cuando entro a la habitación quedo sin habla, no
habían palabras que pudieran describir lo hermosa que se veía y sintió una
mezcla de emociones al saber que ella era su mujer.
- Son hermosos, pero es demasiado Edward yo…- Puso
un dedo en sus labios para callarla.
- Mereces esto – Dijo tomando la gargantilla y poniéndosela
frente al espejo – Y mucho más – Bella simplemente lo beso.
- Gracias – Saco los aros y se los puso.
- Perfecta – Tomo su mano y bajaron a recibir a
los invitados.
Cuando llegaron hasta la entrada los primeros
invitados comenzaban a llegar. Un muy sonriente Edward abrazaba posesivamente a
Bella de la cintura, mientras la presentaba ante todos, ella les devolvía el
saludo como toda perfecta anfitriona.
Al ver llegar a Emmett del brazo de Alice de
inmediato se tenso y su agarre se hizo mas fuerte, Bella quien noto el cambio
siguió su mirada y los vio, para evitar cualquier problema se acerco a su
marido y le dio un beso en los labios, fue un leve roce, pero el necesario para
que él se calmara.
- Isabella siempre tan hermosa – Una vez que
estuvieron cerca Emmett tomo su mano libre y la beso.
- Muchas gracias – Bella le dio una sonrisa
educada.
- Buenas noches Emmett – La voz de Edward se hizo
notar, mientras envolvía la mano de su mujer entre la suya
- Edward ¿Cómo estas? – Retrocedió unos pasos
cuando noto que Alice deseaba besar su mejilla.
- Buenas noches Alice, que gusto que hayas venido,
por favor no se quedan aquí y vayan a disfrutar del cóctel en el salón –
Isabella sonreía mientras acomodaba su cabeza en el hombro de Edward.
- Que amable – Como siempre la voz de Alice
destilaba veneno cuando hablaba con ella.
Cuando
Edward pensó que ya nadie más podría incomodarlos vio como Jacob hacia su
entraba acompañado de Mill, solo por que iba del brazo de alguien tan especial
para él hizo que se contuviera de sacarlo a patadas como lo estaba deseando,
además estaba el hecho que no quería que nada estropeara la noche de Isabella,
aun cuando pensaba hablar con ella acerca de la lista de invitados.
- Mill que alegría que estés aquí – Bella se
separo del agarre de su marido y la abrazo.
- No me perdería esta fiesta por nada del mundo,
mucho menos el poder comprobar lo que he oído por ahí.
- ¿Qué cosa? – La pareja miro a Mill con
curiosidad.
- Edward Cullen enamorado….eso mi Bella es algo
digno de ver – Los ojos grises de la mujer se clavaron en el susodicho – Y ni
siquiera te atrevas a negarlo, basta mirarte para saberlo.
Durante una fracción de segundo nadie hablo, al
menos hasta que Jacob carraspeó haciendo que por un momento la atención se
concentrara en él.
- Te ves hermosa Bells, pero supongo que ya te lo
han dicho – Trato de tomar la mano de Isabella
- Si lo han hecho partiendo por mi…su esposo –
Edward impidió el saludo de Black estrechando él la mano de este con fuerza.
- Gracias por venir Jacob.
- De nada, sabes que haría cualquier cosa por ti –
Un bufido escapo de los labios de Edward.
- Bueno. No los molestamos más así que continúen –
Se acerco a besar la mejilla de Mill y aprovecho de susurrarle –Espero que tu
acompañante se mantenga lejos de mi mujer.
Ella solo le sonrió y antes de partir les dijo a
ambos:
- Ay el amor…el amor.
Cuando ya todos los invitados habían llegado una
banda comenzó a llenar el salón de una suave música, como se esperaba tenían
que ser los anfitriones quienes dieran inicio al baile. Edward llevo al centro
de la pista a Isabella y la tomo entre sus brazos, ella llevo sus manos hasta
los hombros de su marido hasta que ambos estuvieron preparados y se sintieron
envueltos en la música.
- Eres la envidia de todos, eres la mujer más
hermosa de toda la fiesta.
- Solo lo dices por que soy tu mujer – Descanso su
cabeza en su pecho.
- No lo dijo por que es cierto.
- Pues yo también soy envidiada por muchas. Acaso
no notan como todas te miran, pero por si alguna aun tiene alguna duda de algo
– Se puso casi en puntillas para buscar sus labios y besarlo delante de todos
quienes los observaban.
- Esta fiesta será eterna – Bella rió por la
actitud de él, estaba por decirle algo más cuando sintió que alguien estaba
tras de ella.
- Me permites bailar con mi hija – Edward miro a
Bella quien asintió ligeramente.
- Por supuesto – Dejo su mano sobre la de su
padre.
La fiesta era un verdadero éxito. Luego del baile
inicial, fue servida la cena y nuevamente varias parejas fueron hasta la pista.
Edward apenas y pudo bailar algunas piezas mas con Isabella, que cada cierto
era requerida o felicitada por alguien por cualquier cosa desde su matrimonio
hasta la decoración, eso sin contar todas las personas que deseaban hablar con
ella.
Bella jamás pensó que se transformaría en el
centro de atención, es especial cuando Edward era el famoso en ese lugar no
ella, pero muchas personas se acercaron para preguntarle su receta de
conquista, algunas con mas tino que otras, pues noto como varias mujeres le
hacían la pregunta llenas de veneno. Miro por todo el lugar, pero no vio a su
marido así que se escabullo unos minutos de la vista de la gente, en eso estaba
cuando se encontró con Royce, el marido de su hermana Rosalie.
- Royce ¿estas bien?.
- Bella ¿Cómo estas?
- Muy bien y tu – Noto cierto nerviosismo en él.
- ¿Has visto a tu esposo?
- Hace unos minutos y ¿Dónde esta Rose?
- Creo que debo comentarte que ella esta bastante
molesta – Bella de inmediato supo el motivo, si había algo que molestara más a
su hermana que no ser el centro de atención es que ella lo fuera.
- Debí suponerlo.
- Creo que debes saber también que tal vez desee
recuperar cierto protagonismo.
- ¿Dónde la vista la ultima vez? – Para ella todo
era muy claro.
- Por aquel pasillo, supongo que conduce a algún
lugar importante.
- Así es…gracias Royce.
Alice observo a lo lejos el movimiento de ambos y entre las sombras sonrió. Todo estaba saliendo más que perfecto en aquella fiesta y la feliz pareja pronto caeria.
Edward se escabullo sigilosamente de la fiesta y
entro a su nuevo despacho, se sintió extraordinariamente tentado a golpearse
pues fue él el de la idea de organizarla, pero claro nunca sopeso los pro y los
contra, solo quería que Nueva York conociera a su mujer y ahora que lo habían
hecho se sentía un estúpido, pues como era de esperarse la cuidad había caído
bajo su embrujo y no solo eso sino que después del baile inicial apenas y había
podido estar con ella, por un instante pensó en arrastrarla con él hasta la habitación,
mas ella se veía tan cómoda y feliz, que dejo por un lado su egoísmo, sobre
todo teniendo en cuenta que cuando todos se fueran ella seria suya.
Estaba bebiendo una copa de vino concentrado en el
paisaje exterior cuando oyó la puerta abrirse, por un instante le emociono la
idea que fuera Isabella quien estuviera ahí, pero de inmediato lo descarto pues
el perfume de su mujer nada tenia que ver con el que ahora llenaba todo el
lugar.
- ¿No me invitas una copa? – Oyó aquella voz
femenina que al parecer trataba de ser seductora.
- No deberías estar con el resto de los invitados.
- No lo creo, en especial si el anfitrión esta
solo – Se fue acercando lentamente hasta donde se encontraba Edward.
- Solo vine en busca de algo, pero ya me marcho.
- ¿Por qué te marchas tan pronto? ¿Acaso tienes
miedo de algo? – No pudo evitar reír ante el patético espectáculo de seducción,
pues ahora uno de los tirantes del vestido había caído, tan sutilmente como la
visión de un elefante en una pastelería, dejando demasiada piel expuesta para
su gusto.
- En lo absoluto, solo deseo reunirme con mi
mujer.
- No creo que en este momento te este extrañando
demasiado, según noto adora ser el centro de atención – Paso sus uñas por su
brazo – Además somos familia deberías darme una atención…especial.
- ¿Familia? Solo técnicamente y además es de
pésima educación desaparecer tanto tiempo de una fiesta.
- Tanto deseas estar con ella, que le ves es solo
un ratoncillo sin gracia – Edward había tratado por todos los medios de
comportarse con educación, pero simplemente no pudo más cuando oyó como
ofendían a su mujer – Tomo a la mujer del brazo con fuerza para sacarla de su
despacho.
- Escúchame bien, nunca más vuelvas a ofender a
Isabella ¿lo has entendido? Nunca más.
Estaba por abrir la puerta para sacarla cuando
noto que alguien estaba abriéndola desde fuera, en ese instante todo pasó
demasiado rápido, pues de un momento su cuerpo fue rodeado por el de aquella
mujer, quien no conforme con eso lo beso en el preciso instante en que la
puerta se abría.
- Edward – Era la voz de su mujer.
-O-
Holaaaaaaaaaaa aquí el capitulo doble...espero que les guste y me
dejen sus comentarios!!! Gracias por los del capitulo anterior!!!!
Se viene el drama....y ya estamos en la recta final!!!
Que tengan un maravilloso fin de semana
Lulu XD