La última oportunidad - Capitulo 31


 
Capitulo 31

Edward aún sostenía a Bella entre sus brazos, sin poder creer aún que finalmente todo haya sido aclarado entre ambos, quiso pellizcarse para asegurarse que no era un sueño, pero decidió darle un mejor unos a sus dedos y comenzó a dejar pequeñas caricias en el cuello de su mujer, para luego bajar por su espalda.

Sonrió satisfecho cuando la oyó suspirar y luego la separo lo necesario para poder unir sus labios y besarla. Bajo las manos hasta su blusa y comenzó a quitársela, dejo un momento su boca para besar cada porción de piel que era revelada, se detuvo más tiempo en sus pechos que ya parecían estar más llenos producto del embarazo.


- Edward…no creo poder – De inmediato se detuvo y la miro interrogante – Seguir mucho más de pie – Se aferro a su cuello para bajarlo hasta su altura y besarlo.
- Eso tiene solución – La tomo de la cintura y suavemente la dejo sobre su cama. Termino de quitarle su blusa y luego sin mayores ceremonias lanzo su falda por los aires.
- Esto es sumamente injusto – Se quejo Bella.
- ¿Injusto? – Tan concentrado estaba besando el cuerpo de su mujer que no entendía a que se refería.
- Estoy casi desnuda y tu estas completamente vestido – Se levanto para quedar sentada en su cama y abrió de un solo tirón su camisa – Mucho mejor.

Ahora fue el turno de ella de besarlo, su boca y su lengua recorrieron su pecho desnudo llenándolo de besos, cuando llego a su pantalón primero dejo caricias por encima de la tela de este, provocando que los verdes ojos de Edward se volvieran negros y que lanzara un gruñido por las sensaciones que estaba provocando.
- Parece que alguien esta listo – Siguió acariciando, pero esta vez se ayudo de sus uñas provocando que su marido le sostuviera las manos - ¿Qué sucede? – Le pregunto inocentemente.
- Que me harás quedar como un adolescente si no dejas de hacer eso.
- ¿Te gusta? – Le susurro provocativamente en su oído.
- Como no tienes una idea.
- Oh yo creo que la tengo – Se aprovecho de su distracción y libero su mano, la cual se fue directamente dentro de su pantalón, haciendo que Edward gritara de sorpresa y placer – Una idea muy acabada de cuanto te gusta.
- Eres mala, amor mío – Quito suavemente su pequeña mano y se levanto solo unos segundos para sacarse su pantalón y todo lo demás para quedar completamente desnudo frente a ella – Ahora estamos es una situación de absoluta desigualdad.
- Te invito a que arregles el problema – Se acostó nuevamente en su cama y lo invito a unirse a ella, moviendo su dedo meñique.
- Hay luchas que valen la pena – Rasgo sus bragas de un solo tirón y uso sus dedos para darle placer. Bella por su parte solo lo miraba y se mordía el labio tratando de frenar el grito que amenazaba con salir, adoraba cuando Edward realmente trabajaba duro en hacerla llegar al éxtasis y buscaba un sin fin de maneras para lograrlo.

No pudo contenerse más cuando sintió otro dedo en su interior y la ayuda de su lengua que era mágica la cual siempre sabía exactamente que punto tocar para hacerla estremecer. Siguió con el beso más íntimo que pudiesen compartir hasta que Bella se rindió al placer y tuvo su orgasmo. Sus dedos se aferraron a las sabanas como si la vida misma se fuera en ello.

Sintió como lentamente subía por su cuerpo hasta llegar a su cuello y dejar su marca en él, luego beso sus mejillas, su nariz, sus parpados aún cerrados para llegar muy cerca de sus labios y susurrar un te amo que la hizo abrir sus ojos y sonreírle.
- No tanto como yo.
- ¿Realmente quieres competir conmigo? – Le pregunto para luego ir en dirección a sus pechos y deleitarse con ellos.
- Si…si…si.
- Interesante – Levanto levemente sus caderas y la penetro, llenándola por completo de una sola estocada – Pero me temo – salio solo un poco de su interior para entrar en ella con más fuerza – que yo te amo mucho más – repitió la acción anterior buscando dejar a su mujer sin palabras.

Entraba y salía de ella como si la vida misma dependiera de eso, necesitaba demostrarle con gestos lo que le decía con palabras, que la amaba más allá de la razón y que siempre la amaría sin importar nada.

Entro una vez más en ella y la sintió tensarse, para luego sentir su miembro apresado en su interior hasta ser liberado con ambos gritando de placer y Bella siendo completamente llenada por Edward.

Cuando finalmente lograron acompasar sus respiraciones, Edward abrazó a su mujer y la recostó sobre su pecho.
- Creo que deberías dejarlo en un empate técnico – La oyó murmurar.
- Así será – La beso antes de que ambos se durmieran.



Edward no podía dejar de mirar a su mujer ahora que ambos conocían con certeza los sentimientos del otro todo parecía distinto de una mejor manera los colores de un nuevo día, el cantar de los pájaros, hasta el aroma a tierra mojada que en aquel momento se filtraba por la ventana de su habitación era el mejor olor del mundo, más bien el segundo, pues siempre sería el número uno el dulce e incomparable aroma de Bella, incluso cuando solo quería hacerla sufrir por todo lo que creía que había hecho su perfume no lo abandonaba y hacia que la añorara aún más.

Sintió que su mujer se removía en sus brazos, aprovecho el impulso y la acomodo mejor sobre su pecho, noto como lentamente abría sus ojos tratando de dejar la pereza atrás, cuando logro abrirlos por completo, le regalo una sonrisa y el respondió el gesto acariciando su mejilla.

- Buenos días amor – La saludo Edward
- Buenos días – Su voz sonaba aún un poco ronca producto del sueño.
- ¿Deseas desayunar? – Jugaba con un mechón de su cabello que tenia entre sus dedos.
- Me parece perfecto – Bella intento levantarse del cómodo lugar donde estaba, pero los fuertes brazos de su marido se lo impidieron.
- ¿A dónde crees que vas? – Le pregunto muy cerca de su oído.
- El desayuno no se hará solo – Besos la punta de su nariz y trato nuevamente de salir de sus brazos.
- Amor será mejor que dejes de moverte de esa forma o de otra manera no me hago responsable de mis actos – No puedo evitar sonreír al ver como sus mejillas se coloreaban por el comentario – Además Anne lo preparara.
- ¿Anne? – Bella no pudo evitar la pequeña nota de celos que tiño su voz.
- Si, nuestra adorable…Tuvo que contenerse de no reír al sentir como Bella trataba de alejarse de él luego del comentario – ama de llaves, te gustara tiene casi sesenta años, aunque aparenta cincuenta.
- ¿Cuándo planeabas contarme que habías contratado a alguien que aparente cincuenta años?
- Hoy – Edward sonrió seductoramente, lo hacia con el propósito de evitar una discusión, pues Bella había sido muy clara acerca de estar rodeada de gente que la sirviera todo el día no dejándola hacer absolutamente nada y además que varias veces le había aclarado a su marido que estaba embarazada no enferma.
- Que momento más adecuado ¿no? – Beso su pecho.
- Así que….- Dejo la pregunta en el aire.
- Quiero una ensalada de frutas gigante, unos panqueques franceses y un súper vaso de jugo de frutilla – Instintivamente Bella cerró sus ojos al imaginarse su desayuno.
- ¿Algo más?
- Si, un beso.
- ¿Quiere que Anne te de un beso? – Le pregunto enarcando una ceja.
- Recuerda que soy una mujer embarazada y con las hormonas un poco revolucionadas – Le sonrió – Aunque si contratas un guapo jardinero puede ser que quiera…- No la dejo continuar y la beso apasionadamente.
- Ahora voy a la cocina – Se obligo a si mismo a levantarse, de otra forma estaría todo el día junto a Bella en la cama.
- Y yo llamare a alguna agencia de empleos en busca de un jardinero – Le sonrió y le guiño el ojo.
- Oh Sra. Cullen si continua así hará que nos mudemos nuevamente a un apartamento – Volvió para dejarle un corto beso en los labios, luego se fue un momento hasta el baño y reapareció con un pantalón y su bata. Le lanzó un beso por el aire y se marchó.

En menos de media hora se encontraban disfrutando de un delicioso y sustancioso desayuno en la comodidad de su cama. Se daban de comer en pequeños bocados el uno al otro y la mayoría de las veces terminaban besándose

- Así nunca terminaremos – Hablo Bella antes de que Edward le diera un trozo de fruta.
- ¿Quieres terminar?
- No olvides que debemos trabajar.
- Pero debo recordarte que soy tu jefe, así que...tienes el día libre – Bella se acercó a él y lo abrazo por el cuello.
- Tengo el mejor jefe del mundo – Quito la servilleta que tenia en su regazo y se sentó en el – pero debemos trabajar.
- No, no debemos – Hizo un puchero adorable.
- Te prometo – Se acerco a su oído – que en la noche te recompensare – mordió el lóbulo de su oreja.
Después de terminar de desayunar decidieron prepararse por separado, pues de otra forma jamás saldrían de su casa, aunque para Edward aquello era una excelente opción, Bella se mostró firme en cumplir con su trabajo, además ya iban muy retrasados. Por lo que una vez que estuvieron listos, se dirigieron directamente al auto sin que pudiera siquiera presentarle a Anne.
Cuando llegaron se encontraron a Victoria en el pasillo quien solo les sonrió con picardía y siguió su camino, estaba por entrar a su oficina, pero antes de hacerlo llamo a Edward.
- Lo siento tortolito, pero tenemos una reunión en quince minutos – Iba a responderle, mas no pudo – Y no podemos fallar.
- Esta bien – Soltó un bufido frustrado.
- Y ¿Bella? – Se detuvo y se le quedo mirando – Quiero todos los detalles – No espero a que hablara y ahora si entró a su oficina.
- No puedo creer que tenga una reunión.
- Te dije que debíamos trabajar.
- No quiero – La abrazo y apoyo su cabeza en su hombro.
- En su escritorio están todos los detalles para tu junta – Lo oyó gruñir – Vamos cariño, tienes que hacerlo
- Esta bien – Beso la punta de su nariz – Dame los papeles.

Edward dio una rápida lectura a los puntos más relevantes, la donación de aquella empresa era importante, pero sabia como comportarse frente a ellos. Antes de partir a su reunión beso a su mujer y le prometió que comerían juntos, apenas terminara. Estaba saliendo de su oficina, pero antes de traspasar el umbral se dio vuelta, la miro y hablo.
- Te amo, Bella.
- Te amo, Edward


Luego de dos horas extenuantes salio con un nuevo patrocinador para el MET, tuvo que aguantar un par de bromas de su amiga y de los participantes de la reunión, pero no le importo se sentía tan feliz que el malhumor no tenia espacio en su vida. Les prometió cenas o comidas a todos los presentes y salió rumbo a su oficina, al llegar supo de inmediato que ella no estaba ahí, era como si tuviera un radar que le permitiera saber cuando ella faltaba.
Busco algún mensaje o algo que explicara su ausencia, la espero unos minutos, pero al ver que no llegaba llamo a su secretaria para saber si tenía algún mensaje de ella.
- Lo siento Sr. Cullen ella no me dijo nada cuando salio.
- ¿Salio?
- Si, recibió una llamada y salió – Algo en aquella vaga información le produjo inquietud a Edward.
- Gracias.
Sin saber muy bien por qué decidió ir a buscarla a cualquier lugar, le informo a su secretaría que saldría y que cualquier cosa con referencia a su mujer lo llamara de inmediato.

Edward comenzó su búsqueda en el lugar más cercano y que le pareció mas obvio, el estacionamiento, aunque sabia que no había tomado las llaves del auto, decidió partir por ahí. Fue hasta su auto y no vio nada fuera de lugar, exhalo con fuerza y se llevo las manos al puente de la nariz. Iba a marcharse cuando oyó algo.
- ¿Buscas a Bella? – La voz en las sombras se fue materializando
- ¿Qué haces aquí Black?
- Vine a darte un mensaje de tu mujer – Edward se tensó ante su respuesta y en especial por el tono de suficiencia con que lo dijo – Acaso no quieres que te lo de.
- Así que además de perro faldero, eres paloma mensajera – La sonrisa que hace unos segundos tenía el muchacho se borró.
- Su fuera tú mediría mis palabras, Cullen o es que acaso tienes miedo de lo que tengo que decir.
- Habla – Edward estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no golpearlo.
- Bella me pidió que te digiera que la dejes en PAZ, que no desea seguir al lado de un hombre tan patético como tú que cae dos veces en el mismo discurso y…- sacó algo de su bolsillo y se lo acerco a un silencioso Edward – que te diera esto – Era su anillo de boda – Bueno espero que el mensaje sea muy claro para ti – Tomo el anillo y vio como Jacob se daba media vuelta y se alejaba

Algo no iba bien Edward podía sentirlo en cada fibra de su ser, no solo estaba el hecho de que tenía en sus manos el anillo de boda de Bella, sino que no creía en ninguna de las estúpidas palabras de Jacob, aún cuando una muy pequeña parte de su mente no dejaba de gritarle que ella lo había abandonado nuevamente lucho contra esta, pues se negaba a darle cabida a aquellos pensamientos, pero entonces donde estaba su mujer, el no tener respuesta lo intranquilizo más. Estaba por subir a su auto cuando un movimiento captó su atención y decidió hundir sus pensamientos unos minutos, vio como Jacob iba rumbo a una camioneta que no era la suya y que era demasiado familiar para él.
Decidió caminar hasta donde estaba, agradeció que estuviera oscuro y hubiese algunas columnas que hacían más fácil el poder ocultarse,  se detuvo a muy pocos metros de distancia, cuando Jacob también lo hizo y tomo su celular, por lo que supuso marcó rápidamente un numero y lo escucho hablar.
- Te dije que todo saldría perfecto – Edward trato incluso de no respirar – Por supuesto que se lo creyó no olvides que ella ya lo hizo una vez – Un largo silencio siguió a aquella palabras, seguramente la persona que estaba al otro lado de la línea hablaba ahora - ¿Cómo esta?... ni lo pienses o sabrás de lo que soy capaz – La voz de Jacob sonaba furiosa – Si algo le pasa a ella, algo le pasa a él, no lo olvides – Nuevamente el silencio – Mas te vale que la playa te ayude a reaccionar Alice – No hablo más abrió la puerta del auto y se subió en el.

Edward trato de controlar su respiración y su temperamento para no abalanzarse contra ese perro de Black, ya se las pagaría, ahora lo primordial era encontrar a Bella y tenía mas o menos una idea de que hacer. Camino rumbo a su auto y una vez dentro hizo una llamada.
- Necesito tu ayuda, Bella esta en peligro – No espero más respuesta y salió en busca de la única persona que le seria útil en aquel momento.


Isabella no entendía muy bien que sucedía, recordaba haber estado tranquilamente en su oficina a la espera de Edward, cuando Jacob la llamó para decirle que le tenia una sorpresa en el estacionamiento no lo pensó dos veces y fue a su encuentro, el problema es que cuando llegó la oscuridad se hizo demasiado profunda y al volver en sí se encontraba en aquel cuarto frente a aquella insoportable y obsesiva mujer.

- Te miro y te miro y aún no puedo comprender que vio Edward en ti…eres tan común y corriente, simple, sin gracia alguna – Alice miraba a Bella que estaba frente a ella atada de pies y manos en una silla – ¿No piensas decir nada?
- ¿Dónde esta mi sortija? – Clavó su mirada en aquella despreciable mujer.
- Tú sortija querida, ya fue devuelta a Edward junto con un mensaje muy claro de tú parte – Los ojos de Bella se abrieron desmesuradamente por la sorpresa.
- ¿Que hicieron? – Hizo todo lo posible para no llorar.
- Algo que debimos hacer hace mucho tiempo – La mirada de Alice estaba desenfocada – Tú no eres para él niña, en cambio yo…estábamos destinados, pero claro apareciste en nuestras vidas y lo arruinaste todo, primero te quisiste llevar a Emmett supiste que no tenía dinero y encostraste a Edward mucho mejor partido…eres toda una joyita Isabella.
- Estas loca.
- Yo que tú pienso mejor mis palabras, en especial si yo tengo un arma y tú no.
- No te tengo miedo.
- Mala elección – Puso la pistola frente al pecho de Bella – Muy mala elección.

Edward estaciono en medio del camino su auto, iba junto a su medio hermano a la casa de playa del padre de este, aquel lugar llevaba años abandonado, pero algo le decía que debía ir hasta allá. Bajo corriendo como un loco sin importarle si Emmett venia o no tras él, estaba por tumbar la puerta cuando algo brillante en el piso llamo su atención, se agacho para tomarlo y de inmediato un escalofrío recorrió su espalda, era la pulsera que le había regalado a Bella, paso un dedo por la inscripción y luego la oprimió con fuerza en su mano transformada en un puño, hizo un mudo juramento, encontraría a su mujer y a quienes le habían hecho daño, ellos pagarían con el infierno cualquier sufrimiento que pudieran haberle causado.
Se sobresalto cuando sintió que Emmett tocaba su hombro, se volteo a verlo y sin hacerle pregunta alguna este le mostró un juego de llaves, le indico con la cabeza que se quitara de en medio unos segundos. Edward bufo ligeramente y estaba por hacerlo cuando dos cosas sucedieron casi al instante oyeron desde fuera el sonido de un balazo y la pulsera de Bella se caía de sus manos, se quedo petrificado en el lugar…algo acaba de suceder….algo muy malo. 


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Chan chan….Si sé que querrán enviarme a los Volturi por qué desaparezco mil años y luego dejó el capitulo ahí, pero creí que así quedaba más emocionante, este es el penúltimo capitulo!!!!
Como siempre GRACIAS TOTALES por sus comentarios!!!!
Aprovecho de recordarles que si quierenme pueden encontrar en facebook como Lulu Masen y mi pagina llamada “Mi Espacio”.
Nos vemos en el último capitulo y si el público lo quiere habrá Epilogo


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