Capitulo 15 - "Sin invitación"




Capitulo 15

Solamente tú

 

Finalmente había llegado el día que llevaba años esperando, nunca trate de imaginármelo demasiado, pero definitivamente nada estaba pasando como yo creía. No sentía esa liberación y alegría que pensé sentir al saber que en unas horas partiría a una nueva vida, mas me negaba a buscarle sentido a mi falta de emoción.

Solo una cosa era claro mis ultimas momentos en Forks, estarían llenos de actividades, empezando en un par de horas en que debía estar mi graduación, luego tal como mi padre me había pedido estaría en la fiesta de celebración, después me reuniría con Edward, que me había insistido de tal manera que era aceptar o contratar a alguien para que se deshiciera de él, realmente puede ser más allá de lo soportable cuando desea algo por lo que por su bien y el mio acepte verlo antes de marcharme definitivamente.

Como aún me quedado un poco de tiempo antes de prepararme, decidí pasarlo junto a mis hermanas, la palabra despedida jamás fue dicha por nosotras, pero aunque no lo mencionábamos eso era exactamente lo que era. Jane lo supo, me miraba con una sonrisa triste, en cambio Tanya no dejaba de contarme todos los planes que tenia para el verano y en varios de ellos estaba yo incluida, debo reconocer que fui una cobarde al no decirle que no estaría para ayudarla a construir su casa en el árbol o para ir a La Push como ella, lo único que hice fue sonreírle.  Cuando sentí que no podía seguir mintiéndole, me levante con la excusa de tener que alistarme, ella solo me sonrió y continúo hablando, con quien desde mañana seria su hermana mayor.

Llegue a mi habitación y me obligue a mi misma a no pensar en nada,  solo en la idea de  tener que usar aquella horrible y muy amarilla toga de graduación, era algo lo suficientemente duro y a la vez una buena vía de escape para mi mente. Además  quien quiera que haya creído que esos colores eran medianamente usables por alguna persona normal debe de haber sufrido un fuerte golpe en la cabeza de pequeño.

Use mi ropa habitual y me resistí unos segundos a cubrirla por esa horrenda toga, mientras más la miraba más horrible me parecía. Estaba comenzando a ponérmela, cuando oí un golpe en la puerta de mi habitación.



- Bells puedo pasar – Era Jane la que tocaba.

- Claro – Respondí mientras terminaba de ponerme tan espantoso complemento.

- ¿Necesitas ayuda? – Me pregunto asomando la cabeza por la puerta.

- Si, consígueme una cerilla y un poco de gasolina – Me miro extrañada – para quemar eso – Me señale a mi misma.

- Eso si que es amarillo – Se carcajeo.

- Jure que buscaré a quien propuso ese color y me vengare.

- Edward no te lo dijo.

- ¿Edward? Que tiene que ver con esto.

- Él es uno de los organizadores de la graduación, así que supongo que él pueda tener que ver algo con la elección de este color.

- Solo porque él se ve guapo en cualquier color cree que a todos nos sucede lo mismo – Jane lanzo un grito y me la quede mirando como si acabara de perder la cabeza.

- ¿En serio piensas eso?

- ¿Que el amarillo es horrendo? Sin lugar a dudas, acaso tú piensas lo contrario.

- No eso, sino que Edward es guapo.

- Claro, lo es ¿verdad?

- Por supuesto, pero que tú lo reconozcas es algo – Se acercó a mi – finalmente te has dado cuenta.

- Eso es algo que siempre he sabido, no entiendo por qué pareces tan feliz por eso.

- Por que simplemente tardaste demasiado en decirlo en voz alta.

- No sabía que debía gritarlo o algo así.

- ¿Edward lo sabe?

- ¿Qué cosa? – No tenía certeza, pero creo que ahora la conversación había tomado un rumbo diferente.

- Espero que se lo digas.

- ¿Por qué?

- Por que – Se acercó a mi – quiero que  seas feliz y desde que él esta en tú vida parece que lo eres.

- No entiendo.

Me miro unos segundos,  luego movió su cabeza de manera negativa y me quedo mirando.

- Espero que hables con él antes de irte, Bells.

- Realmente no entiendo nada, de que hablamos ahora.

- No importa, ahora lo único que quiero que  entiendas que sin importar lo que suceda, el tiempo o la distancia, siempre te querré Bella, nunca lo olvides, pase lo que pase – Me dio un fuerte abrazo – y Tanya también.

- Yo también las quiero – Odiaba sentirme tan emocional, pero había llegado el momento de hablar y aunque las palabras adiós y hasta siempre nunca saldrían de nuestros labios, esta era sin lugar a dudas nuestra despedida – y quiero que no lo olviden, no importa si estoy a un metro o a mil kilómetros de ustedes, siempre estarán en mi corazón.

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La ceremonia de graduación paso como un borrón, en un momento estaba siendo abrazada por quienes habían sido, o al menos eso creía, compañeros de todo esta etapa, para luego oír de voz del director mi nombre y subir a recibir mi diploma que me transformaba en graduada de la generación 2005 y no solo eso sino que lo hacia con honores como el más alto promedio de mi grupo.

Fue extraño oír aplausos y vítores por mí. Cuando levante mi mirada vi a Tanya dar pequeños saltos al tiempo que aplaudía, al igual que Jane, vi a Edward haciendo algo  muy similar a mi hermana menor y no pude evitar sonreír.  Mire un poco más y en un extremo medio oculto, bueno todo lo oculto que se puede estar con su tamaño, vi a mi amigo Jacob. Estaba por volver a centrar mi mirada en mis compañeros cuando creí notar que otra persona más no me quitaba la vista de encima, era un completo extraño y dado el lugar donde estaba de pie no logre verlo bien, la voz de uno de mis maestros me distrajo un momento y cuando volví a mirar ya no estaba.

Finalmente baje del escenario y antes de pisar el último escalón la mano de Edward me alcanzó para ayudarme y guiarme nuevamente a mi lugar, se acercó a mi oído para hablarme:

- Felicidades Señorita Cullen – Dejó un suave beso en mi mejilla.

- Gracias Edward.

Después del último discurso todos nos levantamos y para aplaudir, todos se acercaron a sus familias, mis hermanas corrieron a abrazarme y mi padre me sonrió, señalándome lo orgulloso que estaba de mi, como era de esperar mi madre fue la única que me hizo notar lo mal que se veía el amarillo en mi.

- Ni siquiera creo que valga la pena sacar alguna fotografía, es horroroso como estas vestida, es que ni siquiera hoy has podido vestirte de manera adecuada.

- Mamá no se si notaste, pero todos los graduados están vestidos de la misma forma – Le explico Jane.

- Parecen todos unos pollitos….es como pollitos en fuga – Como siempre Tanya salvo el momento con su inocencia y ocurrencias.

- Bueno yo deseo guardar este momento para siempre, así que Renee – Le entrego la cámara – Tómame una fotografía con mi hija, la mejor de su generación – Me abrazo por los hombros y me acerco a su lado.

Varias fotografías más, con mis hermanas, mi padre e incluso con Edward, obviamente ninguna con mi madre, salimos del gimnasio rumbo a casa. En las afueras me esperaba Jacob, apenas lo vi me tensé, no sabia, o más bien sabia demasiado bien como reaccionaria mi madre, cuando lo viera, pero mi padre hablo.

- Te esperamos en el auto – Yo solo asentí sorprendida por su actitud.

Estaba por acercarme a Jake, cuando Edward apareció de la nada y se paro frente a mí.

- Recuerda que tú y yo tenemos una cita.

 Sin esperar mi respuesta me beso en los labios y se marcho, mientras Jacob, con una sonrisa de oreja a oreja,  se acercaba a donde estaba parada aun sin poder recuperarme del todo del beso de Edward.

- Así que Campanita tiene novio.

- No es mi novio – Fue la única respuesta que mi mente pudo elaborar.

- Acaba de besarte – Me replico como si eso lo explicara todo  – Entonces eso quiere decir que no te iras.

- ¿Por qué crees eso?

- Entonces él se ira contigo.

- No.

- Pero…..no entiendo nada.

- Bienvenido al club.

- Una pregunta, tú no novio, sabe que te vas a ir.

- Si te refieres a Edward, si.

- ¿Si? Creo que debo ser más especifico aún, él sabe cuando te iras.

- ¿Acaso importa?

- Campanita, no voy a caer en el juego de contestar con preguntas, pero si quieres saberlo, creo que para él puede ser muy importante.

- Él siempre supo que me marcharía.

- Puede ser que tenga claro que te iras, pero tal vez espera que no lo hagas sola.

Lo mire fijamente durante unos instantes tratando de entender sus palabras y cuando finalmente la comprensión llego a mi no supe que decir.

- Tú crees que él….que…pero… - Sacudí mi cabeza con la esperanza de ordenar mis ideas, mientras Jacob miraba al cielo como a la espera que algo sucediera.

- ¿Qué pasa?

- Estoy esperando un rayo de luz que nos ilumine – Lo mire sin entender ni media palabra – Acabo de ser testigo de un milagro.

- ¿Milagro?

- Lograste comprender por fin – Hizo un  movimiento teatral con sus manos – que Edward te….

- No lo digas – Mi voz sonó más alta de lo que esperaba y me miro sorprendido por mi cambio de actitud-

- Aun no te lo ha dicho ¿verdad? – No le respondí – Bueno entonces dejaremos que él lo diga primero.

- Yo tengo que irme – No me estaba refiriendo precisamente a ese instante y mis ojos se llenaron de las lágrimas que llevaba conteniendo demasiado tiempo.

- Lo se Belly Bells – Me abrazo con fuerza y me sentí agradecida por que me sostuviera en esos momentos.

- Si no lo hago…..yo….tú lo sabes Jake….yo…- Respondí sollozando sobre su hombre.

- Calma campanita, yo lo sé.

- Tengo que irme, tengo que hacerlo, si no lo hago terminare como ella, como mi madre y no puedo, simplemente no puedo haber luchado tanto y… - La voz de Jacob interrumpió el hilo de mis pensamientos.

- Nunca podrias ser como ella, jamás, ni volviendo a nacer.

- Lo dice por qué eres mi amigo.

Me separo de su abrazo y puso sus manos en mis hombros sin dejar de mirarme fijamente.

- Lo dijo por que es la verdad, tú espíritu y tu alma tienen luz Bells y sin importar cuanto intentes cubrir tu luminosidad con tu ropa negra – Me sonrió – estas llena de color alrededor.

- Pero si me quedo…

- Entiendo que quieras marcharte, pero ¿es necesario que lo hagas sola?

- Bells – La voz de Jane llego desde alguna parte – No quiero interrumpir, pero te estamos esperando y mamá no esta muy feliz en estos momentos.

- Me lo imagino, pero antes que te marches – Su mano se fue hasta su bolsillo – te traje esto.

- Jake no…- Ni siquiera alcance a terminar de hablar cuando extendió mi mano y sobre mi palma dejo un pequeño lobo de madera.

- Es para que pongas las llaves de tú nueva vida – Me dio otro fuerte abrazo y susurro en mi oído – No tienes que marcharte sola, no lo olvides.

Luego de que me soltara, le di una pequeña sonrisa y me fui con Jane.

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-Ahora les pido a todos que alcen sus copas para hacer un brindis por mi hija Isabella, que hoy se graduó y no solo eso, sino que además siendo la primera de su clase – Vi como levantó su copa y al instante todos imitaron su acción – Por Isabella – A excepción de mi madre nunca había a nadie gritar mi nombre, pero era claro que los invitados lo hacían en señal de celebración y no frustración como ella.

Lo único que deseaba en ese momento era irme ya, realmente la actitud de mi padre no dejaba de desconcertarme, vale que las últimas semanas había sido más paternal que los últimos, y primero también, años de mi vida, pero esta celebración ya rayaba en la exageración, además el rostro de mi madre estaba casi por llegar al piso, era reconfortante saber que ni siquiera era capaz de guardar las apariencias o al menos fingir que estaba alegre por mi, gracias a su actitud mi decisión no tenía marcha atrás. Una fugaz pensamiento trajo a Edward a mi mente, pero lo ignore, eso era lo mejor.

Mire nuevamente a mi madre y me obligue a mi misma a disfrutar, esta sería mi despedida y quería que fuera inolvidable.

Note que mi padre me llamaba, antes de acercarme tome una fuerte inspiración y acepte su mano que se extendía a mi dirección. Me dio un fuerte abrazo y beso el tope de mi cabeza, aquel gesto se había repetido más en el último tiempo que en mi vida entera.

- Estoy muy orgulloso de ti….chica Harvard – Esto último lo dijo muy bajito y yo le sonreí en respuesta, lo que menos quería en aquel instante era decirle que mis planes nada tenían que ver con la ciudad de los vientos – Antes que lo olvide – Vi su mano meterse en su bolsillo – Esto es para ti.

- ¿Qué es eso? – La voz de mi madre rompió el momento.

- Un regalo para mi hija – Puso en mi mano una pequeña caja – Vamos…ábrelo.

Realmente él parecía mucho más emocionado que yo por el regalo, pero de todas formas hice lo que me indico, quite el moño de la tapa y luego lo abrí, en el interior había unas llaves de auto.

- Espero que lo disfrutes, Señorita Universitaria.

- Supongo que es una broma.

Uno pensaría que mi madre solo puede romper una burbuja de felicidad por hora, pero cuando se trata de mi trabaja tiempo extra.

- Está en el garaje por si quieres verlo.

Deje a Renee, su veneno y mala actitud lejos, junto a mi padre y fui a ver mi automóvil, solo me apenaba saber el  poco tiempo que lo disfrutaría.

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Mi primera parada en mi nuevo auto fue el lugar donde Edward insistió en que nos encontráramos, intente convencerlo de que viniera a la celebración que mi padre hizo, pero me explico que tenia una cena junto a su ti, por lo que nos veríamos después.

 Cuando llegue él ya estaba ahí esperándome, con una rosa roja en sus manos, quise decirle que no me gustaban las rosas, pero simplemente decidí callarme, no quería arruinar nuestros últimos momentos con mis comentarios.

- Me alegra que estés aquí – Beso suavemente mi mejilla.

- Me pediste que viniera.

- Así es – Tomo una de mis manos – Te ves muy hermosa hoy.

- Gracias, tú tampoco te ves nada de mal.

- Tengo algo para ti – No me había dado cuenta que sostenía algo más en sus manos.

-¿Qué es? – Mire la alargada caja negra que Edward me estaba extendiendo.

- Una bomba  de destrucción masiva – Finalmente había logrado influencia en su humor – Es un regalo de graduación.

- Ya me distes los libros ¿no lo recuerdas?

- Eso fue hace siglos – Movio su mano haciendo un gesto para quitarle importancia.

- Solo hace un par de meses.

- Acaso lleva la cuenta de los días – Me encogí de hombros, tenía la costumbre de contar los días cuando algo importante o bueno me sucedía, dado que no eran muchos no era algo tan complicado de hacer – Creo que te faltaron las horas – sonrió empujando la caja a mis manos – Dulce Jesús Isabella solo tómalo.

- No seas tan dramático – Le quite el paquete de las manos y pase un dedo por el suave terciopelo de este, luego solté la cinta roja que estaba atada a el.

- Podrias hacerlo aún más lento – Edward empezó a caminar de un extremo a otro.

- Que paciente – Clavo su mirada en mi y esta ve mi actuar fue deliberadamente lento, observe la caja, nuevamente la acaricie hasta que me la arrebato de las manos y la abrió para dejarla frente a mi.

Dentro había una pulsera de plata de la cual colgaba una especie de escudo de armas.

- ¿Qué es?

- Es el escudo de la familia Masen.

- ¿Tu familia tiene un escudo de armas?

- ¿Tú que crees? – Edward realmente me estaba haciendo sentir orgullosa, finalmente había elegido el camino del sarcasmo.

- Dado que lo estoy viendo creo que si – Saco la pulsera del estuche, tomo mi muñeca y como siempre lo hacia cada vez que la tomaba dejo un beso en mi cicatriz, luego después de una pequeña lucha con el broche puso su regalo en el lugar en mi y se la quedo observando.

- Perfecta – Dejo otro beso en el lugar donde mi pulso latía - ¿Sabes?

- Se muchísimas cosas.

- No creo que tantas, al menos no las que importan.

- ¿A que te refieres? – Odiaba cuando hablaba de forma tan enigmática.

Sacudió la cabeza en un gesto que se había habitual cuando le pedía que me explicara sus palabras.

- Tal vez entiendas su te cuento una historia.

- Me vas a contar nuevamente que conociste a Pitt Sampras en el abierto de Nueva York – Había llegado a memorizar esa historia.

- Es el numero uno, Bella, el numero uno – Recalco el numero uno con sus dedos – Pero no, esa no es la historia y antes de que me interrumpas te diré que el escudo Masen es un símbolo – Lo mire ceñuda haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad para no hablar – Me gusta cuando callas – Me miro divertido – Es un símbolo que cada hombre de mi familia le entrega a la mujer que más le importa en la vida, mi padre se lo entrego a mi madre como señal de su amor eterno, al igual que mi abuelo a mi abuela y asi hasta llegar al primer Masen que lo hizo – Ahora estaba de espaldas a mi.

Señales de alarmas como fuegos artificiales se prendieron en mi cabeza, pero simplemente me parecía demasiado increíble, imposible, para siquiera creerlo, para procesarlo. Creo que había dejado de respirar pues al abrir mi boca solo solte el aire contenido. Aquel sonido entre quejido y gruñido hizo que Edward de volviera a mi.

- 14 horas.

- ¿Qué?

- Que hace seis meses, veinte días y catorce horas me diste mis libros – Sin pensarlo más me levante a toda velocidad y salí corriendo, lejos de todo y de Edward.

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 Conduje una hora o algo así y sin pensarlo mucho llegue hasta el estacionamiento de la escuela, a esas horas ya se estaba celebrando el baile de graduación y la música que se podía oír desde yo estaba. Baje y comencé a caminar rumbo al gimnasio  donde se estaba la fiesta, la cual de un momento a otro cambio el un ritmo sumamente movido a una lenta balada, que estaba segura haber oído en alguna parte, era Bon Jovi y sin dudarlo era perfecta para el momento que estaba viviendo.

Me escondí en el lugar más oscuro que encontré y busque con mí mirada a Edward, no fue difícil hallarlo, estaba rodeado de varios compañeros, pero él parecía estar buscando a alguien, en el momento en que su mirada se clavo en el lugar donde estaba parada el coro de la canción se oia por todo el lugar

“…Te agradezco por amarme
Por ser mis ojos
Cuando no podía ver
Por abrir mis labios
Cuando no podía respirar
Gracias por amarme…”

 

Aquellas palabras eran perfectas y expresaban lo que yo sentía en ese momento, tal vez no se las diría hoy a Edward, pero algún dia lo haría, por que por primera vez estaba segura que el destino jugaría sus cartas a mi favor.

Al terminar la canción, camine por última vez por los pasillos de mi escuela, me subí a mi auto y sin mirar atrás me marche de Forks.

 

7 años después

- Hola Edward – No tenia ningún sentido el seguir ocultando mi identidad.

- No puedo creerlo, eres tú, lo sabia, sabia que te encontraría.

Me abrazo con tanta fuerza que por un momento me costó respirar.

- ¿Todo bien Señora Swan? – La voz del vigilante deshizo nuestro abrazo.

- Si Nick, no hay problema-

Luego de darnos una última mirada se marchó, cuando lo hizo Edward tomo mi mano derecha y abrió los ojos con sorpresa.

- ¿Señora Swan?

- Si

- Isabella ¿estas casada?

 

SOLO DIRE QUE SIENTO HORRORES LA TARDANZA!!! Espero que disfruten el capitulo y miles de millones de GRACIAS por sus comentarios!!

Besos

Lulu XD

 


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