Capitulo 23 - Sin invitación


Capítulo 23

Nunca dejes de creer

- ¿Por qué lo hiciste?
Entre a su oficina, sin siquiera molestarme en anunciar mi llegada o tener la deferencia de tocar la puerta. Su secretaria apenas si tuvo tiempo de reaccionar, por que pase junto a ella como un rayo. Honestamente no estaba para esperas ni nada parecido, una vez que logre unir todas las piezas, lo único que me importaba era obtener respuestas.
- Buenos días Isabella.
Ni siquiera pareció sorprendido por mi aparición, es más creo que estaba esperando que hiciera algo así. Se despidió de las dos personas que estaban con él, debo admitir que solo llegue a notar su presencia cuando pasaron por mi lado para marcharse. Una vez solos toda su atención se centró en mí.
- Has vuelto a tu color natural.
Me lleve una mano a mi cabello y solo atine a asentir, hace apenas unos días mi pelo volvió a ser el mismo de siempre.
- Dada la forma en que irrumpiste en mi oficina puedo suponer que deseas hablar conmigo de algo urgente.
- No me mires de esa manera acusatoria Charlie, creo que sabes muy bien a lo que he venido.
- ¿A darme las gracias?
- ¿Darte las gracias? Por humillar a mi familia, a mis hermanas, a mi padre – Me senté en uno de las elegantes sillas frente a su gran escritorio, mas bien me deje caer de una manera nada ceremoniosa.
- Debo recordarte cielo, que yo soy tu padre.
- Sabes, incluso Darth Vader sonó más paternal al decir aquella línea.
- No tengo tiempo para hablar de cine, así que puedes decirme a que has venido.
- Te lo dije apenas entre, pero creo que te lo repetiré ¿Por qué lo hiciste?
- Te refieres a … - Dejo la frase inconclusa, con la clara intención que fuera yo la que la continuara.
- No tienes tiempo para hablar de cine, pero sí de jugar a las adivinanzas – Lo mire con petulancia esperando que finalmente respondiera a mi pregunta, porque si existía un juego en el que era buena era al de responder con preguntas.
- Lo hice porque ella se lo merecía, llevaba demasiado tiempo escondida bajo una fachada de mujer intachable – Sacudió su cabeza – además lo hice por ti, sé que durante mucho tiempo se encargó de justificar tu partida dejándote mal parada frente a cualquiera de deseara escucharla, Renee era la debía huir no tú.
- Yo no hui y además si “supuestamente” lo hiciste por mí, porque no me lo dijiste antes. Mi hermana más pequeña tuvo que irse a vivir con papa y cambiar de escuela, ya que no la dejaban en paz, acaso no pensaste en las repercusiones de todo esto traería a la vida de la gente que quiero.
Por primera vez, desde que conocía al poderoso Charles Swan, lo vi bajar la mirada y parecer arrepentido de algo, ni siquiera el día que nos conocimos y aseguro ser mi padre se mostró como lo veía ahora, como si hubiera cometido un error.
- Solo pensé en ti.
- No, solo pensaste en vengarte de Renee, que de eso pudiese resultar yo beneficiada fue darle valor agregado a tu plan.
- Al parecer nunca hago nada bien en lo que a ti respecta.
- Por favor, no juegues ese papel conmigo. Solo necesito que me digas porque decidiste contarle a todo el mundo en Forks la clase de mujer que era Renee Cullen y de paso mostrar todos los trapos sucios de mi familia.
- ¿A cuál familia te refieres?
- A ambas, aunque es obvio que la peor parte se la llevaron los Cullen, ellos viven o al menos una parte de ellos vivían ahí.
- Los Swan también salen mencionados.
- Si en una pequeña parte de la publicación, en un diario que circula en un pueblo perdido de este país. Supongo que tu reputación salió muy dañada – Ambos sabíamos que mi pregunta estaba cargada de ironía.
- Carlisle queda como un héroe – Parecía que aquello le molestaba, yo solo bufe por lo que acababa de decir.
- Queda como un idiota que de dejo manipular por su novia de secundaria.
- ¿Qué quieres que haga Isabella?
- Que reconozcas que cometiste un error.
- No me arrepiento de lo que hice, hace años alguien debió poner en su lugar a esa mujer. Fui un cobarde por mucho tiempo, hija, pero ya no más. No hay día en que no me arrepienta el haber estado lejos de ti.
- Esta conversación ya la habíamos tenido antes – Baje mi mirada incomoda por sus palabras, no había ido hasta su oficina buscando que declarara cuanto me quería y todas esas cosas, solo quería escuchar una respuesta y ahora también que reconocería que se había equivocado.
- Si, lo sé, pero siempre siento la necesidad de repetírtelo, porque siento que aun después de tanto tiempo no crees lo que digo.
- En que momento nos desviamos de la conversación.
- Me preguntaste porque lo hice, pues aunque te cueste creerlo lo hice por ti, hace años merecías que alguien te defendiera y le demostrara al mundo la clase de monstruo que era tu madre.
- Si lo dices así, parece que me crie con una asesina en serie o algo peor.
- Te criaste con algo peor, una mujer que nunca dejo de culparte por sus errores y que en cada oportunidad te lo hacía saber, que siempre te trato como una carga, mientras se desvivía por sus otras dos hijas.
- Lo que no te mata, te hace más fuerte – Mi vista se fijó en mi cicatriz mientras le respondía, al tiempo que acariciaba mi pulsera  – Además llego a un punto donde sus palabras ya significaban nada para mí.
- Eres una persona excepcional y todos merecen saberlo.
- Y con la publicación de aquel artículo, esperabas que la gente se enteraría.
- No, pero al menos sabrían de que estabas hecha. Tuviste dos opciones en tu vida Isabella, dejarte morir y lamentarte por su mala suerte o salir adelante y superarlo. Me enorgullece saber que elegiste el camino más difícil, pero que al final lo lograste, ella no pudo romper tu alma ni tu espíritu.
 - No, pero me hizo alejarme de las personas que amaba – Observe como se levantaba de su lugar y se acercaba a mí.
- Eso pequeña mía era algo que tenías que hacer para sanar – Se sentó junto a mi e hizo que nuestras sillas quedaran frente a frente – No olvides que eras casi una niña cuando te fuiste.
- Lo sé, pero por su culpa negué mi apellido y me transforme en una Swan – Por un pequeño instante note una mirada de dolor, pero de inmediato supo sobreponerse.
- Siento eso.
- Perdón no quise decirlo así, se que eres mi padre, pero también lo es Carlisle y las razones por las que cambie mi apellido no fueron las correctas, lo hice solo para fastidiar a Renee y mostrarle que había conseguido algo que ella quería, pero supongo que soy una Swan-Cullen.
- Así que un apellido compuesto.
- Me parece una buena idea – Le sonreí, ya no tenía sentido seguir con una discusión no nos iba a llevar a nada.
- Creo que debo pedirte una disculpa, no quise que tus hermanas sufrieran con todo esto, ni tampoco Carlisle, pero no me arrepiento de haberlo hecho, tarde o temprano la verdad debía salir a la luz.
- ¿Tu mujer lo sabe?
Sabía lo difícil que sería para Sue enterarse por otros que una parte secreta de su vida había salido a la luz, pues aun cuando mi cambio de apellido había sucedido hace unos años, muy poca gente en Nueva York sabían que él era mi verdadero padre y mucho menos las circunstancias de mi nacimiento.
- Fue ella la que me animo a hacerlo, es una gran mujer y no hay día en que no agradezca tenerla a mi lado. Ella quiere que entiendas que no eres un secreto que queremos mantener oculto, eres mi hija y a llegado el momento que todos lo sepan.
- No necesito que todo el mundo lo sepa, me basta con que las personas que me importan conozcan mi historia, bueno ahora debemos incluir a todo Forks, pero supongo que podre vivir con eso.




Estaba nerviosa, llevaba todo el día ansiosa por ver a Edward, dado que había retomado su trabajo en la escuela en Forks y yo tenía mi trabajo en Nueva York habíamos tenido que pasar tiempo separados, pero ambos sabíamos que pronto tendríamos que decidir cómo continuar, tal vez terminaríamos estableciéndonos en terreno neutral.
Lo que si estaba segura es que lo extrañaba muchísimo y estaba totalmente intrigada con la “sorpresa” que tenía planeada para mí, todos los días y cada vez que hablábamos me lo recordaba, cuando trataba de solicitar al menos alguna pista solo reía y me decía que tenía que esperar.
Termine de cambiarme y comencé a maquillarme, estaba en eso cuando oi la puerta abrirse y su voz llamándome hicieron que mi corazón comenzara a latir mas rápido y que literalmente sintiera mariposas en el estómago. Era cierto, estaba total y absolutamente enamorada de Edward Cullen.
Cuando llego a mi lado, apenas y me dejo hablar, en cambio me quito lo que tenía en las manos y comenzó a llenarme el rostro de besos, para luego capturar mis labios con los suyos y hacerme ver luces con solo es parte de nuestros cuerpos unida.
- Te extrañe – Unió nuestras frentes, mientras intentábamos calmar nuestra respiración.
- Yo también.
- Estas hermosa esta noche – Me dio una mirada halagadora que me hizo sonrojar y luego note que él también estaba muy guapo.
- Tu tampoco estas nada de mal.
Me aleje un poco para ponerme un poco de brillo en los labios y también para calmar el latido alocado de mi corazón, luego le sonríe haciéndole ver que estaba preparada para su sorpresa. Fui por mi chaqueta que estaba colgada en la entrada, mismo lugar donde Edward ya me esperaba, me ofreció su mano, la que acepte más que gustosa  y me deje guiar.
Una vez en el piso primero, nos despedimos de Lee, el portero, quien le dio una sonrisa cómplice a mi novio, amablemente me abrió la puerta de la entrada, para luego unir nuevamente nuestras manos, sentí como me daba un ligero apretón, ganándose con ese gesto mi atención y haciéndome mirar al frente. Ahí vi estacionado un carruaje que parecía sacado de alguna desfile de Disneylandia. Era blanco y dos caballos que parecían sacados de un cuento de hadas estaban al frente para tirarlo.
Estaba por comentarle a Edward lo ridículo que me parecía que alguien en esta ciudad usara algo así para movilizarse, a no ser claro que fuera Cenicienta, Giselle o estuviera promocionando alguna obra de Broadway, pero un presentimiento me llego de golpe.
- ¿Te gusta? – Esa simple pregunta me hizo comprender que no era una consulta cualquiera.
- ¿Eh? – Fue mi brillante respuesta.
Cuando logre que funcionara mi mente,  comencé a hacer una lista mental de todas las razones de por qué aquello me parecía un exceso, una locura e incluso una ridiculez, que aunque amara “Mujercitas” no esperaba transportarme de la misma manera que ella y cualquiera que me conociera un poco sabría que jamás soñé sentirme como una princesa.
- ¿Y qué opinas?
Miles de respuestas cruzaron, pero al ver su rostro tan emocionado, simplemente me acerque a él y bese su mejilla, mi adorable y cursi novio quería darme un cuento de hadas y yo estaba dispuesto a vivirlo con él.
Me ayudo a subir y luego se sentó junto a mí. Hice todo mi esfuerzo por ignorar a la gente que nos veía e incluso nos señalaba, de manera bastante poco educada debo agregar,  solo esperaba que llegáramos pronto a donde quiere que me llevara.
- ¿Segura que estas bien?
- Sí.
- Te noto un poco tensa.
- No.
- ¿Estas segura?
- Sí.
- ¿Muy segura?
- Sí.
- ¿Totalmente segura?
- Sí.
-¿Completamente segura?
- Te juro por todos los dioses que si me vuelves a preguntar si estoy segura, voy a lanzarte fuera de este carruaje y yo misma me encargare que las ruedas pasen por encima de tu cuerpo – Tome una inspiración – en repetidas ocasiones.
- Puedo notar que no estas molesta.
Realmente estaba por cumplir lo que acababa de prometerle, hasta que note que nuestro inusual transporte se detenía y no lo hacía en cualquier lugar, sino que en frente al teatro Gershwin, mire a Edward totalmente sorprendida.
Bajo sin decir nada hasta que me extendió su mano para ayudarme a bajar y solo ahí hablo.
- Llevas siete años viviendo en Nueva York y nunca habías venido.
- Solo quería verla contigo.
- Pues entonces, me harías el inmenso honor de ver, el mejor musical de la década, según entertainment weekly, a mi lado.
- Nada me harías más feliz que ver “Wicked” junto a ti.

Después de una de pasar una de las dos mejores horas de mi vida, viendo la historia de Elphaba en Broadway, junto al hombre que me quitaba el aliento. Me susurro al oído que las sorpresas aun no acababan. Una parte pequeña de mi rogo que el carruaje, ya no fuera una opción y respire aliviada la ver que un taxi, común y corriente, nos esperaba a la salida del teatro.
Edward me llevo a cenar, a un hermoso restorán, pero estaba tan emocionada por la obra que bien podría haberme llevado a un carrito de perros calientes y no habría notado la diferencia. Parecía una niña pequeña repasando una y otra vez los detalles, las canciones, las actuaciones y en todo ese tiempo él solo sonreía y me escuchaba con atención, luego pase a la etapa de comparar el musical con el libro, y estoicamente continuo oyéndome, hasta que note que apenas había tocado mi comida y ya estaba fría. Iba a preguntarle si podía pedir el postre, pero me sorprendió indicándome que ya nos marchábamos.
Al darme cuenta que aún no le daba las gracias como debía, comencé a besarlo en el taxi que nos llevaba a mi departamento. Quería transmitirle lo feliz que me hacía, y no solo por lo que acababa de hacer, sino por todo lo que había hecho por mí.

Entramos  a mi casa sin dejar de besarnos hasta que caímos al sofá. Sus labios abandonaron los míos justo lo necesario para tomar un poco de aire y continuar con aquella deliciosa labor.
- Te amo – Susurro antes de capturar suavemente mi labio inferior con sus dientes.
- Yo también – Lo acerque más a mí y mis dedos comenzaron a juguetear con su cabello.
- Tengo una sorpresa para ti.
- ¿Sorpresa? – Asintió sonriente, yo solo esperaba que no hubiera un unicornio o un hada madrina escondida en algún cuarto.  Cuando se separó de mí, de inmediato extrañe sus cuerpo sobre el mío - ¿Dónde vas?
- Voy por el postre.
Lo mire como desaparecía por la puerta de la cocina, para luego llegar con pastel en sus manos.
- Señorita, por favor le ruego se dirija hasta la mesa – Me levante lentamente mirándolo entre interrogante y curiosa.
Como el caballero que era me ayudo con mi silla y luego me acerco la torta. Me regalo esa sonrisa, que por muchos años pensé que era una extraña mueca, como esperando algún tipo de reacción de mi parte.
Estaba por usar la cucharilla que había dejado ahí para probar el delicioso postre, cuando sentí su mano en mi muñeca y luego sus labios en mi oído, susurrándome “Lee”, hice lo que me pedía y lo quede aún más confusa.
No entendía muy bien lo que estaba leyendo, la torta de chocolate tenía escrito en letras blancas “Quieres asarte conmigo”, mire a Edward tratando de entender que era lo que quería decirme, es que acaso era alguna palabra clave o algo por el estilo, obligue a mi memoria en viajar al pasado, tratando de encontrar alguna respuesta, pero no encontré nada.
Note como el rostro de Edward que hace tan solo unos segundos irradiaba alegría, ahora parecía mirarme confuso y tal vez un poco decepcionado. No me dejo hablar y se llevó de inmediato lo que yo creía era el postre.
Oí como removía algunas cosas en la cocina, al parecer buscaba algo, quise ir a ayudarlo, pero algo en mi instinto me dijo que lo mejor que podía hacer era quedarme tranquila en mi lugar y esperar.
Volvió a unos minutos después y puso nuevamente el pastel frente a mí, después de todo lo sucedido no sabía muy bien que hacer, asi que antes de preguntárselo, volví a leer al mensaje y quise golpearme por no haber entendido en un primer instante que faltaba una letra a su pregunta.
- Tuve que improvisar una C – Fue su tímido comentario.
- Me lo preguntas en serio.
- Que este sobre un postre no le quita seriedad a mi propuesta.
Releí el mensaje una vez más y mi vista se detuvo unos segundos en la letra C, hecha con gomitas azucaradas.
- Bella – Hizo que me levantara y al hacerlo el bajo una de sus rodillas al suelo – Quería que mi propuesta fuera inolvidable y creo que lo fue, no de la forma que esperaba, aunque eso no le quita fuerza a mi pregunta, eres y serás el amor de mi vida, desde que te vi el aquel salón supe que me habías arruinado para cualquier otra y contigo aprendí que cuando dos almas están destinadas ni el tiempo ni las distancias pueden cortar ese hilo invisible que nos mantiene unido a la persona que es nuestra otra mitad, te amo y quiero tener el privilegio de demostrártelo todos los días de mi vida, así que – Su voz está llena de emoción – ¿Quieres casarte conmigo?
- No – Note como su rostro decayó, aproveche para arrodillarme frente a él y darle mi respuesta – No puedo esperar para decirte que si….si…si…mil veces sí.
Tomo mi rostro entre sus manos y unió nuestras frentes.
- Por un instante mi corazón dejo de latir.
- Te amo y nunca podría decirte otra cosa que si.
- Incluso si mi pregunta hubiese sido ¿quieres asarte conmigo?
- Si, incluso si esa hubiese sido tu pregunta.
Llevo su mano hasta el bolsillo de su chaqueta y saco una pequeña cajita, la cual abrió frente a mis ojos.
- Ni siquiera tuve que mostrártelo para convencerte – No supe muy bien como lo hizo, pero una melodía que ahora me era familiar comenzó a sonar por toda la estancia – Espero que te guste.
Lo deslizo en mi dedo anular y luego hizo que ambos nos levantáramos, me estrecho entre sus brazos y comenzamos a bailar al ritmo de la canción.

Bésame ferozmente,
Abrázame con fuerza,
- Puedes hacer lo que la canción dice si quieres – Y tal como me lo pidió lo hice
Necesito ayuda para creer
que estás conmigo esta noche
Ni en mis mejores sueños podía prever
Acostada a tu lado y
tu deseándome, y
Sólo por este momento
mientras seas mío
He perdido toda resistencia
Y cruzado algún límite
Y si resulta que se acaba demasiado rápido
Voy a hacer que dure cada momento,
Mientras seas mía.
Quizás no tengo cerebro
Quizás soy sabio
Pero has conseguido que vea
A través de otros ojos
De alguna manera he caído
Bajo tu hechizo,
Y siento que caí hacia arriba
Cada momento, mientras seas mío
despertaré mi cuerpo y
Recuperaré el tiempo perdido
Dicen que no hay futuro para nosotros como un pareja

- Ignora es parte, por que tenemos todo un futuro juntos – Susurro muy cerca de mi oído.

Y aunque lo sepa, no me importa
mientras seas mío
seré como quieras y hemos de ver cuánto brillamos
cogeremos prestada la luz de la luna hasta que se acabe
para que sepas que estaré aquí abrazándote
mientras seas mío

Y esa noche pase, la primera de muchas otras bailando entre los brazos de mi prometido.


Espero que les guste!!!

Besos
Lulu XD
>