Capitulo 4
Lady Cullen
Edward olvido por unos instantes
algo tan sencillo como respirar, es que realmente Isabella se veía hermosa, eso
y que hace apenas unos segundos su mirada se cruzo con la de Rosalie, quiso golpearse por ser
tan egoísta se había prometido así mismo que aquel día solo seria para su dulce
esposa, en ese momento nada ni nadie podía ser más importante que ella.
Cuando finalmente Lord Swan unió
la mano de su hija con la de él, no pudo evitar oír como una parte de su mente
le gritaba que aquello que estaba cometiendo
era una soberana locura, sin contar que alguien como Bella merecía algo mucho
mejor, alguien que la amara como él amaba a Rose, pero sabía que llegado hasta
ese punto, no podía simplemente dejarla, eso la arruinaría por completo y él
jamás podría vivir con eso.
Ambos se sonrieron de manera tímida,
parecía que hace apenas unos instantes acabaran de conocerse y no como si
estuvieran a punto de casarse, aquello seria un lazo que los uniría de por
vida. Aquello provoco nuevamente un golpe de conciencia en Edward, pero lo
ignoro y al parece lo olvido todo cuando miro más fijamente a Bella, su sonrisa
y al forma en que ella lo veía lo hacían perderse en aquel mar de chocolate.
Apenas y puso atención a las
palabras del párroco, durante toda le ceremonia estuvo atento a la mujer que
estaba a su lado, primero quedo absorto por el movimiento de sus manos, que
mostraban que ella estaba nerviosa, luego su vista quedo clavada en su cuello y
en el pequeño lunar que ahí tenia, cuando su cabeza empezó a soñar que se sentiría
tocarlo con la lengua, se obligo a si mismo recordarse en el lugar en el que
estaban, así que decidido a evitar tentaciones sus ojos descansaron en el
rostro de Bella, lo que finalmente resulto ser un pésima idea porque al llegar
a sus labios no pudo evitar el recuerdo de sentirlos sobre su boca, lo sedoso y
dulces que estos eran. Así que cuando finalmente escucho las palabras “puede besar a la novia” se obligo a sí
mismo a no saltarle encina.
Por su parte Bella se sentía tan nerviosa,
la alarmaba ser besada por su ahora marido, claramente este no era su primer
beso, pero lo que hacía una gran diferencia era que nunca la había besado
delante de tantas personas y en especial de Rosalie. Además durante toda el
tiempo que el párroco hablo, explicando la importancia del compromiso que
estaban asumiendo, también de los deberes de cada cónyuge y del amor. Edward no
le quito la mirada de encina, fue imposible no sentirlo y eso en nada ayudo a
sus nervios.
Edward tomo el rostro de Bella,
entre sus manos como el mayor tesoro que alguna hubiese tocado en toda su vida,
se acerco muy lentamente a ella y primero rozo suavemente sus labios, para
luego profundizar aquel beso que era símbolo de su unión.
Ambos se separaron momentos después,
con sus respiraciones considerablemente más erráticas y las mejillas de Bella
totalmente sonrojadas. Edward tomo con suavidad su mano y la guio por el
pasillo hasta la salida de la iglesia, una vez fuera una lluvia de pétalos cayó
sobre ellos antes de subir al carruaje que los llevaría a la recepción que se daría
en su honor.
- ¿Cómo te sientes? – Fue la única pregunta que se le
ocurrió a Edward una vez dentro de su transporte.
- Bien, un poco abrumada debo confesar, pero supongo que
siempre es así.
- No lo sé es primera vez que me caso – Edward no pudo
evitar reír a carcajadas para luego unírsele Bella.
- Eso es muy cierto, aunque supongo que nunca esperaste
casarte conmigo – Una vez que Bella dijo esas palabras se arrepintió pues de
inmediato el ambiente cambio.
- Isabella – Tomo sus manos – Ahora tú eres mi esposa y te
prometo que hare todo lo que esté en mis manos para que tú seas feliz, todo,
porque tú te lo mereces más que nadie.
- Ustedes también lo merecen – No lo dejo contestar, puso
dos dedos sobre sus labios – Lo merecen Edward y yo también te prometo que hare todo porque seas feliz –
Sintió como Edward besaba sus dedos.
Ninguno dijo nada más hasta que
llegaron a Mason Cullen donde todos
ya los esperaban, como mandaba la tradición los novios fueron en un andar más lento,
para que todos sus invitados ya estuvieran ahí cuando ellos llegaran.
Fueron felicitados y abrazados
más veces de las que pudieron contar, algunos gestos fueron hechos de corazón,
otros por etiqueta y muchos incluyeron miradas suspicaces al vientre de
Isabella o un comentario mal intencionado por la rapidez del compromiso y
posterior matrimonio. Bella sabia que demasiadas madres con hijas en edad
casadera la odiaban por lograr casarse con partido tan excepcional como lo era
Edward y no porque era un hombre bueno y dulce, sino porque tenía un titulo y
dinero para mantenerse por varias vidas.
Cuando finalmente aquello termino
fueron apartados el uno del otro y llevados a distintos lugares. Bella fue
llevada al cuarto principal para refrescarse y cambiar su vestido. Entre tanto
Edward conversada con varios de los invitados hasta que vio a Jasper Swan
acercarse hasta él, les dio un asentimiento de cabezas a todos para luego
dirigirse a él.
- ¿Podemos hablar un momento? – Edward
asintió.
- Esta bien en el salón o quieres
un lugar más privado.
- El salón está bien - Pese a eso se alejaron unos pasos hasta un rincón
más tranquilo.
- ¿Ocurre algo Jasper? –
Realmente la mirada fija del mayor de los Swan lo incomodaba, parecía que
quisiera leerte el alma.
- Siento mucho no haber podido
hablar antes de esto contigo, tu compromiso con Bells fue rápido y como sabes
yo estaba con Rosalie en King House. ¿Por
qué Edward?
- Perdón, no entiendo ¿Por qué…que?
- Porque Bella, nunca creí que
pudieses quererla como tu esposa. Sé muy bien que no somos amigos y no soy
quien para juzgar tu carácter, pero simplemente nunca me pareció que reparas en
ella.
- Tienes razón no somos amigos –
Aquello hizo que Jasper se tensara – pero no significa que no podamos serlo,
además Bella es una mujer única.
- Lo sé, es mi hermana y la
adoro, creo que no podría soportar verla sufrir.
- Supongo que no podrías ver
sufrir a ninguna de ellas.
- ¿A qué te refieres?
- Ya que somos familia debo
decirte que he escuchado a varias personas decir lo desdichada que fue Rosalie
en su matrimonio.
- Eso es completamente distinto –
Edward lo miro con confusión – Rose, pese a todas las advertencias decidió
casarse con Royce, incluso sabiendo lo peor de él quiso seguir adelante con el
compromiso – Aquellas palabras lo llenaron de curiosidad – Pero no estamos
hablando de ella, sino de Bella. Quiero que entiendas que si ella sufre o es
infeliz hare de tu vida un infierno Cullen, mi hermana pequeña es la joya de la
familia, así que espero que te comportes a la altura.
Edward se vio forzado a dejar de
pensar en Rosalie y Royce al oír la vehemencia en las palabras de Jasper, él
solo estaba afirmando lo que muy bien sabia, Isabella Swan era un tesoro.
- Te prometo que hare feliz a tu
hermana – En ese momento Edward vio entrar nuevamente al salón a su mujer,
acompañada de Rose y su madre.
- ¿La amas?
- Si – Lo que Jasper no sabía era
que la mirada de él estaba en la hermana equivocada.
Cuando se oyeron los primeros
compases de un vals todos los presentes se dispersaron a los extremos del salón
dejando la pista de baile totalmente libre para que los recién casados bailaran
por primera vez como marido y mujer.
Edward tomo dulcemente la mano de
Bella y la llevo hasta el centro de la pista, entrelazo una de sus manos
mientras la otra iba hasta su estrecha cintura, la de su mujer subió hasta su
hombro y comenzaron la danza. Ambos se miraban sonriendo, olvidándose por
completo que no estaban solos.
- Es usted una magnifica bailarina Condesa –
Escuchar su nuevo estatus hizo que por un instante se tensara – Tranquila yo
reaccione bastante peor, pero ya estoy recuperado del susto.
- Suena tan grande ser una Condesa.
- Ya te acostumbraras, es más yo mismo me encargare de malcriarte hasta
que lo hagas – Bella rió divertida.
- Harás de mi una consentida.
- Oh si, pequeña tendrás el mundo
a tus pies – Le dio un suave beso en la punta de la nariz.
- ¿Tendré el poder de quemar el
mundo si lo deseo?– Le pregunto risueñamente.
- Claro y yo mismo sostendré las
cerillas.
- Gracias Edward – Los últimos acordes
de la orquesta se oían y Bella beso su mejilla antes de separarse, pues debía bailar
con su padre y su hermano, mientras Edward haría lo propio con su suegra y alguna
otra invitada.
Le estaba prohibido bailar con
Rosalie, su cuñada, pues acababa de enviudar y ya era bastante mal visto que
estuviera en una celebración.
Cuando por fin terminaron de
bailar, Edward y Bella estaban preparados para marcharse, estaban parados en
los pies de la escalera, esperando que terminaran de subir el equipaje al
carruaje, habían abandonado el salón, la fiesta continuaría, pero ya sin los
novios los cuales irían hasta la finca de los Cullen en el campo, donde pasarían
una buena temporada, al menos hasta que necesitaran volver a Londres.
Bella estaba algo inquieta y su
marido pareció notarlo, pues acaricio suavemente su mejilla y le pregunto.
- ¿Qué sucede?
- No has podido hablar con
Rosalie ¿verdad? – Por un instante Edward no comprendió la pregunta, la miro
como si acabara de hablarle en un idioma extraño hasta que su cerebro logro
comprender a lo que se refería.
- No, no lo he hecho.
- Deseaba que tuvieran un momento
a solas – Le sonrió con tristeza – Quería que ese fuera mi regalo.
- Bella, para mí no existe mejor
regalo que tú y además….- No pudo continuar pues en ese momento fueron
interrumpidos.
- Lo siento – Era la voz de
Rosalie – Quería despedirme de ambos.
- Lady King – Fue la respuesta de
Edward a quien le costó un poco recuperarse de la impresión de tenerla tan
cerca.
- Por favor llámeme Rosalie,
somos familia ahora – Le dio una tímida sonrisa.
Qué extraño era todo aquello
pensó Edward, se hablaban como dos personas que apenas y se conocían, no como
enamorados, que era lo que supuestamente eran. Además si ahora él estaba casado
era porque deseaba tener a Rose cerca y no solo como una familiar, pero ahora
que la tenia frente algo dentro de él le decía que tal vez las cosas habían cambiado,
la emoción seguía entre ellos, mas la intensidad no era la misma.
Bella trato de alejarse unos
pasos y simular estar revisando cualquier detalle del viaje, pero Edward
presionaba con inusual fuerza su mano, no al punto de causarle daño, pero si
con la firmeza suficiente como para impedir que se separaran.
- Está todo listo Señor – El mayordomo
le indico a Edward.
- Bueno creo que llego la hora de
partir – Miro a Bella y le sonrió.
- Si también lo creo – Se volteo
hasta su hermana – Cuídate Rose.
- Tú también Bells, nos veremos
pronto – Se dieron un fuerte abrazo y Rose beso dulcemente a su hermana en la
mejilla.
- Edward cuídala mucho, por favor
– Lo miro fijamente con aquellos profundos ojos azules.
- Lo hare Rosalie, con mi vida –
Con un último asentimiento se alejaron de ella.
Los padres y el hermano de Bella también
se despidieron de ella, junto con algunos invitados, entre ellos Jacob Black,
que según la percepción de Edward tardo más de lo necesario besando la mano de
su mujer.
Antes de partir Edward dio una
última mirada a todo el lugar, luego ayudo a su mujer a subir al carruaje para
luego él hacer lo mismo. Sin saber muy bien sentía que mientras se alejaban a
paso lento de la cuidad, también se alejaba de su vida anterior y un mundo
nuevo y maravilloso se abría frente a él junto a la hermosa mujer que tenía a
su lado.
Primero que todo MUCHAS GRACIAS por sus comentarios. Los leo todos y me
dan la energía necesaria para continuar!!!!! Bueno finalmente se casaron y se
viene la vida de casados XD
Besos que tengan un
lindo fin de semana
Lulu XD