Capitulo
5
Sorpresas
Bella descorrió unos pocos milímetros las cortinas
del carruaje para apreciar unos instantes el paisaje, estaba atardeciendo y los
colores del crepúsculo marcaban el final del día y un nuevo inicio, no solo
para la noche, sino para ella y su marido. Sintió mucha curiosidad en saber que
era lo que pensaba Edward de todo lo que estaban viviendo, pero no se atrevía a
preguntárselo, sabía que la confianza habría de generarse con el tiempo y
estaba segura que llegaría un momento donde ambos hablarían con total
honestidad de las cosas. Ella venia en él a un gran amigo, además sabia que eso
era lo único que alguna vez seria para ella…un gran amigo, nada más.
Dio un respingo cuando sintió la mano de Edward
descansar sobre la suya, todos los pensamientos que hace tan solo unos
instantes acechaban su mente fueron sacados de un sopetón de ella con el solo
contacto de él, con aquella suave y dulce caricia. Cuando finalmente lo miro vio que él le sonreía y ella no pudo
hace más que repetir el gesto, de manera tal vez un tanto más tímida, luego sus
hermosos ojos verdes se clavaron en los suyos chocolates y muy seriamente le pregunto:
- ¿Cómo estas Bella? Se honesta, por favor – Para
darle mas valor a su petición presiono fuertemente su mano que aun estaba en su
regazo.
- ¿Honestamente? Estoy feliz Edward – Él la miro
por unos segundos tratando de notar algún rastro de mentira en su respuesta. Al
no ver ni un atisbo de falsedad en sus palabras no pudo evitar, suspirar
mentalmente de alivio – Ahora es mi turno ¿Cómo estas Edward?
- En paz Bella, muy en paz.
- ¿En paz? – Isabella observo su rostro esperando
que después de su respuesta viniera una sonora carcajada, pero no fue así –
Acaso antes estabas en ¿guerra?
- No tienes idea de cuanto tiempo llevo buscando
la paz, Isabella no tienes idea.
Estuvieron platicando muchos rato más, pero sin
tocar ningún tema en particular, ni mucho menos dedicándole alguna profundidad
a los mismo, ambos sabia a ciencia cierta que tiempo era lo que más tenían en
aquellos momento y tal vez en los próximos años, pues durante su vida de casados, lo más probable es
que las palabras tuvieran mas fuerza que los besos y las muestras de cariño, ellos
creían que serian a la larga grandes amigos, no grandes amantes y por el
momento para ambos aquello era suficiente.
Edward y Bella finalmente habían dejado atrás la
ciudad y ahora iban de camino, no solo a la finca de los Cullen, sino también a
una iniciar nueva vida, finalmente el silencio había hecho acto de presencia y cada
uno iba en su propio mundo, batallando sus propias peleas y confusiones, sin
saber cuanto en común tenían la línea de sus pensamientos.
Isabella no podía seguir haciendo vista gorda a la
marea de sensaciones que la llenaban y que de alguna manera la dejaban confusa,
una parte de ella tenia claro que Edward solo seria su amigo, pero otra no se
dejaba convencer con aquel argumento. Eran tantos los sentimientos bullían en
su interior como para enumerarlas que se sentía agotada. Edward tampoco se
sentía muy diferente, las palabras de Jasper aún resonaban en su cabeza “…ella acepto casarse aún sabiendo lo peor
de él…”, esas palabras venían a corroborar de alguna manera algo que
siempre supo en el fondo de su corazón y mente, Rosalie no había sido del todo
forzada a aceptar a Royce.
Miro a Bella durante unos momentos y algo en su
interior lo hizo sentirse culpable, pues acepto casarse con ella, incluso sabiendo
o más bien dudando si realmente Rose había sido sacrificada por sus padres a
vivir un matrimonio sin amor. Él mejor que nadie sabia que Rosalie Swan jamás
hacia algo que no deseara y tal vez eso no fue la excepción.
Recordó además que Bella era solo una jovencita
cuando su hermana se caso, por lo que su alma, mas bien dada al romanticismo,
creo en su mente una historia de amor imposible. El problema no era ese, sino
que él de alguna manera también se dejo arrastrar por aquella historia de
amantes trágicos separados por sus circunstancias. A tal grado se dejo llevar
que ahora estaba casado con aquella muchachita, y por mucho que una parte de él
tuviera culpas otra que al parecer era mucho mas potente esta dichoso por haber
unido su vida a una mujer como Isabella Swan.
Entre una posta y otra Bella se había quedado
profundamente dormida sobre su hombro, se veía tan serena y si era posible
incluso más hermosa. Acaricio lo más suave que pudo su mejilla pues no deseaba
despertarla, además necesitaba un momento para aclarar sus ideas
Finalmente luego de un agotador viaje llegaron a Cullen
Mason, fueron recibidos por todos quienes trabajaban en el lugar, obviamente
ordenados de acuerdo a su rango dentro de aquella casa, recibieron las
felicitaciones de parte de todos en voz del mayordomo. Bella sonrió tímidamente,
mientras Edward les agradecía las palabras y les indico un par de cosas que
esperaba de ellos ahora que la Condesa ocuparía el puesto como dueña y señora
de la casa.
Los lacayos tomaron el equipaje y se marcharon rápidamente.
La ama de llaves les indico sutilmente que las habitaciones ya estaban
preparadas, una vez estuvieron dentro y que sus baños estaban preparados, luego
de un viaje tan agotador.
Isabella miro a Edward cuando se quedaron solos, tratando de ver si el tenia alguna solución
acerca de “la habitación” y no “las habitaciones”. Él la miro con una sonrisa
en los labios y toco la punta de la nariz de Bella con una suave caricia.
- Una habitación – Los ojos de su mujer se
abrieron desmesuradamente – dos cuartos, así que amada mía, respira.
-Yo…no…bueno…se que…debo…pero – Edward decidió
cortar aquel discurso de palabras sueltas y la beso, llevaba horas deseando
hacerlo así que simplemente lo hizo y finalmente se sintió en casa.
- Nunca te exigiré nada. Confía en mi – Ella solo
asintió aún no se recuperaba de su beso.
Quedaron finalmente de reunirse a la hora de la
cena, Edward sabía que tal vez el estar separados provocaría suspicacias entre
sus empleados, pero haría todo lo que estuviera a su alcance para que su mujer
se sintiera cómoda.
Una vez mas descansado, se dirigió en busca de
Bella para poder mostrarle cual seria su estudio para que dispusiera de este
cada vez que lo necesitase y dándole total libertad de cambiar cualquier cosa
que no fuera de su gusto. Una vez terminado el pequeño recorrido, se acerco a
Edward y beso tiernamente su mejilla para luego susurrarle un “gracias”.
Ya Bella instalada en su espacio, Edward se fue al
su despacho, ahí estaba leyendo los últimos informes de su administrador,
cuando le fue anunciado que Carlisle deseaba verle, por un instante sintió
preocupación de que el abogado de su difunto padre estuviera ahí, pero se tranquilizo
al verlo en la puerta con la sonrisa amable que siempre lo caracterizaba. Una
vez que se hubieran saludado Edward le ofreció una copa de oporto, la cual
amablemente el hombre rechazo.
- Primero que todo permítame darle mis parabienes
por vuestro matrimonio – Estrecho su mano y luego le dio una palmaditas
- Muchas gracias, es una pena que no hayas podido
asistir.
- Si lo es, pero como bien sabes mi esposa no esta
en condiciones de hacer un viaje tan agotador en su estado – En ese momento
Edward recordó que la mujer de Carlisle estaba en la dulce espera.
- Y dime ¿como esta Esme? – Le indico que se
sentara frente al escritorio, mientras el se dirigía al frente de este.
- Cada día más hermosa y cansada – La sonrisa de
Carlisle se ensancho al recordar a su mujer y Edward sintió una punzada de
celos, al tener al frente a un hombre tan enamorado y pensó si él alguna vez
podría tener ese rostro al hablar de la mujer que amaba.
- No quiero parecer descortés, pero algo me dice
que no has venido solo a darme tus buenos deseos. Así que dímelo – Noto que el
abogado se tensaba y cruzaba las manos sobre su regazo.
- Bueno creo que lo mejor es decirlo y ya, pero
dado que recién se has casado no sé como tomara esto. Primero que todo debo
informarle que el testamento de vuestro padre no ha sido leído en integridad
pues una parte de este ha quedado pendiente hasta que se cumpliera lo allí se
estipulaba.
- Realmente no estoy entendiendo nada de nada.
- Vera la voluntad de su padre, que Dios tenga en
su gloria – Edward soltó un bufido por aquella afirmación, pues lo que menos le
importaba era el lugar que ocupaba ahora su padre en el cielo o el infierno –
Era que vuestro legado no muriera nunca, es por eso que – callo unos momentos –
la última voluntad de él que se casara, cosa que veo ya hizo y que dentro de un
año, su mujer tuviera un hijo.
- ¿Qué?
- Lo que quiero decirle es que el Conde deseaba…
- ¿Manipularme? – Los ojos de Edward estaban más
verdes que nunca por la furia.
- No su Excelencia, tengo la seguridad que eso era
lo que menos deseaba.
- ¿Qué sucede si no cumplo?
- Acaso no desea formar una familia.
- Mis deseos no son de tu incumbencia, ahora
respondedme ¿Qué sucede?
- Bueno en caso de que Dios no los bendijera con
un hijo en el tiempo señalado, usted mi Lord perdería todo, a excepción claro
de vuestro titulo que le pertenece por derecho de sangre – Carlisle temió por
un momento que el enojado hombre frente a él lo atacara – Debo agregar que la cláusula
es flexible, pues si se demuestra que finalizado el plazo su adorable esposa
esta encinta y da a luz un varón. Usted
no perdería nada.
- Y si nace una niña que se supone que debo hacer
¿devolverla? – Aquello no solo sorprendió al abogado, sino que al mismo Edward
quien con esas palabras demostraba que
si tenia planes de hacer crecer su familia.
- ¿Una niña?
- Si Carlisle una niña. Cuando una mujer no da a
luz a un niño, la opción contraria es una niña. Suponía que ya próximo a ser
padre lo sabrías.
- Su Excelencia, permítame comentarle que en siete
generaciones Cullen ninguna niña ha nacido como primogénita, por lo que seria
muy poco probable que este fuera el caso.
- Como bien dice muy poco probable, pero no
imposible.
- Si, pero…-Edward levanto un dedo exigiéndole
silencio, luego lo miro.
- Márchate, en este momento lo que menos deseo es
seguir esta conversación.
Carlisle se paro de su lugar y le dio un rápido asentimiento
de cabeza en señal de despedida. Edward se levanto luego de eso y llamo a
gritos a Alfred, el mayordomo, indicándole que le ensillaran de inmediato un
caballo.
Edward se decidió por dar un largo paseo por la
propiedad necesitaba despejar su mente y pensar, Carlisle había sido muy claro
en cuanto a las consecuencias de no cumplir la última voluntad de su padre.
Aun cuando no querría reconocerlo, le preocupaba
la reacción de Bella, una cosa era casarse otra muy distinta era formar una
familia en especial cuando ella anhelaba ser una mujer libre. Como siempre se
sintió divido, una parte de él le aterraba la idea de que ella pudiera querer
dejarlo y otra me sentía feliz de pensar en un bebe de los dos.
Sin importar cuanto cabalgo, no logro encontrar la
respuesta en el sonido del viento o el cantos de los pájaros, necesitaba al
menos una pista de que debía hacer, tenia claro que el quid de la cuestión era
la reacción de Isabella y en especial que pensaría de él, tal vez creería que
acepto casarse con ella solo por la condición y por el plan que le había
propuesto, o que simplemente lo despreciara por usarla o…dejo de pensar el
posibilidades y dio un grito de frustración.
Miro al cielo con rabia esperando que su
progenitor estuviera contento por que aun después de muerto no dejaba de
complicarle la vida. No le bastaba con abandonarlo a su suerte y aparecer de la
noche a la mañana en su puerta, solo porque su único hijo había muerto, y
necesitaba con desesperación un heredero, sino que ahora volvía a jugar con su
vida. Decidió que lo mejor en aquel momento seria volver y así lo hizo.
Isabella entro intespectivamente al comedor donde Edward
ya la esperaba para la cena, la observo unos segundos, mientras ella abría y
cerraba la boca como tratando de buscar las palabras más adecuadas, hasta que
finalmente logro emitir sonido y transformarlo en una oración:
- ¿Cuándo pensabas decirme todo, Edward?...
Perdón la tardanza, pero ya saben los motivos....si notebook sigue en la
UCI
Ojala les guste el capitulo!!!!
Ya saben lo feliz que me hacen sus comentarios. Si no puedo hoy
mañana subo adelanto de LUO!!!!
Besos
Lulu XD
