Capitulo 7
No es tan inusual
Habían pasado algunas semanas desde
que entramos a clases y bueno, que había conocido a Edward, realmente era
extraño tener un amigo o lo que fuera él en mi vida, pero desde su estúpido
juego de las preguntas y repuestas, me sentía diferente, ni siquiera podría
explicar a ciencia cierta como de diferente, solo sabía que no me molestaba
esta nueva sensación.
Pero hay hábitos que simplemente no
se pierden, por lo que había momentos en que seguía ocultándome durante los
recesos, varias veces Masen me encontraba, otras veces se quedaba tratando de
dispersar a sus seguidoras, realmente existían personas que no entendían tan
rápidamente como otras, aunque no podía negar que me divertía viendo como
Edward trataba de ser amables cuando quería salir huyendo de su presencia.
Ahora estaba en uno de esos momentos
de soledad, en la biblioteca, además hoy era un día especial para mí y
necesitaba estar sola. Cuando llegue allí y como era de suponer no había demasiada
gente, además de Margot, la encargada, solo un par de estudiantes que
aprovechaban el receso para dormir. Me fui directamente al libro que deseaba
ver y después de tomarlo, me senté en el puesto más alejado del lugar.
Lo abrí en la página donde sabia que
estaría “Eleven A.M.” de Edward
Hopper, desde la primera vez que mi abuela me lo mostró lo ame, nunca supe
entender muy bien el por qué, pero ahora que ella ya no estaba a mi lado, sentía
que ver el cuadro era volver a tenerla por unos minutos a mi lado, también la
sentía más cerca cuando releía “Wicked”.
- Edward Hopper ¿verdad?
Su voz tan cerca de mi oído hizo que
casi gritara, casi, pero la impresión fue más veloz que el sonido, por lo que
no alcance a hacerlo.
- ¿Qué haces aquí Edward? – Me
voltee un poco para mirarlo.
- Estudio aquí.
- ¿Vienes a estudiar a la
biblioteca?
- No, estudio en esta escuela y vine
a hablar contigo – Lo mire sin responderle nada, realmente cuando quería exasperarme
lo lograba con creces – Así que Edward Hopper – miro sobre mi hombro el cuadro
que estaba observando – Eleven A.M. creo que no me sorprende que te guste.
- ¿Por qué? – No pude negar la
curiosidad que sentí ante sus palabras.
- Porque la del cuadro es muy
parecida a ti. Cuando estas sumergida en tu mundo, pareces tan en calma, casi
como si desnudaras tu alma, pero si permites a alguien que se acerque un poco
más se puede ver la soledad que en la que vives.
Lo mire unos segundos, por qué en
muchos sentidos yo también sentía lo mismo cuando la veía, que la mujer del
cuadro no mostrara su rostro era para mí, una forma de ocultar su soledad y
desamparo, pero nunca la vi como si fuera un reflejo de mi propia vida.
- Bella ¿estas bien? – Toco mi
hombro.
-Si, claro.
- Lo siento si te molesto mi
comentario, fue solo eso…un comentario – Se rascó unos momentos la cabeza, al
parecer estaba realmente avergonzado.
- Es cierto lo que acabas de decir
Edward, la mujer de la pintura me representa totalmente.
- Pero algún día la dejarás atrás y
serás un cuadro lleno de colores y sonrisas, te lo prometo.
- ¿Me lo prometes? – Moví la cabeza
negativamente y sonreía, era extraño que me hiciera promesa como si hubiera
tiempo para cumplirlas – Puedo saber ahora que necesitas.
- A ti – Su rostro fue tan solemne a
decir esas palabras que estuve a punto de creer que aquellas palabras podrían
significar algo más – No tienes una idea de como te necesito, es decir, que
necesito que…yo te necesito para…Jane me dijo que tal vez…que tú eres perfecta
para mí, para lo que necesito.
- Masen, no te entendí en lo
absoluto, para que me necesitas y para que soy perfecta.
- Quiero ser presidente
- ¿De la nación? – Ambos nos reímos,
creo que eso despertó a los bellos durmientes de la biblioteca, pues nos
observaron con una mezcla de confusión y furia.
Se sentó frente a mí y tomo una de
mis manos.
- Tal vez en un futuro, pero
mientras tanto quiero partir con ser el presidente de la clase.
- Y yo – disimuladamente quite mi
mano que estaba bajo la suya – en que podría ayudarte. No sé si has notado, pero
no soy muy popular aquí. Jane debe haberte jugado una broma.
- No, tú eres perfecta para mí – Me miro
fijamente – para mi plan.
- Edward, la gente apenas y repara
en mi existencia, no es que me moleste, pero si quieres ser electo necesitas a
alguien como Jane, ella es popular, yo solo soy su hermana.
- Su muy hermosa e inteligente
hermana – Callo unos segundos como esperando algún tipo de reacción de mi
parte, pero luego movió su cabeza negativamente – Quiero que seas mi Nicolás
Maquiavelo.
- ¿Y tú serías Cesar Borgia? ¿El príncipe?
- Puedo ser tú príncipe azul, si así
lo quieres. Tú príncipe Felipe de la Bella Durmiente, tu príncipe Erick y tu mi
Ariel, tu príncipe Encantador y tú mi cenicienta o tal vez puedas ser tu mi
Bella y yo tu Bestia, aunque claro el nombre del príncipe era Adam y….
Puse una mano sobre su boca, porque
honestamente no sabía como conocía tanto sobre príncipes Disney y porque además
apenas entendía cual era su punto, yo no era una princesa así que no deseaba un
príncipe.
- Edward lo de príncipe lo dije solo
porque así se llama el libro de Maquiavelo y Cesar Borgia era un príncipe de la
Iglesia – Lo mire unos instantes – A menos que tú deseas consagrar tu vida a Dios.
Por unos instantes me miro perplejo,
como si acabara de hablarle en una lengua extranjera, pero poco a poco, su
expresión fue cambiando hasta que estallo en risas. En esta oportunidad incluso
Margot nos quedo mirando mal, por lo que tome su mano y lo saque de ahí. No
deseaba ser expulsada de uno de los pocos lugares donde podía estar en paz.
Una vez que estuvimos en el patio,
lo mire furiosa, es que no podía comportarse, tal vez nadie usaba la biblioteca
para estudiar, pero se debía guardar algo de respeto en ella, no era tan difícil
guardar silencio, si estaba muy enojada, por qué había acabado con un momento
muy especial para mi.
- ¿Qué sucede?
- Como que qué sucede, acaso no
sabes comportarte, Dios solo tenías que guardar silencio – Caminaba de un lado
a otro - ni siquiera eso, solo
comportarte como una persona normal, pero claro tenías que reírte como si
acabaras de escuchar el mejor chiste de tu vida.
- Bella ¿por qué estas así? Cal….
- No te atrevas decirme que me
calme.
- ¿Tranquilízate?
Ni siquiera lo deje seguir hablando,
solo camine rumbo a cualquier lugar donde pudiera estar sola y lejos de él,
pero no pude avanzar ni siquiera dos pasos y su mano estaba en una de mis muñecas
con la intención de detenerme.
- Isabella ¿Qué te pasa?
- La biblioteca es un lugar sagrado para mi y….y… tú
simplemente llegas y…y – Maldita sea no pude seguir hablando y sin saber por
qué comencé a llorar.
- Calma bonita, calma – Sentí como
me estrechaba en sus brazos y con una de sus manos dibujada círculos en mi
espalda - ¿Qué paso?
- Nada.
- Bella ¿Qué paso?
Volvió a insistir, todavía sin dejar
de estrecharme contra su pecho, aunque yo me sentía más tranquila y realmente
necesitaba recuperar mi espacio personal. Aunque lo negara sabia perfectamente
por qué había comenzado a llorar y casi golpeó a Edward por reír en la
biblioteca.
- Hoy es el aniversario de muerte de
mi abuela, nadie en mi familia pareció recordarlo, como si ella nunca hubiese
existido en nuestras vidas, ni siquiera mi padre que era su hijo pareció
reparar en que este día y yo, yo decidí recordarla a mi manera. Sabes uno de
los mejores cosas de mi vida, era las tardes que pasaba junto a ella en la
biblioteca, ella me enseño el amor por los libros y cada vez que entró a
alguna, sin importar cual sea, la siento más cerca de mí, incluso hoy vi la
pintura que me mostró poco antes de morir y simplemente explote por qué…..por
qué, bueno ni siquiera ser muy bien por qué, lo único que se es que la extraño
y que daría lo que fuera por tenerla unos segundos a mi lado. Ella es una de
las pocas personas en el mundo que me quiso sin tener yo que esforzarme por conseguirlo.
Me amo por lo que era hasta el último suspiro.
Levante mi mirada hacia Edward,
estuvo tentada a empujarlo lejos de mí, no sabía por qué le había contado eso, aunque
sabía cosas de mi vida, la conexión que tenía con mi abuela era un tema que no
hablaba con nadie, mucho menos desde que se fue.
- No sabes como te entiendo, yo
también daría lo que fuera por tener a mis padres a mi lado.
- Perdón yo no quería hacerte sentir
triste.
- No te preocupes, además creo que
tanto tú abuela como mis padres están bien y nos ven desde donde quiera que estén
– Lo que acababa de decirme era algo que había escuchado demasiadas veces y aun
no me lo creía - y Bella es algo
sumamente sano dejar aflorar nuestras emociones, nos ayudan a liberarnos de las
pesadas cargas que nos tome la vida.
- Los hombres no hacen eso.
- Bueno yo soy diferente –
Lentamente me fue soltando hasta quedar frente a mi – y Bella ella no es la
única que te ama sin que tengas que esforzarte.
Quise preguntarle a qué se refería
con eso y también con lo de ser diferente, aunque creo que sabía lo que me estaba
diciendo, ya llevaba unas semanas conociéndolo, estaba por hacerle la pregunta
cuando oímos el timbre que indicaba que el receso había acabado.
El resto del día fue sumamente agitado,
por lo que no tuve tiempo de hablar con Edward y como no estaba dentro de mis
planes irme con él, pues mi amada Vespa me esperaba, decidí que le haría mis
preguntas mañana.
.
Como siempre al llegar a mi casa mi
nana me esperaba y mi madre me ignoraba, comí en la cocina y luego me fui a mi
cuarto, realmente hoy no tenía mucho que hacer por lo que decidí leer un libro.
Llevaba un rato en eso cuando sentí un golpe en mi puerta y luego la abrían.
- Podemos hablar un momento,
Isabella – El gran Carlisle Cullen estaba en el umbral de mi habitación.
- Por supuesto padre – Baje la
mirada de mi libro y lo deje a un lado sobre mi velador, en ese instante él
entraba con pasos inseguros hasta quedar frente a mí.
- Nunca me llamaras papá.
- Nunca me llamaras ¿Bella? – Ni
siquiera estaba segura por qué decidí responderle con el diminutivo que usaba
Edward.
- Entiendo – Calló unos segundos –
Puedo hacerte una pregunta.
Honestamente pensaba decirle que no,
pero como no tenía muchas ganas de caer en una discusión sin sentido, solo
asentí, tampoco tenía muchos ánimos para hablar.
- ¿Cuándo piensas marcharte?
- Después de la graduación. No voy a
negar que pensé irme antes, pero me quedare hasta la ceremonia, no queremos
levantar habladurías ¿verdad?
- Gracias – Me encogí de hombros
horas más, horas menos no cambiaban mi objetivo a largo plazo – Eso era lo que
deseabas saber – Sus penetrantes ojos azules me miraron como si trataran de
leer mi mente.
- ¿Dónde te irás?
Aquella pregunta me tomó por
sorpresa, pues no pensé que pudiera importarle.
- No te preocupes padre, no tengo
intenciones de volver – Después de decirlo pensé que no era la respuesta más adecuada
si quería evitar tensiones, por lo que me prepare para su enojo, pero este
nunca llegó, en cambio al verlo pude ver que estaba realmente triste.
- No sabes cuanto me duele saber que
no deseas volver con tu familia – Un bufido que no pude evitar escapo de mis
labios al oír la palabra familia que
tan ajena me sonaba si pensaba en quienes vivían en esta casa - ¿Tan mal te la
has pasado?
- Realmente deseas hablar de este
tema – Subí mis rodillas hasta mi pecho y apoye mi mentón en ellas.
- Espero que algún día me puedas
entender – Al parecer esperaba una respuesta, pero no dije nada – Éramos muy
jóvenes con tu madre.
- Los padres de Edward también lo
eran – Mi padre camino unos pasos hasta quedar frente a mi ventana – y según lo
que me cuenta lo querían.
- ¿Piensas que no te quiero? – Su
miraba estaba, al parecer, en algún punto lejano del paisaje.
- Hace mucho que deje de pensarlo –
Al parecer eso capturo su atención por qué se volvió a mirarme – ahora tengo la
certeza.
- ¿Qué certeza?
- Sabes, tengo mucha tarea – Me
levante de un salto y camine hasta mi bolso.
- No me dirás donde te iras – Podía
notar como seguía con su miraba mis movimientos.
- Prometo poner tus datos en la
casilla de “llamar en caso de emergencia” si te hace sentir más tranquilo.
- Gracias por considerarlo – Seguí
en busca de mis cosas y vi por el rabillo del ojo que se marchaba de mi
habitación, casi estaba por salir cuando se volvió hacia mi espalda – Te quiero
Bella, no sabes cuanto, hija – Después de eso se fue.
- Tienes razón papá, no se cuanto.
.
.
.
Al día siguiente espere a Edward
para hablar con él durante el receso, apenas estuvimos sentados en el patio le
hice mi pregunta.
- ¿Qué si soy qué? – Tal vez no era
tan buena idea como yo pensaba, dado su reacción, pero no sabía si existía un protocolo
o algo así.
- Edward, todo está bien seguiré
siendo tú amiga – Lo dije sin pensarlo, pero eso no cambiaba el hecho de que
era verdad, sus preferencias no cambiaban en nada nuestra amistad.
- Isabella – se levanto de golpe y
comenzó a caminar de un lado hacia otro como león enjaulado, por un instante
creí que haría un agujero en el piso.
- Perdón tal vez no estás preparado –
Traté que mis palabras lo calmaran, pero creo que logre el efecto contrario
pues se llevó las manos a sus cabellos jalando unos cuantos mechones.
- Puedo hacerte una pregunta –
Estuve tentada a decirle que yo aún no recibía respuesta de la mía, pero dado
que no parecía muy feliz decidí solamente asentir - ¿Qué rayos te hizo creer
eso?
- Bueno – Alargue un poco más la “o”,
mientras buscaba las palabras adecuadas – tú lado femenino parece estar
bastante desarrollado – Sus ojos se abrieron desmesuradamente – Ey, ni yo sabía
que existía el magenta.
- Esme es decoradora y además tú
solo conoces un solo color – Aquello sonó como una acusación.
- Tu defensa es el trabajo de Esme.
- No sabía que tenía que defenderme.
- Es una forma de decir – Me miró un
poco más enojado, si eso fuera posible.
- Continúa que más te llevo a pensar
“eso” – Hizo comillas en el aire.
- Bueno ayer me dijiste que eras
diferente.
- ¿Diferente? – Creo que lo oí
gruñir.
- También es extraño que sepas todos
los nombres de los príncipes de Disney.
- Perdón por tener infancia y ver películas
Disney ¿Algo más?
- Tu exceso de optimismo.
- Te molesta que sea feliz – Ahora estaba
gritando, agradecí estar lo suficientemente alejado de las entradas de la
escuela, sin testigos alrededor, aunque pensándolo bien un par de personas en
este momento no me molestarían.
- Barney es feliz, lo tuyo es algo
más y antes de que me interrumpas, la prueba final es que la mitad de la
población femenina del instituto te ha invitado a salir o te han lanzado alguna
sutiles indirectas – Tan sutiles como un elefante en una cristalería – y las
rechazas a todas.
- ¿Estas celosa?
Ahora Edward ya no gritaba y ahora
parecía feliz, menuda bipolar.
- Me niego a responder otra pregunta
más, si tú no respondes a la mía.
- En serio esperas una respuesta.
- Obviamente.
- Solo respóndeme algo antes ¿Eres
hombre?
- ¿Qué? Esa es tú pregunta – Asintió
– No Edward no soy hombre…ahora me responderás.
- Si y espero que me escuches bien –
Tomo una inspiración – Isabella Marie Cullen, no soy gay, nunca lo he sido, ni
lo seré. Solo soy un muy aburrido muchacho heterosexual que conoce colores que
para algunas son un misterio, dije que era diferente por qué no soporto ser
igual al resto, soy feliz por qué así elegí serlo y he rechazado, según tus cálculos
– Estaba sonriendo – Por qué mis pensamientos y creo que mi corazón ya
pertenecen a alguien más.
- ¿Estas enamorado?
Me alegraba saber que finalmente
Edward encontrara a quien amar, era un buen muchacho que merecía que lo
quisieran, sin importar si amara a un hombre, pero creo que luego de su
discurso quedo claro que era a una mujer.
- Creo que si – Su voz sonaba
demasiado baja, teniendo en cuenta que hace minutos atrás me estaba gritando.
- ¿Y ella? – Realmente nunca he sido
muy curiosa, pero tampoco había tenido un amigo muy cercano antes así que
supuse que era normal preguntarle.
- Al menos ya tienes claro que es
ELLA – Ambos reímos – No lo sé – parecía un poco triste – Creo que sí, más bien
necesito creer que si, pero ella es especial en demasiadas maneras – Tal vez no
era mi especialidad, pero quería darle un consejo.
- Sabes, creo que deberías preguntárselo,
solo así lo sabrás – No pude evitar sonreír al oír mi súper increíble consejo.
- ¿En serio lo crees? – Sus ojos
parecían más verdes que de costumbre.
- Claro, acaso no quieres saberlo.
- Si, pero ella es única y tal vez
una pregunta así la alarme.
- Bueno tú la conoces mejor que yo
así que es tú decisión.
Se levanto de un salto y me extendió
su mano para ayudarme.
- Vamos – Unió nuestras manos.
- ¿Dónde?
- Primero a clases y luego a mi casa
para mostrarte mi colección de pornografía, solo por si aún tienes dudas acerca
de mis preferencias.
Un nuevo capítulo…que les pareció….conocimos un poco más de la relación de
Carlisle y Bella y uno que otro mensaje subliminal de Edward :)
Chicas yo también odio a Renee, pero a medida que avance la historia sabrán
un poco más de su historia. Les cuento que tengo pensado subir un Edward POV
por que varias me han preguntado si él conocía a Bella de antes….tal vez ese
capitulo aclare sus dudas!!
Aprovecho para invitarlas al blog por qué dejare de inmediato un avance
del próximo capitulo!!!
Que tengan un maravilloso inicio de semana!
Besos
Lulu :)