Capitulo 20 - Todo en familia




Capitulo 20

Yo queria...

- Veo que ya conociste a la institutriz.
Como era obvio ambos se sobresaltaron y de inmediato se separaron, aunque Edward no dejó que Bella se separara demasiado de su abrazo. Superada la sorpresa inicial reacciono a lo último que la acababa de oír ¿Institutriz? realmente no entendía a que se refería la hermana de su amigo al llamar de esa forma a Isabella, trato de preguntárselo, pero claramente aquel no era el lugar idóneo para hacerlo, cambio unos centímetros su posición para protegerla con su cuerpo y cubrirla de la mujer que no dejaba de mirarlos de manera interrogante, esperando que alguien le explicara lo que estaba sucediendo.
- Lady Violet  - Fue lo único que Bella pudo decir antes de ser interrumpida por la aludida, quien decidió que buscaría las respuestas en el hombre que estaba frente a ella.
- Mi hermano me comentó que usted estaba casado, más bien fue una advertencia de su parte – Eso último lo digo en apenas un susurro y bajando unos segundos su mirada, era innegable que él era un hombre sumamente guapo y cierto malestar se despertó en ella al ver como besaba a Marie a quien suponía acababa de conocer y a ella simplemente la había ignorado durante la breve presentación que se había llevado a cabo hace unos minutos.
Los miro nuevamente a ambos y supo que entre ellos existía algo más que un beso compartido clandestinamente. La forma en que él la protegía y la manera en como ella parecía estar molesta por aquello la hacían ver cierta familiaridad, tal vez ella era su amante y habían usado la casa de su hermano como el lugar de encuentro clandestino.
- Y lo estoy. Mi mujer es  Isabella.
No le paso desapercibido que él trato de unir su mano con la de la joven institutriz, pero ella no se lo permitió, esquivando su toque y en cambio llevándola tras de si para impedir cualquier toque de su parte.
- ¿Isabella? Hermoso nombre – Noto que él la observaba como si acabara de hablar en un idioma completamente desconocido, como si acabara de decirle algo obvio y ella no había entendido aquello.
- No solo su nombre es hermoso, ella por completo lo es.
Violet contuvo el impulso de golpearlo por su descaro, hablaba como si estuviera enamorado  y no como él hombre que acababa de serle infiel a su mujer.
- Sus palabras me hacen creer que usted es un hombre enamorado, Su Excelencia, pero sus actitudes dictan mucho de aquello, en especial teniendo en cuenta lo que acabo de ver.
La miro unos instante sin entender en lo absoluto a lo que se refería, hasta que cayó en la cuenta que tal vez ella sabía toda la verdad y lo estaba juzgando, sabía que se merecía aquello reproches y mucho más, pero no podía evitar pensar que estaba perdiendo minutos preciosos tratando de aclarar algo que solo era de incumbencia de él y su mujer.

- Creo que hay un malentendido.
- Eso me parece obvio, pero quisiera que me explicara por qué esta besando a Marie, si está tan enamorado de su esposa Isabella.
- ¿Marie? – Dejó de observar a la mujer y su mirada se clavo en “Marie”.
- Acaso no sabía su nombre. Acaban de compartir un momento demasiado intimo como para que sean dos absolutos extraños y creo que al menos merezco alguna explicación.
- ¿Bella? – La voz de Jacob sonó más alto de lo normal por la sorpresa - ¿Eres tú? – Estaba detrás de Lady Violet que de inmediato se volvió a verlo, ahora entendía cada vez menos.
- ¿Bella? Isabella – Movió su cabeza tratando de ordenar todo y llegando a una única conclusión – Isabella es tú verdadero nombre – Miro a la joven mujer – no es así, Marie.
- Marie es mi segundo nombre.
- Dime que sucede ¿necesitas ayuda? – Miro a Edward y luego a Jacob, era obvio que este último también la conocía. Si la situación no hubiese sido tan compleja, se hubiese detenido unos minutos a envidiarla por tener a dos hombres increíblemente guapo preocupados por ella.
- Mi mujer no necesita nada Lady Violet – Trato de acercarse a ella y esta tomarla por la cintura para darle mayor énfasis a sus palabras, pero nuevamente no lo logro.
- No soy su mujer, Su Excelencia – La voz de Bella sonó tan llena de resentimiento que fue peor que sentir un golpe en el rostro para Edward – Y le pido por favor que me deje hablar  a solas con Lady Violet – Iba nuevamente a su dormitorio cuando noto por el rabillo del ojo que Jacob intentaba acercarse a ella – Y no deseo hablar con usted, más bien con ninguno de los dos.
Dicho eso Violet entró primero a la habitación seguida de Isabella, que les dio una ultima mirada de advertencia a los dos hombres que la miraban consternados por su actitud.
- Debe pensar que soy una mentirosa de lo peor.
- No importa lo que yo piense, sino lo que usted desee contarme…Isabella – Se sentó en uno de los sillones y la invito a hacer lo mismo a ella con el que se encontraba al frente.
- Como le dijo Edward, él es o era mi esposo, nos casamos hace unos meses y por circunstancias del destino tuvimos que tomar caminos separados, más bien yo me vi obligada a tomar ese camino luego de su engaño – Dio un suspiro y una lagrima recorrió su rostro.
- No entiendo querida, como es eso de no sabes si es o era tu esposo y lo más grave aún te engaño con otra mujer.
- Él no es de esos hombres – Sin importar lo que había sucedido entre ellos, Bella no estaba dispuesto a que ella creyera algo de Edward que no era cierto – Hace unos meses, él desapareció, yo estaba en Francia y cuando lo supe quise volver de inmediato, pero Jacob me aconsejo que no lo hiciera.
- ¿Ese Jacob? – Indico la puerta.
- Si, él es una gran amigo para mí y también para Edward, pero pese a su recomendación no pude quedarme esperando por noticias, por lo que viaje de inmediato a Inglaterra, cuando llegue me entere que mi marido estaba siendo acusado de ser un impostor, ahí supe que me había mentido, él nunca me conto nada de eso y de hecho recibió en nuestra casa a la despreciable mujer que estuvo detrás de todas estas maquinaciones.  Aunque el periódico no la nombra, para mi es bastante obvio que Carmen Sforza está detrás de todo esto, además no es la primera vez que él me oculta algo.
- No ha pensado que tal vez lo oculto para protegerla – Tomo sus manos entre las suyas en señal de apoyo.
- Edward siempre me dijo que me veía como un igual, que éramos una pareja y que como tal nunca nos ocultaríamos nada. Él me llevo a Francia con un plan ya armado, me mantuvo al margen en todo momento, sin importar todo el sufrimiento que sentí cuando creí que lo había perdido.
- Ahora veo que lo has recuperado, no te hace eso feliz.
- No, Edward está muerto para mí.
- Mar…Isabella, tal vez sea solo una solterona, pero he aprendido algunos cosas con el tiempo, no importa lo que suceda los hombres siempre actuaran como hombres, tratando de protegernos de todo y sin importar lo grande o pequeño que sea, siempre nos verán como damiselas en apuros aunque hayamos salido del aprieto por nosotras mismas.
- Lo siento, pero no logro entenderla.
- Edward solo estaba tratando de protegerte de lo que provocaría las dudas de su origen – Noto como la mirada de Isabella cambiaba – Solo es una teoría.
- Cree que debería hablar con él.
- Solo así podrás saber que fue lo que realmente sucedió. Ahora quisiera preguntar el por qué no sabes si eres o no su esposa, acaso el pidió algún tipo de anulación o tal vez te creyó muerta.
- No sé si me ha creído muerta, pero al ser declaro un impostor todo lo que ha haya hecho bajo su falsa identidad queda invalidado, pues la persona que lo hizo no existe. Una de las cosas que él hizo fue casarse…conmigo.
- Razón de más entonces para que hablen – Isabella la miro dudosa – No digo que lo hagas ahora, solo que tienes que hacerlo. Solo así podrás avanzar.
No digo nada más solo asintió.
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Edward y Jacob apenas se habían movido del pasillo y ambos esperaban paciente para que la puerta de la habitación se abriera.
- ¿No es necesario que me acompañes en la espera Jacob?
- Sabes perfectamente que no estoy aquí haciéndote compañía.
- Lo sé, pero es la forma más elegante que encontré para decirte que te largues – Lo miro seriamente – Apenas esa puerta se abra hablare con mi mujer y ni tú ni nadie me lo va a impedir.
- Yo también necesito hablar con ella.
- Me pueden explicar que hacen ahí parados los dos.
La fuerte voz de Thomas llego a unos pasos de distancia de donde se encontraban, los miraba sin entender que hacían fuera de la habitación de Marie.
- Esperamos a alguien – Fue la escueta respuesta de Jacob.
- En esa habitación esta solamente Marie.
- En esa habitación está mi mujer – Edward se acercó hasta su amigo – Encontré a mi esposa, Thomas.
- ¿Tu esposa? Marie es viuda Edward, es imposible que ella sea tu mujer.
La negación era algo que se le daba muy bien a Thomas, además él hace apenas unas horas acababa de pedirle a ella que fuera su esposa, era imposible que estuviera casada, se negaba a creerlo.
-  Marie es Isabella, Thomas, ella es mi mujer.
- Ella es mi institutriz.
. Y ella es mi amiga – Ambos se voltearon a ver a Jacob – Todos están enumerando la relación que tienen con ella ¿no?
- Creo que necesitábamos hablar de muchas cosas mi amigo.
- Primero deseo hablar con mi mujer.
- Ella sabe que estas aquí – Eso era algo que cambiaba sus planes.
- Si la vi hace apenas unos minutos, ahora esta hablando con tu hermana.
- ¿Con Violet? Por qué esta hablando con ella.
- Creo que le está contando algunas cosas que pareció omitir sobre su vida, entre eso, su estado civil.
- Si decidió omitir eso, supongo que habrá tenido sus razones para hacerlo y es por eso que creo que debemos hablar. Necesito asegurarme que no corre peligro y entender por qué ella esta en mi casa y no a tu lado.
- Primero hablare con ella –Edward había dejado de lado cualquier tipo de serenidad y ahora lo miraba con furia.
- Si ella hubiese deseado hablar contigo, tú serías el que tendría que estar ahora con ella y no mi hermana. Asi que te lo he de pedir solo una vez más, mi amigo, será mejor que vayamos hasta mi despacho a hablar.
Edward estaba por hablar, pero calló al sentir que la puerta se abría y salía por ella Violet, que los miró a los tres con sorpresa.
- Si esperan hablar con ella, les aviso desde ya que no desea ver a nadie y ahora que se su historia. Ella está en esta casa como invitada y no empleada – Miro a su hermano esperando que dijera algo, como no lo hizo continuo – Cuando se sienta bien hablara con quien desee.
Dicho eso se marchó pasando entre los tres hombres que seguían sin moverse de sus lugares.
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Ya instalados en el despacho de Thomas, Edward observaba el paisaje a través del amplio ventanal sin decir ninguna palabra, dado que él fue el que insistió en hablar supuso que él sería el primero en hacerlo.
Jacob también estaba con ellos, aunque ninguno lo dijo, no confiaban en que se quedara en su habitación o en cualquier tranquilo, sabían que haría cualquier cosa para hablar con ella. Así que ahora los acompañaba sin saber muy bien el por qué.
- Quiero aclarar una cosa y espero ser lo suficientemente claro – Ambos miraron a Thomas – Si Marie…Isabella desea quedarse bajo mi protección no la obligare a marcharse contigo.
- Ella es mi esposa, Thomas sin importar nada ni nadie, ella es mía.
- Y como te dije antes aun cuando lo sea, si entre ustedes todo fuese bien, ella estaría contigo y no trabajando en mí casa con mis hijos.
- No conoces nuestra historia – Lo miro fijamente.
- Pues entonces cuéntamela, soy todo oídos – Se acomodó en su asiento para luego llevarse un puro a los labios y oír la historia que su amigo Edward estaba por contarle.

Edward le conto todo sobre ellos, las circunstancias que los llevaron a casarse, la llegada de Carmen Sforza, la carta con la que lo estuvo amenazando y los planes que hizo para evitar que Bella sufriera, como creyó que podía solucionarlo todo ocultándose un tiempo, por supuesto le conto también como todo había fallado y finalmente fue ella quien termino desapareciendo durante meses. También le explico por qué le pidió su ayuda, como una pista los había llevado hasta el puerto y como hace apenas unas horas y sin proponérselo la volvió a ver.
- Y esa es toda mi historia.
- Solo puedo decir que tú plan era un completo desastre.
- Bienvenido al club – Jacob ya iba en su tercera copa de licor.
- Solo quise protegerla y antes de que me interrumpas, sé que lo hice todo mal, pero luchare toda mi vida por reparar mis errores y recuperarla.
- Ya que has sido honesto conmigo, creo que yo también debo serlo.
- ¿A que te refieres?
- Como bien sabes pensé que Marie era viuda – Edward asintió lentamente – y ya que parecía llevarse tan bien con mis hijos, yo le pedí anoche que fuera mi esposa.
- ¿Qué hiciste qué?
Edward se abalanzó contra Thomas, pero Jacob logro ser más rápido y pudo detenerlo antes que lo golpeara.
- Cálmate Edward.
- Como demonios quieres que me calme si este hombre acababa de decirme que quiere casarse con mi esposa – Se sacudió de Jacob y se separó lo suficiente de Thomas para no sentirse tentado de golpearlo.
- No sabía que estaba casada, ya te lo dije – Se fue en busca de una copa.
- Pues ahora lo sabes y debo añadir por si no oíste nada de nuestra historia, que Isabella es mi mujer y lo será hasta el fin de mis días.
- Pero si resulta que pueden comprobar que eres un impostor tu matrimonio será anulado.
- Me estas diciendo que piensas seguir adelanto con tu ridícula propuesta – Se acercó unos pasos.
- Solo te estoy diciendo que si ella me pide ayuda se la daré.
- No…
No logro seguir pues alguien acababa de tocar la puerta y sin esperar respuesta vieron como Violet se asomaba.
- La cena esta lista y antes de que lo pregunten ella no estará presente, comerá en su habitación.
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La cena se llevo a cabo en el más absoluto de los silencios, el único sonido que se oía era el de los cubiertos y la respiración de los más pequeños que se estaban aburriendo mortalmente en aquella reunión. Las únicas personas que hablaron fueron las doncellas que preguntaban si todo estaba correcto y el único movimiento que se percibió fue cuando los platos fueron remplazados por otros, que también fueron apenas degustados por los comensales.
Una vez que terminaron nadie hizo ni el más mínimo intento de mantenerse en el comedor, todos con diferentes excusas se fueron directo a sus cuartos, aunque varios desearon poder correr se comportaron como los adultos que intentaban ser.
Violet se ocupo de sus sobrinos que subieron las escaleras casi dormidos, ellos creían que al tener invitados podrían divertirse un poco más por la novedad, pero llegaron a la conclusión que los dos hombres que habían llegado era mortalmente aburridos.
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Cuando el reloj marcó la medianoche Edward ya había tomado una decisión, una parte de él sabia que debía darle espacio a Bella y esperar que ella le permitiera explicarse, pero simplemente llevaban demasiado tiempo separados y él necesitaba hablar con ella, le rogaría si era necesario, mas no pasaría otra hora mas sin al menos poder verla.
Salió sigilosamente de su cuarto, miro hacia ambos lados del pasillo y camino hacia el lugar que necesitaba ir. Una vez frente de su puerta, tomo una inspiración y rogo por que no estuviera con llave, suspiro de alivio cuando al girar el pomo pudo abrir.
Tardo unos segundos en adaptarse a la oscuridad, cuando lo hizo camino hasta su cama y se quedo unos instantes observándola. Se veía tan pacifica durmiendo y no pudo entender como pudo haber estado todo ese tiempo sin ella, sin enloquecer. Por un instante pensó que el sonido de sus latidos la despertarían por que su corazón estaba enloquecido al tenerla tan cerca.
Lentamente se acercó hasta ella y acaricio suavemente su rostro, para detenerse en sus labios que delineo con uno de sus dedos, creyó que había despertado al oír como murmuraba su nombre, pero ella seguía dormida.
- Si estuviera dormido también murmuraría tu nombre mi amor.
Se acercó a besarla, tomo sus labios con los suyos y supo que había despertado cuando su cuerpo se tensó y dejo de responder el beso. Cambio sus labios por su mano en el caso que quisiera gritar.
- Tenemos que hablar – Ella lo miraba fijamente sin hacer ningún gesto – Por favor.
Vio que ella cerraba y abría sus ojos, lo tomo como una señal de asentimiento y lentamente comenzó a quitar su mano, pero no pudo evitar la tentación y besarla nuevamente.
- Creí que hablaríamos – Lo dijo aun recostada en su cama.
- Debes entender que son meses sin sentirte – Le ofreció su mano para ayudarla, pero lo rechazo, tal como llevaba todo el día haciéndolo.
- Este no es el momento ni el lugar para hacerlo – Se levanto e iba a ponerse su bata.
- No es necesario que lo hagas – La detuvo de hacerlo, verla con solo su camisa lo volvía loco.
- No me digas que debo o no hacer Edward – Dejo caer en sus manos en señal de derrota.
- Veo que me odias.
Bella lo miro por unos minutos, sin decir nada, Edward tampoco lo hacia, quería oír una respuesta de sus labios, por muy dolorosa que está fuera.
- Tienes cinco minutos para hablar – Se sentó alejada de él y con sus brazos cruzados como una forma de protección.
- Nunca quise engañarte, fui un completo imbécil al no contarte mis planes, tenía tanto miedo que alguien te dañara, que nunca me pare a pensar que fui yo él quien termino haciéndote sufrir. No sabes como me torturaba no decirte nada, creí que manteniéndote en la ignorancia te estaba protegiendo – Se acercó a ella y se arrodillo a su lado – Sentía verdadero terror de que algo pudiera sucederte sobre todo después de las amenazas de Carmen cuando me negué a dejarte, que hice lo primero que se me vino a la mente, pensé que si te mantenía lejos estarías protegida, luego iría por ti y….
- Me mantendrías al margen de todo – Edward levanto su mirada hacia Bella, que tenia su mirada perdida en algún punto fijo.
- Eres lo mejor que alguna vez me paso en la vida y haré todo lo que este en mis manos para protegerte.
- Serias capaz de dejarme si te lo pidiera – Sus miradas ahora estaban conectadas.
- Nunca, he sido el peor de los idiotas, pero nunca tanto como para dejarte sin luchar por ti, por tu perdón, por tu amor.
- ¿Por qué no confiaste en mi? – Se levanto de su lugar – Por qué me trataste como si fuera una niña y no una mujer – Cada palabra que decía lo hacia en voz más alta – por que me mantuviste al margen, por qué Edward.
- Pensé que al hacerlo te protegía.
- Pero me hiciste creer que estabas desaparecido, incluso muerto y esperabas que me quedara en Francia por noticias. Tan poco creías en mi amor que pensaste que me quedaría de brazos cruzados esperando.
- En mi desesperación creí que era lo mejor, yo creía que todo esto era lo mejor – Edward comenzó a jalarse el pelo en clara señal de su desesperación.
- En serio lo creíste ¿por qué Edward? – Comenzó a llorar desconsolada, como no lo había hecho durante todo esos meses sin él.
- Por que te amo Bella – La tomo entre sus brazos con fuerzas para consolarla  – Sé que eso no es justificación suficiente, pero es cierto, el amor a veces nos hace cometer locuras – Comenzó acariciar suavemente su espalda tratando de darle consuelo.
- ¿El amor? Eso es tu justificación – Susurro en su pecho.
- Lo sé, pero quiero que lo entiendas, que nunca lo olvides…te amo.
- Yo también y eso es lo peor, por qué te amo y sé que tú lo haces, pero no sé si puedo confiar de nuevo en ti.
- Solo dame una oportunidad, es lo único que te pido.

Oh si….sé que soy un poco malvada por dejarlo ahí!!!
Como siempre les quiero dar las GRACIAS por sus comentarios son la pila que me da todo el ánimo para seguir, les cuento que según mis cálculos mentales está historia esta por llegar a su fin muy pronto, no he querido dar alargues innecesarios ni vueltas de tuerca que no ayuden mucho!
Les dejo un beso y que tengan una maravillosa semana
Lulu XD





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